Segundo libro de Crónicas
Salomón pide sabiduría
2 Crónicas 1
(1 R. 3.3-15)
1 Salomón hijo de David fue afirmado en su reino, y Jehová su Dios estaba con
él, y lo engrandeció sobremanera.
2 Y convocó Salomón a todo Israel, a jefes de millares y de centenas, a jueces,
y a todos los príncipes de todo Israel, jefes de familias.
3 Y fue Salomón, y con él toda esta asamblea, al lugar alto que había en Gabaón;
porque allí estaba el tabernáculo de reunión de Dios, que Moisés siervo de
Jehová había hecho en el desierto.
4 Pero David había traído el arca de Dios de Quiriat-jearim al lugar que él le
había preparado; porque él le había levantado una tienda en Jerusalén.
5 Asimismo el altar de bronce que había hecho Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur,
estaba allí delante del tabernáculo de Jehová, al cual fue a consultar Salomón
con aquella asamblea.
6 Subió, pues, Salomón allá delante de Jehová, al altar de bronce que estaba en
el tabernáculo de reunión, y ofreció sobre él mil holocaustos.
7 Y aquella noche apareció Dios a Salomón y le dijo: Pídeme lo que quieras que
yo te dé.
8 Y Salomón dijo a Dios: Tú has tenido con David mi padre gran misericordia, y a
mí me has puesto por rey en lugar suyo.
9 Confírmese pues, ahora, oh Jehová Dios, tu palabra dada a David mi padre;
porque tú me has puesto por rey sobre un pueblo numeroso como el polvo de la
tierra.
10 Dame ahora sabiduría y ciencia, para presentarme delante de este pueblo;
porque ¿quién podrá gobernar a este tu pueblo tan grande?
11 Y dijo Dios a Salomón: Por cuanto hubo eso en tu corazón, y no pediste
riquezas, bienes o gloria, ni la vida de los que te quieren mal, ni pediste
muchos días, sino que has pedido para ti sabiduría y ciencia para gobernar a mi
pueblo, sobre el cual te he puesto por rey,
12 sabiduría y ciencia te son dadas; y también te daré riquezas, bienes y
gloria, como nunca tuvieron los reyes que han sido antes de ti, ni tendrán los
que vengan después de ti.
13 Y desde el lugar alto que estaba en Gabaón, delante del tabernáculo de
reunión, volvió Salomón a Jerusalén, y reinó sobre Israel.
Salomón comercia en caballos y en carros
(1 R. 10.26-29; 2 Cr. 9:25-28)
14 Y juntó Salomón carros y gente de a caballo; y tuvo mil cuatrocientos carros
y doce mil jinetes, los cuales puso en las ciudades de los carros y con el rey
en Jerusalén.
15 Y acumuló el rey plata y oro en Jerusalén como piedras, y cedro como
cabrahigos de la Sefela en abundancia.
16 Y los mercaderes del rey compraban por contrato caballos y lienzos finos de
Egipto para Salomón.
17 Y subían y compraban en Egipto un carro por seiscientas piezas de plata, y un
caballo por ciento cincuenta; y así compraban por medio de ellos para todos los
reyes de los heteos, y para los reyes de Siria.
Pacto de Salomón con Hiram
2 Crónicas 2
(1 R. 5.1-18; 7.13-14)
1 Determinó, pues, Salomón edificar casa al nombre de Jehová, y casa para su
reino.
2 Y designó Salomón setenta mil hombres que llevasen cargas, y ochenta mil
hombres que cortasen en los montes, y tres mil seiscientos que los vigilasen.
3 Y envió a decir Salomón a Hiram rey de Tiro: Haz conmigo como hiciste con
David mi padre, enviándole cedros para que edificara para sí casa en que morase.
4 He aquí, yo tengo que edificar casa al nombre de Jehová mi Dios, para
consagrársela, para quemar incienso aromático delante de él, y para la
colocación continua de los panes de la proposición, y para holocaustos a mañana
y tarde, en los días de reposo, nuevas lunas, y festividades de Jehová nuestro
Dios; lo cual ha de ser perpetuo en Israel.
5 Y la casa que tengo que edificar, ha de ser grande; porque el Dios nuestro es
grande sobre todos los dioses.
6 Mas, ¿quién será capaz de edificarle casa, siendo que los cielos y los cielos
de los cielos no pueden contenerlo? ¿Quién, pues, soy yo para que le edifique
casa, sino tan sólo para quemar incienso delante de él?
7 Envíame, pues, ahora un hombre hábil que sepa trabajar en oro, en plata, en
bronce, en hierro, en púrpura, en grana y en azul, y que sepa esculpir con los
maestros que están conmigo en Judá y en Jerusalén, los cuales dispuso mi padre.
8 Envíame también madera del Líbano: cedro, ciprés y sándalo; porque yo sé que
tus siervos saben cortar madera en el Líbano; y he aquí, mis siervos irán con
los tuyos,
9 para que me preparen mucha madera, porque la casa que tengo que edificar ha de
ser grande y portentosa.
10 Y he aquí, para los trabajadores tus siervos, cortadores de madera, he dado
veinte mil coros de trigo en grano, veinte mil coros de cebada, veinte mil batos
de vino, y veinte mil batos de aceite.
11 Entonces Hiram rey de Tiro respondió por escrito que envió a Salomón: Porque
Jehová amó a su pueblo, te ha puesto por rey sobre ellos.
12 Además decía Hiram: Bendito sea Jehová el Dios de Israel, que hizo los cielos
y la tierra, y que dio al rey David un hijo sabio, entendido, cuerdo y prudente,
que edifique casa a Jehová, y casa para su reino.
13 Yo, pues, te he enviado un hombre hábil y entendido, Hiram-abi,
14 hijo de una mujer de las hijas de Dan, mas su padre fue de Tiro; el cual sabe
trabajar en oro, plata, bronce y hierro, en piedra y en madera, en Púrpura y en
azul, en lino y en carmesí; asimismo sabe esculpir toda clase de figuras, y
sacar toda forma de diseño que se le pida, con tus hombres peritos, y con los de
mi señor David tu padre.
15 Ahora, pues, envíe mi señor a sus siervos el trigo y cebada, y aceite y vino,
que ha dicho;
16 y nosotros cortaremos en el Líbano la madera que necesites, y te la traeremos
en balsas por el mar hasta Jope, y tú la harás llevar hasta Jerusalén.
17 Y contó Salomón todos los hombres extranjeros que había en la tierra de
Israel, después de haberlos ya contado David su padre, y fueron hallados ciento
cincuenta y tres mil seiscientos.
18 Y señaló de ellos setenta mil para llevar cargas, y ochenta mil canteros en
la montaña, y tres mil seiscientos por capataces para hacer trabajar al pueblo.
Salomón edifica el templo
2 Crónicas 3
(1 R. 6.1-38)
1 Comenzó Salomón a edificar la casa de Jehová en Jerusalén, en el monte Moriah,
que había sido mostrado a David su padre, en el lugar que David había preparado
en la era de Ornán jebuseo.
2 Y comenzó a edificar en el mes segundo, a los dos días del mes, en el cuarto
año de su reinado.
3 Estas son las medidas que dio Salomón a los cimientos de la casa de Dios. La
primera, la longitud, de sesenta codos, y la anchura de veinte codos.
4 El pórtico que estaba al frente del edificio era de veinte codos de largo,
igual al ancho de la casa, y su altura de ciento veinte codos; y lo cubrió por
dentro de oro puro.
5 Y techó el cuerpo mayor del edificio con madera de ciprés, la cual cubrió de
oro fino, e hizo realzar en ella palmeras y cadenas.
6 Cubrió también la casa de piedras preciosas para ornamento; y el oro era oro
de Parvaim.
7 Así que cubrió la casa, sus vigas, sus umbrales, sus paredes y sus puertas,
con oro; y esculpió querubines en las paredes.
8 Hizo asimismo el lugar santísimo, cuya longitud era de veinte codos según el
ancho del frente de la casa, y su anchura de veinte codos; y lo cubrió de oro
fino que ascendía a seiscientos talentos.
9 Y el peso de los clavos era de uno hasta cincuenta siclos de oro. Cubrió
también de oro los aposentos.
10 Y dentro del lugar santísimo hizo dos querubines de madera, los cuales fueron
cubiertos de oro.
11 La longitud de las alas de los querubines era de veinte codos; porque una ala
era de cinco codos, la cual llegaba hasta la pared de la casa, y la otra de
cinco codos, la cual tocaba el ala del otro querubín.
12 De la misma manera una ala del otro querubín era de cinco codos, la cual
llegaba hasta la pared de la casa, y la otra era de cinco codos, que tocaba el
ala del otro querubín.
13 Estos querubines tenían las alas extendidas por veinte codos, y estaban en
pie con los rostros hacia la casa.
14 Hizo también el velo de azul, púrpura, carmesí y lino, e hizo realzar
querubines en él.
Las dos columnas
(1 R. 7.15-22)
15 Delante de la casa hizo dos columnas de treinta y cinco codos de altura cada
una, con sus capiteles encima, de cinco codos.
16 Hizo asimismo cadenas en el santuario, y las puso sobre los capiteles de las
columnas; e hizo cien granadas, las cuales puso en las cadenas.
17 Y colocó las columnas delante del templo, una a la mano derecha, y otra a la
izquierda; y a la de la mano derecha llamó Jaquín, y a la de la izquierda, Boaz.
Mobiliario del templo
2 Crónicas 4
(1 R. 7.23-51)
1 Hizo además un altar de bronce de veinte codos de longitud, veinte codos de
anchura, y diez codos de altura.
2 También hizo un mar de fundición, el cual tenía diez codos de un borde al
otro, enteramente redondo; su altura era de cinco codos, y un cordón de treinta
codos de largo lo ceñía alrededor.
3 Y debajo del mar había figuras de calabazas que lo circundaban, diez en cada
codo alrededor; eran dos hileras de calabazas fundidas juntamente con el mar.
4 Estaba asentado sobre doce bueyes, tres de los cuales miraban al norte, tres
al occidente, tres al sur, y tres al oriente; y el mar descansaba sobre ellos, y
las ancas de ellos estaban hacia adentro.
5 Y tenía de grueso un palmo menor, y el borde tenía la forma del borde de un
cáliz, o de una flor de lis. Y le cabían tres mil batos.
6 Hizo también diez fuentes, y puso cinco a la derecha y cinco a la izquierda,
para lavar y limpiar en ellas lo que se ofrecía en holocausto; pero el mar era
para que los sacerdotes se lavaran en él.
7 Hizo asimismo diez candeleros de oro según su forma, los cuales puso en el
templo, cinco a la derecha y cinco a la izquierda.
8 Además hizo diez mesas y las puso en el templo, cinco a la derecha y cinco a
la izquierda; igualmente hizo cien tazones de oro.
9 También hizo el atrio de los sacerdotes, y el gran atrio, y las portadas del
atrio, y cubrió de bronce las puertas de ellas.
10 Y colocó el mar al lado derecho, hacia el sureste de la casa.
11 Hiram también hizo calderos, y palas, y tazones; y acabó Hiram la obra que
hacía al rey Salomón para la casa de Dios.
12 Dos columnas, y los cordones, los capiteles sobre las cabezas de las dos
columnas, y dos redes para cubrir las dos esferas de los capiteles que estaban
encima de las columnas;
13 cuatrocientas granadas en las dos redes, dos hileras de granadas en cada red,
para que cubriesen las dos esferas de los capiteles que estaban encima de las
columnas.
14 Hizo también las basas, sobre las cuales colocó las fuentes;
15 un mar, y los doce bueyes debajo de él;
16 y calderos, palas y garfios; de bronce muy fino hizo todos sus enseres Hiram-abi
al rey Salomón para la casa de Jehová.
17 Los fundió el rey en los llanos del Jordán, en tierra arcillosa, entre Sucot
y Seredata.
18 Y Salomón hizo todos estos enseres en número tan grande, que no pudo saberse
el peso del bronce.
19 Así hizo Salomón todos los utensilios para la casa de Dios, y el altar de
oro, y las mesas sobre las cuales se ponían los panes de la proposición;
20 asimismo los candeleros y sus lámparas, de oro puro, para que las encendiesen
delante del lugar santísimo conforme a la ordenanza.
21 Las flores, lamparillas y tenazas se hicieron de oro, de oro finísimo;
22 también las despabiladeras, los lebrillos, las cucharas y los incensarios
eran de oro puro. Y de oro también la entrada de la casa, sus puertas interiores
para el lugar santísimo, y las puertas de la casa del templo.
2 Crónicas 5
1 Acabada toda la obra que hizo Salomón para la casa de Jehová, metió Salomón
las cosas que David su padre había dedicado; y puso la plata, y el oro, y todos
los utensilios, en los tesoros de la casa de Dios.
Salomón traslada el arca del templo
(1 R. 8.1-11)
2 Entonces Salomón reunió en Jerusalén a los ancianos de Israel y a todos los
príncipes de las tribus, los jefes de las familias de los hijos de Israel, para
que trajesen el arca del pacto de Jehová de la ciudad de David, que es Sion.
3 Y se congregaron con el rey todos los varones de Israel, para la fiesta
solemne del mes séptimo.
4 Vinieron, pues, todos los ancianos de Israel, y los levitas tomaron el arca;
5 y llevaron el arca, y el tabernáculo de reunión, y todos los utensilios del
santuario que estaban en el tabernáculo; los sacerdotes y los levitas los
llevaron.
6 Y el rey Salomón, y toda la congregación de Israel que se había reunido con él
delante del arca, sacrificaron ovejas y bueyes, que por ser tantos no se
pudieron contar ni numerar.
7 Y los sacerdotes metieron el arca del pacto de Jehová en su lugar, en el
santuario de la casa, en el lugar santísimo, bajo las alas de los querubines;
8 pues los querubines extendían las alas sobre el lugar del arca, y los
querubines cubrían por encima así el arca como sus barras.
9 E hicieron salir las barras, de modo que se viesen las cabezas de las barras
del arca delante el lugar santísimo, mas no se veían desde fuera; y allí están
hasta hoy.
10 En el arca no había más que las dos tablas que Moisés había puesto en Horeb,
con las cuales Jehová había hecho pacto con los hijos de Israel, cuando salieron
de Egipto.
11 Y cuando los sacerdotes salieron del santuario (porque todos los sacerdotes
que se hallaron habían sido santificados, y no guardaban sus turnos;
12 y los levitas cantores, todos los de Asaf, los de Hemán y los de Jedutún,
juntamente con sus hijos y sus hermanos, vestidos de lino fino, estaban con
címbalos y salterios y arpas al oriente del altar; y con ellos ciento veinte
sacerdotes que tocaban trompetas),
13 cuando sonaban, pues, las trompetas, y cantaban todos a una, para alabar y
dar gracias a Jehová, y a medida que alzaban la voz con trompetas y címbalos y
otros instrumentos de música, y alababan a Jehová, diciendo: Porque él es bueno,
porque su misericordia es para siempre; entonces la casa se llenó de una nube,
la casa de Jehová.
14 Y no podían los sacerdotes estar allí para ministrar, por causa de la nube;
porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Dios.
Dedicación del templo
2 Crónicas 6
(1 R. 8.12-66)
1 Entonces dijo Salomón: Jehová ha dicho que él habitaría en la oscuridad.
2 Yo, pues, he edificado una casa de morada para ti, y una habitación en que
mores para siempre.
3 Y volviendo el rey su rostro, bendijo a toda la congregación de Israel; y toda
la congregación de Israel estaba en pie.
4 Y él dijo: Bendito sea Jehová Dios de Israel, quien con su mano ha cumplido lo
que prometió con su boca a David mi padre, diciendo:
5 Desde el día que saqué a mi pueblo de la tierra de Egipto, ninguna ciudad he
elegido de todas las tribus de Israel para edificar casa donde estuviese mi
nombre, ni he escogido varón que fuese príncipe sobre mi pueblo Israel.
6 Más a Jerusalén he elegido para que en ella esté mi nombre, y a David he
elegido para que esté sobre mi pueblo Israel.
7 Y David mi padre tuvo en su corazón edificar casa al nombre de Jehová Dios de
Israel.
8 Mas Jehová dijo a David mi padre: Respecto a haber tenido en tu corazón deseo
de edificar casa a mi nombre, bien has hecho en haber tenido esto en tu corazón.
9 Pero tú no edificarás la casa, sino tu hijo que saldrá de tus lomos, él
edificará casa a mi nombre.
10 Y Jehová ha cumplido su palabra que había dicho, pues me levanté yo en lugar
de David mi padre, y me he sentado en el trono de Israel, como Jehová había
dicho, y he edificado casa al nombre de Jehová Dios de Israel.
11 Y en ella he puesto el arca, en la cual está el pacto de Jehová que celebró
con los hijos de Israel.
12 Se puso luego Salomón delante del altar de Jehová, en presencia de toda la
congregación de Israel, y extendió sus manos.
13 Porque Salomón había hecho un estrado de bronce de cinco codos de largo, de
cinco codos de ancho y de altura de tres codos, y lo había puesto en medio del
atrio; y se puso sobre él, se arrodilló delante de toda la congregación de
Israel, y extendió sus manos al cielo, y dijo:
14 Jehová Dios de Israel, no hay Dios semejante a ti en el cielo ni en la
tierra, que guardas el pacto y la misericordia con tus siervos que caminan
delante de ti de todo su corazón;
15 que has guardado a tu siervo David mi padre lo que le prometiste; tú lo
dijiste con tu boca, y con tu mano lo has cumplido, como se ve en este día.
16 Ahora, pues, Jehová Dios de Israel, cumple a tu siervo David mi padre lo que
le has prometido, diciendo: No faltará de ti varón delante de mí, que se siente
en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden su camino, andando en mi
ley, como tú has andado delante de mí.
17 Ahora, pues, oh Jehová Dios de Israel, cúmplase tu palabra que dijiste a tu
siervo David.
18 Mas ¿es verdad que Dios habitará con el hombre en la tierra? He aquí, los
cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa
que he edificado?
19 Mas tú mirarás a la oración de tu siervo, y a su ruego, oh Jehová Dios mío,
para oír el clamor y la oración con que tu siervo ora delante de ti.
20 Que tus ojos estén abiertos sobre esta casa de día y de noche, sobre el lugar
del cual dijiste: Mi nombre estará allí; que oigas la oración con que tu siervo
ora en este lugar.
21 Asimismo que oigas el ruego de tu siervo, y de tu pueblo Israel, cuando en
este lugar hicieren oración, que tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu
morada; que oigas y perdones.
22 Si alguno pecare contra su prójimo, y se le exigiere juramento, y viniere a
jurar ante tu altar en esta casa,
23 tu oirás desde los cielos, y actuarás, y juzgarás a tus siervos, dando la
paga al impío, haciendo recaer su proceder sobre su cabeza, y justificando al
justo al darle conforme a su justicia.
24 Si tu pueblo Israel fuere derrotado delante del enemigo por haber prevaricado
contra ti, y se convirtiere, y confesare tu nombre, y rogare delante ti en esta
casa,
25 tú oirás desde los cielos, y perdonarás el pecado de tu pueblo Israel, y les
harás volver a la tierra que diste a ellos y a sus padres.
26 Si los cielos se cerraren y no hubiere lluvias, por haber pecado contra ti,
si oraren a ti hacia este lugar, y confesaren tu nombre, y se convirtieren de
sus pecados, cuando los afligieres,
27 tú los oirás en los cielos, y perdonarás el pecado de tus siervos y de tu
pueblo Israel, y les enseñarás el buen camino para que anden en él, y darás
lluvia sobre tu tierra, que diste por heredad a tu pueblo.
28 Si hubiere hambre en la tierra, o si hubiere pestilencia, si hubiere
tizoncillo o añublo, langosta o pulgón; o si los sitiaren sus enemigos en la
tierra en donde moren; cualquiera plaga o enfermedad que sea;
29 toda oración y todo ruego que hiciere cualquier hombre, o todo tu pueblo
Israel, cualquiera que conociere su llaga y su dolor en su corazón, si
extendiere sus manos hacia esta casa,
30 tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, y perdonarás, y darás
a cada uno conforme a sus caminos, habiendo conocido su corazón; porque sólo tú
conoces el corazón de los hijos de los hombres;
31 para que te teman y anden en tus caminos, todos los días que vivieren sobre
la faz de la tierra que tú diste a nuestros padres.
32 Y también al extranjero que no fuere de tu pueblo Israel, que hubiere venido
de lejanas tierras a causa de tu gran nombre y de tu mano poderosa, y de tu
brazo extendido, si viniere y orare hacia esta casa,
33 tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, y harás conforme a
todas las cosas por las cuales hubiere clamado a ti el extranjero; para que
todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre, y te teman así como tu pueblo
Israel, y sepan que tu nombre es invocado sobre esta casa que yo he edificado.
34 Si tu pueblo saliere a la guerra contra sus enemigos por el camino que tú les
enviares, y oraren a ti hacia esta ciudad que tú elegiste, hacia la casa que he
edificado a tu nombre,
35 tú oirás desde los cielos su oración y su ruego, y ampararás su causa.
36 Si pecaren contra ti (pues no hay hombre que no peque), y te enojares contra
ellos, y los entregares delante de sus enemigos, para que los que los tomaren
los lleven cautivos a tierra de enemigos, lejos o cerca,
37 y ellos volvieren en sí en la tierra donde fueren llevados cautivos; si se
convirtieren, y oraren a ti en la tierra de su cautividad, y dijeren: Pecamos,
hemos hecho inicuamente, impíamente hemos hecho;
38 si se convirtieren a ti de todo su corazón y de toda su alma en la tierra de
su cautividad, donde los hubieren llevado cautivos, y oraren hacia la tierra que
tú diste a sus padres, hacia la ciudad que tú elegiste, y hacia la casa que he
edificado a tu nombre;
39 tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, su oración y su
ruego, y ampararás su causa, y perdonarás a tu pueblo que pecó contra ti.
40 Ahora, pues, oh Dios mío, te ruego que estén abiertos tus ojos y atentos tus
oídos a la oración en este lugar.
41 Oh Jehová Dios, levántate ahora para habitar en tu reposo, tú y el arca de tu
poder; oh Jehová Dios, sean vestidos de salvación tus sacerdotes, y tus santos
se regocijen en tu bondad.
42 Jehová Dios, no rechaces a tu ungido; acuérdate de tus misericordias para con
David tu siervo.
2 Crónicas 7
1 Cuando Salomón acabó de orar, descendió fuego de los cielos, y consumió el
holocausto y las víctimas; y la gloria de Jehová llenó la casa.
2 Y no podían entrar los sacerdotes en la casa de Jehová, porque la gloria de
Jehová había llenado la casa de Jehová.
3 Cuando vieron todos los hijos de Israel descender el fuego y la gloria de
Jehová sobre la casa, se postraron sobre sus rostros en el pavimento y adoraron,
y alabaron a Jehová, diciendo: Porque él es bueno, y su misericordia es para
siempre.
4 Entonces el rey y todo el pueblo sacrificaron víctimas delante de Jehová.
5 Y ofreció el rey Salomón en sacrificio veintidós mil bueyes, y ciento veinte
mil ovejas; y así dedicaron la casa de Dios el rey y todo el pueblo.
6 Y los sacerdotes desempeñaban su ministerio; también los levitas, con los
instrumentos de música de Jehová, los cuales había hecho el rey David para
alabar a Jehová porque su misericordia es para siempre, cuando David alababa por
medio de ellos. Asimismo los sacerdotes tocaban trompetas delante de ellos, y
todo Israel estaba en pie.
7 También Salomón consagró la parte central del atrio que estaba delante de la
casa de Jehová, por cuanto había ofrecido allí los holocaustos, y la grosura de
las ofrendas de paz; porque en el altar de bronce que Salomón había hecho no
podían caber los holocaustos, las ofrendas y las grosuras.
8 Entonces hizo Salomón fiesta siete días, y con él todo Israel, una gran
congregación, desde la entrada de Hamat hasta el arroyo de Egipto.
9 Al octavo día hicieron solemne asamblea, porque habían hecho la dedicación del
altar en siete días, y habían celebrado la fiesta solemne por siete días.
10 Y a los veintitrés días del mes séptimo envió al pueblo a sus hogares,
alegres y gozosos de corazón por los beneficios que Jehová había hecho a David y
a Salomón, y a su pueblo Israel.
Pacto de Dios con Salomón
(1 R. 9.1-9)
11 Terminó, pues, Salomón la casa de Jehová, y la casa del rey; y todo lo que
Salomón se propuso hacer en la casa de Jehová, y en su propia casa, fue
prosperado.
12 Y apareció Jehová a Salomón de noche, y le dijo: Yo he oído tu oración, y he
elegido para mí este lugar por casa de sacrificio.
13 Si yo cerrare los cielos para que no haya lluvia, y si mandare a la langosta
que consuma la tierra, o si enviare pestilencia a mi pueblo;
14 si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y
buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré
desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.
15 Ahora estarán abiertos mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este
lugar;
16 porque ahora he elegido y santificado esta casa, para que esté en ella mi
nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre.
17 Y si tú anduvieres delante de mí como anduvo David tu padre, e hicieres todas
las cosas que yo te he mandado, y guardares mis estatutos y mis decretos,
18 yo confirmaré el trono de tu reino, como pacté con David tu padre, diciendo:
No te faltará varón que gobierne en Israel.
19 Mas si vosotros os volviereis, y dejareis mis estatutos y mandamientos que he
puesto delante de vosotros, y fuereis y sirviereis a dioses ajenos, y los
adorareis,
20 yo os arrancaré de mi tierra que os he dado; y esta casa que he santificado a
mi nombre, yo la arrojaré de mi presencia, y la pondré por burla y escarnio de
todos los pueblos.
21 Y esta casa que es tan excelsa, será espanto a todo el que pasare, y dirá:
¿Por qué ha hecho así Jehová a esta tierra y a esta casa?
22 Y se responderá: Por cuanto dejaron a Jehová Dios de sus padres, que los sacó
de la tierra de Egipto, y han abrazado a dioses ajenos, y los adoraron y
sirvieron; por eso él ha traído todo este mal sobre ellos.
Otras actividades de Salomón
2 Crónicas 8
(1 R. 9.10-28)
1 Después de veinte años, durante los cuales Salomón había edificado la casa de
Jehová y su propia casa,
2 reedificó Salomón las ciudades que Hiram le había dado, y estableció en ellas
a los hijos de Israel.
3 Después vino Salomón a Hamat de Soba, y la tomó.
4 Y edificó a Tadmor en el desierto, y todas las ciudades de aprovisionamiento
que edificó en Hamat.
5 Asimismo reedificó a Bet-horón la de arriba y a Bet-horón la de abajo,
ciudades fortificadas, con muros, puertas y barras;
6 y a Baalat, y a todas las ciudades de provisiones que Salomón tenía; también
todas las ciudades de los carros y las de la gente de a caballo, y todo lo que
Salomón quiso edificar en Jerusalén, en el Líbano, y en toda la tierra de su
dominio.
7 Y a todo el pueblo que había quedado de los heteos, amorreos, ferezeos, heveos
y jebuseos, que no eran de Israel,
8 los hijos de los que habían quedado en la tierra después de ellos, a los
cuales los hijos de Israel no destruyeron del todo, hizo Salomón tributarios
hasta hoy.
9 Pero de los hijos de Israel no puso Salomón siervos en su obra; porque eran
hombres de guerra, y sus oficiales y sus capitanes, y comandantes de sus carros,
y su gente de a caballo.
10 Y tenía Salomón doscientos cincuenta gobernadores principales, los cuales
mandaban sobre aquella gente.
11 Y pasó Salomón a la hija de Faraón, de la ciudad de David a la casa que él
había edificado para ella; porque dijo: Mi mujer no morará en la casa de David
rey de Israel, porque aquellas habitaciones donde ha entrado el arca de Jehová,
son sagradas.
12 Entonces ofreció Salomón holocaustos a Jehová sobre el altar de Jehová que él
había edificado delante del pórtico,
13 para que ofreciesen cada cosa en su día, conforme al mandamiento de Moisés,
en los días de reposo, en las nuevas lunas, y en las fiestas solemnes tres veces
en el año, esto es, en la fiesta de los panes sin levadura, en la fiesta de las
semanas y en la fiesta de los tabernáculos.
14 Y constituyó los turnos de los sacerdotes en sus oficios, conforme a lo
ordenado por David su padre, y los levitas en sus cargos, para que alabasen y
ministrasen delante de los sacerdotes, cada cosa en su día; asimismo los
porteros por su orden a cada puerta; porque así lo había mandado David, varón de
Dios.
15 Y no se apartaron del mandamiento del rey, en cuanto a los sacerdotes y los
levitas, y los tesoros, y todo negocio;
16 porque toda la obra de Salomón estaba preparada desde el día en que se
pusieron los cimientos de la casa de Jehová hasta que fue terminada, hasta que
la casa de Jehová fue acabada totalmente.
17 Entonces Salomón fue a Ezión-geber y a Elot, a la costa del mar en la tierra
de Edom.
18 Porque Hiram le había enviado naves por mano de sus siervos, y marineros
diestros en el mar, los cuales fueron con los siervos de Salomón a Ofir, y
tomaron de allá cuatrocientos cincuenta talentos de oro, y los trajeron al rey
Salomón.
La reina de Sabá visita a Salomón
2 Crónicas 9
(1 R. 10.1-13)
1 Oyendo la reina de Sabá la fama de Salomón, vino a Jerusalén con un séquito
muy grande, con camellos cargados de especias aromáticas, oro en abundancia, y
piedras preciosas, para probar a Salomón con preguntas difíciles. Y luego que
vino a Salomón, habló con él de todo lo que en su corazón tenía.
2 Pero Salomón le respondió a todas sus preguntas, y nada hubo que Salomón no le
contestase.
3 Y viendo la reina de Sabá la sabiduría de Salomón, y la casa que había
edificado,
4 y las viandas de su mesa, las habitaciones de sus oficiales, el estado de sus
criados y los vestidos de ellos, sus maestresalas y sus vestidos, y la
escalinata por donde subía a la casa de Jehová, se quedó asombrada.
5 Y dijo al rey: Verdad es lo que había oído en mi tierra acerca de tus cosas y
de tu sabiduría;
6 pero yo no creía las palabras de ellos, hasta que he venido, y mis ojos han
visto; y he aquí que ni aun la mitad de la grandeza de tu sabiduría me había
sido dicha; porque tú superas la fama que yo había oído.
7 Bienaventurados tus hombres, y dichosos estos siervos tuyos que están siempre
delante de ti, y oyen tu sabiduría.
8 Bendito sea Jehová tu Dios, el cual se ha agradado de ti para ponerte sobre su
trono como rey para Jehová tu Dios; por cuanto tu Dios amó a Israel para
afirmarlo perpetuamente, por eso te ha puesto por rey sobre ellos, para que
hagas juicio y justicia.
9 Y dio al rey ciento veinte talentos de oro, y gran cantidad de especias
aromáticas, y piedras preciosas; nunca hubo tales especias aromáticas como las
que dio la reina de Sabá al rey Salomón.
10 También los siervos de Hiram y los siervos de Salomón, que habían traído el
oro de Ofir, trajeron madera de sándalo, y piedras preciosas.
11 Y de la madera de sándalo el rey hizo gradas en la casa de Jehová y en las
casas reales, y arpas y salterios para los cantores; nunca en la tierra de Judá
se había visto madera semejante.
12 Y el rey Salomón dio a la reina de Sabá todo lo que ella quiso y le pidió,
más de lo que ella había traído al rey. Después ella se volvió y se fue a su
tierra con sus siervos.
Riquezas y fama de Salomón
(1 R. 10.14-29; 2 Cr. 1.14-17)
13 El peso del oro que venía a Salomón cada año, era seiscientos sesenta y seis
talentos de oro,
14 sin lo que traían los mercaderes y negociantes; también todos los reyes de
Arabia y los gobernadores de la tierra traían oro y plata a Salomón.
15 Hizo también el rey Salomón doscientos paveses de oro batido, cada uno de los
cuales tenía seiscientos siclos de oro labrado;
16 asimismo trescientos escudos de oro batido, teniendo cada escudo trescientos
siclos de oro; y los puso el rey en la casa del bosque del Líbano.
17 Hizo además el rey un gran trono de marfil, y lo cubrió de oro puro.
18 El trono tenía seis gradas, y un estrado de oro fijado al trono, y brazos a
uno y otro lado del asiento, y dos leones que estaban junto a los brazos.
19 Había también allí doce leones sobre las seis gradas, a uno y otro lado.
Jamás fue hecho trono semejante en reino alguno.
20 Toda la vajilla del rey Salomón era de oro, y toda la vajilla de la casa del
bosque del Líbano, de oro puro. En los días de Salomón la plata no era
apreciada.
21 Porque la flota del rey iba a Tarsis con los siervos de Hiram, y cada tres
años solían venir las naves de Tarsis, y traían oro, plata, marfil, monos y
pavos reales.
22 Y excedió el rey Salomón a todos los reyes de la tierra en riqueza y en
sabiduría.
23 Y todos los reyes de la tierra procuraban ver el rostro de Salomón, para oír
la sabiduría que Dios el había dado.
24 Cada uno de éstos traía su presente, alhajas de plata, alhajas de oro,
vestidos, armas, perfumes, caballos y mulos, todos los años.
25 Tuvo también Salomón cuatro mil caballerizas para sus caballos y carros, y
doce mil jinetes, los cuales puso en las ciudades de los carros, y con el rey en
Jerusalén.
26 Y tuvo dominio sobre todos los reyes desde el Eufrates hasta la tierra de los
filisteos, y hasta la frontera de Egipto.
27 Y acumuló el rey plata en Jerusalén como piedras, y cedros como los
cabrahigos de la Sefela en abundancia.
28 Traían también caballos para Salomón, de Egipto y de todos los países.
Muerte de Salomón
(1 R. 11.41-43)
29 Los demás hechos de Salomón, primeros y postreros, ¿no están todos escritos
en los libros del profeta Natán, en la profecía de Ahías silonita, y en la
profecía del vidente Iddo contra Jeroboam hijo de Nabat?
30 Reinó Salomón en Jerusalén sobre todo Israel cuarenta años.
31 Y durmió Salomón con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de David su
padre; y reinó en su lugar Roboam su hijo.
Rebelión de Israel
2 Crónicas 10
(1 R. 12.1-24)
1 Roboam fue a Siquem, porque en Siquem se había reunido todo Israel para
hacerlo rey.
2 Y cuando lo oyó Jeroboam hijo de Nabat, el cual estaba en Egipto, adonde había
huido a causa del rey Salomón, volvió de Egipto.
3 Y enviaron y le llamaron. Vino, pues, Jeroboam, y todo Israel, y hablaron a
Roboam, diciendo:
4 Tu padre agravó nuestro yugo; ahora alivia algo de la dura servidumbre y del
pesado yugo con que tu padre nos apremió, y te serviremos.
5 Y él les dijo: Volved a mí de aquí a tres días. Y el pueblo se fue.
6 Entonces el rey Roboam tomó consejo con los ancianos que habían estado delante
de Salomón su padre cuando vivía, y les dijo: ¿Cómo aconsejáis vosotros que
responda a este pueblo?
7 Y ellos le contestaron diciendo: Si te condujeres humanamente con este pueblo,
y les agradares, y les hablares buenas palabras, ellos te servirán siempre.
8 Más él, dejando el consejo que le dieron los ancianos, tomó consejo con los
jóvenes que se habían criado con él, y que estaban a su servicio.
9 Y les dijo: ¿Qué aconsejáis vosotros que respondamos a este pueblo, que me ha
hablado, diciendo: Alivia algo del yugo que tu padre puso sobre nosotros?
10 Entonces los jóvenes que se habían criado con él, le contestaron: Así dirás
al pueblo que te ha hablado diciendo: Tu padre agravó nuestro yugo, mas tú
disminuye nuestra carga. Así les dirás: Mi dedo más pequeño es más grueso que
los lomos de mi padre.
11 Así que, si mi padre os cargó de yugo pesado, yo añadiré a vuestro yugo; mi
padre os castigó con azotes, y yo con escorpiones.
12 Vino, pues, Jeroboam con todo el pueblo a Roboam al tercer día, según el rey
les había hablado diciendo: Volved a mí de aquí a tres días.
13 Y el rey les respondió ásperamente; pues dejó el rey Roboam el consejo de los
ancianos,
14 y les habló conforme al consejo de los jóvenes, diciendo: Mi padre hizo
pesado vuestro yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con
azotes, mas yo con escorpiones.
15 Y no escuchó el rey al pueblo; porque la causa era de Dios, para que Jehová
cumpliera la palabra que había hablado por Ahías silonita a Jeroboam hijo de
Nabat.
16 Y viendo todo Israel que el rey no les había oído, respondió el pueblo al
rey, diciendo: ¿Qué parte tenemos nosotros con David? No tenemos herencia en el
hijo de Isaí. ¡Israel, cada uno a sus tiendas! ¡David, mira ahora por tu casa!
Así se fue todo Israel a sus tiendas.
17 Mas reinó Roboam sobre los hijos de Israel que habitaban en las ciudades de
Judá.
18 Envió luego el rey Roboam a Adoram, que tenía cargo de los tributos; pero le
apedrearon los hijos de Israel, y murió. Entonces se apresuró el rey Roboam, y
subiendo en su carro huyó a Jerusalén.
19 Así se apartó Israel de la casa de David hasta hoy.
2 Crónicas 11
1 Cuando vino Roboam a Jerusalén, reunió de la casa de Judá y de Benjamín a
ciento ochenta mil hombres escogidos de guerra, para pelear contra Israel y
hacer volver el reino a Roboam.
2 Mas vino la palabra de Jehová a Semaías varón de Dios, diciendo:
3 Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, y a todos los israelitas en Judá
y Benjamín, diciéndoles:
4 Así ha dicho Jehová: No subáis, ni peleéis contra vuestros hermanos; vuélvase
cada uno a su casa, porque yo he hecho esto. Y ellos oyeron la palabra de Jehová
y se volvieron, y no fueron contra Jeroboam.
Prosperidad de Roboam
5 Y habitó Roboam en Jerusalén, y edificó ciudades para fortificar a Judá.
6 Edificó Belén, Etam, Tecoa,
7 Bet-sur, Soco, Adulam,
8 Gat, Maresa, Zif,
9 Adoraim, Laquis, Azeca,
10 Zora, Ajalón y Hebrón, que eran ciudades fortificadas de Judá y Benjamín.
11 Reforzó también las fortalezas, y puso en ellas capitanes, y provisiones,
vino y aceite;
12 y en todas las ciudades puso escudos y lanzas. Las fortificó, pues, en gran
manera; y Judá y Benjamín le estaban sujetos.
13 Y los sacerdotes y levitas que estaban en todo Israel, se juntaron a él desde
todos los lugares donde vivían.
14 Porque los levitas dejaban sus ejidos y sus posesiones, y venían a Judá y a
Jerusalén; pues Jeroboam y sus hijos los excluyeron del ministerio de Jehová.
15 Y él designó sus propios sacerdotes para los lugares altos, y para los
demonios, y para los becerros que él había hecho.
16 Tras aquellos acudieron también de todas las tribus de Israel los que habían
puesto su corazón en buscar a Jehová Dios de Israel; y vinieron a Jerusalén para
ofrecer sacrificios a Jehová, el Dios de sus padres.
17 Así fortalecieron el reino de Judá, y confirmaron a Roboam hijo de Salomón,
por tres años; porque tres años anduvieron en el camino de David y de Salomón.
18 Y tomó Roboam por mujer a Mahalat hija de Jerimot, hijo de David, y de
Abihail hija de Eliab, hijo de Isaí,
19 la cual le dio a luz estos hijos: Jeús, Semarías y Zaham.
20 Después de ella tomó a Maaca hija de Absalón, la cual le dio a luz Abías,
Atai, Ziza y Selomit.
21 Pero Roboam amó a Maaca hija de Absalón sobre todas sus mujeres y concubinas;
porque tomó dieciocho mujeres y sesenta concubinas, y engendró veintiocho hijos
y sesenta hijas.
22 Y puso Roboam a Abías hijo de Maaca por jefe y príncipe de sus hermanos,
porque quería hacerle rey.
23 Obró sagazmente, y esparció a todos sus hijos por todas las tierras de Judá y
de Benjamín, y por todas las ciudades fortificadas, y les dio provisiones en
abundancia, y muchas mujeres.
Sisac invade Judá
2 Crónicas 12
(1 R. 14.21-31)
1 Cuando Roboam había consolidado el reino, dejó la ley de Jehová, y todo Israel
con él.
2 Y por cuanto se habían rebelado contra Jehová, en el quinto año del rey Roboam
subió Sisac rey de Egipto contra Jerusalén,
3 con mil doscientos carros, y con sesenta mil hombres de a caballo; mas el
pueblo que venía con él de Egipto, esto es, de libios, suquienos y etíopes, no
tenía número.
4 Y tomó las ciudades fortificadas de Judá, y llegó hasta Jerusalén.
5 Entonces vino el profeta Semaías a Roboam y a los príncipes de Judá, que
estaban reunidos en Jerusalén por causa de Sisac, y les dijo: Así ha dicho
Jehová: Vosotros me habéis dejado, y yo también os he dejado en manos de Sisac.
6 Y los príncipes de Israel y el rey se humillaron, y dijeron: Justo es Jehová.
7 Y cuando Jehová vio que se habían humillado, vino palabra de Jehová a Semaías,
diciendo: Se han humillado; no los destruiré; antes los salvaré en breve, y no
se derramará mi ira contra Jerusalén por mano de Sisac.
8 Pero serán sus siervos, para que sepan lo que es servirme a mí, y qué es
servir a los reinos de las naciones.
9 Subió, pues, Sisac rey de Egipto a Jerusalén, y tomó los tesoros de la casa de
Jehová, y los tesoros de la casa del rey; todo lo llevó, y tomó los escudos de
oro que Salomón había hecho.
10 Y en lugar de ellos hizo el rey Roboam escudos de bronce, y los entregó a los
jefes de la guardia, los cuales custodiaban la entrada de la casa del rey.
11 Cuando el rey iba a la casa de Jehová, venían los de la guardia y los
llevaban, y después los volvían a la cámara de la guardia.
12 Y cuando él se humilló, la ira de Jehová se apartó de él, para no destruirlo
del todo; y también en Judá las cosas fueron bien.
13 Fortalecido, pues, Roboam, reinó en Jerusalén; y era Roboam de cuarenta y un
años cuando comenzó a reinar, y diecisiete años reinó en Jerusalén, ciudad que
escogió Jehová de todas las tribus de Israel para poner en ella su nombre. Y el
nombre de la madre de Roboam fue Naama amonita.
14 E hizo lo malo, porque no dispuso su corazón para buscar a Jehová.
15 Las cosas de Roboam, primeras y postreras, ¿no están escritas en los libros
del profeta Semaías y del vidente Iddo, en el registro de las familias? Y entre
Roboam y Jeroboam hubo guerra constante.
16 Y durmió Roboam con sus padres, y fue sepultado en la ciudad de David; y
reinó en su lugar Abías su hijo.
Reinado de Abías
2 Crónicas 13
(1 R. 15.1-8)
1 A los dieciocho años del rey Jeroboam, reinó Abías sobre Judá,
2 y reinó tres años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Micaías hija de
Uriel de Gabaa. Y hubo guerra entre Abías y Jeroboam.
3 Entonces Abías ordenó batalla con un ejército de cuatrocientos mil hombres de
guerra, valerosos y escogidos; y Jeroboam ordenó batalla contra él con
ochocientos mil hombres escogidos, fuertes y valerosos.
4 Y se levantó Abías sobre el monte Zemaraim, que está en los montes de Efraín,
y dijo: Oídme, Jeroboam y todo Israel.
5 ¿No sabéis vosotros que Jehová Dios de Israel dio el reino a David sobre
Israel para siempre, a él y a sus hijos, bajo pacto de sal?
6 Pero Jeroboam hijo de Nabat, siervo de Salomón hijo de David, se levantó y
rebeló contra su señor.
7 Y se juntaron con él hombres vanos y perversos, y pudieron más que Roboam hijo
de Salomón, porque Roboam era joven y pusilánime, y no se defendió de ellos.
8 Y ahora vosotros tratáis de resistir al reino de Jehová en mano de los hijos
de David, porque sois muchos, y tenéis con vosotros los becerros de oro que
Jeroboam os hizo por dioses.
9 ¿No habéis arrojado vosotros a los sacerdotes de Jehová, a los hijos de Aarón
y a los levitas, y os habéis designado sacerdotes a la manera de los pueblos de
otras tierras, para que cualquiera venga a consagrarse con un becerro y siete
carneros, y así sea sacerdote de los que no son dioses?
10 Mas en cuanto a nosotros, Jehová es nuestro Dios, y no le hemos dejado; y los
sacerdotes que ministran delante de Jehová son los hijos de Aarón, y los que
están en la obra son levitas.
11 los cuales queman para Jehová los holocaustos cada mañana y cada tarde, y el
incienso aromático; y ponen los panes sobre la mesa limpia, y el candelero de
oro con sus lámparas para que ardan cada tarde; porque nosotros guardamos la
ordenanza de Jehová nuestro Dios, mas vosotros le habéis dejado.
12 Y he aquí Dios está con nosotros por jefe, y sus sacerdotes con las trompetas
del júbilo para que suenen contra vosotros. Oh hijos de Israel, no peleéis
contra Jehová el Dios de vuestros padres, porque no prosperaréis.
13 Pero Jeroboam hizo tender una emboscada para venir a ellos por la espalda; y
estando así delante de ellos, la emboscada estaba a espaldas de Judá.
14 Y cuando miró Judá, he aquí que tenía batalla por delante y a las espaldas;
por lo que clamaron a Jehová, y los sacerdotes tocaron las trompetas.
15 Entonces los de Judá gritaron con fuerza; y así que ellos alzaron el grito,
Dios desbarató a Jeroboam y a todo Israel delante de Abías y de Judá;
16 y huyeron los hijos de Israel delante de Judá, y Dios los entregó en sus
manos.
17 Y Abías y su gente hicieron en ellos una gran matanza, y cayeron heridos de
Israel quinientos mil hombres escogidos.
18 Así fueron humillados los hijos de Israel en aquel tiempo, y los hijos de
Judá prevalecieron, porque se apoyaban en Jehová el Dios de sus padres.
19 Y siguió Abías a Jeroboam, y le tomó algunas ciudades, a Bet-el con sus
aldeas, a Jesana con sus aldeas, y a Efraín con sus aldeas.
20 Y nunca más tuvo Jeroboam poder en los días de Abías; y Jehová lo hirió, y
murió.
21 Pero Abías se hizo más poderoso. Tomó catorce mujeres, y engendró veintidós
hijos y dieciséis hijas.
22 Los demás hechos de Abías, sus caminos y sus dichos, están escritos en la
historia de Iddo profeta.
Reinado de Asa
2 Crónicas 14
(1 R. 15.9-12)
1 Durmió Abías con sus padres, y fue sepultado en la ciudad de David; y reinó en
su lugar su hijo Asa, en cuyos días tuvo sosiego el país por diez años.
2 E hizo Asa lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehová su Dios.
3 Porque quitó los altares del culto extraño, y los lugares altos; quebró las
imágenes, y destruyó los símbolos de Asera;
4 y mandó a Judá que buscase a Jehová el Dios de sus padres, y pusiese por obra
la ley y los mandamientos.
5 Quitó asimismo de todas las ciudades de Judá los lugares altos y las imágenes;
y estuvo el reino en paz bajo su reinado.
6 Y edificó ciudades fortificadas en Judá, por cuanto había paz en la tierra, y
no había guerra contra él en aquellos tiempos; porque Jehová le había dado paz.
7 Dijo, por tanto, a Judá: Edifiquemos estas ciudades, y cerquémoslas de muros
con torres, puertas y barras, ya que la tierra es nuestra; porque hemos buscado
a Jehová nuestro Dios; le hemos buscado, y él nos ha dado paz por todas partes.
Edificaron, pues, y fueron prosperados.
8 Tuvo también Asa ejército que traía escudos y lanzas; de Judá trescientos mil,
y de Benjamín doscientos ochenta mil que traían escudos y entesaban arcos, todos
hombres diestros.
9 Y salió contra ellos Zera etíope con un ejército de un millón de hombres y
trescientos carros; y vino hasta Maresa.
10 Entonces salió Asa contra él, y ordenaron la batalla en el valle de Sefata
junto a Maresa.
11 Y clamó Asa a Jehová su Dios, y dijo: ¡Oh Jehová, para ti no hay diferencia
alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, oh Jehová
Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre venimos contra este
ejército. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra ti el hombre.
12 Y Jehová deshizo a los etíopes delante de Asa y delante de Judá; y huyeron
los etíopes.
13 Y Asa, y el pueblo que con él estaba, los persiguieron hasta Gerar; y cayeron
los etíopes hasta no quedar en ellos aliento, porque fueron deshechos delante de
Jehová y de su ejército. Y les tomaron muy grande botín.
14 Atacaron también todas las ciudades alrededor de Gerar, porque el terror de
Jehová cayó sobre ellas; y saquearon todas las ciudades, porque había en ellas
gran botín.
15 Asimismo atacaron las cabañas de los que tenían ganado, y se llevaron muchas
ovejas y camellos, y volvieron a Jerusalén.
Reformas religiosas de Asa
2 Crónicas 15
(1 R. 15.13-15)
1 Vino el Espíritu de Dios sobre Azarías hijo de Oded,
2 y salió al encuentro de Asa, y le dijo: Oídme, Asa y todo Judá y Benjamín:
Jehová estará con vosotros, si vosotros estuviereis con él; y si le buscareis,
será hallado de vosotros; mas si le dejareis, él también os dejará.
3 Muchos días ha estado Israel sin verdadero Dios y sin sacerdote que enseñara,
y sin ley;
4 pero cuando en su tribulación se convirtieron a Jehová Dios de Israel, y le
buscaron, él fue hallado de ellos.
5 En aquellos tiempos no hubo paz, ni para el que entraba ni para el que salía,
sino muchas aflicciones sobre todos los habitantes de las tierras.
6 Y una gente destruía a otra, y una ciudad a otra ciudad; porque Dios los turbó
con toda clase de calamidades.
7 Pero esforzaos vosotros, y no desfallezcan vuestras manos, pues hay recompensa
para vuestra obra.
8 Cuando oyó Asa las palabras y la profecía del profeta Azarías hijo de Oded,
cobró ánimo, y quitó los ídolos abominables de toda la tierra de Judá y de
Benjamín, y de las ciudades que él había tomado en la parte montañosa de Efraín;
y reparó el altar de Jehová que estaba delante del pórtico de Jehová.
9 Después reunió a todo Judá y Benjamín, y con ellos los forasteros de Efraín,
de Manasés y de Simeón; porque muchos de Israel se habían pasado a él, viendo
que Jehová su Dios estaba con él.
10 Se reunieron, pues, en Jerusalén, en el mes tercero del año decimoquinto del
reinado de Asa.
11 Y en aquel mismo día sacrificaron para Jehová, del botín que habían traído,
setecientos bueyes y siete mil ovejas.
12 Entonces prometieron solemnemente que buscarían a Jehová el Dios de sus
padres, de todo su corazón y de toda su alma;
13 y que cualquiera que no buscase a Jehová el Dios de Israel, muriese, grande o
pequeño, hombre o mujer.
14 Y juraron a Jehová con gran voz y júbilo, al son de trompetas y de bocinas.
15 Todos los de Judá se alegraron de este juramento; porque de todo su corazón
lo juraban, y de toda su voluntad lo buscaban, y fue hallado de ellos; y Jehová
les dio paz por todas partes.
16 Y aun a Maaca madre del rey Asa, él mismo la depuso de su dignidad, porque
había hecho una imagen de Asera; y Asa destruyó la imagen, y la desmenuzó, y la
quemó junto al torrente de Cedrón.
17 Con todo esto, los lugares altos no eran quitados de Israel, aunque el
corazón de Asa fue perfecto en todos sus días.
18 Y trajo a la casa de Dios lo que su padre había dedicado, y lo que él había
consagrado, plata, oro y utensilios.
19 Y no hubo más guerra hasta los treinta y cinco años del reinado de Asa.
Alianza de Asa con Ben-adad
2 Crónicas 16
(1 R. 15.16-22)
1 En el año treinta y seis del reinado de Asa, subió Baasa rey de Israel contra
Judá, y fortificó a Ramá, para no dejar salir ni entrar a ninguno al rey Asa,
rey de Judá.
2 Entonces sacó Asa la plata y el oro de los tesoros de la casa de Jehová y de
la casa real y envió a Ben-adad rey de Siria, que estaba en Damasco, diciendo:
3 Haya alianza entre tú y yo, como la hubo entre tu padre y mi padre; he aquí yo
te he enviado plata y oro, para que vengas y deshagas la alianza que tienes con
Baasa rey de Israel, a fin de que se retire de mí.
4 Y consintió Ben-adad con el rey Asa, y envió los capitanes de sus ejércitos
contra las ciudades de Israel; y conquistaron Ijón, Dan, Abel-maim y todas las
ciudades de aprovisionamiento de Neftalí.
5 Oyendo esto Baasa, cesó de edificar a Ramá, y abandonó su obra.
6 Entonces el rey Asa tomó a todo Judá, y se llevaron de Ramá la piedra y la
madera con que Baasa edificaba, y con ellas edificó a Geba y Mizpa.
7 En aquel tiempo vino el vidente Hanani a Asa rey de Judá, y le dijo: Por
cuanto te has apoyado en el rey de Siria, y no te apoyaste en Jehová tu Dios,
por eso el ejército del rey de Siria ha escapado de tus manos.
8 Los etíopes y los libios, ¿no eran un ejército numerosísimo, con carros y
mucha gente de a caballo? Con todo, porque te apoyaste en Jehová, él los entregó
en tus manos.
9 Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a
favor de los que tienen corazón perfecto para con él. Locamente has hecho en
esto; porque de aquí en adelante habrá más guerra contra ti.
10 Entonces se enojó Asa contra el vidente y lo echó en la cárcel, porque se
encolerizó grandemente a causa de esto. Y oprimió Asa en aquel tiempo a algunos
del pueblo.
Muerte de Asa
(1 R. 15.23-24)
11 Mas he aquí los hechos de Asa, primeros y postreros, están escritos en el
libro de los reyes de Judá y de Israel.
12 En el año treinta y nueve de su reinado, Asa enfermó gravemente de los pies,
y en su enfermedad no buscó a Jehová, sino a los médicos.
13 Y durmió Asa con sus padres, y murió en el año cuarenta y uno de su reinado.
14 Y lo sepultaron en los sepulcros que él había hecho para sí en la ciudad de
David; y lo pusieron en un ataúd, el cual llenaron de perfumes y diversas
especias aromáticas, preparadas por expertos perfumistas; e hicieron un gran
fuego en su honor.
Reinado de Josafat
2 Crónicas 17
1 Reinó en su lugar Josafat su hijo, el cual se hizo fuerte contra Israel.
2 Puso ejércitos en todas las ciudades fortificadas de Judá, y colocó gente de
guarnición en tierra de Judá, y asimismo en las ciudades de Efraín que su padre
Asa había tomado.
3 Y Jehová estuvo con Josafat, porque anduvo en los primeros caminos de David su
padre, y no buscó a los baales,
4 sino que buscó al Dios de su padre, y anduvo en sus mandamientos, y no según
las obras de Israel.
5 Jehová, por tanto, confirmó el reino en su mano, y todo Judá dio a Josafat
presentes; y tuvo riquezas y gloria en abundancia.
6 Y se animó su corazón en los caminos de Jehová, y quitó los lugares altos y
las imágenes de Asera de en medio de Judá.
7 Al tercer año de su reinado envió sus príncipes Ben-hail, Abdías, Zacarías,
Natanael y Micaías, para que enseñasen en las ciudades de Judá;
8 y con ellos a los levitas Semaías, Netanías, Zebadías, Asael, Semiramot,
Jonatán, Adonías, Tobías y Tobadonías; y con ellos a los sacerdotes Elisama y
Joram.
9 Y enseñaron en Judá, teniendo consigo el libro de la Ley de Jehová, y
recorrieron todas las ciudades de Judá enseñando al pueblo.
10 Y cayó el pavor de Jehová sobre todos los reinos de las tierras que estaban
alrededor de Judá, y no osaron hacer guerra contra Josafat.
11 Y traían de los filisteos presentes a Josafat, y tributos de plata. Los
árabes también le trajeron ganados: siete mil setecientos carneros y siete mil
setecientos machos cabríos.
12 Iba, pues, Josafat engrandeciéndose mucho; y edificó en Judá fortalezas y
ciudades de aprovisionamiento.
13 Tuvo muchas provisiones en las ciudades de Judá, y hombres de guerra muy
valientes en Jerusalén.
14 Y este es el número de ellos según sus casas paternas: de los jefes de los
millares de Judá, el general Adnas, y con él trescientos mil hombres muy
esforzados.
15 Después de él, el jefe Johanán, y con él doscientos ochenta mil.
16 Tras éste, Amasías hijo de Zicri, el cual se había ofrecido voluntariamente a
Jehová, y con él doscientos mil hombres valientes.
17 De Benjamín, Eliada, hombre muy valeroso, y con él doscientos mil armados de
arco y escudo.
18 Tras éste, Jozabad, y con él ciento ochenta mil dispuestos para la guerra.
19 Estos eran siervos del rey, sin los que el rey había puesto en las ciudades
fortificadas en todo Judá.
Micaías profetiza la derrota de Acab
2 Crónicas 18
(1 R. 22.1-40)
1 Tenía, pues, Josafat riquezas y gloria en abundancia; y contrajo parentesco
con Acab.
2 Y después de algunos años descendió a Samaria para visitar a Acab; por lo que
Acab mató muchas ovejas y bueyes para él y para la gente que con él venía, y le
persuadió que fuese con él contra Ramot de Galaad.
3 Y dijo Acab rey de Israel a Josafat rey de Judá: ¿Quieres venir conmigo contra
Ramot de Galaad? Y él respondió: Yo soy como tú, y mi pueblo como tu pueblo;
iremos contigo a la guerra.
4 Además dijo Josafat al rey de Israel: Te ruego que consultes hoy la palabra de
Jehová.
5 Entonces el rey de Israel reunió a cuatrocientos profetas, y les preguntó:
¿Iremos a la guerra contra Ramot de Galaad, o me estaré quieto? Y ellos dijeron:
Sube, porque Dios los entregará en mano del rey.
6 Pero Josafat dijo: ¿Hay aún aquí algún profeta de Jehová, para que por medio
de él preguntemos?
7 El rey de Israel respondió a Josafat: Aún hay aquí un hombre por el cual
podemos preguntar a Jehová; mas yo le aborrezco, porque nunca me profetiza cosa
buena, sino siempre mal. Este es Micaías hijo de Imla. Y respondió Josafat: No
hable así el rey.
8 Entonces el rey de Israel llamó a un oficial, y le dijo: Haz venir luego a
Micaías hijo de Imla.
9 Y el rey de Israel y Josafat rey de Judá estaban sentados cada uno en su
trono, vestidos con sus ropas reales, en la plaza junto a la entrada de la
puerta de Samaria, y todos los profetas profetizaban delante de ellos.
10 Y Sedequías hijo de Quenaana se había hecho cuernos de hierro, y decía: Así
ha dicho Jehová: Con estos acornearás a los sirios hasta destruirlos por
completo.
11 De esta manera profetizaban también todos los profetas, diciendo: Sube contra
Ramot de Galaad, y serás prosperado; porque Jehová la entregará en mano del rey.
12 Y el mensajero que había ido a llamar a Micaías, le habló diciendo: He aquí
las palabras de los profetas a una voz anuncian al rey cosas buenas; yo, pues,
te ruego que tu palabra sea como la de uno de ellos, que hables bien.
13 Dijo Micaías: Vive Jehová, que lo que mi Dios me dijere, eso hablaré. Y vino
al rey.
14 y el rey le dijo: Micaías, ¿iremos a pelear contra Ramot de Galaad, o me
estaré quieto? El Respondió: Subid, y seréis prosperados, pues serán entregados
en vuestras manos.
15 El rey le dijo: ¿Hasta cuántas veces te conjuraré por el nombre de Jehová que
no me hables sino la verdad?
16 Entonces Micaías dijo: He visto a todo Israel derramado por los montes como
ovejas sin pastor; y dijo Jehová: Estos no tienen señor; vuélvase cada uno en
paz a su casa.
17 Y el rey de Israel dijo a Josafat: ¿No te había yo dicho que no me
profetizaría bien, sino mal?
18 Entonces él dijo: Oíd, pues, palabra de Jehová: Yo he visto a Jehová sentado
en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba a su mano derecha y a su
izquierda.
19 Y Jehová preguntó: ¿Quién inducirá a Acab rey de Israel, para que suba y
caiga en Ramot de Galaad? Y uno decía así, y otro decía de otra manera.
20 Entonces salió un espíritu que se puso delante de Jehová y dijo: Yo le
induciré. Y Jehová le dijo: ¿De qué modo?
21 Y él dijo: Saldré y seré espíritu de mentira en la boca de todos sus
profetas. Y Jehová dijo: Tú le inducirás, y lo lograrás; anda y hazlo así.
22 Y ahora, he aquí Jehová ha puesto espíritu de mentira en la boca de estos tus
profetas; pues Jehová ha hablado el mal con contra ti.
23 Entonces Sedequías hijo de Quenaana se le acercó y golpeó a Micaías en la
mejilla, y dijo: ¿Por qué camino se fue de mí el Espíritu de Jehová para
hablarte a ti?
24 Y Micaías respondió: He aquí tú lo verás aquel día, cuando entres de cámara
en cámara para esconderte.
25 Entonces el rey de Israel dijo: Tomad a Micaías, y llevadlo a Amón gobernador
de la ciudad, y a Joás hijo del rey,
26 y decidles: El rey ha dicho así: Poned a éste en la cárcel, y sustentadle con
pan de aflicción y agua de angustia, hasta que yo vuelva en paz.
27 Y Micaías dijo: Si tú volvieres en paz, Jehová no ha hablado por mí. Dijo
además: Oíd, pueblos todos.
28 Subieron, pues, el rey de Israel, y Josafat rey de Judá, a Ramot de Galaad.
29 Y dijo el rey de Israel a Josafat: Yo me disfrazaré para entrar en la
batalla, pero tú vístete tus ropas reales. Y se disfrazó el rey de Israel, y
entró en la batalla.
30 Había el rey de Siria mandado a los capitanes de los carros que tenía
consigo, diciendo: No peleéis con chico ni con grande, sino sólo con el rey de
Israel.
31 Cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, dijeron: Este es el rey
de Israel. Y lo rodearon para pelear; mas Josafat clamó, y Jehová lo ayudó, y
los apartó Dios de él;
32 pues viendo los capitanes de los carros que no era el rey de Israel,
desistieron de acosarle.
33 Mas disparando uno el arco a la ventura, hirió al rey de Israel entre las
junturas y el coselete. El entonces dijo al cochero: Vuelve las riendas, y
sácame del campo, porque estoy mal herido.
34 Y arreció a batalla aquel día, por lo que estuvo el rey de Israel en pie en
el carro enfrente de los sirios hasta la tarde; y murió al ponerse el sol.
El profeta Jehú amonesta a Josafat
2 Crónicas 19
1 Josafat rey de Judá volvió en paz a su casa en Jerusalén.
2 Y le salió al encuentro el vidente Jehú hijo de Hanani, y dijo al rey Josafat:
¿Al impío das ayuda, y amas a los que aborrecen a Jehová? Pues ha salido de la
presencia de Jehová ira contra ti por esto.
3 Pero se han hallado en ti buenas cosas, por cuanto has quitado de la tierra
las imágenes de Asera, y has dispuesto tu corazón para buscar a Dios.
Josafat nombra jueces
4 Habitó, pues, Josafat en Jerusalén; pero daba vuelta y salía al pueblo, desde
Beerseba hasta el monte de Efraín, y los conducía a Jehová el Dios de sus
padres.
5 Y puso jueces en todas las ciudades fortificadas de Judá, por todos los
lugares.
6 Y dijo a los jueces: Mirad lo que hacéis; porque no juzgáis en lugar de
hombre, sino en lugar de Jehová, el cual está con vosotros cuando juzgáis.
7 Sea, pues, con vosotros el temor de Jehová; mirad lo que hacéis, porque con
Jehová nuestro Dios no hay injusticia, ni acepción de personas, ni admisión de
cohecho.
8 Puso también Josafat en Jerusalén a algunos de los levitas y sacerdotes, y de
los padres de familias de Israel, para el juicio de Jehová y para las causas. Y
volvieron a Jerusalén.
9 Y les mandó diciendo: Procederéis asimismo con temor de Jehová, con verdad, y
con corazón íntegro.
10 En cualquier causa que viniere a vosotros de vuestros hermanos que habitan en
las ciudades, en causas de sangre, entre ley y precepto, estatutos y decretos,
les amonestaréis que no pequen contra Jehová, para que no venga ira sobre
vosotros y sobre vuestros hermanos. Haciendo así, no pecaréis.
11 Y he aquí, el sacerdote Amarías será el que os presida en todo asunto de
Jehová, y Zebadías hijo de Ismael, príncipe de la casa de Judá, en todos los
negocios del rey; también los levitas serán oficiales en presencia de vosotros.
Esforzaos, pues, para hacerlo, y Jehová estará con el bueno.
Victoria sobre Moab y Amón
2 Crónicas 20
1 Pasadas estas cosas, aconteció que los hijos de Moab y de Amón, y con ellos
otros de los amonitas, vinieron contra Josafat a la guerra.
2 Y acudieron algunos y dieron aviso a Josafat, diciendo: Contra ti viene una
gran multitud del otro lado del mar, y de Siria; y he aquí están en
Hazezon-tamar, que es En-gadi.
3 Entonces él tuvo temor; y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová, e
hizo pregonar ayuno a todo Judá.
4 Y se reunieron los de Judá para pedir socorro a Jehová; y también de todas las
ciudades de Judá vinieron a pedir ayuda a Jehová.
5 Entonces Josafat se puso de pie en la asamblea de Judá y de Jerusalén, en la
casa de Jehová, delante del atrio nuevo;
6 y dijo: Jehová Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y
tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu mano tal
fuerza y poder, que no hay quien te resista?
7 Dios nuestro, ¿no echaste tú los moradores de esta tierra delante de tu pueblo
Israel, y la diste a la descendencia de Abraham tu amigo para siempre?
8 Y ellos han habitado en ella, y te han edificado en ella santuario a tu
nombre, diciendo:
9 Si mal viniere sobre nosotros, o espada de castigo, o pestilencia, o hambre,
nos presentaremos delante de esta casa, y delante de ti (porque tu nombre está
en esta casa), y a causa de nuestras tribulaciones clamaremos a ti, y tú nos
oirás y salvarás.
10 Ahora, pues, he aquí los hijos de Amón y de Moab, y los del monte de Seir, a
cuya tierra no quisiste que pasase Israel cuando venía de la tierra de Egipto,
sino que se apartase de ellos, y no los destruyese;
11 he aquí ellos nos dan el pago viniendo a arrojarnos de la heredad que tú nos
diste en posesión.
12 ¡Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza
contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a
ti volvemos nuestros ojos.
13 Y todo Judá estaba en pie delante de Jehová, con sus niños y sus mujeres y
sus hijos.
14 Y estaba allí Jahaziel hijo de Zacarías, hijo de Benaía, hijo de Jeiel, hijo
de Matanías, levita de los hijos de Asaf, sobre el cual vino el Espíritu de
Jehová en medio de la reunión;
15 y dijo: Oíd, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat.
Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan
grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios.
16 Mañana descenderéis contra ellos; he aquí que ellos subirán por la cuesta de
Sis, y los hallaréis junto al arroyo, antes del desierto de Jeruel.
17 No habrá para que peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved
la salvación de Jehová con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni
desmayéis; salid mañana contra ellos, porque Jehová estará con vosotros.
18 Entonces Josafat se inclinó rostro a tierra, y asimismo todo Judá y los
moradores de Jerusalén se postraron delante de Jehová, y adoraron a Jehová.
19 Y se levantaron los levitas de los hijos de Coat y de los hijos de Coré, para
alabar a Jehová el Dios de Israel con fuerte y alta voz.
20 Y cuando se levantaron por la mañana, salieron al desierto de Tecoa. Y
mientras ellos Salían, Josafat, estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de
Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus
profetas, y seréis prosperados.
21 Y habido consejo con el pueblo, puso a algunos que cantasen y alabasen a
Jehová, vestidos de ornamentos sagrados, mientras salía la gente armada, y que
dijesen: Glorificad a Jehová, porque su misericordia es para siempre.
22 Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los
hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que
venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros.
23 Porque los hijos de Amón y Moab se levantaron contra los del monte de Seir
para matarlos y destruirlos; y cuando hubieron acabado con los del monte de
Seir, cada cual ayudó a la destrucción de su compañero.
24 Y luego que vino Judá a la torre del desierto, miraron hacia la multitud, y
he aquí yacían ellos en tierra muertos, pues ninguno había escapado.
25 Viniendo entonces Josafat y su pueblo a despojarlos, hallaron entre los
cadáveres muchas riquezas, así vestidos como alhajas preciosas, que tomaron para
sí, tantos, que no los podían llevar; tres días estuvieron recogiendo el botín,
porque era mucho.
26 Y al cuarto día se juntaron en el valle de Beraca; porque allí bendijeron a
Jehová, y por esto llamaron el nombre de aquel paraje el valle de Beraca, hasta
hoy.
27 Y todo Judá y los de Jerusalén, y Josafat a la cabeza de ellos, volvieron
para regresar a Jerusalén gozosos, porque Jehová les había dado gozo librándolos
de sus enemigos.
28 Y vinieron a Jerusalén con salterios, arpas y trompetas, a la casa de Jehová.
29 Y el pavor de Dios cayó sobre todos los reinos de aquella tierra, cuando
oyeron que Jehová había peleado contra los enemigos de Israel.
30 Y el reino de Josafat tuvo paz, porque su Dios le dio paz por todas partes.
Resumen del reinado de Josafat
(1 R. 22.41-50)
31 Así reinó Josafat sobre Judá; de treinta y cinco años era cuando comenzó a
reinar, y reinó veinticinco años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Azuba,
hija de Silhi.
32 Y anduvo en el camino de Asa su padre, sin apartarse de él, haciendo lo recto
ante los ojos de Jehová.
33 Con todo eso, los lugares altos no fueron quitados; pues el pueblo aún no
había enderezado su corazón al Dios de sus padres.
34 Los demás hechos de Josafat, primeros y postreros, he aquí están escritos en
las palabras de Jehú hijo de Hanani, del cual se hace mención en el libro de los
reyes de Israel.
35 Pasadas estas cosas, Josafat rey de Judá trabó amistad con Ocozías rey de
Israel, el cual era dado a la impiedad,
36 e hizo con él compañía para construir naves que fuesen a Tarsis; y
construyeron las naves en Ezión-geber.
37 Entonces Eliezer hijo de Dodava, de Maresa, profetizó contra Josafat,
diciendo: Por cuanto has hecho compañía con Ocozías, Jehová destruirá tus obras.
Y las naves se rompieron, y no pudieron ir a Tarsis.
Reinado de Joram de Judá
2 Crónicas 21
(2 R. 8.16-24)
1 Durmió Josafat con sus padres, y lo sepultaron con sus padres en la ciudad de
David. Y reinó en su lugar Joram su hijo,
2 quien tuvo por hermanos, hijos de Josafat, a Azarías, Jehiel, Zacarías,
Azarías, Micael, y Sefatías. Todos estos fueron hijos de Josafat rey de Judá.
3 Y su padre les había dado muchos regalos de oro y de plata, y cosas preciosas,
y ciudades fortificadas en Judá; pero había dado el reino a Joram, porque él era
el primogénito.
4 Fue elevado, pues, Joram al reino de su padre; y luego que se hizo fuerte,
mató a espada a todos sus hermanos, y también a algunos de los príncipes de
Israel.
5 Cuando comenzó a reinar era de treinta y dos años, y reinó ocho años en
Jerusalén.
6 Y anduvo en el camino de los reyes de Israel, como lo hizo la casa de Acab;
porque tenía por mujer a la hija de Acab, e hizo lo malo ante los ojos de
Jehová.
7 Mas Jehová no quiso destruir la casa de David, a causa del pacto que había
hecho con David, y porque le había dicho que le daría lámpara a él y a sus hijos
perpetuamente.
8 En los días de éste se rebeló Edom contra el dominio de Judá, y pusieron rey
sobre sí.
9 Entonces pasó Joram con sus príncipes, y todos sus carros; y se levantó de
noche, y derrotó a los edomitas que le habían sitiado, y a todos los comandantes
de los carros.
10 No obstante, Edom se libertó del dominio de Judá, hasta hoy. También en el
mismo tiempo Libna se libertó de su dominio, por cuanto él había dejado a Jehová
el Dios de sus padres.
11 Además de esto, hizo lugares altos en los montes de Judá, e hizo que los
moradores de Jerusalén fornicasen tras ellos, y a ello impelió a Judá.
12 Le llegó una carta del profeta Elías, que decía: Jehová el Dios de David tu
padre ha dicho así: Por cuanto no has andado en los caminos de Josafat tu padre,
ni en los caminos de Asa rey de Judá,
13 sino que has andado en el camino de los reyes de Israel, y has hecho que
fornicase Judá y los moradores de Jerusalén, como fornicó la casa de Acab; y
además has dado muerte a tus hermanos, a la familia de tu padre, los cuales eran
mejores que tú;
14 he aquí Jehová herirá a tu pueblo de una gran plaga, y a tus hijos y a tus
mujeres, y a todo cuanto tienes;
15 y a ti con muchas enfermedades, con enfermedad de tus intestinos, hasta que
se te salgan a causa de tu persistente enfermedad.
16 Entonces Jehová despertó contra Joram la ira de los filisteos y de los árabes
que estaban junto a los etíopes;
17 y subieron contra Judá, e invadieron la tierra, y tomaron todos los bienes
que hallaron en la casa del rey, y a sus hijos y a sus mujeres; y no le quedó
más hijo sino solamente Joacaz el menor de sus hijos.
18 Después de todo esto, Jehová lo hirió con una enfermedad incurable en los
intestinos.
19 Y aconteció que al pasar muchos días, al fin, al cabo de dos años, los
intestinos se le salieron por la enfermedad, muriendo así de enfermedad muy
penosa. Y no encendieron fuego en su honor, como lo habían hecho con sus padres.
20 Cuando comenzó a reinar era de treinta y dos años, y reinó en Jerusalén ocho
años; y murió sin que lo desearan más. Y lo sepultaron en la ciudad de David,
pero no en los sepulcros de los reyes.
Reinado de Ocozías de Judá
2 Crónicas 22
(2 R. 8.25-29)
1 Los habitantes de Jerusalén hicieron rey en lugar de Joram a Ocozías su hijo
menor; porque una banda armada que había venido con los árabes al campamento,
había matado a todos los mayores, por lo cual reinó Ocozías, hijo de Joram rey
de Judá.
2 Cuando Ocozías comenzó a reinar era de cuarenta y dos años, y reinó un año en
Jerusalén. El nombre de su madre fue Atalía, hija de Omri.
3 También él anduvo en los caminos de la casa de Acab, pues su madre le
aconsejaba a que actuase impíamente.
4 Hizo, pues, lo malo ante los ojos de Jehová, como la casa de Acab; porque
después de la muerte de su padre, ellos le aconsejaron para su perdición.
5 Y él anduvo en los consejos de ellos, y fue a la guerra con Joram hijo de
Acab, rey de Israel, contra Hazael rey de Siria, a Ramot de Galaad, donde los
sirios hirieron a Joram.
6 Y volvió para curarse en Jezreel de las heridas que le habían hecho en Ramot,
peleando contra Hazael rey de Siria. Y descendió Ocozías hijo de Joram, rey de
Judá, para visitar a Joram hijo de Acab en Jezreel, porque allí estaba enfermo.
Jehú mata a Ocozías
(2 R. 9.27-29)
7 Pero esto venía de Dios, para que Ocozías fuese destruido viniendo a Joram;
porque habiendo venido, salió con Joram contra Jehú hijo de Nimsi, al cual
Jehová había ungido para que exterminara la familia de Acab.
8 Y haciendo juicio Jehú contra la casa de Acab, halló a los príncipes de Judá,
y a los hijos de los hermanos de Ocozías, que servían a Ocozías, y los mató.
9 Y buscando a Ocozías, el cual se había escondido en Samaria, lo hallaron y lo
trajeron a Jehú, y le mataron; y le dieron sepultura, porque dijeron: Es hijo de
Josafat, quien de todo su corazón buscó a Jehová. Y la casa de Ocozías no tenía
fuerzas para poder retener el reino.
Atalía usurpa el trono
(2 R. 11.1-21)
10 Entonces Atalía madre de Ocozías, viendo que su hijo era muerto, se levantó y
exterminó toda la descendencia real de la casa de Judá.
11 Pero Josabet, hija del rey, tomó a Joás hijo de Ocozías, y escondiéndolo de
entre los demás hijos del rey, a los cuales mataban, le guardó a él y a su ama
en uno de los aposentos. Así lo escondió Josabet, hija del rey Joram, mujer del
sacerdote Joiada (porque ella era hermana de Ocozías), de delante de Atalía, y
no lo mataron.
12 Y estuvo con ellos escondido en la casa de Dios seis años. Entre tanto,
Atalía reinaba en el país.
2 Crónicas 23
1 En el séptimo año se ánimo Joiada, y tomó consigo en alianza a los jefes de
centenas Azarías hijo de Jeroham, Ismael hijo de Johanán, Azarías hijo de Obed,
Maasías hijo de Adaía, y Elisafat hijo de Zicri,
2 los cuales recorrieron el país de Judá, y reunieron a los levitas de todas las
ciudades de Judá y a los príncipes de las familias de Israel, y vinieron a
Jerusalén.
3 Y toda la multitud hizo pacto con el rey en la casa de Dios. Y Joiada les
dijo: He aquí el hijo del rey, el cual reinará, como Jehová ha dicho respecto a
los hijos de David.
4 Ahora haced esto: una tercera parte de vosotros, los que entran el día de
reposo, estarán de porteros con los sacerdotes y los levitas.
5 Otra tercera parte, a la casa del rey; y la otra tercera parte, a la puerta
del Cimiento; y todo el pueblo estará en los patios de la casa de Jehová.
6 Y ninguno entre en la casa de Jehová, sino los sacerdotes y levitas que
ministran; éstos entrarán, porque están consagrados; y todo el pueblo hará
guardia delante de Jehová.
7 Y los levitas rodearán al rey por todas partes, y cada uno tendrá sus armas en
la mano; cualquiera que entre en la casa, que muera; y estaréis con el rey
cuando entre y cuando salga.
8 Y los levitas y todo Judá lo hicieron todo como lo había mandado el sacerdote
Joiada; y tomó cada jefe a los suyos, los que entraban el día de reposo, y los
que salían el día de reposo; porque el sacerdote Joiada no dio licencia a las
compañías.
9 Dio también el sacerdote Joiada a los jefes de centenas las lanzas, los
paveses y los escudos que habían sido del rey David, y que estaban en la casa de
Dios;
10 y puso en orden a todo el pueblo, teniendo cada uno su espada en la mano,
desde el rincón derecho del templo hasta el izquierdo, hacia el altar y la casa,
alrededor del rey por todas partes.
11 Entonces sacaron al hijo del rey, y le pusieron la corona y el testimonio, y
lo proclamaron rey; y Joiada y sus hijos lo ungieron, diciendo luego: ¡Viva el
rey!
12 Cuando Atalía oyó el estruendo de la gente que corría, y de los que aclamaban
al rey, vino al pueblo a la casa de Jehová;
13 y mirando, vio al rey que estaba junto a su columna a la entrada, y los
príncipes y los trompeteros junto al rey, y que todo el pueblo de la tierra
mostraba alegría, y sonaba bocinas, y los cantores con instrumentos de música
dirigían la alabanza. Entonces Atalía rasgó sus vestidos, y dijo: ¡Traición!
¡Traición!
14 Pero el sacerdote Joiada mandó que salieran los jefes de centenas del
ejército, y les dijo: Sacadla fuera del recinto, y al que la siguiere, matadlo a
filo de espada; porque el sacerdote había mandado que no la matasen en la casa
de Jehová.
15 Ellos, pues, le echaron mano, y luego que ella hubo pasado la entrada de la
puerta de los caballos de la casa del rey, allí la mataron.
16 Y Joiada hizo un pacto entre sí y todo el pueblo y el rey, que serían pueblo
de Jehová.
17 Después de esto entró todo el pueblo en el templo de Baal, y lo derribaron, y
también sus altares; e hicieron pedazos sus imágenes, y mataron delante de los
altares a Matán, sacerdote de Baal.
18 Luego ordenó Joiada los oficios en la casa de Jehová, bajo la mano de los
sacerdotes y levitas, según David los había distribuido en la casa de Jehová,
para ofrecer a Jehová los holocaustos, como está escrito en la ley de Moisés,
con gozo y con cánticos, conforme a la disposición de David.
19 Puso también porteros a las puertas de la casa de Jehová, para que por
ninguna vía entrase ningún inmundo.
20 Llamó después a los jefes de centenas, y a los principales, a los que
gobernaban el pueblo y a todo el pueblo de la tierra, para conducir al rey desde
la casa de Jehová; y cuando llegaron a la mitad de la puerta mayor de la casa
del rey, sentaron al rey sobre el trono del reino.
21 Y se regocijó todo el pueblo del país; y la ciudad estuvo tranquila, después
que mataron a Atalía a filo de espada.
Reinado de Joás de Judá
2 Crónicas 24
(2 R. 12.1-21)
1 De siete años era Joás cuando comenzó a reinar, y cuarenta años reinó en
Jerusalén. El nombre de su madre fue Sibia, de Beerseba.
2 E hizo Joás lo recto ante los ojos de Jehová todos los días de Joiada el
sacerdote.
3 Y Joiada tomó para él dos mujeres; y engendró hijos e hijas.
4 Después de esto, aconteció que Joás decidió restaurar la casa de Jehová.
5 Y reunió a los sacerdotes y los levitas, y les dijo: Salid por las ciudades de
Judá, y recoged dinero de todo Israel, para que cada año sea reparada la casa de
vuestro Dios; y vosotros poned diligencia en el asunto. Pero los levitas no
pusieron diligencia.
6 Por lo cual el rey llamó al sumo sacerdote Joiada y le dijo: ¿Por qué no has
procurado que los levitas traigan de Judá y de Jerusalén la ofrenda que Moisés
siervo de Jehová impuso a la congregación de Israel para el tabernáculo del
testimonio?
7 Porque la impía Atalía y sus hijos habían destruido la casa de Dios, y además
habían gastado en los ídolos todas las cosas consagradas de la casa de Jehová.
8 Mandó, pues, el rey que hiciesen un arca, la cual pusieron fuera, a la puerta
de la casa de Jehová;
9 e hicieron pregonar en Judá y en Jerusalén, que trajesen a Jehová la ofrenda
que Moisés siervo de Dios había impuesto a Israel en el desierto.
10 Y todos los jefes y todo el pueblo se gozaron, y trajeron ofrendas, y las
echaron en el arca hasta llenarla.
11 Y cuando venía el tiempo para llevar el arca al secretario del rey por mano
de los levitas, cuando veían que había mucho dinero, venía el escriba del rey, y
el que estaba puesto por el sumo sacerdote, y llevaban el arca, y la vaciaban, y
la volvían a su lugar. Así lo hacían de día en día, y recogían mucho dinero,
12 y el rey y Joiada lo daban a los que hacían el trabajo del servicio de la
casa de Jehová; y tomaban canteros y carpinteros que reparasen la casa de
Jehová, y artífices en hierro y bronce para componer la casa.
13 Hacían, pues, los artesanos la obra, y por sus manos la obra fue restaurada,
y restituyeron la casa de Dios a su antigua condición, y la consolidaron.
14 Y cuando terminaron, trajeron al rey y a Joiada lo que quedaba del dinero, e
hicieron de él utensilios para la casa de Jehová, utensilios para el servicio,
morteros, cucharas, vasos de oro y de plata. Y sacrificaban holocaustos
continuamente en la casa de Jehová todos los días de Joiada.
15 Mas Joiada envejeció, y murió lleno de días; de ciento treinta años era
cuando murió.
16 Y lo sepultaron en la ciudad de David con los reyes, por cuanto había hecho
bien con Israel, y para con Dios, y con su casa.
17 Muerto Joiada, vinieron los príncipes de Judá y ofrecieron obediencia al rey;
y el rey los oyó.
18 Y desampararon la casa de Jehová el Dios de sus padres, y sirvieron a los
símbolos de Asera y a las imágenes esculpidas. Entonces la ira de Dios vino
sobre Judá y Jerusalén por este su pecado.
19 Y les envió profetas para que los volviesen a Jehová, los cuales les
amonestaron; mas ellos no los escucharon.
20 Entonces el Espíritu de Dios vino sobre Zacarías hijo del sacerdote Joiada; y
puesto en pie, donde estaba más alto que el pueblo, les dijo: Así ha dicho Dios:
¿Por qué quebrantáis los mandamientos de Jehová? No os vendrá bien por ello;
porque por haber dejado a Jehová, él también os abandonará.
21 Pero ellos hicieron conspiración contra él, y por mandato del rey lo
apedrearon hasta matarlo, en el patio de la casa de Jehová.
22 Así el rey Joás no se acordó de la misericordia que Joiada padre de Zacarías
había hecho con él, antes mató a su hijo, quien dijo al morir: Jehová lo vea y
lo demande.
23 A la vuelta del año subió contra él el ejército de Siria; y vinieron a Judá y
a Jerusalén, y destruyeron en el pueblo a todos los principales de él, y
enviaron todo el botín al rey a Damasco.
24 Porque aunque el ejército de Siria había venido con poca gente, Jehová
entregó en sus manos un ejército muy numeroso, por cuanto habían dejado a Jehová
el Dios de sus padres. Así ejecutaron juicios contra Joás.
25 Y cuando se fueron los sirios, lo dejaron agobiado por sus dolencias; y
conspiraron contra él sus siervos a causa de la sangre de los hijos de Joiada el
sacerdote, y lo hirieron en su cama, y murió. Y lo sepultaron en la ciudad de
David, pero no en los sepulcros de los reyes.
26 Los que conspiraron contra él fueron Zabad hijo de Simeat amonita, y Jozabad
hijo de Simrit moabita.
27 En cuanto a los hijos de Joás, y la multiplicación que hizo de las rentas, y
la restauración de la casa de Jehová, he aquí está escrito en la historia del
libro de los reyes. Y reinó en su lugar Amasías su hijo.
Reinado de Amasías
2 Crónicas 25
(2 R. 14.1-22)
1 De veinticinco años era Amasías cuando comenzó a reinar, y veintinueve años
reinó en Jerusalén; el nombre de su madre fue Joadán, de Jerusalén.
2 Hizo él lo recto ante los ojos de Jehová, aunque no de perfecto corazón.
3 Y luego que fue confirmado en el reino, mató a los siervos que habían matado
al rey su padre.
4 Pero no mató a los hijos de ellos, según lo que está escrito en la ley, en el
libro de Moisés, donde Jehová mandó diciendo: No morirán los padres por los
hijos, ni los hijos por los padres; mas cada uno morirá por su pecado.
5 Reunió luego Amasías a Judá, y con arreglo a las familias les puso jefes de
millares y de centenas sobre todo Judá y Benjamín. Después puso en lista a todos
los de veinte años arriba, y fueron hallados trescientos mil escogidos para
salir a la guerra, que tenían lanza y escudo.
6 Y de Israel tomó a sueldo por cien talentos de plata, a cien mil hombres
valientes.
7 Mas un varón de Dios vino a él y le dijo: Rey, no vaya contigo el ejército de
Israel; porque Jehová no está con Israel, ni con todos los hijos de Efraín.
8 Pero si vas así, si lo haces, y te esfuerzas para pelear, Dios te hará caer
delante de los enemigos; porque en Dios está el poder, o para ayudar, o para
derribar.
9 Y Amasías dijo al varón de Dios: ¿Qué, pues, se hará de los cien talentos que
he dado al ejército de Israel? Y el varón de Dios respondió: Jehová puede darte
mucho más que esto.
10 Entonces Amasías apartó el ejército de la gente que había venido a él de
Efraín, para que se fuesen a sus casas; y ellos se enojaron grandemente contra
Judá, y volvieron a sus casas encolerizados.
11 Esforzándose entonces Amasías, sacó a su pueblo, y vino al Valle de la Sal, y
mató de los hijos de Seir diez mil.
12 Y los hijos de Judá tomaron vivos a otros diez mil, los cuales llevaron a la
cumbre de un peñasco, y de allí los despeñaron, y todos se hicieron pedazos.
13 Mas los del ejército que Amasías había despedido, para que no fuesen con él a
la guerra, invadieron las ciudades de Judá, desde Samaria hasta Bet-horón, y
mataron a tres mil de ellos, y tomaron gran despojo.
14 Volviendo luego Amasías de la matanza de los edomitas, trajo también consigo
los dioses de los hijos de Seir, y los puso ante sí por dioses, y los adoró, y
les quemó incienso.
15 Por esto se encendió la ira de Jehová contra Amasías, y envió a él un
profeta, que le dijo: ¿Por qué has buscado los dioses de otra nación, que no
libraron a su pueblo de tus manos?
16 Y hablándole el profeta estas cosas, él le respondió: ¿Te han puesto a ti por
consejero del rey? Déjate de eso. ¿Por qué quieres que te maten? Y cuando
terminó de hablar, el profeta dijo luego: Yo sé que Dios ha decretado
destruirte, porque has hecho esto, y no obedeciste mi consejo.
17 Y Amasías rey de Judá, después de tomar consejo, envió a decir a Joás hijo de
Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel: Ven, y veámonos cara a cara.
18 Entonces Joás rey de Israel envió a decir a Amasías rey de Judá: El cardo que
estaba en el Líbano envió al cedro que estaba en el Líbano, diciendo: Da tu hija
a mi hijo por mujer. Y he aquí que las fieras que estaban en el Líbano pasaron,
y hollaron el cardo.
19 Tú dices: He aquí he derrotado a Edom; y tu corazón se enaltece para
gloriarte. Quédate ahora en tu casa. ¿Para qué provocas un mal en que puedas
caer tú y Judá contigo?
20 Mas Amasías no quiso oír; porque era la voluntad de Dios, que los quería
entregar en manos de sus enemigos, por cuanto habían buscado los dioses de Edom.
21 Subió, pues, Joás rey de Israel, y se vieron cara a cara él y Amasías rey de
Judá en la batalla de Bet-semes, la cual es de Judá.
22 Pero cayó Judá delante de Israel, y huyó cada uno a su casa.
23 Y Joás rey de Israel apresó en Bet-semes a Amasías rey de Judá, hijo de Joás,
hijo de Joacaz, y lo llevó a Jerusalén; y derribó el muro de Jerusalén desde la
puerta de Efraín hasta la puerta del ángulo, un tramo de cuatrocientos codos.
24 Asimismo tomó todo el oro y la plata, y todos los utensilios que se hallaron
en la casa de Dios en casa de Obed-edom, y los tesoros de la casa del rey, y los
hijos de los nobles; después volvió a Samaria.
25 Y vivió Amasías hijo de Joás, rey de Judá, quince años después de la muerte
de Joás hijo de Joacaz, rey de Israel.
26 Los demás hechos de Amasías, primeros y postreros, ¿no están escritos en el
libro de los reyes de Judá y de Israel?
27 Desde el tiempo en que Amasías se apartó de Jehová, empezaron a conspirar
contra él en Jerusalén; y habiendo él huido a Laquis, enviaron tras él a Laquis,
y allá lo mataron;
28 y lo trajeron en caballos, y lo sepultaron con sus padres en la ciudad de
Judá.
Reinado de Uzías
2 Crónicas 26
(2 R. 15.1-7)
1 Entonces todo el pueblo de Judá tomó a Uzías, el cual tenía dieciséis años de
edad, y lo pusieron por rey en lugar de Amasías su padre.
2 Uzías edificó a Elot, y la restituyó a Judá después que el rey Amasías durmió
con sus padres.
3 De dieciséis años era Uzías cuando comenzó a reinar, y cincuenta y dos años
reinó en Jerusalén. El nombre de su madre fue Jecolías, de Jerusalén.
4 E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había
hecho Amasías su padre.
5 Y persistió en buscar a Dios en los días de Zacarías, entendido en visiones de
Dios; y en estos días en que buscó a Jehová, él le prosperó.
6 Y salió y peleó contra los filisteos, y rompió el muro de Gat, y el muro de
Jabnia, y el muro de Asdod; y edificó ciudades en Asdod, y en la tierra de los
filisteos.
7 Dios le dio ayuda contra los filisteos, y contra los árabes que habitaban en
Gur-baal, y contra los amonitas.
8 Y dieron los amonitas presentes a Uzías, y se divulgó su fama hasta la
frontera de Egipto; porque se había hecho altamente poderoso.
9 Edificó también Uzías torres en Jerusalén, junto a la puerta del ángulo, y
junto a la puerta del valle, y junto a las esquinas; y las fortificó.
10 Asimismo edificó torres en el desierto, y abrió muchas cisternas; porque tuvo
muchos ganados, así en la Sefela como en las vegas, y viñas y labranzas, así en
los montes como en los llanos fértiles; porque era amigo de la agricultura.
11 Tuvo también Uzías un ejército de guerreros, los cuales salían a la guerra en
divisiones, de acuerdo con la lista hecha por mano de Jeiel escriba, y de
Maasías gobernador, y de Hananías, uno de los jefes del rey.
12 Todo el número de los jefes de familia, valientes y esforzados, era dos mil
seiscientos.
13 Y bajo la mano de éstos estaba el ejército de guerra, de trescientos siete
mil quinientos guerreros poderosos y fuertes, para ayudar al rey contra los
enemigos.
14 Y Uzías preparó para todo el ejército escudos, lanzas, yelmos, coseletes,
arcos, y hondas para tirar piedras.
15 E hizo en Jerusalén máquinas inventadas por ingenieros, para que estuviesen
en las torres y en los baluartes, para arrojar saetas y grandes piedras. Y su
fama se extendió lejos, porque fue ayudado maravillosamente, hasta hacerse
poderoso.
16 Mas cuando ya era fuerte su corazón se enalteció para su ruina; porque se
rebeló contra Jehová su Dios, entrando en el templo de Jehová para quemar
incienso en el altar del incienso.
17 Y entró tras él el sacerdote Azarías, y con él ochenta sacerdotes de Jehová,
varones valientes.
18 Y se pusieron contra el rey Uzías, y le dijeron: No te corresponde a ti, oh
Uzías, el quemar incienso a Jehová, sino a los sacerdotes hijos de Aarón, que
son consagrados para quemarlo. Sal del santuario, porque has prevaricado, y no
te será para gloria delante de Jehová Dios.
19 Entonces Uzías, teniendo en la mano un incensario para ofrecer incienso, se
llenó de ira; y en su ira contra los sacerdotes, la lepra le brotó en la frente,
delante de los sacerdotes en la casa de Jehová, junto al altar del incienso.
20 Y le miró el sumo sacerdote Azarías, y todos los sacerdotes, y he aquí la
lepra estaba en su frente; y le hicieron salir apresuradamente de aquel lugar; y
él también se dio prisa a salir, porque Jehová lo había herido.
21 Así el rey Uzías fue leproso hasta el día de su muerte, y habitó leproso en
una casa apartada, por lo cual fue excluido de la casa de Jehová; y Jotam su
hijo tuvo cargo de la casa real, gobernando al pueblo de la tierra.
22 Los demás hechos de Uzías, primeros y postreros, fueron escritos por el
profeta Isaías, hijo de Amoz.
23 Y durmió Uzías con sus padres, y lo sepultaron con sus padres en el campo de
los sepulcros reales; porque dijeron: Leproso es. Y reinó Jotam su hijo en lugar
suyo.
Reinado de Jotam
2 Crónicas 27
(2 R. 15.32-38)
1 De veinticinco años era Jotam cuando comenzó a reinar, y dieciséis años reinó
en Jerusalén. El nombre de su madre fue Jerusa, hija de Sadoc.
2 E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había
hecho Uzías su padre, salvo que no entró en el santuario de Jehová. Pero el
pueblo continuaba corrompiéndose.
3 Edificó él la puerta mayor de la casa de Jehová, y sobre el muro de la
fortaleza edificó mucho.
4 Además edificó ciudades en las montañas de Judá, y construyó fortalezas y
torres en los bosques.
5 También tuvo él guerra con el rey de los hijos de Amón, a los cuales venció; y
le dieron los hijos de Amón en aquel año cien talentos de plata, diez mil coros
de trigo, y diez mil coros de cebada. Esto le dieron los hijos de Amón, y lo
mismo en el segundo año y en el tercero.
6 Así que Jotam se hizo fuerte, porque preparó sus caminos delante de Jehová su
Dios.
7 Los demás hechos de Jotam, y todas sus guerras, y sus caminos, he aquí están
escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá.
8 Cuando comenzó a reinar era de veinticinco años, y dieciséis reinó en
Jerusalén.
9 Y durmió Jotam con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de David; y reinó
en su lugar Acaz su hijo.
Reinado de Acaz
2 Crónicas 28
(2 R. 16.1-20)
1 De veinte años era Acaz cuando comenzó a reinar, y dieciséis años reinó en
Jerusalén: mas no hizo lo recto ante los ojos de Jehová, como David su padre.
2 Antes anduvo en los caminos de los reyes de Israel, y además hizo imágenes
fundidas a los baales.
3 Quemó también incienso en el valle de los hijos de Hinom, e hizo pasar a sus
hijos por fuego, conforme a las abominaciones de las naciones que Jehová había
arrojado de la presencia de los hijos de Israel.
4 Asimismo sacrificó y quemó incienso en los lugares altos, en los collados, y
debajo de todo árbol frondoso.
5 Por lo cual Jehová su Dios lo entregó en manos del rey de los sirios, los
cuales lo derrotaron, y le tomaron gran número de prisioneros que llevaron a
Damasco. Fue también entregado en manos del rey de Israel, el cual lo batió con
gran mortandad.
6 Porque Peka hijo de Remalías mató en Judá en un día ciento veinte mil hombres
valientes, por cuanto habían dejado a Jehová el Dios de sus padres.
7 Asimismo Zicri, hombre poderoso de Efraín, mató a Maasías hijo del rey, a
Azricam su mayordomo, y a Elcana, segundo después del rey.
8 También los hijos de Israel tomaron cautivos de sus hermanos a doscientos mil,
mujeres, muchachos y muchachas, además de haber tomado de ellos mucho botín que
llevaron a Samaria.
9 Había entonces allí un profeta de Jehová que se llamaba Oded, el cual salió
delante del ejército cuando entraba en Samaria, y les dijo: He aquí, Jehová el
Dios de vuestros padres, por el enojo contra Judá, los ha entregado en vuestras
manos; y vosotros los habéis matado con ira que ha llegado hasta el cielo.
10 Y ahora habéis determinado sujetar a vosotros a Judá y a Jerusalén como
siervos y siervas; mas ¿no habéis pecado vosotros contra Jehová vuestro Dios?
11 Oídme, pues, ahora, y devolved a los cautivos que habéis tomado de vuestros
hermanos; porque Jehová está airado contra vosotros.
12 Entonces se levantaron algunos varones de los principales de los hijos de
Efraín, Azarías hijo de Johanán, Berequías hijo de Mesilemot, Ezequías hijo de
Salum, y Amasa hijo de Hadlai, contra los que venían de la guerra.
13 Y les dijeron: No traigáis aquí a los cautivos, porque el pecado contra
Jehová estará sobre nosotros. Vosotros tratáis de añadir sobre nuestros pecados
y sobre nuestras culpas, siendo muy grande nuestro delito, y el ardor de la ira
contra Israel.
14 Entonces el ejército dejó a los cautivos y el botín delante de los príncipes
y de toda la multitud.
15 Y se levantaron los varones nombrados, y tomaron a los cautivos, y del
despojo vistieron a los que de ellos estaban desnudos; los vistieron, los
calzaron, y les dieron de comer y de beber, los ungieron, y condujeron en asnos
a todos los débiles, y los llevaron hasta Jericó, ciudad de las palmeras, cerca
de sus hermanos; y ellos volvieron a Samaria.
16 En aquel tiempo envió a pedir el rey Acaz a los reyes de Asiria que le
ayudasen.
17 Porque también los edomitas habían venido y atacado a los de Judá, y habían
llevado cautivos.
18 Asimismo los filisteos se habían extendido por las ciudades de la Sefela y
del Neguev de Judá, y habían tomado Bet-semes, Ajalón, Gederot, Soco con sus
aldeas, Timna también con sus aldeas, y Gimzo con sus aldeas; y habitaban en
ellas.
19 Porque Jehová había humillado a Judá por causa de Acaz rey de Israel, por
cuanto él había actuado desenfrenadamente en Judá, y había prevaricado
gravemente contra Jehová.
20 También vino contra él Tiglat-pileser rey de los asirios, quien lo redujo a
estrechez, y no lo fortaleció.
21 No obstante que despojó Acaz la casa de Jehová, y la casa real, y las de los
príncipes, para dar al rey de los asirios, éste no le ayudó.
22 Además el rey Acaz en el tiempo que aquel le apuraba, añadió mayor pecado
contra Jehová;
23 porque ofreció sacrificios a los dioses de Damasco que le habían derrotado, y
dijo: Pues que los dioses de los reyes de Siria les ayudan, yo también ofreceré
sacrificios a ellos para que me ayuden; bien que fueron éstos su ruina, y la de
todo Israel.
24 Además de eso recogió Acaz los utensilios de la casa de Dios, y los quebró, y
cerró las puertas de la casa de Jehová, y se hizo altares en Jerusalén en todos
los rincones.
25 Hizo también lugares altos en todas las ciudades de Judá, para quemar
incienso a los dioses ajenos, provocando así a ira a Jehová el Dios de sus
padres.
26 Los demás de sus hechos, y todos su caminos, primeros y postreros, he aquí
están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel.
27 Y durmió Acaz con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de Jerusalén, pero
no lo metieron en los sepulcros de los reyes de Israel; y reinó en su lugar
Ezequías su hijo.
Reinado de Ezequías
2 Crónicas 29
(2 R. 18.1-3)
1 Comenzó a reinar Ezequías siendo de veinticinco años, y reinó veintinueve años
en Jerusalén. El nombre de su madre fue Abías, hija de Zacarías.
2 E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había
hecho David su padre.
Ezequías restablece el culto del templo
3 En el primer año de su reinado, en el mes primero, abrió las puertas de la
casa de Jehová, y las reparó.
4 E hizo venir a los sacerdotes y levitas, y los reunió en la plaza oriental.
5 Y les dijo: ¡Oídme, levitas! Santificaos ahora, y santificad la casa de Jehová
el Dios de vuestros padres, y sacad del santuario la inmundicia.
6 Porque nuestros padres se han rebelado, y han hecho lo malo ante los ojos de
Jehová nuestro Dios; porque le dejaron, y apartaron sus rostros del tabernáculo
de Jehová, y le volvieron las espaldas.
7 Y aun cerraron las puertas del pórtico, y apagaron las lámparas; no quemaron
incienso, ni sacrificaron holocausto en el santuario al Dios de Israel.
8 Por tanto, la ira de Jehová ha venido sobre Judá y Jerusalén, y los ha
entregado a turbación, a execración y a escarnio, como veis vosotros con
vuestros ojos.
9 Y he aquí nuestros padres han caído a espada, y nuestros hijos, nuestras hijas
y nuestras mujeres fueron llevados cautivos por esto.
10 Ahora, pues, yo he determinado hacer pacto con Jehová el Dios de Israel, para
que aparte de nosotros el ardor de su ira.
11 Hijos míos, no os engañéis ahora, porque Jehová os ha escogido a vosotros
para que estéis delante de él y le sirváis, y seáis sus ministros, y le queméis
incienso.
12 Entonces se levantaron los levitas Mahat hijo de Amasai y Joel hijo de
Azarías, de los hijos de Coat; de los hijos de Merari, Cis hijo de Abdi y
Azarías hijo de Jehalelel; de los hijos de Gersón, Joa hijo de Zima y Edén hijo
de Joa;
13 de los hijos de Elizafán, Simri y Jeiel; de los hijos de Asaf, Zacarías y
Matanías;
14 de los hijos de Hemán, Jehiel y Simei; y de los hijos de Jedutún, Semaías y
Uziel.
15 Estos reunieron a sus hermanos, y se santificaron, y entraron, conforme al
mandamiento del rey y las palabras de Jehová, para limpiar la casa de Jehová.
16 Y entrando los sacerdotes dentro de la casa de Jehová para limpiarla, sacaron
toda la inmundicia que hallaron en el templo de Jehová, al atrio de la casa de
Jehová; y de allí los levitas la llevaron fuera al torrente de Cedrón.
17 Comenzaron a santificarse el día primero del mes primero, y a los ocho
del mismo mes vinieron al pórtico de Jehová; y santificaron la casa de Jehová en
ocho días, y en el día dieciséis del mes primero terminaron.
18 Entonces vinieron al rey Ezequías y le dijeron: Ya hemos limpiado toda la
casa de Jehová, el altar del holocausto, y todos sus instrumentos, y la mesa de
la proposición con todos sus utensilios.
19 Asimismo hemos preparado y santificado todos los utensilios que en su
infidelidad había desechado el rey Acaz, cuando reinaba; y he aquí están delante
del altar de Jehová.
20 Y levantándose de mañana, el rey Ezequías reunió los principales de la
ciudad, y subió a la casa de Jehová.
21 Y presentaron siete novillos, siete carneros, siete corderos y siete machos
cabríos para expiación por el reino, por el santuario y por Judá. Y dijo a los
sacerdotes hijos de Aarón que los ofreciesen sobre el altar de Jehová.
22 Mataron, pues, los novillos, y los sacerdotes recibieron la sangre, y la
esparcieron sobre el altar; mataron luego los carneros, y esparcieron la sangre
sobre el altar; asimismo mataron los corderos, y esparcieron la sangre sobre el
altar.
23 Después hicieron acercar delante del rey y de la multitud los machos cabríos
para la expiación, y pusieron sobre ellos sus manos;
24 y los sacerdotes los mataron, e hicieron ofrenda de expiación con la sangre
de ellos sobre el altar, para reconciliar a todo Israel; porque por todo Israel
mandó el rey hacer el holocausto y la expiación.
25 Puso también levitas en la casa de Jehová con címbalos, salterios y arpas,
conforme al mandamiento de David, de Gad vidente del rey, y del profeta Natán,
porque aquel mandamiento procedía de Jehová por medio de sus profetas.
26 Y los levitas estaban con los instrumentos de David, y los sacerdotes con
trompetas.
27 Entonces mandó Ezequías sacrificar el holocausto en el altar; y cuando
comenzó el holocausto, comenzó también el cántico de Jehová, con las trompetas y
los instrumentos de David rey de Israel.
28 Y toda la multitud adoraba, y los cantores cantaban, y los trompeteros
sonaban las trompetas; todo esto duró hasta consumirse el holocausto.
29 Y cuando acabaron de ofrecer, se inclinó el rey, y todos los que con él
estaban, y adoraron.
30 Entonces el rey Ezequías y los príncipes dijeron a los levitas que alabasen a
Jehová con las palabras de David y de Asaf vidente; y ellos alabaron con gran
alegría, y se inclinaron y adoraron.
31 Y respondiendo Ezequías, dijo: Vosotros os habéis consagrado ahora a Jehová;
acercaos, pues, y presentad sacrificios y alabanzas en la casa de Jehová. Y la
multitud presentó sacrificios y alabanzas; y todos los generosos de corazón
trajeron holocaustos.
32 Y fue el número de los holocaustos que trajo la congregación, setenta bueyes,
cien carneros y doscientos corderos, todo para el holocausto de Jehová.
33 Y las ofrendas fueron seiscientos bueyes y tres mil ovejas.
34 Mas los sacerdotes eran pocos, y no bastaban para desollar los holocaustos; y
así sus hermanos los levitas les ayudaron hasta que acabaron la obra, y hasta
que los demás sacerdotes se santificaron; porque los levitas fueron más rectos
de corazón para santificarse que los sacerdotes.
35 Así, pues, hubo abundancia de holocaustos, con grosura de las ofrendas de
paz, y libaciones para cada holocausto. Y quedó restablecido el servicio de la
casa de Jehová.
36 Y se alegró Ezequías con todo el pueblo, de que Dios hubiese preparado el
pueblo; porque la cosa fue hecha rápidamente.
Ezequías celebra la pascua
2 Crónicas 30
1 Envió después Ezequías por todo Israel y Judá, y escribió cartas a Efraín y a
Manasés, para que viniesen a Jerusalén a la casa de Jehová para celebrar la
pascua a Jehová Dios de Israel.
2 Y el rey había tomado consejo con sus príncipes, y con toda la congregación en
Jerusalén, para celebrar la pascua en el mes segundo;
3 porque entonces no la podían celebrar, por cuanto no había suficientes
sacerdotes santificados, ni el pueblo se había reunido en Jerusalén.
4 Esto agradó al rey y a toda la multitud.
5 Y determinaron hacer pasar pregón por todo Israel, desde Beerseba hasta Dan,
para que viniesen a celebrar la pascua a Jehová Dios de Israel, en Jerusalén;
porque en mucho tiempo no la habían celebrado al modo que está escrito.
6 Fueron, pues, correos con cartas de mano del rey y de sus príncipes por todo
Israel y Judá, como el rey lo había mandado, y decían: Hijos de Israel, volveos
a Jehová el Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, y él se volverá al remanente
que ha quedado de la mano de los reyes de Asiria.
7 No seáis como vuestros padres y como vuestros hermanos, que se rebelaron
contra Jehová el Dios de sus padres, y él los entregó a desolación, como
vosotros veis.
8 No endurezcáis, pues, ahora vuestra cerviz como vuestros padres; someteos a
Jehová, y venid a su santuario, el cual él ha santificado para siempre; y servid
a Jehová vuestro Dios, y el ardor de su ira se apartará de vosotros.
9 Porque si os volviereis a Jehová, vuestros hermanos y vuestros hijos hallarán
misericordia delante de los que los tienen cautivos, y volverán a esta tierra;
porque Jehová vuestro Dios es clemente y misericordioso, y no apartará de
vosotros su rostro, si vosotros os volviereis a él.
10 Pasaron, pues, los correos de ciudad en ciudad por la tierra de Efraín y
Manasés, hasta Zabulón; mas se reían y burlaban de ellos.
11 Con todo eso, algunos hombres de Aser, de Manasés y de Zabulón se humillaron
y vinieron a Jerusalén.
12 En Judá también estuvo la mano de Dios para darles un solo corazón para
cumplir el mensaje del rey y de los príncipes, conforme a la palabra de Jehová.
13 Y se reunió en Jerusalén mucha gente para celebrar la fiesta solemne de los
panes sin levadura en el mes segundo, una vasta reunión.
14 Y levantándose, quitaron los altares que había en Jerusalén; quitaron también
todos los altares de incienso, y los echaron al torrente de Cedrón.
15 Entonces sacrificaron la pascua, a los catorce días del mes segundo; y los
sacerdotes y los levitas llenos de vergüenza se santificaron, y trajeron los
holocaustos a la casa de Jehová.
16 Y tomaron su lugar en los turnos de costumbre, conforme a la ley de Moisés
varón de Dios; y los sacerdotes esparcían la sangre que recibían de manos de los
levitas.
17 Porque había muchos en la congregación que no estaban santificados, y por eso
los levitas sacrificaban la pascua por todos los que no se habían purificado,
para santificarlos a Jehová.
18 Porque una gran multitud del pueblo de Efraín y Manasés, y de Isacar y
Zabulón, no se habían purificado, y comieron la pascua no conforme a lo que está
escrito. Mas Ezequías oró por ellos, diciendo: Jehová, que es bueno, sea
propicio a todo aquel que ha preparado su corazón para buscar a Dios,
19 a Jehová el Dios de sus padres, aunque no esté purificado según los ritos de
purificación del santuario.
20 Y oyó Jehová a Ezequías, y sanó al pueblo.
21 Así los hijos de Israel que estaban en Jerusalén celebraron la fiesta solemne
de los panes sin levadura por siete días con grande gozo; y glorificaban a
Jehová todos los días los levitas y los sacerdotes, cantando con instrumentos
resonantes a Jehová.
22 Y habló Ezequías al corazón de todos los levitas que tenían buena
inteligencia en el servicio de Jehová. Y comieron de lo sacrificado en la fiesta
solemne por siete días, ofreciendo sacrificios de paz, y dando gracias a Jehová
el Dios de sus padres.
23 Y toda aquella asamblea determinó que celebrasen la fiesta por otros siete
días; y la celebraron otros siete días con alegría.
24 Porque Ezequías rey de Judá había dado a la asamblea mil novillos y siete mil
ovejas; y también los príncipes dieron al pueblo mil novillos y diez mil ovejas;
y muchos sacerdotes ya se habían santificado.
25 Se alegró, pues, toda la congregación de Judá, como también los sacerdotes y
levitas, y toda la multitud que había venido de Israel; asimismo los forasteros
que habían venido de la tierra de Israel, y los que habitaban en Judá.
26 Hubo entonces gran regocijo en Jerusalén; porque desde los días de Salomón
hijo de David rey de Israel, no había habido cosa semejante en Jerusalén.
27 Después los sacerdotes y levitas, puestos en pie, bendijeron al pueblo; y la
voz de ellos fue oída, y su oración llegó a la habitación de su santuario, al
cielo.
2 Crónicas 31
1 Hechas todas estas cosas, todos los de Israel que habían estado allí salieron
por las ciudades de Judá, y quebraron las estatuas y destruyeron las imágenes de
Asera, y derribaron los lugares altos y los altares por todo Judá y Benjamín, y
también en Efraín y Manasés, hasta acabarlo todo. Después se volvieron todos los
hijos de Israel a sus ciudades, cada uno a su posesión.
Ezequías reorganiza el servicio de los sacerdotes y levitas
2 Y arregló Ezequías la distribución de los sacerdotes y de los levitas conforme
a sus turnos, cada uno según su oficio; los sacerdotes y los levitas para
ofrecer el holocausto y las ofrendas de paz, para que ministrasen, para que
diesen gracias y alabasen dentro de las puertas de los atrios de Jehová.
3 El rey contribuyó de su propia hacienda para los holocaustos a mañana y tarde,
y para los holocaustos de los días de reposo, nuevas lunas y fiestas solemnes,
como está escrito en la ley de Jehová.
4 Mandó también al pueblo que habitaba en Jerusalén, que diese la porción
correspondiente a los sacerdotes y levitas, para que ellos se dedicasen a la ley
de Jehová.
5 Y cuando este edicto fue divulgado, los hijos de Israel dieron muchas
primicias de grano, vino, aceite, miel, y de todos los frutos de la tierra;
trajeron asimismo en abundancia los diezmos de todas las cosas.
6 También los hijos de Israel y de Judá, que habitaban en las ciudades de Judá,
dieron del mismo modo los diezmos de las vacas y de las ovejas; y trajeron los
diezmos de lo santificado, de las cosas que habían prometido a Jehová su Dios, y
los depositaron en montones.
7 En el mes tercero comenzaron a formar aquellos montones, y terminaron en el
mes séptimo.
8 Cuando Ezequías y los príncipes vinieron y vieron los montones, bendijeron a
Jehová, y a su pueblo Israel.
9 Y preguntó Ezequías a los sacerdotes y a los levitas acerca de esos montones.
10 Y el sumo sacerdote Azarías, de la casa de Sadoc, le contestó: Desde que
comenzaron a traer las ofrendas a la casa de Jehová, hemos comido y nos hemos
saciado, y nos ha sobrado mucho, porque Jehová ha bendecido a su pueblo; y ha
quedado esta abundancia de provisiones.
11 Entonces mandó Ezequías que preparasen cámaras en la casa de Jehová; y las
prepararon.
12 Y en ellas depositaron las primicias y los diezmos y las cosas consagradas,
fielmente; y dieron cargo de ello al levita Conanías, el principal, y Simei su
hermano fue el segundo.
13 Y Jehiel, Azazías, Nahat, Asael, Jerimot, Jozabad, Eliel, Ismaquías, Mahat y
Benaía, fueron los mayordomos al servicio de Conanías y de Simei su hermano, por
mandamiento del rey Ezequías y de Azarías, príncipe de la casa de Dios.
14 Y el levita Coré hijo de Imna, guarda de la puerta oriental, tenía cargo de
las ofrendas voluntarias para Dios, y de la distribución de las ofrendas
dedicadas a Jehová, y de las cosas santísimas.
15 Y a su servicio estaban Edén, Miniamín, Jesúa, Semaías, Amarías y Secanías,
en las ciudades de los sacerdotes, para dar con fidelidad a sus hermanos sus
porciones conforme a sus grupos, así al mayor como al menor;
16 a los varones anotados por sus linajes, de tres años arriba, a todos los que
entraban en la casa de Jehová para desempeñar su ministerio según sus oficios y
grupos.
17 También a los que eran contados entre los sacerdotes según sus casas
paternas; y a los levitas de edad de veinte años arriba, conforme a sus oficios
y grupos.
18 Eran inscritos con todos sus niños, sus mujeres, sus hijos e hijas, toda la
multitud; porque con fidelidad se consagraban a las cosas santas.
19 Del mismo modo para los hijos de Aarón, sacerdotes, que estaban en los ejidos
de sus ciudades, por todas las ciudades, los varones nombrados tenían cargo de
dar sus porciones a todos los varones de entre los sacerdotes, y a todo el
linaje de los levitas.
20 De esta manera hizo Ezequías en todo Judá; y ejecutó lo bueno, recto y
verdadero delante de Jehová su Dios.
21 En todo cuanto emprendió en el servicio de la casa de Dios, de acuerdo con la
ley y los mandamientos, buscó a su Dios, lo hizo de todo corazón, y fue
prosperado.
Senaquerib invade Judá
2 Crónicas 32
(2 R. 18.13-37; Is. 36.1-22)
1 Después de estas cosas y de esta fidelidad, vino Senaquerib rey de los asirios
e invadió a Judá, y acampó contra las ciudades fortificadas, con la intención de
conquistarlas.
2 Viendo, pues, Ezequías la venida de Senaquerib, y su intención de combatir a
Jerusalén,
3 tuvo consejo con sus príncipes y con sus hombres valientes, para cegar las
fuentes de agua que estaban fuera de la ciudad; y ellos le apoyaron.
4 Entonces se reunió mucho pueblo, y cegaron todas las fuentes, y el arroyo que
corría a través del territorio, diciendo: ¿Por qué han de hallar los reyes de
Asiria muchas aguas cuando vengan?
5 Después con animó resuelto edificó Ezequías todos los muros caídos, e hizo
alzar las torres, y otro muro por fuera; fortificó además a Milo en la ciudad de
David, y también hizo muchas espadas y escudos.
6 Y puso capitanes de guerra sobre el pueblo, y los hizo reunir en la plaza de
la puerta de la ciudad, y habló al corazón de ellos, diciendo:
7 Esforzaos y animaos; no temáis, ni tengáis miedo del rey de Asiria, ni de toda
la multitud que con él viene; porque más hay con nosotros que con él.
8 Con él está el brazo de carne, mas con nosotros está Jehová nuestro Dios para
ayudarnos y pelear nuestras batallas. Y el pueblo tuvo confianza en las palabras
de Ezequías rey de Judá.
9 Después de esto, Senaquerib rey de los asirios, mientras sitiaba a Laquis con
todas sus fuerzas, envió sus siervos a Jerusalén para decir a Ezequías rey de
Judá, y a todos los de Judá que estaban en Jerusalén:
10 Así ha dicho Senaquerib rey los asirios: ¿En quién confiáis vosotros, al
resistir el sitio en Jerusalén?
11 ¿No os engaña Ezequías para entregaros a muerte, a hambre y a sed, al decir:
Jehová nuestro Dios nos librará de la mano del rey de Asiria?
12 ¿No es Ezequías el mismo que ha quitado sus lugares altos y sus altares, y ha
dicho a Judá y a Jerusalén: Delante de este solo altar adoraréis, y sobre él
quemaréis incienso?
13 ¿No habéis sabido lo que yo y mis padres hemos hecho a todos los pueblos de
la tierra? ¿Pudieron los dioses de las naciones de estas tierras librar su
tierra de mi mano?
14 ¿Qué dios hubo de entre todos los dioses de aquellas naciones que destruyeron
mis padres, que pudiese salvar a su pueblo de mis manos? ¿Cómo podrá vuestro
Dios libraros de mi mano?
15 Ahora, pues, no os engañe Ezequías, ni os persuada de ese modo, ni le creáis;
que si ningún dios de todas aquellas naciones y reinos pudo librar a su pueblo
de mis manos, y de las manos de mis padres, ¿cuánto menos vuestro Dios os podrá
librar de mi mano?
16 Y otras cosas más hablaron sus siervos contra Jehová Dios, y contra su siervo
Ezequías.
17 Además de esto escribió cartas en que blasfemaba contra Jehová el Dios de
Israel, y hablaba contra él, diciendo: Como los dioses de las naciones de los
países no pudieron librar a su pueblo de mis manos, tampoco el Dios de Ezequías
librará al suyo de mis manos.
18 Y clamaron a gran voz en judaico al pueblo de Jerusalén que estaba sobre los
muros, para espantarles y atemorizarles, a fin de poder tomar la ciudad.
19 Y hablaron contra el Dios de Jerusalén, como contra los dioses de los pueblos
de la tierra, que son obra de manos de hombres.
Jehová libra a Ezequías
(2 R. 19.1-37; Is. 37:1-38)
20 Mas el rey Ezequías y el profeta Isaías hijo de Amoz oraron por esto, y
clamaron al cielo.
21 Y Jehová envió un ángel, el cual destruyó a todo valiente y esforzado, y a
los jefes y capitanes en el campamento del rey de Asiria. Este se volvió, por
tanto, avergonzado a su tierra; y entrando en el templo de su dios, allí lo
mataron a espada sus propios hijos.
22 Así salvó Jehová a Ezequías y a los moradores de Jerusalén de las manos de
Senaquerib rey de Asiria, y de las manos de todos; y les dio reposo por todos
lados.
23 Y muchos trajeron a Jerusalén ofrenda a Jehová, y ricos presentes a Ezequías
rey de Judá; y fue muy engrandecido delante de todas las naciones después de
esto.
Enfermedad de Ezequías
(2 R. 20.1-11; Is. 38.1-22)
24 En aquel tiempo Ezequías enfermó de muerte; y oró a Jehová, quien le
respondió, y le dio una señal.
25 Mas Ezequías no correspondió al bien que le había sido hecho, sino que se
enalteció su corazón, y vino la ira contra él, y contra Judá y Jerusalén.
26 Pero Ezequías, después de haberse enaltecido su corazón, se humilló, él y los
moradores de Jerusalén; y no vino sobre ellos la ira de Jehová en los días de
Ezequías.
Ezequías recibe a los enviados de Babilonia
(2 R. 20.12-19; Is. 39.1-8)
27 Y tuvo Ezequías riquezas y gloria, muchas en gran manera; y adquirió tesoros
de plata y oro, piedras preciosas, perfumes, escudos, y toda clase de joyas
deseables.
28 Asimismo hizo depósitos para las rentas del grano, del vino y del aceite,
establos para toda clase de bestias, y apriscos para los ganados.
29 Adquirió también ciudades, y hatos de ovejas y de vacas en gran abundancia;
porque Dios le había dado muchas riquezas.
30 Este Ezequías cubrió los manantiales de Gihón la de arriba, y condujo el agua
hacia el occidente de la ciudad de David. Y fue prosperado Ezequías en todo lo
que hizo.
31 Mas en lo referente a los mensajeros de los príncipes de Babilonia, que
enviaron a él para saber del prodigio que había acontecido en el país, Dios lo
dejó, para probarle, para hacer conocer todo lo que estaba en su corazón.
Muerte de Ezequías
(2 R. 20.20-21)
32 Los demás hechos de Ezequías, y sus misericordias, he aquí todos están
escritos en la profecía del profeta Isaías hijo de Amoz, en el libro de los
reyes de Judá y de Israel.
33 Y durmió Ezequías con sus padres, y lo sepultaron en el lugar más prominente
de los sepulcros de los hijos de David, honrándole en su muerte todo Judá y toda
Jerusalén; y reinó en su lugar Manasés su hijo.
Reinado de Manasés
2 Crónicas 33
(2 R. 21.1-18)
1 De doce años era Manasés cuando comenzó a reinar, y cincuenta y cinco años
reinó en Jerusalén.
2 Pero hizo lo malo ante los ojos de Jehová, conforme a las abominaciones de las
naciones que Jehová había echado de delante de los hijos de Israel.
3 Porque él reedificó los lugares altos que Ezequías su padre había derribado, y
levantó altares a los baales, e hizo imágenes de Asera, y adoró a todo el
ejército de los cielos, y les rindió culto.
4 Edificó también altares en la casa de Jehová, de la cual había dicho Jehová:
En Jerusalén estará mi nombre perpetuamente.
5 Edificó asimismo altares a todo el ejército de los cielos en los dos atrios de
la casa de Jehová.
6 Y pasó sus hijos por fuego en el valle del hijo de Hinom; y observaba los
tiempos, miraba en agüeros, era dado a adivinaciones, y consultaba a adivinos y
encantadores; se excedió en hacer lo malo ante los ojos de Jehová, hasta
encender su ira.
7 Además de esto puso una imagen fundida que hizo, en la casa de Dios, de la
cual había dicho Dios a David y a Salomón su hijo: En esta casa y en Jerusalén,
la cual yo elegí sobre todas las tribus de Israel, pondré mi nombre para
siempre;
8 y nunca más quitaré el pie de Israel de la tierra que yo entregué a vuestros
padres, a condición de que guarden y hagan todas las cosas que yo les he
mandado, toda la ley, los estatutos y los preceptos, por medio de Moisés.
9 Manasés, pues, hizo extraviarse a Judá y los moradores de Jerusalén, para
hacer más mal que las naciones que Jehová destruyó delante de los hijos de
Israel.
10 Y habló Jehová a Manasés y a su pueblo, mas ellos no escucharon;
11 por lo cual Jehová trajo contra ellos los generales del ejército del rey de
los asirios, los cuales aprisionaron con grillos a Manasés, y atado con cadenas
lo llevaron a Babilonia.
12 Mas luego que fue puesto en angustias, oró a Jehová su Dios, humillado
grandemente en la presencia del Dios de sus padres.
13 Y habiendo orado a él, fue atendido; pues Dios oyó su oración y lo restauró a
Jerusalén, a su reino. Entonces reconoció Manasés que Jehová era Dios.
14 Después de esto edificó el muro exterior de la cuidad de David, al occidente
de Gihón, en el valle, a la entrada de la puerta del Pescado, y amuralló Ofel, y
elevó el muro muy alto; y puso capitanes del ejército en todas las ciudades
fortificadas de Judá.
15 Asimismo quitó los dioses ajenos, y el ídolo de la casa de Jehová, y todos
los altares que había edificado en el monte de la casa de Jehová y en Jerusalén,
y los echó fuera de la ciudad.
16 Reparó luego el altar de Jehová, y sacrificó sobre él sacrificios de ofrendas
de paz y de alabanza; y mandó a Judá que sirviesen a Jehová Dios de Israel.
17 Pero el pueblo aún sacrificaba en los lugares altos, aunque lo hacía para
Jehová su Dios.
18 Los Demás hechos de Manasés, y su oración a su Dios, y las palabras de los
videntes que le hablaron en nombre de Jehová el Dios de Israel, he aquí todo
está escrito en las actas de los reyes de Israel.
19 Su oración también, y cómo fue oído, todos sus pecados, y su prevaricación,
los sitios donde edificó lugares altos y erigió imágenes de Asera e ídolos,
antes que se humillase, he aquí estas cosas están escritas en las palabras de
los videntes.
20 Y durmió Manasés con sus padres, y lo sepultaron en su casa; y reinó en su
lugar Amón su hijo.
Reinado de Amón
(2 R. 21.19-26)
21 De veintidós años era Amón cuando comenzó a reinar, y dos años reinó en
Jerusalén.
22 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, como había hecho Manasés su padre;
porque ofreció sacrificios y sirvió a todos los ídolos que su padre Manasés
había hecho.
23 Pero nunca se humilló delante de Jehová, como se humilló Manasés su padre;
antes bien aumentó el pecado.
24 Y conspiraron contra él sus siervos, y lo mataron en su casa.
25 Mas el pueblo de la tierra mató a todos los que habían conspirado contra el
rey Amón; y el pueblo de la tierra puso por rey en su lugar a Josías su hijo.
Reinado de Josías
2 Crónicas 34
(2 R. 22.1-2)
1 De ocho años era Josías cuando comenzó a reinar, y treinta y un años reinó en
Jerusalén.
2 Este hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en los caminos de David
su padre, sin apartarse a la derecha ni a la izquierda.
Reformas de Josías
(2 R. 23.4-20)
3 A los ocho años de su reinado, siendo aún muchacho, comenzó a buscar al Dios
de David su padre; y a los doce años comenzó a limpiar a Judá y a Jerusalén de
los lugares altos, imágenes de Asera, esculturas, e imágenes fundidas.
4 Y derribaron delante de él los altares de los baales, e hizo pedazos las
imágenes del sol, que estaban puestas encima; despedazó también las imágenes de
Asera, las esculturas y estatuas fundidas, y las desmenuzó, y esparció el polvo
sobre los sepulcros de los que les habían ofrecido sacrificios.
5 Quemó además los huesos de los sacerdotes sobre sus altares, y limpió a Judá y
a Jerusalén.
6 Lo mismo hizo en las ciudades de Manasés, Efraín, Simeón y hasta Neftalí, y en
los lugares asolados alrededor.
7 Y cuando hubo derribado los altares y las imágenes de Asera, y quebrado y
desmenuzado las esculturas, y destruido todos los ídolos por toda la tierra de
Israel, volvió a Jerusalén.
Hallazgo del libro de la ley
(2 R. 22.3-23.3)
8 A los dieciocho años de su reinado, después de haber limpiado la tierra y la
casa, envió a Safán hijo de Azalía, a Maasías gobernador de la ciudad, y a Joa
hijo de Joacaz, canciller, para que reparasen la casa de Jehová su Dios.
9 Vinieron éstos al sumo sacerdote Hilcías, y dieron el dinero que había sido
traído a la casa de Jehová, que los levitas que guardaban la puerta habían
recogido de mano de Manasés y de Efraín y de todo el remanente de Israel, de
todo Judá y Benjamín, y de los habitantes de Jerusalén.
10 Y lo entregaron en mano de los que hacían la obra, que eran mayordomos en la
casa de Jehová, los cuales lo daban a los que hacían la obra y trabajaban en la
casa de Jehová, para reparar y restaurar el templo.
11 Daban asimismo a los carpinteros y canteros para que comprasen piedra de
cantería, y madera para los armazones y para la entabladura de los edificios que
habían destruido los reyes de Judá.
12 Y estos hombres procedían con fidelidad en la obra; y eran sus mayordomos
Jahat y Abdías, levitas de los hijos de Merari, y Zacarías y Mesulam de los
hijos de Coat, para que activasen la obra; y de los levitas, todos los
entendidos en instrumentos de música.
13 También velaban sobre los cargadores, y eran mayordomos de los que se
ocupaban en cualquier clase de obra; y de los levitas había escribas,
gobernadores y porteros.
14 Y al sacar el dinero que había sido traído a la casa de Jehová, el sacerdote
Hilcías halló el libro de la ley de Jehová dada por medio de Moisés.
15 Y dando cuenta Hilcías, dijo al escriba Safán: Yo he hallado el libro de la
ley en la casa de Jehová. Y dio Hilcías el libro a Safán.
16 Y Safán lo llevó al rey, y le contó el asunto, diciendo: Tus siervos han
cumplido todo lo que les fue encomendado.
17 Han reunido el dinero que se halló en la casa de Jehová, y lo han entregado
en mano de los encargados, y en mano de los que hacen la obra.
18 Además de esto, declaró el escriba Safán al rey, diciendo: El sacerdote
Hilcías me dio un libro. Y leyó Safán en él delante del rey.
19 Luego que el rey oyó las palabras de la ley, rasgó sus vestidos;
20 Y mandó a Hilcías y a Ahicam hijo de Safán, y a Abdón hijo de Micaía, y a
Safán escriba, y a Asaías siervo del rey, diciendo:
21 Andad, consultad a Jehová por mí y por el remanente de Israel y de Judá
acerca de las palabras del libro que se ha hallado; porque grande es la ira de
Jehová que ha caído sobre nosotros, por cuanto nuestros padres no guardaron la
palabra de Jehová, para hacer conforme a todo lo que está escrito en este libro.
22 Entonces Hilcías y los del rey fueron a Hulda profetisa, mujer de Salum hijo
de Ticva, hijo de Harhas, guarda de las vestiduras, la cual moraba en Jerusalén
en el segundo barrio, y le dijeron las palabras antes dichas.
23 Y ella respondió: Jehová Dios de Israel ha dicho así: Decid al varón que os
ha enviado a mí, que así ha dicho Jehová:
24 He aquí yo traigo mal sobre este lugar, y sobre los moradores de él, todas
las maldiciones que están escritas en el libro que leyeron delante del rey de
Judá;
25 por cuanto me han dejado, y han ofrecido sacrificios dioses ajenos,
provocándome a ira con todas las obras de sus manos; por tanto, se derramará mi
ira sobre este lugar, y no se apagará.
26 Mas al rey de Judá, que os ha enviado a consultar a Jehová, así le diréis:
Jehová el Dios de Israel ha dicho así: Por cuanto oíste las palabras del libro,
27 y tu corazón se conmovió, y te humillaste delante de Dios al oír sus palabras
sobre este lugar y sobre sus moradores, y te humillaste delante de mí, y
rasgaste tus vestidos y lloraste en mi presencia, yo también te he oído, dice
Jehová.
28 He aquí que yo te recogeré con tus padres, y serás recogido en tu sepulcro en
paz, y tus ojos no verán todo el mal que yo traigo sobre este lugar y sobre los
moradores de él. Y ellos refirieron al rey la respuesta.
29 Entonces el rey envió y reunió a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén.
30 Y subió el rey a la casa de Jehová, y con él todos los varones de Judá, y los
moradores de Jerusalén, los sacerdotes, los levitas y todo el pueblo, desde el
mayor hasta el más pequeño; y leyó a oídos de ellos todas las palabras del libro
del pacto que había sido hallado en la casa de Jehová.
31 Y estando el rey en pie en su sitio, hizo delante de Jehová pacto de caminar
en pos de Jehová y de guardar sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos,
con todo su corazón y con toda su alma, poniendo por obra las palabras del pacto
que estaban escritas en aquel libro.
32 E hizo que se obligaran a ello todos los que estaban en Jerusalén y en
Benjamín; y los moradores de Jerusalén hicieron conforme al pacto de Dios, del
Dios de sus padres.
33 Y quitó Josías todas las abominaciones de toda la tierra de los hijos de
Israel, e hizo que todos los que se hallaban en Israel sirviesen a Jehová su
Dios. No se apartaron de en pos de Jehová el Dios de sus padres, todo el tiempo
que él vivió.
Josías celebra la pascua
2 Crónicas 35
(2 R. 23.21-23)
1 Josías celebró la pascua a Jehová en Jerusalén, y sacrificaron la pascua a los
catorce días del mes primero.
2 Puso también a los sacerdotes en sus oficios, y los confirmó en el ministerio
de la casa de Jehová.
3 Y dijo a los levitas que enseñaban a todo Israel, y que estaban dedicados a
Jehová: Poned el arca santa en la casa que edificó Salomón hijo de David, rey de
Israel, para que no la carguéis más sobre los hombros. Ahora servid a Jehová
vuestro Dios, y a su pueblo Israel.
4 Preparaos según las familias de vuestros padres, por vuestros turnos, como lo
ordenaron David rey de Israel y Salomón su hijo.
5 Estad en el santuario según la distribución de las familias de vuestros
hermanos los hijos del pueblo, y según la distribución de la familia de los
levitas.
6 Sacrificad luego la pascua; y después de santificaros, preparad a vuestros
hermanos para que hagan conforme a la palabra de Jehová dada por medio de
Moisés.
7 Y dio el rey Josías a los del pueblo ovejas, corderos y cabritos de los
rebaños, en número de treinta mil, y tres mil bueyes, todo para la pascua, para
todos los que se hallaron presentes; esto de la hacienda del rey.
8 También sus príncipes dieron con liberalidad al pueblo y a los sacerdotes y
levitas. Hilcías, Zacarías y Jehiel, oficiales de la casa de Dios, dieron a los
sacerdotes, para celebrar la pascua, dos mil seiscientas ovejas y trescientos
bueyes.
9 Asimismo Conanías, y Semaías y Natanael sus hermanos, y Hasabías, Jeiel y
Josabad, jefes de los levitas, dieron a los levitas, para los sacrificios de la
pascua, cinco mil ovejas y quinientos bueyes.
10 Preparado así el servicio, los sacerdotes se colocaron en sus puestos, y
asimismo los levitas en sus turnos, conforme al mandamiento del rey.
11 Y sacrificaron la pascua; y esparcían los sacerdotes la sangre recibida de
mano de los levitas, y los levitas desollaban las víctimas.
12 Tomaron luego del holocausto, para dar conforme a los repartimientos de las
familias del pueblo, a fin de que ofreciesen a Jehová según está escrito en el
libro de Moisés; y asimismo tomaron de los bueyes.
13 Y asaron la pascua al fuego conforme a la ordenanza; mas lo que había sido
santificado lo cocieron en ollas, en calderos y sartenes, y lo repartieron
rápidamente a todo el pueblo.
14 Después prepararon para ellos mismos y para los sacerdotes; porque los
sacerdotes, hijos de Aarón, estuvieron ocupados hasta la noche en el sacrificio
de los holocaustos y de las grosuras; por tanto, los levitas prepararon para
ellos mismos y para los sacerdotes hijos de Aarón.
15 Asimismo los cantores hijos de Asaf estaban en su puesto, conforme al
mandamiento de David, de Asaf y de Hemán, y de Jedutún vidente del rey; también
los porteros estaban a cada puerta; y no era necesario que se apartasen de su
ministerio, porque sus hermanos los levitas preparaban para ellos.
16 Así fue preparado todo el servicio de Jehová en aquel día, para celebrar la
pascua y para sacrificar los holocaustos sobre el altar de Jehová, conforme al
mandamiento del rey Josías.
17 Y los hijos de Israel que estaban allí celebraron la pascua en aquel tiempo,
y la fiesta solemne de los panes sin levadura por siete días.
18 Nunca fue celebrada una pascua como esta en Israel desde los días de Samuel
el profeta; ni ningún rey de Israel celebró pascua tal como la que celebró el
rey Josías, con los sacerdotes y levitas, y todo Judá e Israel, los que se
hallaron allí, juntamente con los moradores de Jerusalén.
19 Esta pascua fue celebrada en el año dieciocho del rey Josías.
Muerte de Josías
(2 R. 23.28-30)
20 Después de todas estas cosas, luego de haber reparado Josías la casa de
Jehová, Necao rey de Egipto subió para hacer guerra en Carquemis junto al
Eufrates; y salió Josías contra él.
21 Y Necao le envió mensajeros, diciendo: ¿Qué tengo yo contigo, rey de Judá? Yo
no vengo contra ti hoy, sino contra la casa que me hace guerra; y Dios me ha
dicho que me apresure. Deja de oponerte a Dios, quien está conmigo, no sea que
él te destruya.
22 Mas Josías no se retiró, sino que se disfrazó para darle batalla, y no
atendió a las palabras de Necao, que eran de boca de Dios; y vino a darle
batalla en el campo de Meguido.
23 Y los flecheros tiraron contra el rey Josías. Entonces dijo el rey a sus
siervos: Quitadme de aquí, porque estoy gravemente herido.
24 Entonces sus siervos lo sacaron de aquel carro, y lo pusieron en un segundo
carro que tenía, y lo llevaron a Jerusalén, donde murió; y lo sepultaron en los
sepulcros de sus padres. Y todo Judá y Jerusalén hicieron duelo por Josías.
25 Y Jeremías endechó en memoria de Josías. Todos los cantores y cantoras
recitan esas lamentaciones sobre Josías hasta hoy; y las tomaron por norma para
endechar en Israel, las cuales están escritas en el libro de Lamentos.
26 Los demás hechos de Josías, y sus obras piadosas conforme a lo que está
escrito en la ley de Jehová,
27 y sus hechos, primeros y postreros, he aquí están escritos en el libro de los
reyes de Israel y de Judá.
Reinado y destronamiento de Joacaz
2 Crónicas 36
(2 R. 23.31-35)
1 Entonces el pueblo de la tierra tomó a Joacaz hijo de Josías, y lo hizo rey en
lugar de su padre en Jerusalén.
2 De veintitrés años era Joacaz cuando comenzó a reinar, y tres meses reinó en
Jerusalén.
3 Y el rey de Egipto lo quitó de Jerusalén, y condenó la tierra a pagar cien
talentos de plata y uno de oro.
4 Y estableció el rey de Egipto a Eliaquim hermano de Joacaz por rey sobre Judá
y Jerusalén, y le mudó el nombre en Joacim; y a Joacaz su hermano tomó Necao, y
lo llevó a Egipto.
Reinado de Joacim
(2 R. 23.36-24.7)
5 Cuando comenzó a reinar Joacim era de veinticinco años, y reinó once años en
Jerusalén; e hizo lo malo ante los ojos de Jehová su Dios.
6 Y subió contra él Nabucodonosor rey de Babilonia, y lo llevó a Babilonia atado
con cadenas.
7 También llevó Nabucodonosor a Babilonia de los utensilios de la casa de
Jehová, y los puso en su templo en Babilonia.
8 Los demás hechos de Joacim, y las abominaciones que hizo, y lo que en él se
halló, está escrito en el libro de los reyes de Israel y de Judá; y reinó en su
lugar Joaquín su hijo.
Joaquín es llevado cautivo a Babilonia
(2 R. 24.8-17)
9 De ocho años era Joaquín cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses y diez
días en Jerusalén; e hizo lo malo ante los ojos de Jehová.
10 A la vuelta del año el rey Nabucodonosor envió y lo hizo llevar a Babilonia,
juntamente con los objetos preciosos de la casa de Jehová, y constituyó a
Sedequías su hermano por rey sobre Judá y Jerusalén.
Reinado de Sedequías
(2 R. 24.18-20; Jer. 52.1-3)
11 De veintiún años era Sedequías cuando comenzó a reinar, y once años reinó en
Jerusalén.
12 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová su Dios, y no se humilló delante del
profeta Jeremías, que le hablaba de parte de Jehová.
13 Se rebeló asimismo contra el rey Nabucodonosor, al cual había jurado por
Dios; y endureció su cerviz, y obstinó su corazón para no volverse a Jehová el
Dios de Israel.
14 También todos los principales sacerdotes, y el pueblo, aumentaron la
iniquidad, siguiendo todas las abominaciones de las naciones, y contaminando la
casa de Jehová, la cual él había santificado en Jerusalén.
15 Y Jehová el Dios de sus padres envió constantemente palabra a ellos por medio
de sus mensajeros, porque él tenía misericordia de su pueblo y de su habitación.
16 Mas ellos hacían escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaban sus
palabras, burlándose de sus profetas, hasta que subió la ira de Jehová contra su
pueblo, y no hubo ya remedio.
Cautividad de Judá
(2 R. 25.8-21; Jer. 39.8-10; 52.12-30)
17 Por lo cual trajo contra ellos al rey de los caldeos, que mató a espada a sus
jóvenes en la casa de su santuario, sin perdonar joven ni doncella, anciano ni
decrépito; todos los entregó en sus manos.
18 Asimismo todos los utensilios de la casa de Dios, grandes y chicos, los
tesoros de la casa de Jehová, y los tesoros de la casa del rey y de sus
príncipes, todo lo llevó a Babilonia.
19 Y quemaron la casa de Dios, y rompieron el muro de Jerusalén, y consumieron a
fuego todos sus palacios, y destruyeron todos sus objetos deseables.
20 Los que escaparon de la espada fueron llevados cautivos a Babilonia, y fueron
siervos de él y de sus hijos, hasta que vino el reino de los persas;
21 para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, hasta que la
tierra hubo gozado de reposo; porque todo el tiempo de su asolamiento reposó,
hasta que los setenta años fueron cumplidos.
El decreto de Ciro
(Esd. 1.1-4)
22 Mas al primer año de Ciro rey de los persas, para que se cumpliese la palabra
de Jehová por boca de Jeremías, Jehová despertó el espíritu de Ciro rey de los
persas, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito, por todo su
reino, diciendo:
23 Así dice Ciro, rey de los persas: Jehová, el Dios de los cielos, me ha dado
todos los reinos de la tierra; y él me ha mandado que le edifique casa en
Jerusalén, que está en Judá. Quien haya entre vosotros de todo su pueblo, sea
Jehová su Dios con él, y suba.