ESDRAS
El decreto de Ciro
(2 Cr. 36.22-23)
ESDRAS 1
1 En el primer año de Ciro rey de Persia, para que se cumpliese la palabra de
Jehová por boca de Jeremías, despertó Jehová el espíritu de Ciro rey de Persia,
el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito por todo su reino,
diciendo:
2 Así ha dicho Ciro rey de Persia: Jehová el Dios de los cielos me ha dado todos
los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que
está en Judá. 3 Quien haya entre vosotros de su pueblo, sea Dios con él, y suba
a Jerusalén que está en Judá, y edifique la casa a Jehová Dios de Israel (él es
el Dios), la cual está en Jerusalén. 4 Y a todo el que haya quedado, en
cualquier lugar donde more, ayúdenle los hombres de su lugar con plata, oro,
bienes y ganados, además de ofrendas voluntarias para la casa de Dios, la cual
está en Jerusalén.
El regreso a Jerusalén
5 Entonces se levantaron los jefes de las casas paternas de Judá y de Benjamín,
y los sacerdotes y levitas, todos aquellos cuyo espíritu despertó Dios para
subir a edificar la casa de Jehová, la cual está en Jerusalén. 6 Y todos los que
estaban en sus alrededores les ayudaron con plata y oro, con bienes y ganado, y
con cosas preciosas, además de todo lo que se ofreció voluntariamente. 7 Y el
rey Ciro sacó los utensilios de la casa de Jehová, que Nabucodonosor había
sacado de Jerusalén, y los había puesto en la casa de sus dioses. 8 Los sacó,
pues, Ciro rey de Persia, por mano de Mitrídates tesorero, el cual los dio por
cuenta a Sesbasar príncipe de Judá. 9 Y esta es la cuenta de ellos: treinta
tazones de oro, mil tazones de plata, veintinueve cuchillos, 10 treinta tazas de
oro, otras cuatrocientas diez tazas de plata, y otros mil utensilios. 11 Todos
los utensilios de oro y de plata eran cinco mil cuatrocientos. Todos los hizo
llevar Sesbasar con los que subieron del cautiverio de Babilonia a Jerusalén.
Los que volvieron con Zorobabel
(Neh. 7.5-73)
ESDRAS 2
1 Estos son los hijos de la provincia que subieron del cautiverio, de aquellos
que Nabucodonosor rey de Babilonia había llevado cautivos a Babilonia, y que
volvieron a Jerusalén y a Judá, cada uno a su ciudad; 2 los cuales vinieron con
Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Seraías, Reelaías, Mardoqueo, Bilsán, Mispar, Bigvai,
Rehum y Baana.
El número de los varones del pueblo de Israel: 3 Los hijos de Paros, dos mil
ciento setenta y dos. 4 Los hijos de Sefatías, trescientos setenta y dos. 5 Los
hijos de Ara, setecientos setenta y cinco. 6 Los hijos de Pahat-moab, de los
hijos de Jesúa y de Joab, dos mil ochocientos doce. 7 Los hijos de Elam, mil
doscientos cincuenta y cuatro. 8 Los hijos de Zatu, novecientos cuarenta y
cinco. 9 Los hijos de Zacai, setecientos sesenta. 10 Los hijos de Bani,
seiscientos cuarenta y dos. 11 Los hijos de Bebai, seiscientos veintitrés. 12
Los hijos de Azgad, mil doscientos veintidós. 13 Los hijos de Adonicam,
seiscientos sesenta y seis. 14 Los hijos de Bigvai, dos mil cincuenta y seis. 15
Los hijos de Adín, cuatrocientos cincuenta y cuatro. 16 Los hijos de Ater, de
Ezequías, noventa y ocho. 17 Los hijos de Bezai, trescientos veintitrés. 18 Los
hijos de Jora, ciento doce. 19 Los hijos de Hasum, doscientos veintitrés. 20 Los
hijos de Gibar, noventa y cinco. 21 Los hijos de Belén, ciento veintitrés. 22
Los varones de Netofa, cincuenta y seis. 23 Los varones de Anatot, ciento
veintiocho. 24 Los hijos de Azmavet, cuarenta y dos. 25 Los hijos de Quiriat-jearim,
Cafira y Beerot, setecientos cuarenta y tres. 26 Los hijos de Ramá y Geba,
seiscientos veintiuno. 27 Los varones de Micmas, ciento veintidós. 28 Los
varones de Bet-el y Hai, doscientos veintitrés. 29 Los hijos de Nebo, cincuenta
y dos. 30 Los hijos de Magbis, ciento cincuenta y seis. 31 Los hijos del otro
Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro. 32 Los hijos de Harim, trescientos
veinte. 33 Los hijos de Lod, Hadid y Ono, setecientos veinticinco. 34 Los hijos
de Jericó, trescientos cuarenta y cinco. 35 Los hijos de Senaa, tres mil
seiscientos treinta.
36 Los sacerdotes: los hijos de Jedaías, de la casa de Jesúa, novecientos
setenta y tres. 37 Los hijos de Imer, mil cincuenta y dos. 38 Los hijos de Pasur,
mil doscientos cuarenta y siete. 39 Los hijos de Harim, mil diecisiete.
40 Los levitas: los hijos de Jesúa y de Cadmiel, de los hijos de Hodavías,
setenta y cuatro. 41 Los cantores: los hijos de Asaf, ciento veintiocho. 42 Los
hijos de los porteros: los hijos de Salum, los hijos de Ater, los hijos de
Talmón, los hijos de Acub, los hijos de Hatita, los hijos de Sobai; por todos,
ciento treinta y nueve.
43 Los sirvientes del templo: los hijos de Ziha, los hijos de Hasufa, los hijos
de Tabaot, 44 los hijos de Queros, los hijos de Siaha, los hijos de Padón, 45
los hijos de Lebana, los hijos de Hagaba, los hijos de Acub, 46 los hijos de
Hagab, los hijos de Salmai, los hijos de Hanán, 47 los hijos de Gidel, los hijos
de Gahar, los hijos de Reaía, 48 los hijos de Rezín, los hijos de Necoda, los
hijos de Gazam, 49 los hijos de Uza, los hijos de Paseah, los hijos de Besai, 50
los hijos de Asena, los hijos de Meunim, los hijos de Nefusim, 51 los hijos de
Bacbuc, los hijos de Hacufa, los hijos de Harhur, 52 los hijos de Bazlut, los
hijos de Mehída, los hijos de Harsa, 53 los hijos de Barcos, los hijos de
Sísara, los hijos de Tema, 54 los hijos de Nezía, los hijos de Hatifa.
55 Los hijos de los siervos de Salomón: los hijos de Sotai, los hijos de
Soferet, los hijos de Peruda, 56 los hijos de Jaala, los hijos de Darcón, los
hijos de Gidel, 57 los hijos de Sefatías, los hijos de Hatil, los hijos de
Poqueret-hazebaim, los hijos de Ami.
58 Todos los sirvientes del templo, e hijos de los siervos de Salomón,
trescientos noventa y dos.
59 Estos fueron los que subieron de Tel-mela, Tel-harsa, Querub, Addán e Imer
que no pudieron demostrar la casa de sus padres, ni su linaje, si eran de
Israel: 60 los hijos de Delaía, los hijos de Tobías, los hijos de Necoda,
seiscientos cincuenta y dos. 61 Y de los hijos de los sacerdotes: los hijos de
Habaía, los hijos de Cos, los hijos de Barzilai, el cual tomó mujer de las hijas
de Barzilai galaadita, y fue llamado por el nombre de ellas. 62 Estos buscaron
su registro de genealogías, y no fue hallado; y fueron excluidos del sacerdocio,
63 y el gobernador les dijo que no comiesen de las cosas más santas, hasta que
hubiese sacerdote para consultar con Urim y Tumim.
64 Toda la congregación, unida como un solo hombre, era de cuarenta y dos mil
trescientos sesenta, 65 sin contar sus siervos y siervas, los cuales eran siete
mil trescientos treinta y siete; y tenían doscientos cantores y cantoras. 66 Sus
caballos eran setecientos treinta y seis; sus mulas, doscientas cuarenta y
cinco; 67 sus camellos, cuatrocientos treinta y cinco; asnos, seis mil
setecientos veinte.
68 Y algunos de los jefes de casas paternas, cuando vinieron a la casa de Jehová
que estaba en Jerusalén, hicieron ofrendas voluntarias para la casa de Dios,
para reedificarla en su sitio. 69 Según sus fuerzas dieron al tesorero de la
obra sesenta y un mil dracmas de oro, cinco mil libras de plata, y cien túnicas
sacerdotales.
70 Y habitaron los sacerdotes, los levitas, los del pueblo, los cantores, los
porteros y los sirvientes del templo en sus ciudades; y todo Israel en sus
ciudades.
Restauración del altar y del culto
ESDRAS 3
1 Cuando llegó el mes séptimo, y estando los hijos de Israel ya establecidos en
las ciudades, se juntó el pueblo como un solo hombre en Jerusalén. 2 Entonces se
levantaron Jesúa hijo de Josadac y sus hermanos los sacerdotes, y Zorobabel hijo
de Salatiel y sus hermanos, y edificaron el altar del Dios de Israel, para
ofrecer sobre él holocaustos, como está escrito en la ley de Moisés varón de
Dios. 3 Y colocaron el altar sobre su base, porque tenían miedo de los pueblos
de las tierras, y ofrecieron sobre él holocaustos a Jehová, holocaustos por la
mañana y por la tarde. 4 Celebraron asimismo la fiesta solemne de los
tabernáculos, como está escrito, y holocaustos cada día por orden conforme al
rito, cada cosa en su día; 5 además de esto, el holocausto continuo, las nuevas
lunas, y todas las fiestas solemnes de Jehová, y todo sacrificio espontáneo,
toda ofrenda voluntaria a Jehová. 6 Desde el primer día del mes séptimo
comenzaron a ofrecer holocaustos a Jehová; pero los cimientos del templo de
Jehová no se habían echado todavía. 7 Y dieron dinero a los albañiles y
carpinteros; asimismo comida, bebida y aceite a los sidonios y tirios para que
trajesen madera de cedro desde el Líbano por mar a Jope, conforme a la voluntad
de Ciro rey de Persia acerca de esto.
Colocación de los cimientos del templo
8 En el año segundo de su venida a la casa de Dios en Jerusalén, en el mes
segundo, comenzaron Zorobabel hijo de Salatiel, Jesúa hijo de Josadac y los
otros sus hermanos, los sacerdotes y los levitas, y todos los que habían venido
de la cautividad a Jerusalén; y pusieron a los levitas de veinte años arriba
para que activasen la obra de la casa de Jehová. 9 Jesúa también, sus hijos y
sus hermanos, Cadmiel y sus hijos, hijos de Judá, como un solo hombre asistían
para activar a los que hacían la obra en la casa de Dios, junto con los hijos de
Henadad, sus hijos y sus hermanos, levitas.
10 Y cuando los albañiles del templo de Jehová echaban los cimientos, pusieron a
los sacerdotes vestidos de sus ropas y con trompetas, y a los levitas hijos de
Asaf con címbalos, para que alabasen a Jehová, según la ordenanza de David rey
de Israel. 11 Y cantaban, alabando y dando gracias a Jehová, y diciendo: Porque
él es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel. Y todo el
pueblo aclamaba con gran júbilo, alabando a Jehová porque se echaban los
cimientos de la casa de Jehová. 12 Y muchos de los sacerdotes, de los levitas y
de los jefes de casas paternas, ancianos que habían visto la casa primera,
viendo echar los cimientos de esta casa, lloraban en alta voz, mientras muchos
otros daban grandes gritos de alegría. 13 Y no podía distinguir el pueblo el
clamor de los gritos de alegría, de la voz del lloro; porque clamaba el pueblo
con gran júbilo, y se oía el ruido hasta de lejos.
Los adversarios detienen la obra
ESDRAS 4
1 Oyendo los enemigos de Judá y de Benjamín que los venidos de la cautividad
edificaban el templo de Jehová Dios de Israel, 2 vinieron a Zorobabel y a los
jefes de casas paternas, y les dijeron: Edificaremos con vosotros, porque como
vosotros buscamos a vuestro Dios, y a él ofrecemos sacrificios desde los días de
Esar-hadón rey de Asiria, que nos hizo venir aquí. 3 Zorobabel, Jesúa, y los
demás jefes de casas paternas de Israel dijeron: No nos conviene edificar con
vosotros casa a nuestro Dios, sino que nosotros solos la edificaremos a Jehová
Dios de Israel, como nos mandó el rey Ciro, rey de Persia.
4 Pero el pueblo de la tierra intimidó al pueblo de Judá, y lo atemorizó para
que no edificara. 5 Sobornaron además contra ellos a los consejeros para
frustrar sus propósitos, todo el tiempo de Ciro rey de Persia y hasta el reinado
de Darío rey de Persia.
6 Y en el reinado de Asuero, en el principio de su reinado, escribieron
acusaciones contra los habitantes de Judá y de Jerusalén.
7 También en días de Artajerjes escribieron Bislam, Mitrídates, Tabeel y los
demás compañeros suyos, a Artajerjes rey de Persia; y la escritura y el lenguaje
de la carta eran en arameo. 8 Rehum canciller y Simsai secretario escribieron
una carta contra Jerusalén al rey Artajerjes. 9 En tal fecha escribieron Rehum
canciller y Simsai secretario, y los demás compañeros suyos los jueces,
gobernadores y oficiales, y los de Persia, de Erec, de Babilonia, de Susa, esto
es, los elamitas, 10 y los demás pueblos que el grande y glorioso Asnapar
transportó e hizo habitar en las ciudades de Samaria y las demás provincias del
otro lado del río. 11 Y esta es la copia de la carta que enviaron: Al rey
Artajerjes: Tus siervos del otro lado del río te saludan. 12 Sea notorio al rey,
que los judíos que subieron de ti a nosotros vinieron a Jerusalén; y edifican la
ciudad rebelde y mala, y levantan los muros y reparan los fundamentos. 13 Ahora
sea notorio al rey, que si aquella ciudad fuere reedificada, y los muros fueren
levantados, no pagarán tributo, impuesto y rentas, y el erario de los reyes será
menoscabado. 14 Siendo que nos mantienen del palacio, no nos es justo ver el
menosprecio del rey, por lo cual hemos enviado a hacerlo saber al rey, 15 para
que se busque en el libro de las memorias de tus padres. Hallarás en el libro de
las memorias, y sabrás que esta ciudad es ciudad rebelde, y perjudicial a los
reyes y a las provincias, y que de tiempo antiguo forman en medio de ella
rebeliones, por lo que esta ciudad fue destruida. 16 Hacemos saber al rey que si
esta ciudad fuere reedificada, y levantados sus muros, la región de más allá del
río no será tuya.
17 El rey envió esta respuesta: A Rehum canciller, a Simsai secretario, a los
demás compañeros suyos que habitan en Samaria, y a los demás del otro lado del
río: Salud y paz. 18 La carta que nos enviasteis fue leída claramente delante de
mí. 19 Y por mí fue dada orden y buscaron; y hallaron que aquella ciudad de
tiempo antiguo se levanta contra los reyes y se rebela, y se forma en ella
sedición; 20 y que hubo en Jerusalén reyes fuertes que dominaron en todo lo que
hay más allá del río, y que se les pagaba tributo, impuesto y rentas. 21 Ahora,
pues, dad orden que cesen aquellos hombres, y no sea esa ciudad reedificada
hasta que por mí sea dada nueva orden. 22 Y mirad que no seáis negligentes en
esto; ¿por qué habrá de crecer el daño en perjuicio de los reyes?
23 Entonces, cuando la copia de la carta del rey Artajerjes fue leída delante de
Rehum, y de Simsai secretario y sus compañeros, fueron apresuradamente a
Jerusalén a los judíos, y les hicieron cesar con poder y violencia. 24 Entonces
cesó la obra de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y quedó suspendida
hasta el año segundo del reinado de Darío rey de Persia.
Reedificación del templo
ESDRAS 5
1 Profetizaron Hageo y Zacarías hijo de Iddo, ambos profetas, a los judíos que
estaban en Judá y en Jerusalén en el nombre del Dios de Israel quien estaba
sobre ellos. 2 Entonces se levantaron Zorobabel hijo de Salatiel y Jesúa hijo de
Josadac, y comenzaron a reedificar la casa de Dios que estaba en Jerusalén; y
con ellos los profetas de Dios que les ayudaban.
3 En aquel tiempo vino a ellos Tatnai gobernador del otro lado del río, y
Setar-boznai y sus compañeros, y les dijeron así: ¿Quién os ha dado orden para
edificar esta casa y levantar estos muros? 4 Ellos también preguntaron: ¿Cuáles
son los nombres de los hombres que hacen este edificio? 5 Mas los ojos de Dios
estaban sobre los ancianos de los judíos, y no les hicieron cesar hasta que el
asunto fuese llevado a Darío; y entonces respondieron por carta sobre esto.
6 Copia de la carta que Tatnai gobernador del otro lado del río, y Setar-boznai,
y sus compañeros los gobernadores que estaban al otro lado del río, enviaron al
rey Darío. 7 Le enviaron carta, y así estaba escrito en ella: Al rey Darío toda
paz. 8 Sea notorio al rey, que fuimos a la provincia de Judea, a la casa del
gran Dios, la cual se edifica con piedras grandes; y ya los maderos están
puestos en las paredes, y la obra se hace de prisa, y prospera en sus manos. 9
Entonces preguntamos a los ancianos, diciéndoles así: ¿Quién os dio orden para
edificar esta casa y para levantar estos muros? 10 Y también les preguntamos sus
nombres para hacértelo saber, para escribirte los nombres de los hombres que
estaban a la cabeza de ellos. 11 Y nos respondieron diciendo así: Nosotros somos
siervos del Dios del cielo y de la tierra, y reedificamos la casa que ya muchos
años antes había sido edificada, la cual edificó y terminó el gran rey de
Israel. 12 Mas después que nuestros padres provocaron a ira al Dios de los
cielos, él los entregó en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, caldeo, el
cual destruyó esta casa y llevó cautivo al pueblo a Babilonia. 13 Pero en el año
primero de Ciro rey de Babilonia, el mismo rey Ciro dio orden para que esta casa
de Dios fuese reedificada. 14 También los utensilios de oro y de plata de la
casa de Dios, que Nabucodonosor había sacado del templo que estaba en Jerusalén
y los había llevado al templo de Babilonia, el rey Ciro los sacó del templo de
Babilonia, y fueron entregados a Sesbasar, a quien había puesto por gobernador;
15 y le dijo: Toma estos utensilios, ve, y llévalos al templo que está en
Jerusalén; y sea reedificada la casa de Dios en su lugar. 16 Entonces este
Sesbasar vino y puso los cimientos de la casa de Dios, la cual está en
Jerusalén, y desde entonces hasta ahora se edifica, y aún no está concluida. 17
Y ahora, si al rey parece bien, búsquese en la casa de los tesoros del rey que
está allí en Babilonia, si es así que por el rey Ciro había sido dada la orden
para reedificar esta casa de Dios en Jerusalén, y se nos envíe a decir la
voluntad del rey sobre esto.
ESDRAS 6
1 Entonces el rey Darío dio la orden de buscar en la casa de los archivos, donde
guardaban los tesoros allí en Babilonia. 2 Y fue hallado en Acmeta, en el
palacio que está en la provincia de Media, un libro en el cual estaba escrito
así: Memoria: 3 En el año primero del rey Ciro, el mismo rey Ciro dio orden
acerca de la casa de Dios, la cual estaba en Jerusalén, para que fuese la casa
reedificada como lugar para ofrecer sacrificios, y que sus paredes fuesen
firmes; su altura de sesenta codos, y de sesenta codos su anchura; 4 y tres
hileras de piedras grandes, y una de madera nueva; y que el gasto sea pagado por
el tesoro del rey. 5 Y también los utensilios de oro y de plata de la casa de
Dios, los cuales Nabucodonosor sacó del templo que estaba en Jerusalén y los
pasó a Babilonia, sean devueltos y vayan a su lugar, al templo que está en
Jerusalén, y sean puestos en la casa de Dios.
6 Ahora, pues, Tatnai gobernador del otro lado del río, Setar- boznai, y
vuestros compañeros los gobernadores que estáis al otro lado del río, alejaos de
allí. 7 Dejad que se haga la obra de esa casa de Dios; que el gobernador de los
judíos y sus ancianos reedifiquen esa casa de Dios en su lugar. 8 Y por mí es
dada orden de lo que habéis de hacer con esos ancianos de los judíos, para
reedificar esa casa de Dios; que de la hacienda del rey, que tiene del tributo
del otro lado del río, sean dados puntualmente a esos varones los gastos, para
que no cese la obra. 9 Y lo que fuere necesario, becerros, carneros y corderos
para holocaustos al Dios del cielo, trigo, sal, vino y aceite, conforme a lo que
dijeren los sacerdotes que están en Jerusalén, les sea dado día por día sin
obstáculo alguno, 10 para que ofrezcan sacrificios agradables al Dios del cielo,
y oren por la vida del rey y por sus hijos. 11 También por mí es dada orden, que
cualquiera que altere este decreto, se le arranque un madero de su casa, y
alzado, sea colgado en él, y su casa sea hecha muladar por esto. 12 Y el Dios
que hizo habitar allí su nombre, destruya a todo rey y pueblo que pusiere su
mano para cambiar o destruir esa casa de Dios, la cual está en Jerusalén. Yo
Darío he dado el decreto; sea cumplido prontamente.
13 Entonces Tatnai gobernador del otro lado del río, y Setar-boznai y sus
compañeros, hicieron puntualmente según el rey Darío había ordenado. 14 Y los
ancianos de los judíos edificaban y prosperaban, conforme a la profecía del
profeta Hageo y de Zacarías hijo de Iddo. Edificaron, pues, y terminaron, por
orden del Dios de Israel, y por mandato de Ciro, de Darío, y de Artajerjes rey
de Persia. 15 Esta casa fue terminada el tercer día del mes de Adar, que era el
sexto año del reinado del rey Darío.
16 Entonces los hijos de Israel, los sacerdotes, los levitas y los demás que
habían venido de la cautividad, hicieron la dedicación de esta casa de Dios con
gozo. 17 Y ofrecieron en la dedicación de esta casa de Dios cien becerros,
doscientos carneros y cuatrocientos corderos; y doce machos cabríos en expiación
por todo Israel, conforme al número de las tribus de Israel. 18 Y pusieron a los
sacerdotes en sus turnos, y a los levitas en sus clases, para el servicio de
Dios en Jerusalén, conforme a lo escrito en el libro de Moisés.
19 También los hijos de la cautividad celebraron la pascua a los catorce días
del mes primero. 20 Porque los sacerdotes y los levitas se habían purificado a
una; todos estaban limpios, y sacrificaron la pascua por todos los hijos de la
cautividad, y por sus hermanos los sacerdotes, y por sí mismos. 21 Comieron los
hijos de Israel que habían vuelto del cautiverio, con todos aquellos que se
habían apartado de las inmundicias de las gentes de la tierra para buscar a
Jehová Dios de Israel. 22 Y celebraron con regocijo la fiesta solemne de los
panes sin levadura siete días, por cuanto Jehová los había alegrado, y había
vuelto el corazón del rey de Asiria hacia ellos, para fortalecer sus manos en la
obra de la casa de Dios, del Dios de Israel.
Esdras y sus compañeros llegan a Jerusalén
ESDRAS 7
1 Pasadas estas cosas, en el reinado de Artajerjes rey de Persia, Esdras hijo de
Seraías, hijo de Azarías, hijo de Hilcías, 2 hijo de Salum, hijo de Sadoc, hijo
de Ahitob, 3 hijo de Amarías, hijo de Azarías, hijo de Meraiot, 4 hijo de
Zeraías, hijo de Uzi, hijo de Buqui, 5 hijo de Abisúa, hijo de Finees, hijo de
Eleazar, hijo de Aarón, primer sacerdote, 6 este Esdras subió de Babilonia. Era
escriba diligente en la ley de Moisés, que Jehová Dios de Israel había dado; y
le concedió el rey todo lo que pidió, porque la mano de Jehová su Dios estaba
sobre Esdras.
7 Y con él subieron a Jerusalén algunos de los hijos de Israel, y de los
sacerdotes, levitas, cantores, porteros y sirvientes del templo, en el séptimo
año del rey Artajerjes. 8 Y llegó a Jerusalén en el mes quinto del año séptimo
del rey. 9 Porque el día primero del primer mes fue el principio de la partida
de Babilonia, y al primero del mes quinto llegó a Jerusalén, estando con él la
buena mano de Dios. 10 Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la
ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y
decretos.
11 Esta es la copia de la carta que dio el rey Artajerjes al sacerdote Esdras,
escriba versado en los mandamientos de Jehová y en sus estatutos a Israel: 12
Artajerjes rey de reyes, a Esdras, sacerdote y escriba erudito en la ley del
Dios del cielo: Paz. 13 Por mí es dada orden que todo aquel en mi reino, del
pueblo de Israel y de sus sacerdotes y levitas, que quiera ir contigo a
Jerusalén, vaya. 14 Porque de parte del rey y de sus siete consejeros eres
enviado a visitar a Judea y a Jerusalén, conforme a la ley de tu Dios que está
en tu mano; 15 y a llevar la plata y el oro que el rey y sus consejeros
voluntariamente ofrecen al Dios de Israel, cuya morada está en Jerusalén, 16 y
toda la plata y el oro que halles en toda la provincia de Babilonia, con las
ofrendas voluntarias del pueblo y de los sacerdotes, que voluntariamente
ofrecieren para la casa de su Dios, la cual está en Jerusalén. 17 Comprarás,
pues, diligentemente con este dinero becerros, carneros y corderos, con sus
ofrendas y sus libaciones, y los ofrecerás sobre el altar de la casa de vuestro
Dios, la cual está en Jerusalén. 18 Y lo que a ti y a tus hermanos os parezca
hacer de la otra plata y oro, hacedlo conforme a la voluntad de vuestro Dios. 19
Los utensilios que te son entregados para el servicio de la casa de tu Dios, los
restituirás delante de Dios en Jerusalén. 20 Y todo lo que se requiere para la
casa de tu Dios, que te sea necesario dar, lo darás de la casa de los tesoros
del rey.
21 Y por mí, Artajerjes rey, es dada orden a todos los tesoreros que están al
otro lado del río, que todo lo que os pida el sacerdote Esdras, escriba de la
ley del Dios del cielo, se le conceda prontamente, 22 hasta cien talentos de
plata, cien coros de trigo, cien batos de vino, y cien batos de aceite; y sal
sin medida. 23 Todo lo que es mandado por el Dios del cielo, sea hecho
prontamente para la casa del Dios del cielo; pues, ¿por qué habría de ser su ira
contra el reino del rey y de sus hijos? 24 Y a vosotros os hacemos saber que a
todos los sacerdotes y levitas, cantores, porteros, sirvientes del templo y
ministros de la casa de Dios, ninguno podrá imponerles tributo, contribución ni
renta.
25 Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría que tienes de tu Dios, pon jueces y
gobernadores que gobiernen a todo el pueblo que está al otro lado del río, a
todos los que conocen las leyes de tu Dios; y al que no las conoce, le
enseñarás. 26 Y cualquiera que no cumpliere la ley de tu Dios, y la ley del rey,
sea juzgado prontamente, sea a muerte, a destierro, a pena de multa, o prisión.
27 Bendito Jehová Dios de nuestros padres, que puso tal cosa en el corazón del
rey, para honrar la casa de Jehová que está en Jerusalén, 28 e inclinó hacia mí
su misericordia delante del rey y de sus consejeros, y de todos los príncipes
poderosos del rey. Y yo, fortalecido por la mano de mi Dios sobre mí, reuní a
los principales de Israel para que subiesen conmigo.
ESDRAS 8
1 Estos son los jefes de casas paternas, y la genealogía de aquellos que
subieron conmigo de Babilonia, reinando el rey Artajerjes: 2 De los hijos de
Finees, Gersón; de los hijos de Itamar, Daniel; de los hijos de David, Hatús. 3
De los hijos de Secanías y de los hijos de Paros, Zacarías, y con él, en la
línea de varones, ciento cincuenta. 4 De los hijos de Pahat-moab, Elioenai hijo
de Zeraías, y con él doscientos varones. 5 De los hijos de Secanías, el hijo de
Jahaziel, y con él trescientos varones. 6 De los hijos de Adín, Ebed hijo de
Jonatán, y con él cincuenta varones. 7 De los hijos de Elam, Jesaías hijo de
Atalías, y con él setenta varones. 8 De los hijos de Sefatías, Zebadías hijo de
Micael, y con él ochenta varones. 9 De los hijos de Joab, Obadías hijo de
Jehiel, y con él doscientos dieciocho varones. 10 De los hijos de Selomit, el
hijo de Josifías, y con él ciento sesenta varones. 11 De los hijos de Bebai,
Zacarías hijo de Bebai, y con él veintiocho varones. 12 De los hijos de Azgad,
Johanán hijo de Hacatán, y con él ciento diez varones; 13 De los hijos de
Adonicam, los postreros, cuyos nombres son estos: Elifelet, Jeiel y Semaías, y
con ellos sesenta varones. 14 Y de los hijos de Bigvai, Utai y Zabud, y con
ellos sesenta varones.
15 Los reuní junto al río que viene a Ahava, y acampamos allí tres días; y
habiendo buscado entre el pueblo y entre los sacerdotes, no hallé allí de los
hijos de Leví. 16 Entonces despaché a Eliezer, Ariel, Semaías, Elnatán, Jarib,
Elnatán, Natán, Zacarías y Mesulam, hombres principales, asimismo a Joiarib y a
Elnatán, hombres doctos; 17 y los envié a Iddo, jefe en el lugar llamado
Casifia, y puse en boca de ellos las palabras que habían de hablar a Iddo, y a
sus hermanos los sirvientes del templo en el lugar llamado Casifia, para que nos
trajesen ministros para la casa de nuestro Dios. 18 Y nos trajeron según la
buena mano de nuestro Dios sobre nosotros, un varón entendido, de los hijos de
Mahli hijo de Leví, hijo de Israel; a Serebías con sus hijos y sus hermanos,
dieciocho; 19 a Hasabías, y con él a Jesaías de los hijos de Merari, a sus
hermanos y a sus hijos, veinte; 20 y de los sirvientes del templo, a quienes
David con los príncipes puso para el ministerio de los levitas, doscientos
veinte sirvientes del templo, todos los cuales fueron designados por sus
nombres.
21 Y publiqué ayuno allí junto al río Ahava, para afligirnos delante de nuestro
Dios, para solicitar de él camino derecho para nosotros, y para nuestros niños,
y para todos nuestros bienes. 22 Porque tuve vergüenza de pedir al rey tropa y
gente de a caballo que nos defendiesen del enemigo en el camino; porque habíamos
hablado al rey, diciendo: La mano de nuestro Dios es para bien sobre todos los
que le buscan; mas su poder y su furor contra todos los que le abandonan. 23
Ayunamos, pues, y pedimos a nuestro Dios sobre esto, y él nos fue propicio.
24 Aparté luego a doce de los principales de los sacerdotes, a Serebías y a
Hasabías, y con ellos diez de sus hermanos; 25 y les pesé la plata, el oro y los
utensilios, ofrenda que para la casa de nuestro Dios habían ofrecido el rey y
sus consejeros y sus príncipes, y todo Israel allí presente. 26 Pesé, pues, en
manos de ellos seiscientos cincuenta talentos de plata, y utensilios de plata
por cien talentos, y cien talentos de oro; 27 además, veinte tazones de oro de
mil dracmas, y dos vasos de bronce bruñido muy bueno, preciados como el oro. 28
Y les dije: Vosotros estáis consagrados a Jehová, y son santos los utensilios, y
la plata y el oro, ofrenda voluntaria a Jehová Dios de nuestros padres. 29
Vigilad y guardadlos, hasta que los peséis delante de los príncipes de los
sacerdotes y levitas, y de los jefes de las casas paternas de Israel en
Jerusalén, en los aposentos de la casa de Jehová. 30 Los sacerdotes y los
levitas recibieron el peso de la plata y del oro y de los utensilios, para
traerlo a Jerusalén a la casa de nuestro Dios.
31 Y partimos del río Ahava el doce del mes primero, para ir a Jerusalén; y la
mano de nuestro Dios estaba sobre nosotros, y nos libró de mano del enemigo y
del acechador en el camino. 32 Y llegamos a Jerusalén, y reposamos allí tres
días. 33 Al cuarto día fue luego pesada la plata, el oro y los utensilios, en la
casa de nuestro Dios, por mano del sacerdote Meremot hijo de Urías, y con él
Eleazar hijo de Finees; y con ellos Jozabad hijo de Jesúa y Noadías hijo de
Binúi, levitas. 34 Por cuenta y por peso se entregó todo, y se apuntó todo aquel
peso en aquel tiempo.
35 Los hijos de la cautividad, los que habían venido del cautiverio, ofrecieron
holocaustos al Dios de Israel, doce becerros por todo Israel, noventa y seis
carneros, setenta y siete corderos, y doce machos cabríos por expiación, todo en
holocausto a Jehová. 36 Y entregaron los despachos del rey a sus sátrapas y
capitanes del otro lado del río, los cuales ayudaron al pueblo y a la casa de
Dios.
Oración de confesión de Esdras
ESDRAS 9
1 Acabadas estas cosas, los príncipes vinieron a mí, diciendo: El pueblo de
Israel y los sacerdotes y levitas no se han separado de los pueblos de las
tierras, de los cananeos, heteos, ferezeos, jebuseos, amonitas, moabitas,
egipcios y amorreos, y hacen conforme a sus abominaciones. 2 Porque han tomado
de las hijas de ellos para sí y para sus hijos, y el linaje santo ha sido
mezclado con los pueblos de las tierras; y la mano de los príncipes y de los
gobernadores ha sido la primera en cometer este pecado. 3 Cuando oí esto, rasgué
mi vestido y mi manto, y arranqué pelo de mi cabeza y de mi barba, y me senté
angustiado en extremo. 4 Y se me juntaron todos los que temían las palabras del
Dios de Israel, a causa de la prevaricación de los del cautiverio; mas yo estuve
muy angustiado hasta la hora del sacrificio de la tarde. 5 Y a la hora del
sacrificio de la tarde me levanté de mi aflicción, y habiendo rasgado mi vestido
y mi manto, me postré de rodillas, y extendí mis manos a Jehová mi Dios, 6 y
dije:
Dios mío, confuso y avergonzado estoy para levantar, oh Dios mío, mi rostro a
ti, porque nuestras iniquidades se han multiplicado sobre nuestra cabeza, y
nuestros delitos han crecido hasta el cielo. 7 Desde los días de nuestros padres
hasta este día hemos vivido en gran pecado; y por nuestras iniquidades nosotros,
nuestros reyes y nuestros sacerdotes hemos sido entregados en manos de los reyes
de las tierras, a espada, a cautiverio, a robo, y a vergüenza que cubre nuestro
rostro, como hoy día. 8 Y ahora por un breve momento ha habido misericordia de
parte de Jehová nuestro Dios, para hacer que nos quedase un remanente libre, y
para darnos un lugar seguro en su santuario, a fin de alumbrar nuestro Dios
nuestros ojos y darnos un poco de vida en nuestra servidumbre. 9 Porque siervos
somos; mas en nuestra servidumbre no nos ha desamparado nuestro Dios, sino que
inclinó sobre nosotros su misericordia delante de los reyes de Persia, para que
se nos diese vida para levantar la casa de nuestro Dios y restaurar sus ruinas,
y darnos protección en Judá y en Jerusalén.
10 Pero ahora, ¿qué diremos, oh Dios nuestro, después de esto? Porque nosotros
hemos dejado tus mandamientos, 11 que prescribiste por medio de tus siervos los
profetas, diciendo: La tierra a la cual entráis para poseerla, tierra inmunda es
a causa de la inmundicia de los pueblos de aquellas regiones, por las
abominaciones de que la han llenado de uno a otro extremo con su inmundicia. 12
Ahora, pues, no daréis vuestras hijas a los hijos de ellos, ni sus hijas
tomaréis para vuestros hijos, ni procuraréis jamás su paz ni su prosperidad;
para que seáis fuertes y comáis el bien de la tierra, y la dejéis por heredad a
vuestros hijos para siempre. 13 Mas después de todo lo que nos ha sobrevenido a
causa de nuestras malas obras, y a causa de nuestro gran pecado, ya que tú, Dios
nuestro, no nos has castigado de acuerdo con nuestras iniquidades, y nos diste
un remanente como este, 14 ¿hemos de volver a infringir tus mandamientos, y a
emparentar con pueblos que cometen estas abominaciones? ¿No te indignarías
contra nosotros hasta consumirnos, sin que quedara remanente ni quien escape? 15
Oh Jehová Dios de Israel, tú eres justo, puesto que hemos quedado un remanente
que ha escapado, como en este día. Henos aquí delante de ti en nuestros delitos;
porque no es posible estar en tu presencia a causa de esto.
Expulsión de las mujeres extranjeras
ESDRAS 10
1 Mientras oraba Esdras y hacía confesión, llorando y postrándose delante de la
casa de Dios, se juntó a él una muy grande multitud de Israel, hombres, mujeres
y niños; y lloraba el pueblo amargamente. 2 Entonces respondió Secanías hijo de
Jehiel, de los hijos de Elam, y dijo a Esdras: Nosotros hemos pecado contra
nuestro Dios, pues tomamos mujeres extranjeras de los pueblos de la tierra; mas
a pesar de esto, aún hay esperanza para Israel. 3 Ahora, pues, hagamos pacto con
nuestro Dios, que despediremos a todas las mujeres y los nacidos de ellas, según
el consejo de mi señor y de los que temen el mandamiento de nuestro Dios; y
hágase conforme a la ley. 4 Levántate, porque esta es tu obligación, y nosotros
estaremos contigo; esfuérzate, y pon mano a la obra. 5 Entonces se levantó
Esdras y juramentó a los príncipes de los sacerdotes y de los levitas, y a todo
Israel, que harían conforme a esto; y ellos juraron.
6 Se levantó luego Esdras de delante de la casa de Dios, y se fue a la cámara de
Johanán hijo de Eliasib; e ido allá, no comió pan ni bebió agua, porque se
entristeció a causa del pecado de los del cautiverio. 7 E hicieron pregonar en
Judá y en Jerusalén que todos los hijos del cautiverio se reuniesen en
Jerusalén; 8 y que el que no viniera dentro de tres días, conforme al acuerdo de
los príncipes y de los ancianos, perdiese toda su hacienda, y el tal fuese
excluido de la congregación de los del cautiverio.
9 Así todos los hombres de Judá y de Benjamín se reunieron en Jerusalén dentro
de los tres días, a los veinte días del mes, que era el mes noveno; y se sentó
todo el pueblo en la plaza de la casa de Dios, temblando con motivo de aquel
asunto, y a causa de la lluvia. 10 Y se levantó el sacerdote Esdras y les dijo:
Vosotros habéis pecado, por cuanto tomasteis mujeres extranjeras, añadiendo así
sobre el pecado de Israel. 11 Ahora, pues, dad gloria a Jehová Dios de vuestros
padres, y haced su voluntad, y apartaos de los pueblos de las tierras, y de las
mujeres extranjeras. 12 Y respondió toda la asamblea, y dijeron en alta voz: Así
se haga conforme a tu palabra. 13 Pero el pueblo es mucho, y el tiempo lluvioso,
y no podemos estar en la calle; ni la obra es de un día ni de dos, porque somos
muchos los que hemos pecado en esto. 14 Sean nuestros príncipes los que se
queden en lugar de toda la congregación, y todos aquellos que en nuestras
ciudades hayan tomado mujeres extranjeras, vengan en tiempos determinados, y con
ellos los ancianos de cada ciudad, y los jueces de ellas, hasta que apartemos de
nosotros el ardor de la ira de nuestro Dios sobre esto. 15 Solamente Jonatán
hijo de Asael y Jahazías hijo de Ticva se opusieron a esto, y los levitas
Mesulam y Sabetai les ayudaron.
16 Así hicieron los hijos del cautiverio. Y fueron apartados el sacerdote
Esdras, y ciertos varones jefes de casas paternas según sus casas paternas;
todos ellos por sus nombres se sentaron el primer día del mes décimo para
inquirir sobre el asunto. 17 Y terminaron el juicio de todos aquellos que habían
tomado mujeres extranjeras, el primer día del mes primero.
18 De los hijos de los sacerdotes que habían tomado mujeres extranjeras, fueron
hallados estos: De los hijos de Jesúa hijo de Josadac, y de sus hermanos:
Maasías, Eliezer, Jarib y Gedalías. 19 Y dieron su mano en promesa de que
despedirían sus mujeres, y ofrecieron como ofrenda por su pecado un carnero de
los rebaños por su delito. 20 De los hijos de Imer: Hanani y Zebadías. 21 De los
hijos de Harim: Maasías, Elías, Semaías, Jehiel y Uzías. 22 De los hijos de
Pasur: Elioenai, Maasías, Ismael, Natanael, Jozabad y Elasa.
23 De los hijos de los levitas: Jozabad, Simei, Kelaía (éste es Kelita),
Petaías, Judá y Eliezer. 24 De los cantores: Eliasib; y de los porteros: Salum,
Telem y Uri.
25 Asimismo de Israel: De los hijos de Paros: Ramía, Jezías, Malquías, Mijamín,
Eleazar, Malquías y Benaía. 26 De los hijos de Elam: Matanías, Zacarías, Jehiel,
Abdi, Jeremot y Elías. 27 De los hijos de Zatu: Elioenai, Eliasib, Matanías,
Jeremot, Zabad y Aziza. 28 De los hijos de Bebai: Johanán, Hananías, Zabai y
Atlai. 29 De los hijos de Bani: Mesulam, Maluc, Adaía, Jasub, Seal y Ramot. 30
De los hijos de Pahat-moab: Adna, Quelal, Benaía, Maasías, Matanías, Bezaleel,
Binúi y Manasés. 31 De los hijos de Harim: Eliezer, Isías, Malquías, Semaías,
Simeón, 32 Benjamín, Maluc y Semarías. 33 De los hijos de Hasum: Matenai,
Matata, Zabad, Elifelet, Jeremai, Manasés y Simei. 34 De los hijos de Bani:
Madai, Amram, Uel, 35 Benaía, Bedías, Quelúhi, 36 Vanías, Meremot, Eliasib, 37
Matanías, Matenai, Jaasai, 38 Bani, Binúi, Simei, 39 Selemías, Natán, Adaía, 40
Macnadebai, Sasai, Sarai, 41 Azareel, Selemías, Semarías, 42 Salum, Amarías y
José. 43 Y de los hijos de Nebo: Jeiel, Matatías, Zabad, Zebina, Jadau, Joel y
Benaía. 44 Todos estos habían tomado mujeres extranjeras; y había mujeres de
ellos que habían dado a luz hijos.