Segundo Libro de
SAMUEL
David oye de la muerte de Saúl
2 SAMUEL 1
1 Aconteció después de la muerte de Saúl, que vuelto David de la derrota de los
amalecitas, estuvo dos días en Siclag. 2 Al tercer día, sucedió que vino uno del
campamento de Saúl, rotos sus vestidos, y tierra sobre su cabeza; y llegando a
David, se postró en tierra e hizo reverencia. 3 Y le preguntó David: ¿De dónde
vienes? Y él respondió: Me he escapado del campamento de Israel. 4 David le
dijo: ¿Qué ha acontecido? Te ruego que me lo digas. Y él respondió: El pueblo
huyó de la batalla, y también muchos del pueblo cayeron y son muertos; también
Saúl y Jonatán su hijo murieron. 5 Dijo David a aquel joven que le daba las
nuevas: ¿Cómo sabes que han muerto Saúl y Jonatán su hijo? 6 El joven que le
daba las nuevas respondió: Casualmente vine al monte de Gilboa, y hallé a Saúl
que se apoyaba sobre su lanza, y venían tras él carros y gente de a caballo. 7 Y
mirando él hacia atrás, me vio y me llamó; y yo dije: Heme aquí. 8 Y me
preguntó: ¿Quién eres tú? Y yo le respondí: Soy amalecita. 9 El me volvió a
decir: Te ruego que te pongas sobre mí y me mates, porque se ha apoderado de mí
la angustia; pues mi vida está aún toda en mí. 10 Yo entonces me puse sobre él y
le maté, porque sabía que no podía vivir después de su caída; y tomé la corona
que tenía en su cabeza, y la argolla que traía en su brazo, y las he traído acá
a mi señor.
11 Entonces David, asiendo de sus vestidos, los rasgó; y lo mismo hicieron los
hombres que estaban con él. 12 Y lloraron y lamentaron y ayunaron hasta la
noche, por Saúl y por Jonatán su hijo, por el pueblo de Jehová y por la casa de
Israel, porque habían caído a filo de espada. 13 Y David dijo a aquel joven que
le había traído las nuevas: ¿De dónde eres tú? Y él respondió: Yo soy hijo de un
extranjero, amalecita. 14 Y le dijo David: ¿Cómo no tuviste temor de extender tu
mano para matar al ungido de Jehová? 15 Entonces llamó David a uno de sus
hombres, y le dijo: Ve y mátalo. Y él lo hirió, y murió. 16 Y David le dijo: Tu
sangre sea sobre tu cabeza, pues tu misma boca atestiguó contra ti, diciendo: Yo
maté al ungido de Jehová.
David endecha a Saúl y a Jonatán
17 Y endechó David a Saúl y a Jonatán su hijo con esta endecha, 18 y dijo que
debía enseñarse a los hijos de Judá. He aquí que está escrito en el libro de
Jaser.
19 ¡Ha perecido la gloria de Israel sobre tus alturas!
¡Cómo han caído los valientes!
20 No lo anunciéis en Gat,
Ni deis las nuevas en las plazas de Ascalón;
Para que no se alegren las hijas de los filisteos,
Para que no salten de gozo las hijas de los incircuncisos.
21 Montes de Gilboa,
Ni rocío ni lluvia caiga sobre vosotros, ni seáis tierras de ofrendas;
Porque allí fue desechado el escudo de los valientes,
El escudo de Saúl, como si no hubiera sido ungido con aceite.
22 Sin sangre de los muertos, sin grosura de los valientes,
El arco de Jonatán no volvía atrás,
Ni la espada de Saúl volvió vacía.
23 Saúl y Jonatán, amados y queridos;
Inseparables en su vida, tampoco en su muerte fueron separados;
Más ligeros eran que águilas,
Más fuertes que leones.
24 Hijas de Israel, llorad por Saúl,
Quien os vestía de escarlata con deleites,
Quien adornaba vuestras ropas con ornamentos de oro.
25 ¡Cómo han caído los valientes en medio de la batalla!
¡Jonatán, muerto en tus alturas!
26 Angustia tengo por ti, hermano mío Jonatán,
Que me fuiste muy dulce.
Más maravilloso me fue tu amor
Que el amor de las mujeres.
27 ¡Cómo han caído los valientes,
Han perecido las armas de guerra!
David es proclamado rey de Judá
2 SAMUEL 2
1 Después de esto aconteció que David consultó a Jehová, diciendo: ¿Subiré a
alguna de las ciudades de Judá? Y Jehová le respondió: Sube. David volvió a
decir: ¿A dónde subiré? Y él le dijo: A Hebrón. 2 David subió allá, y con él sus
dos mujeres, Ahinoam jezreelita y Abigail, la que fue mujer de Nabal el de
Carmel. 3 Llevó también David consigo a los hombres que con él habían estado,
cada uno con su familia; los cuales moraron en las ciudades de Hebrón. 4 Y
vinieron los varones de Judá y ungieron allí a David por rey sobre la casa de
Judá.
Y dieron aviso a David, diciendo: Los de Jabes de Galaad son los que sepultaron
a Saúl. 5 Entonces envió David mensajeros a los de Jabes de Galaad, diciéndoles:
Benditos seáis vosotros de Jehová, que habéis hecho esta misericordia con
vuestro señor, con Saúl, dándole sepultura. 6 Ahora, pues, Jehová haga con
vosotros misericordia y verdad; y yo también os haré bien por esto que habéis
hecho. 7 Esfuércense, pues, ahora vuestras manos, y sed valientes; pues muerto
Saúl vuestro señor, los de la casa de Judá me han ungido por rey sobre ellos.
Guerra entre David y la casa de Saúl
8 Pero Abner hijo de Ner, general del ejército de Saúl, tomó a Is-boset hijo de
Saúl, y lo llevó a Mahanaim, 9 y lo hizo rey sobre Galaad, sobre Gesuri, sobre
Jezreel, sobre Efraín, sobre Benjamín y sobre todo Israel. 10 De cuarenta años
era Is-boset hijo de Saúl cuando comenzó a reinar sobre Israel, y reinó dos
años. Solamente los de la casa de Judá siguieron a David. 11 Y fue el número de
los días que David reinó en Hebrón sobre la casa de Judá, siete años y seis
meses.
12 Abner hijo de Ner salió de Mahanaim a Gabaón con los siervos de Is-boset hijo
de Saúl, 13 y Joab hijo de Sarvia y los siervos de David salieron y los
encontraron junto al estanque de Gabaón; y se pararon los unos a un lado del
estanque, y los otros al otro lado. 14 Y dijo Abner a Joab: Levántense ahora los
jóvenes, y maniobren delante de nosotros. Y Joab respondió: Levántense. 15
Entonces se levantaron, y pasaron en número igual, doce de Benjamín por parte de
Is-boset hijo de Saúl, y doce de los siervos de David. 16 Y cada uno echó mano
de la cabeza de su adversario, y metió su espada en el costado de su adversario,
y cayeron a una; por lo que fue llamado aquel lugar, Helcat-hazurim, el cual
está en Gabaón. 17 La batalla fue muy reñida aquel día, y Abner y los hombres de
Israel fueron vencidos por los siervos de David. 18 Estaban allí los tres hijos
de Sarvia: Joab, Abisai y Asael. Este Asael era ligero de pies como una gacela
del campo.
19 Y siguió Asael tras de Abner, sin apartarse ni a derecha ni a izquierda. 20 Y
miró atrás Abner, y dijo: ¿No eres tú Asael? Y él respondió: Sí. 21 Entonces
Abner le dijo: Apártate a la derecha o a la izquierda, y echa mano de alguno de
los hombres, y toma para ti sus despojos. Pero Asael no quiso apartarse de en
pos de él. 22 Y Abner volvió a decir a Asael: Apártate de en pos de mí; ¿por qué
he de herirte hasta derribarte? ¿Cómo levantaría yo entonces mi rostro delante
de Joab tu hermano? 23 Y no queriendo él irse, lo hirió Abner con el regatón de
la lanza por la quinta costilla, y le salió la lanza por la espalda, y cayó
allí, y murió en aquel mismo sitio. Y todos los que venían por aquel lugar donde
Asael había caído y estaba muerto, se detenían.
24 Mas Joab y Abisai siguieron a Abner; y se puso el sol cuando llegaron al
collado de Amma, que está delante de Gía, junto al camino del desierto de
Gabaón. 25 Y se juntaron los hijos de Benjamín en pos de Abner, formando un solo
ejército; e hicieron alto en la cumbre del collado. 26 Y Abner dio voces a Joab,
diciendo: ¿Consumirá la espada perpetuamente? ¿No sabes tú que el final será
amargura? ¿Hasta cuándo no dirás al pueblo que se vuelva de perseguir a sus
hermanos? 27 Y Joab respondió: Vive Dios, que si no hubieses hablado, el pueblo
hubiera dejado de seguir a sus hermanos desde esta mañana. 28 Entonces Joab tocó
el cuerno, y todo el pueblo se detuvo, y no persiguió más a los de Israel, ni
peleó más.
29 Y Abner y los suyos caminaron por el Arabá toda aquella noche, y pasando el
Jordán cruzaron por todo Bitrón y llegaron a Mahanaim. 30 Joab también volvió de
perseguir a Abner, y juntando a todo el pueblo, faltaron de los siervos de David
diecinueve hombres y Asael. 31 Mas los siervos de David hirieron de los de
Benjamín y de los de Abner, a trescientos sesenta hombres, los cuales murieron.
32 Tomaron luego a Asael, y lo sepultaron en el sepulcro de su padre en Belén. Y
caminaron toda aquella noche Joab y sus hombres, y les amaneció en Hebrón.
2 SAMUEL 3
1 Hubo larga guerra entre la casa de Saúl y la casa de David; pero David se iba
fortaleciendo, y la casa de Saúl se iba debilitando.
Hijos de David nacidos en Hebrón
(1 Cr. 3.1-4)
2 Y nacieron hijos a David en Hebrón; su primogénito fue Amnón, de Ahinoam
jezreelita; 3 su segundo Quileab, de Abigail la mujer de Nabal el de Carmel; el
tercero, Absalón hijo de Maaca, hija de Talmai rey de Gesur; 4 el cuarto,
Adonías hijo de Haguit; el quinto, Sefatías hijo de Abital; 5 el sexto, Itream,
de Egla mujer de David. Estos le nacieron a David en Hebrón.
Abner pacta con David en Hebrón
6 Como había guerra entre la casa de Saúl y la de David, aconteció que Abner se
esforzaba por la casa de Saúl. 7 Y había tenido Saúl una concubina que se
llamaba Rizpa, hija de Aja; y dijo Is-boset a Abner: ¿Por qué te has llegado a
la concubina de mi padre? 8 Y se enojó Abner en gran manera por las palabras de
Is-boset, y dijo: ¿Soy yo cabeza de perro que pertenezca a Judá? Yo he hecho hoy
misericordia con la casa de Saúl tu padre, con sus hermanos y con sus amigos, y
no te he entregado en mano de David; ¿y tú me haces hoy cargo del pecado de esta
mujer? 9 Así haga Dios a Abner y aun le añada, si como ha jurado Jehová a David,
no haga yo así con él, 10 trasladando el reino de la casa de Saúl, y confirmando
el trono de David sobre Israel y sobre Judá, desde Dan hasta Beerseba. 11 Y él
no pudo responder palabra a Abner, porque le temía.
12 Entonces envió Abner mensajeros a David de su parte, diciendo: ¿De quién es
la tierra? Y que le dijesen: Haz pacto conmigo, y he aquí que mi mano estará
contigo para volver a ti todo Israel. 13 Y David dijo: Bien; haré pacto contigo,
mas una cosa te pido: No me vengas a ver sin que primero traigas a Mical la hija
de Saúl, cuando vengas a verme. 14 Después de esto envió David mensajeros a
Is-boset hijo de Saúl, diciendo: Restitúyeme mi mujer Mical, la cual desposé
conmigo por cien prepucios de filisteos. 15 Entonces Is-boset envió y se la
quitó a su marido Paltiel hijo de Lais. 16 Y su marido fue con ella, siguiéndola
y llorando hasta Bahurim. Y le dijo Abner: Anda, vuélvete. Entonces él se
volvió.
17 Y habló Abner con los ancianos de Israel, diciendo: Hace ya tiempo
procurabais que David fuese rey sobre vosotros. 18 Ahora, pues, hacedlo; porque
Jehová ha hablado a David, diciendo: Por la mano de mi siervo David libraré a mi
pueblo Israel de mano de los filisteos, y de mano de todos sus enemigos. 19
Habló también Abner a los de Benjamín; y fue también Abner a Hebrón a decir a
David todo lo que parecía bien a los de Israel y a toda la casa de Benjamín.
20 Vino, pues, Abner a David en Hebrón, y con él veinte hombres; y David hizo
banquete a Abner y a los que con él habían venido. 21 Y dijo Abner a David: Yo
me levantaré e iré, y juntaré a mi señor el rey a todo Israel, para que hagan
contigo pacto, y tú reines como lo desea tu corazón. David despidió luego a
Abner, y él se fue en paz.
Joab mata a Abner
22 Y he aquí que los siervos de David y Joab venían del campo, y traían consigo
gran botín. Mas Abner no estaba con David en Hebrón, pues ya lo había despedido,
y él se había ido en paz. 23 Y luego que llegó Joab y todo el ejército que con
él estaba, fue dado aviso a Joab, diciendo: Abner hijo de Ner ha venido al rey,
y él le ha despedido, y se fue en paz. 24 Entonces Joab vino al rey, y le dijo:
¿Qué has hecho? He aquí Abner vino a ti; ¿por qué, pues, le dejaste que se
fuese? 25 Tú conoces a Abner hijo de Ner. No ha venido sino para engañarte, y
para enterarse de tu salida y de tu entrada, y para saber todo lo que tú haces.
26 Y saliendo Joab de la presencia de David, envió mensajeros tras Abner, los
cuales le hicieron volver desde el pozo de Sira, sin que David lo supiera. 27 Y
cuando Abner volvió a Hebrón, Joab lo llevó aparte en medio de la puerta para
hablar con él en secreto; y allí, en venganza de la muerte de Asael su hermano,
le hirió por la quinta costilla, y murió. 28 Cuando David supo después esto,
dijo: Inocente soy yo y mi reino, delante de Jehová, para siempre, de la sangre
de Abner hijo de Ner. 29 Caiga sobre la cabeza de Joab, y sobre toda la casa de
su padre; que nunca falte de la casa de Joab quien padezca flujo, ni leproso, ni
quien ande con báculo, ni quien muera a espada, ni quien tenga falta de pan. 30
Joab, pues, y Abisai su hermano, mataron a Abner, porque él había dado muerte a
Asael hermano de ellos en la batalla de Gabaón.
31 Entonces dijo David a Joab, y a todo el pueblo que con él estaba: Rasgad
vuestros vestidos, y ceñíos de cilicio, y haced duelo delante de Abner. Y el rey
David iba detrás del féretro. 32 Y sepultaron a Abner en Hebrón; y alzando el
rey su voz, lloró junto al sepulcro de Abner; y lloró también todo el pueblo. 33
Y endechando el rey al mismo Abner, decía:
¿Había de morir Abner como muere un villano?
34 Tus manos no estaban atadas, ni tus pies ligados con grillos;
Caíste como los que caen delante de malos hombres.
Y todo el pueblo volvió a llorar sobre él. 35 Entonces todo el pueblo vino para
persuadir a David que comiera, antes que acabara el día. Mas David juró
diciendo: Así me haga Dios y aun me añada, si antes que se ponga el sol gustare
yo pan, o cualquiera otra cosa. 36 Todo el pueblo supo esto, y le agradó; pues
todo lo que el rey hacía agradaba a todo el pueblo. 37 Y todo el pueblo y todo
Israel entendió aquel día, que no había procedido del rey el matar a Abner hijo
de Ner. 38 También dijo el rey a sus siervos: ¿No sabéis que un príncipe y
grande ha caído hoy en Israel? 39 Y yo soy débil hoy, aunque ungido rey; y estos
hombres, los hijos de Sarvia, son muy duros para mí; Jehová dé el pago al que
mal hace, conforme a su maldad.
Is-boset es asesinado
2 SAMUEL 4
1 Luego que oyó el hijo de Saúl que Abner había sido muerto en Hebrón, las manos
se le debilitaron, y fue atemorizado todo Israel. 2 Y el hijo de Saúl tenía dos
hombres, capitanes de bandas de merodeadores; el nombre de uno era Baana, y el
del otro, Recab, hijos de Rimón beerotita, de los hijos de Benjamín (porque
Beerot era también contado con Benjamín, 3 pues los beerotitas habían huido a
Gitaim, y moran allí como forasteros hasta hoy).
4 Y Jonatán hijo de Saúl tenía un hijo lisiado de los pies. Tenía cinco años de
edad cuando llegó de Jezreel la noticia de la muerte de Saúl y de Jonatán, y su
nodriza le tomó y huyó; y mientras iba huyendo apresuradamente, se le cayó el
niño y quedó cojo. Su nombre era Mefi-boset.
5 Los hijos, pues, de Rimón beerotita, Recab y Baana, fueron y entraron en el
mayor calor del día en casa de Is-boset, el cual estaba durmiendo la siesta en
su cámara. 6 Y he aquí la portera de la casa había estado limpiando trigo, pero
se durmió; y fue así como Recab y Baana su hermano se introdujeron en la casa. 7
Cuando entraron en la casa, Is=boset dormía sobre su lecho en su cámara; y lo
hirieron y lo mataron, y le cortaron la cabeza, y habiéndola tomado, caminaron
toda la noche por el camino del Arabá. 8 Y trajeron la cabeza de Is-boset a
David en Hebrón, y dijeron al rey: He aquí la cabeza de Is-boset hijo de Saúl tu
enemigo, que procuraba matarte; y Jehová ha vengado hoy a mi señor el rey, de
Saúl y de su linaje. 9 Y David respondió a Recab y a su hermano Baana, hijos de
Rimón beerotita, y les dijo: Vive Jehová que ha redimido mi alma de toda
angustia, 10 que cuando uno me dio nuevas, diciendo: He aquí Saúl ha muerto,
imaginándose que traía buenas nuevas, yo lo prendí, y le maté en Siclag en pago
de la nueva. 11 ¿Cuánto más a los malos hombres que mataron a un hombre justo en
su casa, y sobre su cama? Ahora, pues, ¿no he de demandar yo su sangre de
vuestras manos, y quitaros de la tierra? 12 Entonces David ordenó a sus
servidores, y ellos los mataron, y les cortaron las manos y los pies, y los
colgaron sobre el estanque en Hebrón. Luego tomaron la cabeza de Is- boset, y la
enterraron en el sepulcro de Abner en Hebrón.
David es proclamado rey de Israel
(1 Cr. 11.1-3)
2 SAMUEL 5
1 Vinieron todas las tribus de Israel a David en Hebrón y hablaron, diciendo:
Henos aquí, hueso tuyo y carne tuya somos. 2 Y aun antes de ahora, cuando Saúl
reinaba sobre nosotros, eras tú quien sacabas a Israel a la guerra, y lo volvías
a traer. Además Jehová te ha dicho: Tú apacentarás a mi pueblo Israel, y tú
serás príncipe sobre Israel. 3 Vinieron, pues, todos los ancianos de Israel al
rey en Hebrón, y el rey David hizo pacto con ellos en Hebrón delante de Jehová;
y ungieron a David por rey sobre Israel. 4 Era David de treinta años cuando
comenzó a reinar, y reinó cuarenta años. 5 En Hebrón reinó sobre Judá siete años
y seis meses, y en Jerusalén reinó treinta y tres años sobre todo Israel y Judá.
David toma la fortaleza de Sion
(1 Cr. 11.4-9)
6 Entonces marchó el rey con sus hombres a Jerusalén contra los jebuseos que
moraban en aquella tierra; los cuales hablaron a David, diciendo: Tú no entrarás
acá, pues aun los ciegos y los cojos te echarán (queriendo decir: David no puede
entrar acá). 7 Pero David tomó la fortaleza de Sion, la cual es la ciudad de
David. 8 Y dijo David aquel día: Todo el que hiera a los jebuseos, suba por el
canal y hiera a los cojos y ciegos aborrecidos del alma de David. Por esto se
dijo: Ciego ni cojo no entrará en la casa. 9 Y David moró en la fortaleza, y le
puso por nombre la Ciudad de David; y edificó alrededor desde Milo hacia
adentro. 10 Y David iba adelantando y engrandeciéndose, y Jehová Dios de los
ejércitos estaba con él.
Hiram envía embajadores a David
(1 Cr. 14.1-2)
11 También Hiram rey de Tiro envió embajadores a David, y madera de cedro, y
carpinteros, y canteros para los muros, los cuales edificaron la casa de David.
12 Y entendió David que Jehová le había confirmado por rey sobre Israel, y que
había engrandecido su reino por amor de su pueblo Israel.
Hijos de David nacidos en Jerusalén
(1 Cr. 3.5-9; 14.3-7)
13 Y tomó David más concubinas y mujeres de Jerusalén, después que vino de
Hebrón, y le nacieron más hijos e hijas. 14 Estos son los nombres de los que le
nacieron en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón, 15 Ibhar, Elisúa, Nefeg,
Jafía, 16 Elisama, Eliada y Elifelet.
David derrota a los filisteos
(1 Cr. 14.8-17)
17 Oyendo los filisteos que David había sido ungido por rey sobre Israel,
subieron todos los filisteos para buscar a David; y cuando David lo oyó,
descendió a la fortaleza. 18 Y vinieron los filisteos, y se extendieron por el
valle de Refaim. 19 Entonces consultó David a Jehová, diciendo: ¿Iré contra los
filisteos? ¿Los entregarás en mi mano? Y Jehová respondió a David: Ve, porque
ciertamente entregaré a los filisteos en tu mano. 20 Y vino David a
Baal-perazim, y allí los venció David, y dijo: Quebrantó Jehová a mis enemigos
delante de mí, como corriente impetuosa. Por esto llamó el nombre de aquel lugar
Baal-perazim. 21 Y dejaron allí sus ídolos, y David y sus hombres los quemaron.
22 Y los filisteos volvieron a venir, y se extendieron en el valle de Refaim. 23
Y consultando David a Jehová, él le respondió: No subas, sino rodéalos, y
vendrás a ellos enfrente de las balsameras. 24 Y cuando oigas ruido como de
marcha por las copas de las balsameras, entonces te moverás; porque Jehová
saldrá delante de ti a herir el campamento de los filisteos. 25 Y David lo hizo
así, como Jehová se lo había mandado; e hirió a los filisteos desde Geba hasta
llegar a Gezer.
David intenta llevar el arca a Jerusalén
(1 Cr. 13.5-14)
2 SAMUEL 6
1 David volvió a reunir a todos los escogidos de Israel, treinta mil. 2 Y se
levantó David y partió de Baala de Judá con todo el pueblo que tenía consigo,
para hacer pasar de allí el arca de Dios, sobre la cual era invocado el nombre
de Jehová de los ejércitos, que mora entre los querubines. 3 Pusieron el arca de
Dios sobre un carro nuevo, y la llevaron de la casa de Abinadab, que estaba en
el collado; y Uza y Ahío, hijos de Abinadab, guiaban el carro nuevo. 4 Y cuando
lo llevaban de la casa de Abinadab, que estaba en el collado, con el arca de
Dios, Ahío iba delante del arca. 5 Y David y toda la casa de Israel danzaban
delante de Jehová con toda clase de instrumentos de madera de haya; con arpas,
salterios, panderos, flautas y címbalos.
6 Cuando llegaron a la era de Nacón, Uza extendió su mano al arca de Dios, y la
sostuvo; porque los bueyes tropezaban. 7 Y el furor de Jehová se encendió contra
Uza, y lo hirió allí Dios por aquella temeridad, y cayó allí muerto junto al
arca de Dios. 8 Y se entristeció David por haber herido Jehová a Uza, y fue
llamado aquel lugar Pérez-uza, hasta hoy. 9 Y temiendo David a Jehová aquel día,
dijo: ¿Cómo ha de venir a mí el arca de Jehová? 10 De modo que David no quiso
traer para sí el arca de Jehová a la ciudad de David; y la hizo llevar David a
casa de Obed-edom geteo. 11 Y estuvo el arca de Jehová en casa de Obed-edom
geteo tres meses; y bendijo Jehová a Obed-edom y a toda su casa.
David trae el arca a Jerusalén
(1 Cr. 15.1-16.6)
12 Fue dado aviso al rey David, diciendo: Jehová ha bendecido la casa de
Obed-edom y todo lo que tiene, a causa del arca de Dios. Entonces David fue, y
llevó con alegría el arca de Dios de casa de Obed-edom a la ciudad de David. 13
Y cuando los que llevaban el arca de Dios habían andado seis pasos, él sacrificó
un buey y un carnero engordado. 14 Y David danzaba con toda su fuerza delante de
Jehová; y estaba David vestido con un efod de lino. 15 Así David y toda la casa
de Israel conducían el arca de Jehová con júbilo y sonido de trompeta.
16 Cuando el arca de Jehová llegó a la ciudad de David, aconteció que Mical hija
de Saúl miró desde una ventana, y vio al rey David que saltaba y danzaba delante
de Jehová; y le menospreció en su corazón. 17 Metieron, pues, el arca de Jehová,
y la pusieron en su lugar en medio de una tienda que David le había levantado; y
sacrificó David holocaustos y ofrendas de paz delante de Jehová. 18 Y cuando
David había acabado de ofrecer los holocaustos y ofrendas de paz, bendijo al
pueblo en el nombre de Jehová de los ejércitos. 19 Y repartió a todo el pueblo,
y a toda la multitud de Israel, así a hombres como a mujeres, a cada uno un pan,
y un pedazo de carne y una torta de pasas. Y se fue todo el pueblo, cada uno a
su casa.
20 Volvió luego David para bendecir su casa; y saliendo Mical a recibir a David,
dijo: ¡Cuán honrado ha quedado hoy el rey de Israel, descubriéndose hoy delante
de las criadas de sus siervos, como se descubre sin decoro un cualquiera! 21
Entonces David respondió a Mical: Fue delante de Jehová, quien me eligió en
preferencia a tu padre y a toda tu casa, para constituirme por príncipe sobre el
pueblo de Jehová, sobre Israel. Por tanto, danzaré delante de Jehová. 22 Y aun
me haré más vil que esta vez, y seré bajo a tus ojos; pero seré honrado delante
de las criadas de quienes has hablado. 23 Y Mical hija de Saúl nunca tuvo hijos
hasta el día de su muerte.
Pacto de Dios con David
(1 Cr. 17.1-27)
2 SAMUEL 7
1 Aconteció que cuando ya el rey habitaba en su casa, después que Jehová le
había dado reposo de todos sus enemigos en derredor, 2 dijo el rey al profeta
Natán: Mira ahora, yo habito en casa de cedro, y el arca de Dios está entre
cortinas. 3 Y Natán dijo al rey: Anda, y haz todo lo que está en tu corazón,
porque Jehová está contigo.
4 Aconteció aquella noche, que vino palabra de Jehová a Natán, diciendo: 5 Ve y
di a mi siervo David: Así ha dicho Jehová: ¿Tú me has de edificar casa en que yo
more? 6 Ciertamente no he habitado en casas desde el día en que saqué a los
hijos de Israel de Egipto hasta hoy, sino que he andado en tienda y en
tabernáculo. 7 Y en todo cuanto he andado con todos los hijos de Israel, ¿he
hablado yo palabra a alguna de las tribus de Israel, a quien haya mandado
apacentar a mi pueblo de Israel, diciendo: ¿Por qué no me habéis edificado casa
de cedro? 8 Ahora, pues, dirás así a mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los
ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses
príncipe sobre mi pueblo, sobre Israel; 9 y he estado contigo en todo cuanto has
andado, y delante de ti he destruido a todos tus enemigos, y te he dado nombre
grande, como el nombre de los grandes que hay en la tierra. 10 Además, yo fijaré
lugar a mi pueblo Israel y lo plantaré, para que habite en su lugar y nunca más
sea removido, ni los inicuos le aflijan más, como al principio, 11 desde el día
en que puse jueces sobre mi pueblo Israel; y a ti te daré descanso de todos tus
enemigos. Asimismo Jehová te hace saber que él te hará casa. 12 Y cuando tus
días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno
de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. 13 El
edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino. 14
Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le
castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres; 15 pero mi
misericordia no se apartará de él como la aparté de Saúl, al cual quité de
delante de ti. 16 Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu
rostro, y tu trono será estable eternamente. 17 Conforme a todas estas palabras,
y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David.
18 Y entró el rey David y se puso delante de Jehová, y dijo: Señor Jehová,
¿quién soy yo, y qué es mi casa, para que tú me hayas traído hasta aquí? 19 Y
aun te ha parecido poco esto, Señor Jehová, pues también has hablado de la casa
de tu siervo en lo por venir. ¿Es así como procede el hombre, Señor Jehová? 20
¿Y qué más puede añadir David hablando contigo? Pues tú conoces a tu siervo,
Señor Jehová. 21 Todas estas grandezas has hecho por tu palabra y conforme a tu
corazón, haciéndolas saber a tu siervo. 22 Por tanto, tú te has engrandecido,
Jehová Dios; por cuanto no hay como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo
lo que hemos oído con nuestros oídos. 23 ¿Y quién como tu pueblo, como Israel,
nación singular en la tierra? Porque fue Dios para rescatarlo por pueblo suyo, y
para ponerle nombre, y para hacer grandezas a su favor, y obras terribles a tu
tierra, por amor de tu pueblo que rescataste para ti de Egipto, de las naciones
y de sus dioses. 24 Porque tú estableciste a tu pueblo Israel por pueblo tuyo
para siempre; y tú, oh Jehová, fuiste a ellos por Dios. 25 Ahora pues, Jehová
Dios, confirma para siempre la palabra que has hablado sobre tu siervo y sobre
su casa, y haz conforme a lo que has dicho. 26 Que sea engrandecido tu nombre
para siempre, y se diga: Jehová de los ejércitos es Dios sobre Israel; y que la
casa de tu siervo David sea firme delante de ti. 27 Porque tú, Jehová de los
ejércitos, Dios de Israel, revelaste al oído de tu siervo, diciendo: Yo te
edificaré casa. Por esto tu siervo ha hallado en su corazón valor para hacer
delante de ti esta súplica. 28 Ahora pues, Jehová Dios, tú eres Dios, y tus
palabras son verdad, y tú has prometido este bien a tu siervo. 29 Ten ahora a
bien bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de
ti, porque tú, Jehová Dios, lo has dicho, y con tu bendición será bendita la
casa de tu siervo para siempre.
David extiende sus dominios
(1 Cr. 18.1-13)
2 SAMUEL 8
1 Después de esto, aconteció que David derrotó a los filisteos y los sometió, y
tomó David a Meteg-ama de mano de los filisteos.
2 Derrotó también a los de Moab, y los midió con cordel, haciéndolos tender por
tierra; y midió dos cordeles para hacerlos morir, y un cordel entero para
preservarles la vida; y fueron los moabitas siervos de David, y pagaron tributo.
3 Asimismo derrotó David a Hadad=ezer hijo de Rehob, rey de Soba, al ir éste a
recuperar su territorio al río Eufrates. 4 Y tomó David de ellos mil setecientos
hombres de a caballo, y veinte mil hombres de a pie; y desjarretó David los
caballos de todos los carros, pero dejó suficientes para cien carros. 5 Y
vinieron los sirios de Damasco para dar ayuda a Hadad-ezer rey de Soba; y David
hirió de los sirios a veintidós mil hombres. 6 Puso luego David guarnición en
Siria de Damasco, y los sirios fueron hechos siervos de David, sujetos a
tributo. Y Jehová dio la victoria a David por dondequiera que fue. 7 Y tomó
David los escudos de oro que traían los siervos de Hadad-ezer, y los llevó a
Jerusalén. 8 Asimismo de Beta y de Berotai, ciudades de Hadad-ezer, tomó el rey
David gran cantidad de bronce.
9 Entonces oyendo Toi rey de Hamat, que David había derrotado a todo el ejército
de Hadad-ezer, 10 envió Toi a Joram su hijo al rey David, para saludarle
pacíficamente y para bendecirle, porque había peleado con Hadad-ezer y lo había
vencido; porque Toi era enemigo de Hadad- ezer. Y Joram llevaba en su mano
utensilios de plata, de oro y de bronce; 11 los cuales el rey David dedicó a
Jehová, con la plata y el oro que había dedicado de todas las naciones que había
sometido; 12 de los sirios, de los moabitas, de los amonitas, de los filisteos,
de los amalecitas, y del botín de Hadad=ezer hijo de Rehob, rey de Soba.
13 Así ganó David fama. Cuando regresaba de derrotar a los sirios, destrozó a
dieciocho mil edomitas en el Valle de la Sal. 14 Y puso guarnición en Edom; por
todo Edom puso guarnición, y todos los edomitas fueron siervos de David. Y
Jehová dio la victoria a David por dondequiera que fue.
Oficiales de David
(2 S. 20.23-26; 1 Cr. 18.14-17)
15 Y reinó David sobre todo Israel; y David administraba justicia y equidad a
todo su pueblo. 16 Joab hijo de Sarvia era general de su ejército, y Josafat
hijo de Ahilud era cronista; 17 Sadoc hijo de Ahitob y Ahimelec hijo de Abiatar
eran sacerdotes; Seraías era escriba; 18 Benaía hijo de Joiada estaba sobre los
cereteos y peleteos; y los hijos de David eran los príncipes.
Bondad de David hacia Mefi-boset
2 SAMUEL 9
1 Dijo David: ¿Ha quedado alguno de la casa de Saúl, a quien haga yo
misericordia por amor de Jonatán? 2 Y había un siervo de la casa de Saúl, que se
llamaba Siba, al cual llamaron para que viniese a David. Y el rey le dijo: ¿Eres
tú Siba? Y él respondió: Tu siervo. 3 El rey le dijo: ¿No ha quedado nadie de la
casa de Saúl, a quien haga yo misericordia de Dios? Y Siba respondió al rey: Aún
ha quedado un hijo de Jonatán, lisiado de los pies. 4 Entonces el rey le
preguntó: ¿Dónde está? Y Siba respondió al rey: He aquí, está en casa de Maquir
hijo de Amiel, en Lodebar. 5 Entonces envió el rey David, y le trajo de la casa
de Maquir hijo de Amiel, de Lodebar. 6 Y vino Mefi-boset, hijo de Jonatán hijo
de Saúl, a David, y se postró sobre su rostro e hizo reverencia. Y dijo David:
Mefi-boset. Y él respondió: He aquí tu siervo. 7 Y le dijo David: No tengas
temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu
padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás siempre a
mi mesa. 8 Y él inclinándose, dijo: ¿Quién es tu siervo, para que mires a un
perro muerto como yo?
9 Entonces el rey llamó a Siba siervo de Saúl, y le dijo: Todo lo que fue de
Saúl y de toda su casa, yo lo he dado al hijo de tu señor. 10 Tú, pues, le
labrarás las tierras, tú con tus hijos y tus siervos, y almacenarás los frutos,
para que el hijo de tu señor tenga pan para comer; pero Mefi-boset el hijo de tu
señor comerá siempre a mi mesa. Y tenía Siba quince hijos y veinte siervos. 11 Y
respondió Siba al rey: Conforme a todo lo que ha mandado mi señor el rey a su
siervo, así lo hará tu siervo. Mefi-boset, dijo el rey, comerá a mi mesa, como
uno de los hijos del rey. 12 Y tenía Mefi-boset un hijo pequeño, que se llamaba
Micaía. Y toda la familia de la casa de Siba eran siervos de Mefi-boset. 13 Y
moraba Mefi-boset en Jerusalén, porque comía siempre a la mesa del rey; y estaba
lisiado de ambos pies.
Derrotas de amonitas y sirios
(1 Cr. 19. 1-19)
2 SAMUEL 10
1 Después de esto, aconteció que murió el rey de los hijos de Amón, y reinó en
lugar suyo Hanún su hijo. 2 Y dijo David: Yo haré misericordia con Hanún hijo de
Nahas, como su padre la hizo conmigo. Y envió David sus siervos para consolarlo
por su padre. Mas llegados los siervos de David a la tierra de los hijos de
Amón, 3 los príncipes de los hijos de Amón dijeron a Hanún su señor: ¿Te parece
que por honrar David a tu padre te ha enviado consoladores? ¿No ha enviado David
sus siervos a ti para reconocer e inspeccionar la ciudad, para destruirla? 4
Entonces Hanún tomó los siervos de David, les rapó la mitad de la barba, les
cortó los vestidos por la mitad hasta las nalgas, y los despidió. 5 Cuando se le
hizo saber esto a David, envió a encontrarles, porque ellos estaban en extremo
avergonzados; y el rey mandó que les dijeran: Quedaos en Jericó hasta que os
vuelva a nacer la barba, y entonces volved.
6 Y viendo los hijos de Amón que se habían hecho odiosos a David, enviaron los
hijos de Amón y tomaron a sueldo a los sirios de Bet-rehob y a los sirios de
Soba, veinte mil hombres de a pie, del rey de Maaca mil hombres, y de Is-tob
doce mil hombres. 7 Cuando David oyó esto, envió a Joab con todo el ejército de
los valientes. 8 Y saliendo los hijos de Amón, se pusieron en orden de batalla a
la entrada de la puerta; pero los sirios de Soba, de Rehob, de Is-tob y de Maaca
estaban aparte en el campo.
9 Viendo, pues, Joab que se le presentaba la batalla de frente y a la
retaguardia, entresacó de todos los escogidos de Israel, y se puso en orden de
batalla contra los sirios. 10 Entregó luego el resto del ejército en mano de
Abisai su hermano, y lo alineó para encontrar a los amonitas. 11 Y dijo: Si los
sirios pudieren más que yo, tú me ayudarás; y si los hijos de Amón pudieren más
que tú, yo te daré ayuda. 12 Esfuérzate, y esforcémonos por nuestro pueblo, y
por las ciudades de nuestro Dios; y haga Jehová lo que bien le pareciere. 13 Y
se acercó Joab, y el pueblo que con él estaba, para pelear contra los sirios;
mas ellos huyeron delante de él. 14 Entonces los hijos de Amón, viendo que los
sirios habían huido, huyeron también ellos delante de Abisai, y se refugiaron en
la ciudad. Se volvió, pues, Joab de luchar contra los hijos de Amón, y vino a
Jerusalén.
15 Pero los sirios, viendo que habían sido derrotados por Israel, se volvieron a
reunir. 16 Y envió Hadad-ezer e hizo salir a los sirios que estaban al otro lado
del Eufrates, los cuales vinieron a Helam, llevando por jefe a Sobac, general
del ejército de Hadad-ezer. 17 Cuando fue dado aviso a David, reunió a todo
Israel, y pasando el Jordán vino a Helam; y los sirios se pusieron en orden de
batalla contra David y pelearon contra él. 18 Mas los sirios huyeron delante de
Israel; y David mató de los sirios a la gente de setecientos carros, y cuarenta
mil hombres de a caballo; hirió también a Sobac general del ejército, quien
murió allí. 19 Viendo, pues, todos los reyes que ayudaban a Hadad-ezer, cómo
habían sido derrotados delante de Israel, hicieron paz con Israel y le
sirvieron; y de allí en adelante los sirios temieron ayudar más a los hijos de
Amón.
David y Betsabé
2 SAMUEL 11
1 Aconteció al año siguiente, en el tiempo que salen los reyes a la guerra, que
David envió a Joab, y con él a sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los
amonitas, y sitiaron a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén.
2 Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se
paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que
se estaba bañando, la cual era muy hermosa. 3 Envió David a preguntar por
aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías
heteo. 4 Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella.
Luego ella se purificó de su inmundicia, y se volvió a su casa. 5 Y concibió la
mujer, y envió a hacerlo saber a David, diciendo: Estoy encinta.
6 Entonces David envió a decir a Joab: Envíame a Urías heteo. Y Joab envió a
Urías a David. 7 Cuando Urías vino a él, David le preguntó por la salud de Joab,
y por la salud del pueblo, y por el estado de la guerra. 8 Después dijo David a
Urías: Desciende a tu casa, y lava tus pies. Y saliendo Urías de la casa del
rey, le fue enviado presente de la mesa real. 9 Mas Urías durmió a la puerta de
la casa del rey con todos los siervos de su señor, y no descendió a su casa. 10
E hicieron saber esto a David, diciendo: Urías no ha descendido a su casa. Y
dijo David a Urías: ¿No has venido de camino? ¿Por qué, pues, no descendiste a
tu casa? 11 Y Urías respondió a David: El arca e Israel y Judá están bajo
tiendas, y mi señor Joab, y los siervos de mi señor, en el campo; ¿y había yo de
entrar en mi casa para comer y beber, y a dormir con mi mujer? Por vida tuya, y
por vida de tu alma, que yo no haré tal cosa. 12 Y David dijo a Urías: Quédate
aquí aún hoy, y mañana te despacharé. Y se quedó Urías en Jerusalén aquel día y
el siguiente. 13 Y David lo convidó a comer y a beber con él, hasta embriagarlo.
Y él salió a la tarde a dormir en su cama con los siervos de su señor; mas no
descendió a su casa.
14 Venida la mañana, escribió David a Joab una carta, la cual envió por mano de
Urías. 15 Y escribió en la carta, diciendo: Poned a Urías al frente, en lo más
recio de la batalla, y retiraos de él, para que sea herido y muera. 16 Así fue
que cuando Joab sitió la ciudad, puso a Urías en el lugar donde sabía que
estaban los hombres más valientes. 17 Y saliendo luego los de la ciudad,
pelearon contra Joab, y cayeron algunos del ejército de los siervos de David; y
murió también Urías heteo. 18 Entonces envió Joab e hizo saber a David todos los
asuntos de la guerra. 19 Y mandó al mensajero, diciendo: Cuando acabes de contar
al rey todos los asuntos de la guerra, 20 si el rey comenzare a enojarse, y te
dijere: ¿Por qué os acercasteis demasiado a la ciudad para combatir? ¿No sabíais
lo que suelen arrojar desde el muro? 21 ¿Quién hirió a Abimelec hijo de
Jerobaal? ¿No echó una mujer del muro un pedazo de una rueda de molino, y murió
en Tebes? ¿Por qué os acercasteis tanto al muro? Entonces tú le dirás: También
tu siervo Urías heteo es muerto.
22 Fue el mensajero, y llegando, contó a David todo aquello a que Joab le había
enviado. 23 Y dijo el mensajero a David: Prevalecieron contra nosotros los
hombres que salieron contra nosotros al campo, bien que nosotros les hicimos
retroceder hasta la entrada de la puerta; 24 pero los flecheros tiraron contra
tus siervos desde el muro, y murieron algunos de los siervos del rey; y murió
también tu siervo Urías heteo. 25 Y David dijo al mensajero: Así dirás a Joab:
No tengas pesar por esto, porque la espada consume, ora a uno, ora a otro;
refuerza tu ataque contra la ciudad, hasta que la rindas. Y tú aliéntale.
26 Oyendo la mujer de Urías que su marido Urías era muerto, hizo duelo por su
marido. 27 Y pasado el luto, envió David y la trajo a su casa; y fue ella su
mujer, y le dio a luz un hijo. Mas esto que David había hecho, fue desagradable
ante los ojos de Jehová.
Natán amonesta a David
2 SAMUEL 12
1 Jehová envió a Natán a David; y viniendo a él, le dijo: Había dos hombres en
una ciudad, el uno rico, y el otro pobre. 2 El rico tenía numerosas ovejas y
vacas; 3 pero el pobre no tenía más que una sola corderita, que él había
comprado y criado, y que había crecido con él y con sus hijos juntamente,
comiendo de su bocado y bebiendo de su vaso, y durmiendo en su seno; y la tenía
como a una hija. 4 Y vino uno de camino al hombre rico; y éste no quiso tomar de
sus ovejas y de sus vacas, para guisar para el caminante que había venido a él,
sino que tomó la oveja de aquel hombre pobre, y la preparó para aquel que había
venido a él. 5 Entonces se encendió el furor de David en gran manera contra
aquel hombre, y dijo a Natán: Vive Jehová, que el que tal hizo es digno de
muerte. 6 Y debe pagar la cordera con cuatro tantos, porque hizo tal cosa, y no
tuvo misericordia.
7 Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel hombre. Así ha dicho Jehová, Dios
de Israel: Yo te ungí por rey sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl, 8 y
te di la casa de tu señor, y las mujeres de tu señor en tu seno; además te di la
casa de Israel y de Judá; y si esto fuera poco, te habría añadido mucho más. 9
¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante
de sus ojos? A Urías heteo heriste a espada, y tomaste por mujer a su mujer, y a
él lo mataste con la espada de los hijos de Amón. 10 Por lo cual ahora no se
apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste, y tomaste la
mujer de Urías heteo para que fuese tu mujer. 11 Así ha dicho Jehová: He aquí yo
haré levantar el mal sobre ti de tu misma casa, y tomaré tus mujeres delante de
tus ojos, y las daré a tu prójimo, el cual yacerá con tus mujeres a la vista del
sol. 12 Porque tú lo hiciste en secreto; mas yo haré esto delante de todo Israel
y a pleno sol. 13 Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo
a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás. 14 Mas por cuanto con
este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido
ciertamente morirá. 15 Y Natán se volvió a su casa.
Y Jehová hirió al niño que la mujer de Urías había dado a David, y enfermó
gravemente. 16 Entonces David rogó a Dios por el niño; y ayunó David, y entró, y
pasó la noche acostado en tierra. 17 Y se levantaron los ancianos de su casa, y
fueron a él para hacerlo levantar de la tierra; mas él no quiso, ni comió con
ellos pan. 18 Y al séptimo día murió el niño; y temían los siervos de David
hacerle saber que el niño había muerto, diciendo entre sí: Cuando el niño aún
vivía, le hablábamos, y no quería oír nuestra voz; ¿cuánto más se afligirá si le
decimos que el niño ha muerto? 19 Mas David, viendo a sus siervos hablar entre
sí, entendió que el niño había muerto; por lo que dijo David a sus siervos: ¿Ha
muerto el niño? Y ellos respondieron: Ha muerto. 20 Entonces David se levantó de
la tierra, y se lavó y se ungió, y cambió sus ropas, y entró a la casa de
Jehová, y adoró. Después vino a su casa, y pidió, y le pusieron pan, y comió. 21
Y le dijeron sus siervos: ¿Qué es esto que has hecho? Por el niño, viviendo aún,
ayunabas y llorabas; y muerto él, te levantaste y comiste pan. 22 Y él
respondió: Viviendo aún el niño, yo ayunaba y lloraba, diciendo: ¿Quién sabe si
Dios tendrá compasión de mí, y vivirá el niño? 23 Mas ahora que ha muerto, ¿para
qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no volverá a mí.
24 Y consoló David a Betsabé su mujer, y llegándose a ella durmió con ella; y
ella le dio a luz un hijo, y llamó su nombre Salomón, al cual amó Jehová, 25 y
envió un mensaje por medio de Natán profeta; así llamó su nombre Jedidías, a
causa de Jehová.
David captura Rabá
(1 Cr. 20.1-3)
26 Joab peleaba contra Rabá de los hijos de Amón, y tomó la ciudad real. 27
Entonces envió Joab mensajeros a David, diciendo: Yo he puesto sitio a Rabá, y
he tomado la ciudad de las aguas. 28 Reúne, pues, ahora al pueblo que queda, y
acampa contra la ciudad y tómala, no sea que tome yo la ciudad y sea llamada de
mi nombre. 29 Y juntando David a todo el pueblo, fue contra Rabá, y combatió
contra ella, y la tomó. 30 Y quitó la corona de la cabeza de su rey, la cual
pesaba un talento de oro, y tenía piedras preciosas; y fue puesta sobre la
cabeza de David. Y sacó muy grande botín de la ciudad. 31 Sacó además a la gente
que estaba en ella, y los puso a trabajar con sierras, con trillos de hierro y
hachas de hierro, y además los hizo trabajar en los hornos de ladrillos; y lo
mismo hizo a todas las ciudades de los hijos de Amón. Y volvió David con todo el
pueblo a Jerusalén.
Amnón y Tamar
2 SAMUEL 13
1 Aconteció después de esto, que teniendo Absalón hijo de David una hermana
hermosa que se llamaba Tamar, se enamoró de ella Amnón hijo de David. 2 Y estaba
Amnón angustiado hasta enfermarse por Tamar su hermana, pues por ser ella
virgen, le parecía a Amnón que sería difícil hacerle cosa alguna. 3 Y Amnón
tenía un amigo que se llamaba Jonadab, hijo de Simea, hermano de David; y
Jonadab era hombre muy astuto. 4 Y éste le dijo: Hijo del rey, ¿por qué de día
en día vas enflaqueciendo así? ¿No me lo descubrirás a mí? Y Amnón le respondió:
Yo amo a Tamar la hermana de Absalón mi hermano. 5 Y Jonadab le dijo: Acuéstate
en tu cama, y finge que estás enfermo; y cuando tu padre viniere a visitarte,
dile: Te ruego que venga mi hermana Tamar, para que me dé de comer, y prepare
delante de mí alguna vianda, para que al verla yo la coma de su mano. 6 Se
acostó, pues, Amnón, y fingió que estaba enfermo; y vino el rey a visitarle. Y
dijo Amnón al rey: Yo te ruego que venga mi hermana Tamar, y haga delante de mí
dos hojuelas, para que coma yo de su mano.
7 Y David envió a Tamar a su casa, diciendo: Ve ahora a casa de Amnón tu
hermano, y hazle de comer. 8 Y fue Tamar a casa de su hermano Amnón, el cual
estaba acostado; y tomó harina, y amasó, e hizo hojuelas delante de él y las
coció. 9 Tomó luego la sartén, y las sacó delante de él; mas él no quiso comer.
Y dijo Amnón: Echad fuera de aquí a todos. Y todos salieron de allí. 10 Entonces
Amnón dijo a Tamar: Trae la comida a la alcoba, para que yo coma de tu mano. Y
tomando Tamar las hojuelas que había preparado, las llevó a su hermano Amnón a
la alcoba. 11 Y cuando ella se las puso delante para que comiese, asió de ella,
y le dijo: Ven, hermana mía, acuéstate conmigo. 12 Ella entonces le respondió:
No, hermano mío, no me hagas violencia; porque no se debe hacer así en Israel.
No hagas tal vileza. 13 Porque ¿adónde iría yo con mi deshonra? Y aun tú serías
estimado como uno de los perversos en Israel. Te ruego pues, ahora, que hables
al rey, que él no me negará a ti. 14 Mas él no la quiso oír, sino que pudiendo
más que ella, la forzó, y se acostó con ella.
15 Luego la aborreció Amnón con tan gran aborrecimiento, que el odio con que la
aborreció fue mayor que el amor con que la había amado. Y le dijo Amnón:
Levántate, y vete. 16 Y ella le respondió: No hay razón; mayor mal es este de
arrojarme, que el que me has hecho. Mas él no la quiso oír, 17 sino que llamando
a su criado que le servía, le dijo: Echame a ésta fuera de aquí, y cierra tras
ella la puerta. 18 Y llevaba ella un vestido de diversos colores, traje que
vestían las hijas vírgenes de los reyes. Su criado, pues, la echó fuera, y cerró
la puerta tras ella. 19 Entonces Tamar tomó ceniza y la esparció sobre su
cabeza, y rasgó la ropa de colores de que estaba vestida, y puesta su mano sobre
su cabeza, se fue gritando.
Venganza y huida de Absalón
20 Y le dijo su hermano Absalón: ¿Ha estado contigo tu hermano Amnón? Pues calla
ahora, hermana mía; tu hermano es; no se angustie tu corazón por esto. Y se
quedó Tamar desconsolada en casa de Absalón su hermano. 21 Y luego que el rey
David oyó todo esto, se enojó mucho. 22 Mas Absalón no habló con Amnón ni malo
ni bueno; aunque Absalón aborrecía a Amnón, porque había forzado a Tamar su
hermana.
23 Aconteció pasados dos años, que Absalón tenía esquiladores en Baal-hazor, que
está junto a Efraín; y convidó Absalón a todos los hijos del rey. 24 Y vino
Absalón al rey, y dijo: He aquí, tu siervo tiene ahora esquiladores; yo ruego
que venga el rey y sus siervos con tu siervo. 25 Y respondió el rey a Absalón:
No, hijo mío, no vamos todos, para que no te seamos gravosos. Y aunque porfió
con él, no quiso ir, mas le bendijo. 26 Entonces dijo Absalón: Pues si no, te
ruego que venga con nosotros Amnón mi hermano. Y el rey le respondió: ¿Para qué
ha de ir contigo? 27 Pero como Absalón le importunaba, dejó ir con él a Amnón y
a todos los hijos del rey. 28 Y Absalón había dado orden a sus criados,
diciendo: Os ruego que miréis cuando el corazón de Amnón esté alegre por el
vino; y al decir yo: Herid a Amnón, entonces matadle, y no temáis, pues yo os lo
he mandado. Esforzaos, pues, y sed valientes. 29 Y los criados de Absalón
hicieron con Amnón como Absalón les había mandado. Entonces se levantaron todos
los hijos del rey, y montaron cada uno en su mula, y huyeron.
30 Estando ellos aún en el camino, llegó a David el rumor que decía: Absalón ha
dado muerte a todos los hijos del rey, y ninguno de ellos ha quedado. 31
Entonces levantándose David, rasgó sus vestidos, y se echó en tierra, y todos
sus criados que estaban junto a él también rasgaron sus vestidos. 32 Pero
Jonadab, hijo de Simea hermano de David, habló y dijo: No diga mi señor que han
dado muerte a todos los jóvenes hijos del rey, pues sólo Amnón ha sido muerto;
porque por mandato de Absalón esto había sido determinado desde el día en que
Amnón forzó a Tamar su hermana. 33 Por tanto, ahora no ponga mi señor el rey en
su corazón ese rumor que dice: Todos los hijos del rey han sido muertos; porque
sólo Amnón ha sido muerto.
34 Y Absalón huyó. Entre tanto, alzando sus ojos el joven que estaba de atalaya,
miró, y he aquí mucha gente que venía por el camino a sus espaldas, del lado del
monte. 35 Y dijo Jonadab al rey: He allí los hijos del rey que vienen; es así
como tu siervo ha dicho. 36 Cuando él acabó de hablar, he aquí los hijos del rey
que vinieron, y alzando su voz lloraron. Y también el mismo rey y todos sus
siervos lloraron con muy grandes lamentos.
37 Mas Absalón huyó y se fue a Talmai hijo de Amiud, rey de Gesur. Y David
lloraba por su hijo todos los días. 38 Así huyó Absalón y se fue a Gesur, y
estuvo allá tres años. 39 Y el rey David deseaba ver a Absalón; pues ya estaba
consolado acerca de Amnón, que había muerto.
Joab procura el regreso de Absalón
2 SAMUEL 14
1 Conociendo Joab hijo de Sarvia que el corazón del rey se inclinaba por
Absalón, 2 envió Joab a Tecoa, y tomó de allá una mujer astuta, y le dijo: Yo te
ruego que finjas estar de duelo, y te vistas ropas de luto, y no te unjas con
óleo, sino preséntate como una mujer que desde mucho tiempo está de duelo por
algún muerto; 3 y entrarás al rey, y le hablarás de esta manera. Y puso Joab las
palabras en su boca.
4 Entró, pues, aquella mujer de Tecoa al rey, y postrándose en tierra sobre su
rostro, hizo reverencia, y dijo: ¡Socorro, oh rey! 5 El rey le dijo: ¿Qué
tienes? Y ella respondió: Yo a la verdad soy una mujer viuda y mi marido ha
muerto. 6 Tu sierva tenía dos hijos, y los dos riñeron en el campo; y no
habiendo quien los separase, hirió el uno al otro, y lo mató. 7 Y he aquí toda
la familia se ha levantado contra tu sierva, diciendo: Entrega al que mató a su
hermano, para que le hagamos morir por la vida de su hermano a quien él mató, y
matemos también al heredero. Así apagarán el ascua que me ha quedado, no dejando
a mi marido nombre ni reliquia sobre la tierra.
8 Entonces el rey dijo a la mujer: Vete a tu casa, y yo daré órdenes con
respecto a ti. 9 Y la mujer de Tecoa dijo al rey: Rey señor mío, la maldad sea
sobre mí y sobre la casa de mi padre; mas el rey y su trono sean sin culpa. 10 Y
el rey dijo: Al que hablare contra ti, tráelo a mí, y no te tocará más. 11 Dijo
ella entonces: Te ruego, oh rey, que te acuerdes de Jehová tu Dios, para que el
vengador de la sangre no aumente el daño, y no destruya a mi hijo. Y el
respondió: Vive Jehová, que no caerá ni un cabello de la cabeza de tu hijo en
tierra.
12 Y la mujer dijo: Te ruego que permitas que tu sierva hable una palabra a mi
señor el rey. Y él dijo: Habla. 13 Entonces la mujer dijo: ¿Por qué, pues, has
pensado tú cosa semejante contra el pueblo de Dios? Porque hablando el rey esta
palabra, se hace culpable él mismo, por cuanto el rey no hace volver a su
desterrado. 14 Porque de cierto morimos, y somos como aguas derramadas por
tierra, que no pueden volver a recogerse; ni Dios quita la vida, sino que provee
medios para no alejar de sí al desterrado. 15 Y el haber yo venido ahora para
decir esto al rey mi señor, es porque el pueblo me atemorizó; y tu sierva dijo:
Hablaré ahora al rey; quizá él hará lo que su sierva diga. 16 Pues el rey oirá,
para librar a su sierva de mano del hombre que me quiere destruir a mí y a mi
hijo juntamente, de la heredad de Dios. 17 Tu sierva, pues, dice: Sea ahora de
consuelo la respuesta de mi señor el rey, pues que mi señor el rey es como un
ángel de Dios para discernir entre lo bueno y lo malo. Así Jehová tu Dios sea
contigo.
18 Entonces David respondió y dijo a la mujer: Yo te ruego que no me encubras
nada de lo que yo te preguntare. Y la mujer dijo: Hable mi señor el rey. 19 Y el
rey dijo: ¿No anda la mano de Joab contigo en todas estas cosas? La mujer
respondió y dijo: Vive tu alma, rey señor mío, que no hay que apartarse a
derecha ni a izquierda de todo lo que mi señor el rey ha hablado; porque tu
siervo Joab, él me mandó, y él puso en boca de tu sierva todas estas palabras.
20 Para mudar el aspecto de las cosas Joab tu siervo ha hecho esto; pero mi
señor es sabio conforme a la sabiduría de un ángel de Dios, para conocer lo que
hay en la tierra.
21 Entonces el rey dijo a Joab: He aquí yo hago esto; ve, y haz volver al joven
Absalón. 22 Y Joab se postró en tierra sobre su rostro e hizo reverencia, y
después que bendijo al rey, dijo: Hoy ha entendido tu siervo que he hallado
gracia en tus ojos, rey señor mío, pues ha hecho el rey lo que su siervo ha
dicho. 23 Se levantó luego Joab y fue a Gesur, y trajo a Absalón a Jerusalén. 24
Mas el rey dijo: Váyase a su casa, y no vea mi rostro. Y volvió Absalón a su
casa, y no vio el rostro del rey.
25 Y no había en todo Israel ninguno tan alabado por su hermosura como Absalón;
desde la planta de su pie hasta su coronilla no había en él defecto. 26 Cuando
se cortaba el cabello (lo cual hacía al fin de cada año, pues le causaba
molestia, y por eso se lo cortaba), pesaba el cabello de su cabeza doscientos
siclos de peso real. 27 Y le nacieron a Absalón tres hijos, y una hija que se
llamó Tamar, la cual era mujer de hermoso semblante.
28 Y estuvo Absalón por espacio de dos años en Jerusalén, y no vio el rostro del
rey. 29 Y mandó Absalón por Joab, para enviarlo al rey, pero él no quiso venir;
y envió aun por segunda vez, y no quiso venir. 30 Entonces dijo a sus siervos:
Mirad, el campo de Joab está junto al mío, y tiene allí cebada; id y prendedle
fuego. Y los siervos de Absalón prendieron fuego al campo. 31 Entonces se
levantó Joab y vino a casa de Absalón, y le dijo: ¿Por qué han prendido fuego
tus siervos a mi campo? 32 Y Absalón respondió a Joab: He aquí yo he enviado por
ti, diciendo que vinieses acá, con el fin de enviarte al rey para decirle: ¿Para
qué vine de Gesur? Mejor me fuera estar aún allá. Vea yo ahora el rostro del
rey; y si hay en mí pecado, máteme. 33 Vino, pues, Joab al rey, y se lo hizo
saber. Entonces llamó a Absalón, el cual vino al rey, e inclinó su rostro a
tierra delante del rey; y el rey besó a Absalón.
Absalón se subleva contra David
2 SAMUEL 15
1 Aconteció después de esto, que Absalón se hizo de carros y caballos, y
cincuenta hombres que corriesen delante de él. 2 Y se levantaba Absalón de
mañana, y se ponía a un lado del camino junto a la puerta; y a cualquiera que
tenía pleito y venía al rey a juicio, Absalón le llamaba y le decía: ¿De qué
ciudad eres? Y él respondía: Tu siervo es de una de las tribus de Israel. 3
Entonces Absalón le decía: Mira, tus palabras son buenas y justas; mas no tienes
quien te oiga de parte del rey. 4 Y decía Absalón: ¡Quién me pusiera por juez en
la tierra, para que viniesen a mí todos los que tienen pleito o negocio, que yo
les haría justicia! 5 Y acontecía que cuando alguno se acercaba para inclinarse
a él, él extendía la mano y lo tomaba, y lo besaba. 6 De esta manera hacía con
todos los israelitas que venían al rey a juicio; y así robaba Absalón el corazón
de los de Israel.
7 Al cabo de cuatro años, aconteció que Absalón dijo al rey: Yo te ruego me
permitas que vaya a Hebrón, a pagar mi voto que he prometido a Jehová. 8 Porque
tu siervo hizo voto cuando estaba en Gesur en Siria, diciendo: Si Jehová me
hiciere volver a Jerusalén, yo serviré a Jehová. 9 Y el rey le dijo: Ve en paz.
Y él se levantó, y fue a Hebrón. 10 Entonces envió Absalón mensajeros por todas
las tribus de Israel, diciendo: Cuando oigáis el sonido de la trompeta diréis:
Absalón reina en Hebrón. 11 Y fueron con Absalón doscientos hombres de Jerusalén
convidados por él, los cuales iban en su sencillez, sin saber nada. 12 Y
mientras Absalón ofrecía los sacrificios, llamó a Ahitofel gilonita, consejero
de David, de su ciudad de Gilo. Y la conspiración se hizo poderosa, y aumentaba
el pueblo que seguía a Absalón.
13 Y un mensajero vino a David, diciendo: El corazón de todo Israel se va tras
Absalón. 14 Entonces David dijo a todos sus siervos que estaban con él en
Jerusalén: Levantaos y huyamos, porque no podremos escapar delante de Absalón;
daos prisa a partir, no sea que apresurándose él nos alcance, y arroje el mal
sobre nosotros, y hiera la ciudad a filo de espada. 15 Y los siervos del rey
dijeron al rey: He aquí, tus siervos están listos a todo lo que nuestro señor el
rey decida. 16 El rey entonces salió, con toda su familia en pos de él. Y dejó
el rey diez mujeres concubinas, para que guardasen la casa. 17 Salió, pues, el
rey con todo el pueblo que le seguía, y se detuvieron en un lugar distante. 18 Y
todos sus siervos pasaban a su lado, con todos los cereteos y peleteos; y todos
los geteos, seiscientos hombres que habían venido a pie desde Gat, iban delante
del rey.
19 Y dijo el rey a Itai geteo: ¿Para qué vienes tú también con nosotros?
Vuélvete y quédate con el rey; porque tú eres extranjero, y desterrado también
de tu lugar. 20 Ayer viniste, ¿y he de hacer hoy que te muevas para ir con
nosotros? En cuanto a mí, yo iré a donde pueda ir; tú vuélvete, y haz volver a
tus hermanos; y Jehová te muestre amor permanente y fidelidad. 21 Y respondió
Itai al rey, diciendo: Vive Dios, y vive mi señor el rey, que o para muerte o
para vida, donde mi señor el rey estuviere, allí estará también tu siervo. 22
Entonces David dijo a Itai: Ven, pues, y pasa. Y pasó Itai geteo, y todos sus
hombres, y toda su familia. 23 Y todo el país lloró en alta voz; pasó luego toda
la gente el torrente de Cedrón; asimismo pasó el rey, y todo el pueblo pasó al
camino que va al desierto.
24 Y he aquí, también iba Sadoc, y con él todos los levitas que llevaban el arca
del pacto de Dios; y asentaron el arca del pacto de Dios. Y subió Abiatar
después que todo el pueblo hubo acabado de salir de la ciudad. 25 Pero dijo el
rey a Sadoc: Vuelve el arca de Dios a la ciudad. Si yo hallare gracia ante los
ojos de Jehová, él hará que vuelva, y me dejará verla y a su tabernáculo. 26 Y
si dijere: No me complazco en ti; aquí estoy, haga de mí lo que bien le
pareciere. 27 Dijo además el rey al sacerdote Sadoc: ¿No eres tú el vidente?
Vuelve en paz a la ciudad, y con vosotros vuestros dos hijos; Ahimaas tu hijo, y
Jonatán hijo de Abiatar. 28 Mirad, yo me detendré en los vados del desierto,
hasta que venga respuesta de vosotros que me dé aviso. 29 Entonces Sadoc y
Abiatar volvieron el arca de Dios a Jerusalén, y se quedaron allá.
30 Y David subió la cuesta de los Olivos; y la subió llorando, llevando la
cabeza cubierta y los pies descalzos. También todo el pueblo que tenía consigo
cubrió cada uno su cabeza, e iban llorando mientras subían. 31 Y dieron aviso a
David, diciendo: Ahitofel está entre los que conspiraron con Absalón. Entonces
dijo David: Entorpece ahora, oh Jehová, el consejo de Ahitofel.
32 Cuando David llegó a la cumbre del monte para adorar allí a Dios, he aquí
Husai arquita que le salió al encuentro, rasgados sus vestidos, y tierra sobre
su cabeza. 33 Y le dijo David: Si pasares conmigo, me serás carga. 34 Mas si
volvieres a la ciudad, y dijeres a Absalón: Rey, yo seré tu siervo; como hasta
aquí he sido siervo de tu padre, así seré ahora siervo tuyo; entonces tú harás
nulo el consejo de Ahitofel. 35 ¿No estarán allí contigo los sacerdotes Sadoc y
Abiatar? Por tanto, todo lo que oyeres en la casa del rey, se lo comunicarás a
los sacerdotes Sadoc y Abiatar. 36 Y he aquí que están con ellos sus dos hijos,
Ahimaas el de Sadoc y Jonatán el de Abiatar; por medio de ellos me enviaréis
aviso de todo lo que oyereis. 37 Así vino Husai amigo de David a la ciudad; y
Absalón entró en Jerusalén.
2 SAMUEL 16
1 Cuando David pasó un poco más allá de la cumbre del monte, he aquí Siba el
criado de Mefi-boset, que salía a recibirle con un par de asnos enalbardados, y
sobre ellos doscientos panes, cien racimos de pasas, cien panes de higos secos,
y un cuero de vino. 2 Y dijo el rey a Siba: ¿Qué es esto? Y Siba respondió: Los
asnos son para que monte la familia del rey, los panes y las pasas para que
coman los criados, y el vino para que beban los que se cansen en el desierto. 3
Y dijo el rey: ¿Dónde está el hijo de tu señor? Y Siba respondió al rey: He aquí
él se ha quedado en Jerusalén, porque ha dicho: Hoy me devolverá la casa de
Israel el reino de mi padre. 4 Entonces el rey dijo a Siba: He aquí, sea tuyo
todo lo que tiene Mefi-boset. Y respondió Siba inclinándose: Rey señor mío,
halle yo gracia delante de ti.
5 Y vino el rey David hasta Bahurim; y he aquí salía uno de la familia de la
casa de Saúl, el cual se llamaba Simei hijo de Gera; y salía maldiciendo, 6 y
arrojando piedras contra David, y contra todos los siervos del rey David; y todo
el pueblo y todos los hombres valientes estaban a su derecha y a su izquierda. 7
Y decía Simei, maldiciéndole: ¡Fuera, fuera, hombre sanguinario y perverso! 8
Jehová te ha dado el pago de toda la sangre de la casa de Saúl, en lugar del
cual tú has reinado, y Jehová ha entregado el reino en mano de tu hijo Absalón;
y hete aquí sorprendido en tu maldad, porque eres hombre sanguinario.
9 Entonces Abisai hijo de Sarvia dijo al rey: ¿Por qué maldice este perro muerto
a mi señor el rey? Te ruego que me dejes pasar, y le quitaré la cabeza. 10 Y el
rey respondió: ¿Qué tengo yo con vosotros, hijos de Sarvia? Si él así maldice,
es porque Jehová le ha dicho que maldiga a David. ¿Quién, pues, le dirá: ¿Por
qué lo haces así? 11 Y dijo David a Abisai y a todos sus siervos: He aquí, mi
hijo que ha salido de mis entrañas, acecha mi vida; ¿cuánto más ahora un hijo de
Benjamín? Dejadle que maldiga, pues Jehová se lo ha dicho. 12 Quizá mirará
Jehová mi aflicción, y me dará Jehová bien por sus maldiciones de hoy. 13 Y
mientras David y los suyos iban por el camino, Simei iba por el lado del monte
delante de él, andando y maldiciendo, y arrojando piedras delante de él, y
esparciendo polvo. 14 Y el rey y todo el pueblo que con él estaba, llegaron
fatigados, y descansaron allí.
15 Y Absalón y toda la gente suya, los hombres de Israel, entraron en Jerusalén,
y con él Ahitofel. 16 Aconteció luego, que cuando Husai arquita, amigo de David,
vino al encuentro de Absalón, dijo Husai: ¡Viva el rey, viva el rey! 17 Y
Absalón dijo a Husai: ¿Es este tu agradecimiento para con tu amigo? ¿Por qué no
fuiste con tu amigo? 18 Y Husai respondió a Absalón: No, sino que de aquel que
eligiere Jehová y este pueblo y todos los varones de Israel, de aquél seré yo, y
con él me quedaré. 19 ¿Y a quién había yo de servir? ¿No es a su hijo? Como he
servido delante de tu padre, así seré delante de ti.
20 Entonces dijo Absalón a Ahitofel: Dad vuestro consejo sobre lo que debemos
hacer. 21 Y Ahitofel dijo a Absalón: Llégate a las concubinas de tu padre, que
él dejó para guardar la casa; y todo el pueblo de Israel oirá que te has hecho
aborrecible a tu padre, y así se fortalecerán las manos de todos los que están
contigo. 22 Entonces pusieron para Absalón una tienda sobre el terrado, y se
llegó Absalón a las concubinas de su padre, ante los ojos de todo Israel. 23 Y
el consejo que daba Ahitofel en aquellos días, era como si se consultase la
palabra de Dios. Así era todo consejo de Ahitofel, tanto con David como con
Absalón.
Consejos de Ahitofel y de Husai
2 SAMUEL 17
1 Entonces Ahitofel dijo a Absalón: Yo escogeré ahora doce mil hombres, y me
levantaré y seguiré a David esta noche, 2 y caeré sobre él mientras está cansado
y débil de manos; lo atemorizaré, y todo el pueblo que está con él huirá, y
mataré al rey solo. 3 Así haré volver a ti todo el pueblo (pues tú buscas
solamente la vida de un hombre); y cuando ellos hayan vuelto, todo el pueblo
estará en paz. 4 Este consejo pareció bien a Absalón y a todos los ancianos de
Israel.
5 Y dijo Absalón: Llamad también ahora a Husai arquita, para que asimismo
oigamos lo que él dirá. 6 Cuando Husai vino a Absalón, le habló Absalón,
diciendo: Así ha dicho Ahitofel; ¿seguiremos su consejo, o no? Di tú. 7 Entonces
Husai dijo a Absalón: El consejo que ha dado esta vez Ahitofel no es bueno. 8 Y
añadió Husai: Tú sabes que tu padre y los suyos son hombres valientes, y que
están con amargura de ánimo, como la osa en el campo cuando le han quitado sus
cachorros. Además, tu padre es hombre de guerra, y no pasará la noche con el
pueblo. 9 He aquí él estará ahora escondido en alguna cueva, o en otro lugar; y
si al principio cayeren algunos de los tuyos, quienquiera que lo oyere dirá: El
pueblo que sigue a Absalón ha sido derrotado. 10 Y aun el hombre valiente, cuyo
corazón sea como corazón de león, desmayará por completo; porque todo Israel
sabe que tu padre es hombre valiente, y que los que están con él son esforzados.
11 Aconsejo, pues, que todo Israel se junte a ti, desde Dan hasta Beerseba, en
multitud como la arena que está a la orilla del mar, y que tú en persona vayas a
la batalla. 12 Entonces le acometeremos en cualquier lugar en donde se hallare,
y caeremos sobre él como cuando el rocío cae sobre la tierra, y ni uno dejaremos
de él y de todos los que están con él. 13 Y si se refugiare en alguna ciudad,
todos los de Israel llevarán sogas a aquella ciudad, y la arrastraremos hasta el
arroyo, hasta que no se encuentre allí ni una piedra. 14 Entonces Absalón y
todos los de Israel dijeron: El consejo de Husai arquita es mejor que el consejo
de Ahitofel. Porque Jehová había ordenado que el acertado consejo de Ahitofel se
frustrara, para que Jehová hiciese venir el mal sobre Absalón.
15 Dijo luego Husai a los sacerdotes Sadoc y Abiatar: Así y así aconsejó
Ahitofel a Absalón y a los ancianos de Israel; y de esta manera aconsejé yo. 16
Por tanto, enviad inmediatamente y dad aviso a David, diciendo: No te quedes
esta noche en los vados del desierto, sino pasa luego el Jordán, para que no sea
destruido el rey y todo el pueblo que con él está. 17 Y Jonatán y Ahimaas
estaban junto a la fuente de Rogel, y fue una criada y les avisó, porque ellos
no podían mostrarse viniendo a la ciudad; y ellos fueron y se lo hicieron saber
al rey David. 18 Pero fueron vistos por un joven, el cual lo hizo saber a
Absalón; sin embargo, los dos se dieron prisa a caminar, y llegaron a casa de un
hombre en Bahurim, que tenía en su patio un pozo, dentro del cual se metieron.
19 Y tomando la mujer de la casa una manta, la extendió sobre la boca del pozo,
y tendió sobre ella el grano trillado; y nada se supo del asunto. 20 Llegando
luego los criados de Absalón a la casa de la mujer, le dijeron: ¿Dónde están
Ahimaas y Jonatán? Y la mujer les respondió: Ya han pasado el vado de las aguas.
Y como ellos los buscaron y no los hallaron, volvieron a Jerusalén.
21 Y después que se hubieron ido, aquéllos salieron del pozo y se fueron, y
dieron aviso al rey David, diciéndole: Levantaos y daos prisa a pasar las aguas,
porque Ahitofel ha dado tal consejo contra vosotros. 22 Entonces David se
levantó, y todo el pueblo que con él estaba, y pasaron el Jordán antes que
amaneciese; ni siquiera faltó uno que no pasase el Jordán.
23 Pero Ahitofel, viendo que no se había seguido su consejo, enalbardó su asno,
y se levantó y se fue a su casa a su ciudad; y después de poner su casa en
orden, se ahorcó, y así murió, y fue sepultado en el sepulcro de su padre.
24 Y David llegó a Mahanaim; y Absalón pasó el Jordán con toda la gente de
Israel. 25 Y Absalón nombró a Amasa jefe del ejército en lugar de Joab. Amasa
era hijo de un varón de Israel llamado Itra, el cual se había llegado a Abigail
hija de Nahas, hermana de Sarvia madre de Joab. 26 Y acampó Israel con Absalón
en tierra de Galaad.
27 Luego que David llegó a Mahanaim, Sobi hijo de Nahas, de Rabá de los hijos de
Amón, Maquir hijo de Amiel, de Lodebar, y Barzilai galaadita de Rogelim, 28
trajeron a David y al pueblo que estaba con él, camas, tazas, vasijas de barro,
trigo, cebada, harina, grano tostado, habas, lentejas, garbanzos tostados, 29
miel, manteca, ovejas, y quesos de vaca, para que comiesen; porque decían: El
pueblo está hambriento y cansado y sediento en el desierto.
Muerte de Absalón
2 SAMUEL 18
1 David, pues, pasó revista al pueblo que tenía consigo, y puso sobre ellos
jefes de millares y jefes de centenas. 2 Y envió David al pueblo, una tercera
parte bajo el mando de Joab, una tercera parte bajo el mando de Abisai hijo de
Sarvia, hermano de Joab, y una tercera parte al mando de Itai geteo. Y dijo el
rey al pueblo: Yo también saldré con vosotros. 3 Mas el pueblo dijo: No saldrás;
porque si nosotros huyéremos, no harán caso de nosotros; y aunque la mitad de
nosotros muera, no harán caso de nosotros; mas tú ahora vales tanto como diez
mil de nosotros. Será, pues, mejor que tú nos des ayuda desde la ciudad. 4
Entonces el rey les dijo: Yo haré lo que bien os parezca. Y se puso el rey a la
entrada de la puerta, mientras salía todo el pueblo de ciento en ciento y de mil
en mil. 5 Y el rey mandó a Joab, a Abisai y a Itai, diciendo: Tratad
benignamente por amor de mí al joven Absalón. Y todo el pueblo oyó cuando dio el
rey orden acerca de Absalón a todos los capitanes.
6 Salió, pues, el pueblo al campo contra Israel, y se libró la batalla en el
bosque de Efraín. 7 Y allí cayó el pueblo de Israel delante de los siervos de
David, y se hizo allí en aquel día una gran matanza de veinte mil hombres. 8 Y
la batalla se extendió por todo el país; y fueron más los que destruyó el bosque
aquel día, que los que destruyó la espada.
9 Y se encontró Absalón con los siervos de David; e iba Absalón sobre un mulo, y
el mulo entró por debajo de las ramas espesas de una gran encina, y se le enredó
la cabeza en la encina, y Absalón quedó suspendido entre el cielo y la tierra; y
el mulo en que iba pasó delante. 10 Viéndolo uno, avisó a Joab, diciendo: He
aquí que he visto a Absalón colgado de una encina. 11 Y Joab respondió al hombre
que le daba la nueva: Y viéndolo tú, ¿por qué no le mataste luego allí echándole
a tierra? Me hubiera placido darte diez siclos de plata, y un talabarte. 12 El
hombre dijo a Joab: Aunque me pesaras mil siclos de plata, no extendería yo mi
mano contra el hijo del rey; porque nosotros oímos cuando el rey te mandó a ti y
a Abisai y a Itai, diciendo: Mirad que ninguno toque al joven Absalón. 13 Por
otra parte, habría yo hecho traición contra mi vida, pues que al rey nada se le
esconde, y tú mismo estarías en contra. 14 Y respondió Joab: No malgastaré mi
tiempo contigo. Y tomando tres dardos en su mano, los clavó en el corazón de
Absalón, quien estaba aún vivo en medio de la encina. 15 Y diez jóvenes
escuderos de Joab rodearon e hirieron a Absalón, y acabaron de matarle.
16 Entonces Joab tocó la trompeta, y el pueblo se volvió de seguir a Israel,
porque Joab detuvo al pueblo. 17 Tomando después a Absalón, le echaron en un
gran hoyo en el bosque, y levantaron sobre él un montón muy grande de piedras; y
todo Israel huyó, cada uno a su tienda. 18 Y en vida, Absalón había tomado y
erigido una columna, la cual está en el valle del rey; porque había dicho: Yo no
tengo hijo que conserve la memoria de mi nombre. Y llamó aquella columna por su
nombre, y así se ha llamado Columna de Absalón, hasta hoy.
19 Entonces Ahimaas hijo de Sadoc dijo: ¿Correré ahora, y daré al rey las nuevas
de que Jehová ha defendido su causa de la mano de sus enemigos? 20 Respondió
Joab: Hoy no llevarás las nuevas; las llevarás otro día; no darás hoy la nueva,
porque el hijo del rey ha muerto. 21 Y Joab dijo a un etíope: Ve tú, y di al rey
lo que has visto. Y el etíope hizo reverencia ante Joab, y corrió. 22 Entonces
Ahimaas hijo de Sadoc volvió a decir a Joab: Sea como fuere, yo correré ahora
tras el etíope. Y Joab dijo: Hijo mío, ¿para qué has de correr tú, si no
recibirás premio por las nuevas? 23 Mas él respondió: Sea como fuere, yo
correré. Entonces le dijo: Corre. Corrió, pues, Ahimaas por el camino de la
llanura, y pasó delante del etíope.
24 Y David estaba sentado entre las dos puertas; y el atalaya había ido al
terrado sobre la puerta en el muro, y alzando sus ojos, miró, y vio a uno que
corría solo. 25 El atalaya dio luego voces, y lo hizo saber al rey. Y el rey
dijo: Si viene solo, buenas nuevas trae. En tanto que él venía acercándose, 26
vio el atalaya a otro que corría; y dio voces el atalaya al portero, diciendo:
He aquí otro hombre que corre solo. Y el rey dijo: Este también es mensajero. 27
Y el atalaya volvió a decir: Me parece el correr del primero como el correr de
Ahimaas hijo de Sadoc. Y respondió el rey: Ese es hombre de bien, y viene con
buenas nuevas.
28 Entonces Ahimaas dijo en alta voz al rey: Paz. Y se inclinó a tierra delante
del rey, y dijo: Bendito sea Jehová Dios tuyo, que ha entregado a los hombres
que habían levantado sus manos contra mi señor el rey. 29 Y el rey dijo: ¿El
joven Absalón está bien? Y Ahimaas respondió: Vi yo un gran alboroto cuando
envió Joab al siervo del rey y a mí tu siervo; mas no sé qué era. 30 Y el rey
dijo: Pasa, y ponte allí. Y él pasó, y se quedó de pie.
31 Luego vino el etíope, y dijo: Reciba nuevas mi señor el rey, que hoy Jehová
ha defendido tu causa de la mano de todos los que se habían levantado contra ti.
32 El rey entonces dijo al etíope: ¿El joven Absalón está bien? Y el etíope
respondió: Como aquel joven sean los enemigos de mi señor el rey, y todos los
que se levanten contra ti para mal. 33 Entonces el rey se turbó, y subió a la
sala de la puerta, y lloró; y yendo, decía así: ¡Hijo mío Absalón, hijo mío,
hijo mío Absalón! ¡Quién me diera que muriera yo en lugar de ti, Absalón, hijo
mío, hijo mío!
David vuelve a Jerusalén
2 SAMUEL 19
1 Dieron aviso a Joab: He aquí el rey llora, y hace duelo por Absalón. 2 Y se
volvió aquel día la victoria en luto para todo el pueblo; porque oyó decir el
pueblo aquel día que el rey tenía dolor por su hijo. 3 Y entró el pueblo aquel
día en la ciudad escondidamente, como suele entrar a escondidas el pueblo
avergonzado que ha huido de la batalla. 4 Mas el rey, cubierto el rostro,
clamaba en alta voz: ¡Hijo mío Absalón, Absalón, hijo mío, hijo mío! 5 Entonces
Joab vino al rey en la casa, y dijo: Hoy has avergonzado el rostro de todos tus
siervos, que hoy han librado tu vida, y la vida de tus hijos y de tus hijas, y
la vida de tus mujeres, y la vida de tus concubinas, 6 amando a los que te
aborrecen, y aborreciendo a los que te aman; porque hoy has declarado que nada
te importan tus príncipes y siervos; pues hoy me has hecho ver claramente que si
Absalón viviera, aunque todos nosotros estuviéramos muertos, entonces estarías
contento. 7 Levántate pues, ahora, y ve afuera y habla bondadosamente a tus
siervos; porque juro por Jehová que si no sales, no quedará ni un hombre contigo
esta noche; y esto te será peor que todos los males que te han sobrevenido desde
tu juventud hasta ahora. 8 Entonces se levantó el rey y se sentó a la puerta, y
fue dado aviso a todo el pueblo, diciendo: He aquí el rey está sentado a la
puerta. Y vino todo el pueblo delante del rey; pero Israel había huido, cada uno
a su tienda.
9 Y todo el pueblo disputaba en todas las tribus de Israel, diciendo: El rey nos
ha librado de mano de nuestros enemigos, y nos ha salvado de mano de los
filisteos; y ahora ha huido del país por miedo de Absalón. 10 Y Absalón, a quien
habíamos ungido sobre nosotros, ha muerto en la batalla. ¿Por qué, pues, estáis
callados respecto de hacer volver al rey?
11 Y el rey David envió a los sacerdotes Sadoc y Abiatar, diciendo: Hablad a los
ancianos de Judá, y decidles: ¿Por qué seréis vosotros los postreros en hacer
volver el rey a su casa, cuando la palabra de todo Israel ha venido al rey para
hacerle volver a su casa? 12 Vosotros sois mis hermanos; mis huesos y mi carne
sois. ¿Por qué, pues, seréis vosotros los postreros en hacer volver al rey? 13
Asimismo diréis a Amasa: ¿No eres tú también hueso mío y carne mía? Así me haga
Dios, y aun me añada, si no fueres general del ejército delante de mí para
siempre, en lugar de Joab. 14 Así inclinó el corazón de todos los varones de
Judá, como el de un solo hombre, para que enviasen a decir al rey: Vuelve tú, y
todos tus siervos. 15 Volvió, pues, el rey, y vino hasta el Jordán. Y Judá vino
a Gilgal para recibir al rey y para hacerle pasar el Jordán.
16 Y Simei hijo de Gera, hijo de Benjamín, que era de Bahurim, se dio prisa y
descendió con los hombres de Judá a recibir al rey David. 17 Con él venían mil
hombres de Benjamín; asimismo Siba, criado de la casa de Saúl, con sus quince
hijos y sus veinte siervos, los cuales pasaron el Jordán delante del rey. 18 Y
cruzaron el vado para pasar a la familia del rey, y para hacer lo que a él le
pareciera. Entonces Simei hijo de Gera se postró delante del rey cuando él hubo
pasado el Jordán, 19 y dijo al rey: No me culpe mi señor de iniquidad, ni tengas
memoria de los males que tu siervo hizo el día en que mi señor el rey salió de
Jerusalén; no los guarde el rey en su corazón. 20 Porque yo tu siervo reconozco
haber pecado, y he venido hoy el primero de toda la casa de José, para descender
a recibir a mi señor el rey. 21 Respondió Abisai hijo de Sarvia y dijo: ¿No ha
de morir por esto Simei, que maldijo al ungido de Jehová? 22 David entonces
dijo: ¿Qué tengo yo con vosotros, hijos de Sarvia, para que hoy me seáis
adversarios? ¿Ha de morir hoy alguno en Israel? ¿Pues no sé yo que hoy soy rey
sobre Israel? 23 Y dijo el rey a Simei: No morirás. Y el rey se lo juró.
24 También Mefi-boset hijo de Saúl descendió a recibir al rey; no había lavado
sus pies, ni había cortado su barba, ni tampoco había lavado sus vestidos, desde
el día en que el rey salió hasta el día en que volvió en paz. 25 Y luego que
vino él a Jerusalén a recibir al rey, el rey le dijo: Mefi-boset, ¿por qué no
fuiste conmigo? 26 Y él respondió: Rey señor mío, mi siervo me engañó; pues tu
siervo había dicho: Enalbárdame un asno, y montaré en él, e iré al rey; porque
tu siervo es cojo. 27 Pero él ha calumniado a tu siervo delante de mi señor el
rey; mas mi señor el rey es como un ángel de Dios; haz, pues, lo que bien te
parezca. 28 Porque toda la casa de mi padre era digna de muerte delante de mi
señor el rey, y tú pusiste a tu siervo entre los convidados a tu mesa. ¿Qué
derecho, pues, tengo aún para clamar más al rey? 29 Y el rey le dijo: ¿Para qué
más palabras? Yo he determinado que tú y Siba os dividáis las tierras. 30 Y
Mefi-boset dijo al rey: Deja que él las tome todas, pues que mi señor el rey ha
vuelto en paz a su casa.
31 También Barzilai galaadita descendió de Rogelim, y pasó el Jordán con el rey,
para acompañarle al otro lado del Jordán. 32 Era Barzilai muy anciano, de
ochenta años, y él había dado provisiones al rey cuando estaba en Mahanaim,
porque era hombre muy rico. 33 Y el rey dijo a Barzilai: Pasa conmigo, y yo te
sustentaré conmigo en Jerusalén. 34 Mas Barzilai dijo al rey: ¿Cuántos años más
habré de vivir, para que yo suba con el rey a Jerusalén? 35 De edad de ochenta
años soy este día. ¿Podré distinguir entre lo que es agradable y lo que no lo
es? ¿Tomará gusto ahora tu siervo en lo que coma o beba? ¿Oiré más la voz de los
cantores y de las cantoras? ¿Para qué, pues, ha de ser tu siervo una carga para
mi señor el rey? 36 Pasará tu siervo un poco más allá del Jordán con el rey;
¿por qué me ha de dar el rey tan grande recompensa? 37 Yo te ruego que dejes
volver a tu siervo, y que muera en mi ciudad, junto al sepulcro de mi padre y de
mi madre. Mas he aquí a tu siervo Quimam; que pase él con mi señor el rey, y haz
a él lo que bien te pareciere. 38 Y el rey dijo: Pues pase conmigo Quimam, y yo
haré con él como bien te parezca; y todo lo que tú pidieres de mí, yo lo haré.
39 Y todo el pueblo pasó el Jordán; y luego que el rey hubo también pasado, el
rey besó a Barzilai, y lo bendijo; y él se volvió a su casa. 40 El rey entonces
pasó a Gilgal, y con él pasó Quimam; y todo el pueblo de Judá acompañaba al rey,
y también la mitad del pueblo de Israel.
41 Y he aquí todos los hombres de Israel vinieron al rey, y le dijeron: ¿Por qué
los hombres de Judá, nuestros hermanos, te han llevado, y han hecho pasar el
Jordán al rey y a su familia, y a todos los siervos de David con él? 42 Y todos
los hombres de Judá respondieron a todos los de Israel: Porque el rey es nuestro
pariente. Mas ¿por qué os enojáis vosotros de eso? ¿Hemos nosotros comido algo
del rey? ¿Hemos recibido de él algún regalo? 43 Entonces respondieron los
hombres de Israel, y dijeron a los de Judá: Nosotros tenemos en el rey diez
partes, y en el mismo David más que vosotros. ¿Por qué, pues, nos habéis tenido
en poco? ¿No hablamos nosotros los primeros, respecto de hacer volver a nuestro
rey? Y las palabras de los hombres de Judá fueron más violentas que las de los
hombres de Israel.
Sublevación de Seba
2 SAMUEL 20
1 Aconteció que se hallaba allí un hombre perverso que se llamaba Seba hijo de
Bicri, hombre de Benjamín, el cual tocó la trompeta, y dijo: No tenemos nosotros
parte en David, ni heredad con el hijo de Isaí. ¡Cada uno a su tienda, Israel! 2
Así todos los hombres de Israel abandonaron a David, siguiendo a Seba hijo de
Bicri; mas los de Judá siguieron a su rey desde el Jordán hasta Jerusalén.
3 Y luego que llegó David a su casa en Jerusalén, tomó el rey las diez mujeres
concubinas que había dejado para guardar la casa, y las puso en reclusión, y les
dio alimentos; pero nunca más se llegó a ellas, sino que quedaron encerradas
hasta que murieron, en viudez perpetua.
4 Después dijo el rey a Amasa: Convócame a los hombres de Judá para dentro de
tres días, y hállate tú aquí presente. 5 Fue, pues, Amasa para convocar a los de
Judá; pero se detuvo más del tiempo que le había sido señalado. 6 Y dijo David a
Abisai: Seba hijo de Bicri nos hará ahora más daño que Absalón; toma, pues, tú
los siervos de tu señor, y ve tras él, no sea que halle para sí ciudades
fortificadas, y nos cause dificultad. 7 Entonces salieron en pos de él los
hombres de Joab, y los cereteos y peleteos y todos los valientes; salieron de
Jerusalén para ir tras Seba hijo de Bicri. 8 Y estando ellos cerca de la piedra
grande que está en Gabaón, les salió Amasa al encuentro. Y Joab estaba ceñido de
su ropa, y sobre ella tenía pegado a sus lomos el cinto con una daga en su
vaina, la cual se le cayó cuando él avanzó. 9 Entonces Joab dijo a Amasa: ¿Te va
bien, hermano mío? Y tomó Joab con la diestra la barba de Amasa, para besarlo.
10 Y Amasa no se cuidó de la daga que estaba en la mano de Joab; y éste le hirió
con ella en la quinta costilla, y derramó sus entrañas por tierra, y cayó muerto
sin darle un segundo golpe.
Después Joab y su hermano Abisai fueron en persecución de Seba hijo de Bicri. 11
Y uno de los hombres de Joab se paró junto a él, diciendo: Cualquiera que ame a
Joab y a David, vaya en pos de Joab. 12 Y Amasa yacía revolcándose en su sangre
en mitad del camino; y todo el que pasaba, al verle, se detenía; y viendo aquel
hombre que todo el pueblo se paraba, apartó a Amasa del camino al campo, y echó
sobre él una vestidura. 13 Luego que fue apartado del camino, pasaron todos los
que seguían a Joab, para ir tras Seba hijo de Bicri.
14 Y él pasó por todas las tribus de Israel hasta Abel-bet-maaca y todo Barim; y
se juntaron, y lo siguieron también. 15 Y vinieron y lo sitiaron en
Abel-bet-maaca, y pusieron baluarte contra la ciudad, y quedó sitiada; y todo el
pueblo que estaba con Joab trabajaba por derribar la muralla. 16 Entonces una
mujer sabia dio voces en la ciudad, diciendo: Oíd, oíd; os ruego que digáis a
Joab que venga acá, para que yo hable con él. 17 Cuando él se acercó a ella,
dijo la mujer: ¿Eres tú Joab? Y él respondió: Yo soy. Ella le dijo: Oye las
palabras de tu sierva. Y él respondió: Oigo. 18 Entonces volvió ella a hablar,
diciendo: Antiguamente solían decir: Quien preguntare, pregunte en Abel; y así
concluían cualquier asunto. 19 Yo soy de las pacíficas y fieles de Israel; pero
tú procuras destruir una ciudad que es madre en Israel. ¿Por qué destruyes la
heredad de Jehová? 20 Joab respondió diciendo: Nunca tal, nunca tal me
acontezca, que yo destruya ni deshaga. 21 La cosa no es así: mas un hombre del
monte de Efraín, que se llama Seba hijo de Bicri, ha levantado su mano contra el
rey David; entregad a ése solamente, y me iré de la ciudad. Y la mujer dijo a
Joab: He aquí su cabeza te será arrojada desde el muro. 22 La mujer fue luego a
todo el pueblo con su sabiduría; y ellos cortaron la cabeza a Seba hijo de
Bicri, y se la arrojaron a Joab. Y él tocó la trompeta, y se retiraron de la
ciudad, cada uno a su tienda. Y Joab se volvió al rey a Jerusalén.
Oficiales de David
(2 S. 8.15-18; 1 Cr. 18.14-17)
23 Así quedó Joab sobre todo el ejército de Israel, y Benaía hijo de Joiada
sobre los cereteos y peleteos, 24 y Adoram sobre los tributos, y Josafat hijo de
Ahilud era el cronista. 25 Seva era escriba, y Sadoc y Abiatar, sacerdotes, 26 e
Ira jaireo fue también sacerdote de David.
Venganza de los gabaonitas
2 SAMUEL 21
1 Hubo hambre en los días de David por tres años consecutivos. Y David consultó
a Jehová, y Jehová le dijo: Es por causa de Saúl, y por aquella casa de sangre,
por cuanto mató a los gabaonitas. 2 Entonces el rey llamó a los gabaonitas, y
les habló. (Los gabaonitas no eran de los hijos de Israel, sino del resto de los
amorreos, a los cuales los hijos de Israel habían hecho juramento; pero Saúl
había procurado matarlos en su celo por los hijos de Israel y de Judá.) 3 Dijo,
pues, David a los gabaonitas: ¿Qué haré por vosotros, o qué satisfacción os
daré, para que bendigáis la heredad de Jehová? 4 Y los gabaonitas le
respondieron: No tenemos nosotros querella sobre plata ni sobre oro con Saúl y
con su casa; ni queremos que muera hombre de Israel. Y él les dijo: Lo que
vosotros dijereis, haré. 5 Ellos respondieron al rey: De aquel hombre que nos
destruyó, y que maquinó contra nosotros para exterminarnos sin dejar nada de
nosotros en todo el territorio de Israel, 6 dénsenos siete varones de sus hijos,
para que los ahorquemos delante de Jehová en Gabaa de Saúl, el escogido de
Jehová. Y el rey dijo: Yo los daré.
7 Y perdonó el rey a Mefi-boset hijo de Jonatán, hijo de Saúl, por el juramento
de Jehová que hubo entre ellos, entre David y Jonatán hijo de Saúl. 8 Pero tomó
el rey a dos hijos de Rizpa hija de Aja, los cuales ella había tenido de Saúl,
Armoni y Mefi-boset, y a cinco hijos de Mical hija de Saúl, los cuales ella
había tenido de Adriel hijo de Barzilai meholatita, 9 y los entregó en manos de
los gabaonitas, y ellos los ahorcaron en el monte delante de Jehová; y así
murieron juntos aquellos siete, los cuales fueron muertos en los primeros días
de la siega, al comenzar la siega de la cebada.
10 Entonces Rizpa hija de Aja tomó una tela de cilicio y la tendió para sí sobre
el peñasco, desde el principio de la siega hasta que llovió sobre ellos agua del
cielo; y no dejó que ninguna ave del cielo se posase sobre ellos de día, ni
fieras del campo de noche. 11 Y fue dicho a David lo que hacía Rizpa hija de
Aja, concubina de Saúl. 12 Entonces David fue y tomó los huesos de Saúl y los
huesos de Jonatán su hijo, de los hombres de Jabes de Galaad, que los habían
hurtado de la plaza de Bet-sán, donde los habían colgado los filisteos, cuando
los filisteos mataron a Saúl en Gilboa; 13 e hizo llevar de allí los huesos de
Saúl y los huesos de Jonatán su hijo; y recogieron también los huesos de los
ahorcados. 14 Y sepultaron los huesos de Saúl y los de su hijo Jonatán en tierra
de Benjamín, en Zela, en el sepulcro de Cis su padre; e hicieron todo lo que el
rey había mandado. Y Dios fue propicio a la tierra después de esto.
Abisai libra a David del gigante
15 Volvieron los filisteos a hacer la guerra a Israel, y descendió David y sus
siervos con él, y pelearon con los filisteos; y David se cansó. 16 E Isbi-benob,
uno de los descendientes de los gigantes, cuya lanza pesaba trescientos siclos
de bronce, y quien estaba ceñido con una espada nueva, trató de matar a David;
17 mas Abisai hijo de Sarvia llegó en su ayuda, e hirió al filisteo y lo mató.
Entonces los hombres de David le juraron, diciendo: Nunca más de aquí en
adelante saldrás con nosotros a la batalla, no sea que apagues la lámpara de
Israel.
Los hombres de David matan a los gigantes
(1 Cr. 20. 4-8)
18 Otra segunda guerra hubo después en Gob contra los filisteos; entonces
Sibecai husatita mató a Saf, quien era uno de los descendientes de los gigantes.
19 Hubo otra vez guerra en Gob contra los filisteos, en la cual Elhanán, hijo de
Jaare-oregim de Belén, mató a Goliat geteo, el asta de cuya lanza era como el
rodillo de un telar. 20 Después hubo otra guerra en Gat, donde había un hombre
de gran estatura, el cual tenía doce dedos en las manos, y otros doce en los
pies, veinticuatro por todos; y también era descendiente de los gigantes. 21
Este desafió a Israel, y lo mató Jonatán, hijo de Simea hermano de David. 22
Estos cuatro eran descendientes de los gigantes en Gat, los cuales cayeron por
mano de David y por mano de sus siervos.
Cántico de liberación de David
(Sal. 18 título, 1-50)
2 SAMUEL 22
1 Habló David a Jehová las palabras de este cántico, el día que Jehová le había
librado de la mano de todos sus enemigos, y de la mano de Saúl. 2 Dijo:
Jehová es mi roca y mi fortaleza, y mi libertador;
3 Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré;
Mi escudo, y el fuerte de mi salvación, mi alto refugio;
Salvador mío; de violencia me libraste.
4 Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado,
Y seré salvo de mi enemigos.
5 Me rodearon ondas de muerte,
Y torrentes de perversidad me atemorizaron.
6 Ligaduras del Seol me rodearon;
Tendieron sobre mí lazos de muerte.
7 En mi angustia invoqué a Jehová,
Y clamé a mi Dios;
El oyó mi voz desde su templo,
Y mi clamor llegó a sus oídos.
8 La tierra fue conmovida, y tembló,
Y se conmovieron los cimientos de los cielos;
Se estremecieron, porque se indignó él.
9 Humo subió de su nariz,
Y de su boca fuego consumidor;
Carbones fueron por él encendidos.
10 E inclinó los cielos, y descendió;
Y había tinieblas debajo de sus pies.
11 Y cabalgó sobre un querubín, y voló;
Voló sobre las alas del viento.
12 Puso tinieblas por su escondedero alrededor de sí;
Oscuridad de aguas y densas nubes.
13 Por el resplandor de su presencia se encendieron carbones ardientes.
14 Y tronó desde los cielos Jehová,
Y el Altísimo dio su voz;
15 Envió sus saetas, y los dispersó;
Y lanzó relámpagos, y los destruyó.
16 Entonces aparecieron los torrentes de las aguas,
Y quedaron al descubierto los cimientos del mundo;
A la reprensión de Jehová,
Por el soplo del aliento de su nariz.
17 Envió desde lo alto y me tomó;
Me sacó de las muchas aguas.
18 Me libró de poderoso enemigo,
Y de los que me aborrecían, aunque eran más fuertes que yo.
19 Me asaltaron en el día de mi quebranto;
Mas Jehová fue mi apoyo,
20 Y me sacó a lugar espacioso;
Mi libró, porque se agradó de mí.
21 Jehová me ha premiado conforme a mi justicia;
Conforme a la limpieza de mis manos me ha recompensado.
22 Porque yo he guardado los caminos de Jehová,
Y no me aparté impíamente de mi Dios.
23 Pues todos sus decretos estuvieron delante de mí,
Y no me he apartado de sus estatutos.
24 Fui recto para con él,
Y me he guardado de mi maldad;
25 Por lo cual me ha recompensado Jehová conforme a mi justicia;
Conforme a la limpieza de mis manos delante de su vista.
26 Con el misericordioso te mostrarás misericordioso,
Y recto para con el hombre íntegro.
27 Limpio te mostrarás para con el limpio,
Y rígido serás para con el perverso.
28 Porque tú salvas al pueblo afligido,
Mas tus ojos están sobre los altivos para abatirlos.
29 Tú eres mi lámpara, oh Jehová;
Mi Dios alumbrará mis tinieblas.
30 Contigo desbarataré ejércitos,
Y con mi Dios asaltaré muros.
31 En cuanto a Dios, perfecto es su camino,
Y acrisolada la palabra de Jehová.
Escudo es a todos los que en él esperan.
32 Porque ¿quién es Dios, sino sólo Jehová?
¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios?
33 Dios es el que me ciñe de fuerza,
Y quien despeja mi camino;
34 Quien hace mis pies como de ciervas,
Y me hace estar firme sobre mis alturas;
35 Quien adiestra mis manos para la batalla,
De manera que se doble el arco de bronce con mis brazos.
36 Me diste asimismo el escudo de tu salvación,
Y tu benignidad me ha engrandecido.
37 Tú ensanchaste mis pasos debajo de mí,
Y mis pies no han resbalado.
38 Perseguiré a mis enemigos, y los destruiré,
Y no volveré hasta acabarlos.
39 Los consumiré y los heriré, de modo que no se levanten;
Caerán debajo de mis pies.
40 Pues me ceñiste de fuerzas para la pelea;
Has humillado a mis enemigos debajo de mí,
41 Y has hecho que mis enemigos me vuelvan las espaldas,
Para que yo destruyese a los que me aborrecen.
42 Clamaron, y no hubo quien los salvase;
Aun a Jehová, mas no les oyó.
43 Como polvo de la tierra los molí;
Como lodo de las calles los pisé y los trituré.
44 Me has librado de las contiendas del pueblo;
Me guardaste para que fuese cabeza de naciones;
Pueblo que yo no conocía me servirá.
45 Los hijos de extraños se someterán a mí;
Al oir de mí, me obedecerán.
46 Los extraños se debilitarán,
Y saldrán temblando de sus encierros.
47 Viva Jehová, y bendita sea mi roca,
Y engrandecido sea el Dios de mi salvación.
48 El Dios que venga mis agravios,
Y sujeta pueblos debajo de mí;
49 El que me libra de enemigos,
Y aun me exalta sobre los que se levantan contra mí;
Me libraste del varón violento.
50 Por tanto, yo te confesaré entre las naciones, oh Jehová,
Y cantaré a tu nombre.
51 El salva gloriosamente a su rey,
Y usa de misericordia para con su ungido,
A David y a su descendencia para siempre.
Ultimas palabras de David
2 SAMUEL 23
1 Estas son las palabras postreras de David.
Dijo David hijo de Isaí,
Dijo aquel varón que fue levantado en alto,
El ungido del Dios de Jacob,
El dulce cantor de Israel:
2 El Espíritu de Jehová ha hablado por mí,
Y su palabra ha estado en mi lengua.
3 El Dios de Israel ha dicho,
Me habló la Roca de Israel:
Habrá un justo que gobierne entre los hombres,
Que gobierne en el temor de Dios.
4 Será como la luz de la mañana,
Como el resplandor del sol en una mañana sin nubes,
Como la lluvia que hace brotar la hierba de la tierra.
5 No es así mi casa para con Dios;
Sin embargo, él ha hecho conmigo pacto perpetuo,
Ordenado en todas las cosas, y será guardado,
Aunque todavía no haga él florecer
Toda mi salvación y mi deseo.
6 Mas los impíos serán todos ellos como espinos arrancados,
Los cuales nadie toma con la mano;
7 Sino que el que quiere tocarlos
Se arma de hierro y de asta de lanza,
Y son del todo quemados en su lugar.
Los valientes de David
(1 Cr. 11.10-47)
8 Estos son los nombres de los valientes que tuvo David: Joseb-basebet el
tacmonita, principal de los capitanes; éste era Adino el eznita, que mató a
ochocientos hombres en una ocasión.
9 Después de éste, Eleazar hijo de Dodo, ahohíta, uno de los tres valientes que
estaban con David cuando desafiaron a los filisteos que se habían reunido allí
para la batalla, y se habían alejado los hombres de Israel. 10 Este se levantó e
hirió a los filisteos hasta que su mano se cansó, y quedó pegada su mano a la
espada. Aquel día Jehová dio una gran victoria, y se volvió el pueblo en pos de
él tan sólo para recoger el botín.
11 Después de éste fue Sama hijo de Age, ararita. Los filisteos se habían
reunido en Lehi, donde había un pequeño terreno lleno de lentejas, y el pueblo
había huido delante de los filisteos. 12 El entonces se paró en medio de aquel
terreno y lo defendió, y mató a los filisteos; y Jehová dio una gran victoria.
13 Y tres de los treinta jefes descendieron y vinieron en tiempo de la siega a
David en la cueva de Adulam; y el campamento de los filisteos estaba en el valle
de Refaim. 14 David entonces estaba en el lugar fuerte, y había en Belén una
guarnición de los filisteos. 15 Y David dijo con vehemencia: ¡Quién me diera a
beber del agua del pozo de Belén que está junto a la puerta! 16 Entonces los
tres valientes irrumpieron por el campamento de los filisteos, y sacaron agua
del pozo de Belén que estaba junto a la puerta; y tomaron, y la trajeron a
David; mas él no la quiso beber, sino que la derramó para Jehová, diciendo: 17
Lejos sea de mí, oh Jehová, que yo haga esto. ¿He de beber yo la sangre de los
varones que fueron con peligro de su vida? Y no quiso beberla. Los tres
valientes hicieron esto.
18 Y Abisai hermano de Joab, hijo de Sarvia, fue el principal de los treinta.
Este alzó su lanza contra trescientos, a quienes mató, y ganó renombre con los
tres. 19 El era el más renombrado de los treinta, y llegó a ser su jefe; mas no
igualó a los tres primeros.
20 Después, Benaía hijo de Joiada, hijo de un varón esforzado, grande en
proezas, de Cabseel. Este mató a dos leones de Moab; y él mismo descendió y mató
a un león en medio de un foso cuando estaba nevando. 21 También mató él a un
egipcio, hombre de gran estatura; y tenía el egipcio una lanza en su mano, pero
descendió contra él con un palo, y arrebató al egipcio la lanza de la mano, y lo
mató con su propia lanza. 22 Esto hizo Benaía hijo de Joiada, y ganó renombre
con los tres valientes. 23 Fue renombrado entre los treinta, pero no igualó a
los tres primeros. Y lo puso David como jefe de su guardia personal.
24 Asael hermano de Joab fue de los treinta; Elhanán hijo de Dodo de Belén, 25
Sama harodita, Elica harodita, 26 Heles paltita, Ira hijo de Iques, tecoíta, 27
Abiezer anatotita, Mebunai husatita, 28 Salmón ahohíta, Maharai netofatita, 29
Heleb hijo de Baana, netofatita, Itai hijo de Ribai, de Gabaa de los hijos de
Benjamín, 30 Benaía piratonita, Hidai del arroyo de Gaas, 31 Abi-albón arbatita,
Azmavet barhumita, 32 Eliaba saalbonita, Jonatán de los hijos de Jasén, 33 Sama
ararita, Ahíam hijo de Sarar, ararita, 34 Elifelet hijo de Ahasbai, hijo de
Maaca, Eliam hijo de Ahitofel, gilonita, 35 Hezrai carmelita, Paarai arbita, 36
Igal hijo de Natán, de Soba, Bani gadita, 37 Selec amonita, Naharai beerotita,
escudero de Joab hijo de Sarvia, 38 Ira itrita, Gareb itrita, 39 Urías heteo;
treinta y siete por todos.
David censa al pueblo
(1 Cr. 21.1-27)
2 SAMUEL 24
1 Volvió a encenderse la ira de Jehová contra Israel, e incitó a David contra
ellos a que dijese: Ve, haz un censo de Israel y de Judá. 2 Y dijo el rey a
Joab, general del ejército que estaba con él: Recorre ahora todas las tribus de
Israel, desde Dan hasta Beerseba, y haz un censo del pueblo, para que yo sepa el
número de la gente. 3 Joab respondió al rey: Añada Jehová tu Dios al pueblo cien
veces tanto como son, y que lo vea mi señor el rey; mas ¿por qué se complace en
esto mi señor el rey? 4 Pero la palabra del rey prevaleció sobre Joab y sobre
los capitanes del ejército. Salió, pues, Joab, con los capitanes del ejército,
de delante del rey, para hacer el censo del pueblo de Israel. 5 Y pasando el
Jordán acamparon en Aroer, al sur de la ciudad que está en medio del valle de
Gad y junto a Jazer. 6 Después fueron a Galaad y a la tierra baja de Hodsi; y de
allí a Danjaán y a los alrededores de Sidón. 7 Fueron luego a la fortaleza de
Tiro, y a todas las ciudades de los heveos y de los cananeos, y salieron al
Neguev de Judá en Beerseba. 8 Después que hubieron recorrido toda la tierra,
volvieron a Jerusalén al cabo de nueve meses y veinte días. 9 Y Joab dio el
censo del pueblo al rey; y fueron los de Israel ochocientos mil hombres fuertes
que sacaban espada, y los de Judá quinientos mil hombres.
10 Después que David hubo censado al pueblo, le pesó en su corazón; y dijo David
a Jehová: Yo he pecado gravemente por haber hecho esto; mas ahora, oh Jehová, te
ruego que quites el pecado de tu siervo, porque yo he hecho muy neciamente. 11 Y
por la mañana, cuando David se hubo levantado, vino palabra de Jehová al profeta
Gad, vidente de David, diciendo: 12 Ve y di a David: Así ha dicho Jehová: Tres
cosas te ofrezco; tú escogerás una de ellas, para que yo la haga. 13 Vino, pues,
Gad a David, y se lo hizo saber, y le dijo: ¿Quieres que te vengan siete años de
hambre en tu tierra? ¿o que huyas tres meses delante de tus enemigos y que ellos
te persigan? ¿o que tres días haya peste en tu tierra? Piensa ahora, y mira qué
responderé al que me ha enviado. 14 Entonces David dijo a Gad: En grande
angustia estoy; caigamos ahora en mano de Jehová, porque sus misericordias son
muchas, mas no caiga yo en manos de hombres.
15 Y Jehová envió la peste sobre Israel desde la mañana hasta el tiempo
señalado; y murieron del pueblo, desde Dan hasta Beerseba, setenta mil hombres.
16 Y cuando el ángel extendió su mano sobre Jerusalén para destruirla, Jehová se
arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que destruía al pueblo: Basta ahora;
detén tu mano. Y el ángel de Jehová estaba junto a la era de Arauna jebuseo. 17
Y David dijo a Jehová, cuando vio al ángel que destruía al pueblo: Yo pequé, yo
hice la maldad; ¿qué hicieron estas ovejas? Te ruego que tu mano se vuelva
contra mí, y contra la casa de mi padre.
18 Y Gad vino a David aquel día, y le dijo: Sube, y levanta un altar a Jehová en
la era de Arauna jebuseo. 19 Subió David, conforme al dicho de Gad, según había
mandado Jehová; 20 y Arauna miró, y vio al rey y a sus siervos que venían hacia
él. Saliendo entonces Arauna, se inclinó delante del rey, rostro a tierra. 21 Y
Arauna dijo: ¿Por qué viene mi señor el rey a su siervo? Y David respondió: Para
comprar de ti la era, a fin de edificar un altar a Jehová, para que cese la
mortandad del pueblo. 22 Y Arauna dijo a David: Tome y ofrezca mi señor el rey
lo que bien le pareciere; he aquí bueyes para el holocausto, y los trillos y los
yugos de los bueyes para leña. 23 Todo esto, oh rey, Arauna lo da al rey. Luego
dijo Arauna al rey: Jehová tu Dios te sea propicio. 24 Y el rey dijo a Arauna:
No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios
holocaustos que no me cuesten nada. Entonces David compró la era y los bueyes
por cincuenta siclos de plata. 25 Y edificó allí David un altar a Jehová, y
sacrificó holocaustos y ofrendas de paz; y Jehová oyó las súplicas de la tierra,
y cesó la plaga en Israel.