ESTER
La reina Vasti desafía a Asuero
ESTER 1
1 Aconteció en los días de Asuero, el Asuero que reinó desde la India hasta
Etiopía sobre ciento veintisiete provincias, 2 que en aquellos días, cuando fue
afirmado el rey Asuero sobre el trono de su reino, el cual estaba en Susa
capital del reino, 3 en el tercer año de su reinado hizo banquete a todos sus
príncipes y cortesanos, teniendo delante de él a los más poderosos de Persia y
de Media, gobernadores y príncipes de provincias, 4 para mostrar él las riquezas
de la gloria de su reino, el brillo y la magnificencia de su poder, por muchos
días, ciento ochenta días. 5 Y cumplidos estos días, hizo el rey otro banquete
por siete días en el patio del huerto del palacio real a todo el pueblo que
había en Susa capital del reino, desde el mayor hasta el menor. 6 El pabellón
era de blanco, verde y azul, tendido sobre cuerdas de lino y púrpura en anillos
de plata y columnas de mármol; los reclinatorios de oro y de plata, sobre losado
de pórfido y de mármol, y de alabastro y de jacinto. 7 Y daban a beber en vasos
de oro, y vasos diferentes unos de otros, y mucho vino real, de acuerdo con la
generosidad del rey. 8 Y la bebida era según esta ley: Que nadie fuese obligado
a beber; porque así lo había mandado el rey a todos los mayordomos de su casa,
que se hiciese según la voluntad de cada uno. 9 Asimismo la reina Vasti hizo
banquete para las mujeres, en la casa real del rey Asuero.
10 El séptimo día, estando el corazón del rey alegre del vino, mandó a Mehumán,
Bizta, Harbona, Bigta, Abagta, Zetar y Carcas, siete eunucos que servían delante
del rey Asuero, 11 que trajesen a la reina Vasti a la presencia del rey con la
corona regia, para mostrar a los pueblos y a los príncipes su belleza; porque
era hermosa. 12 Mas la reina Vasti no quiso comparecer a la orden del rey
enviada por medio de los eunucos; y el rey se enojó mucho, y se encendió en ira.
13 Preguntó entonces el rey a los sabios que conocían los tiempos (porque así
acostumbraba el rey con todos los que sabían la ley y el derecho; 14 y estaban
junto a él Carsena, Setar, Admata, Tarsis, Meres, Marsena y Memucán, siete
príncipes de Persia y de Media que veían la cara del rey, y se sentaban los
primeros del reino); 15 les preguntó qué se había de hacer con la reina Vasti
según la ley, por cuanto no había cumplido la orden del rey Asuero enviada por
medio de los eunucos. 16 Y dijo Memucán delante del rey y de los príncipes: No
solamente contra el rey ha pecado la reina Vasti, sino contra todos los
príncipes, y contra todos los pueblos que hay en todas las provincias del rey
Asuero. 17 Porque este hecho de la reina llegará a oídos de todas las mujeres, y
ellas tendrán en poca estima a sus maridos, diciendo: El rey Asuero mandó traer
delante de sí a la reina Vasti, y ella no vino. 18 Y entonces dirán esto las
señoras de Persia y de Media que oigan el hecho de la reina, a todos los
príncipes del rey; y habrá mucho menosprecio y enojo. 19 Si parece bien al rey,
salga un decreto real de vuestra majestad y se escriba entre las leyes de Persia
y de Media, para que no sea quebrantado: Que Vasti no venga más delante del rey
Asuero; y el rey haga reina a otra que sea mejor que ella. 20 Y el decreto que
dicte el rey será oído en todo su reino, aunque es grande, y todas las mujeres
darán honra a sus maridos, desde el mayor hasta el menor. 21 Agradó esta palabra
a los ojos del rey y de los príncipes, e hizo el rey conforme al dicho de
Memucán; 22 pues envió cartas a todas las provincias del rey, a cada provincia
conforme a su escritura, y a cada pueblo conforme a su lenguaje, diciendo que
todo hombre afirmase su autoridad en su casa; y que se publicase esto en la
lengua de su pueblo.
Ester es proclamada reina
ESTER 2
1 Pasadas estas cosas, sosegada ya la ira del rey Asuero, se acordó de Vasti y
de lo que ella había hecho, y de la sentencia contra ella. 2 Y dijeron los
criados del rey, sus cortesanos: Busquen para el rey jóvenes vírgenes de buen
parecer; 3 y ponga el rey personas en todas las provincias de su reino, que
lleven a todas las jóvenes vírgenes de buen parecer a Susa, residencia real, a
la casa de las mujeres, al cuidado de Hegai eunuco del rey, guarda de las
mujeres, y que les den sus atavíos; 4 y la doncella que agrade a los ojos del
rey, reine en lugar de Vasti. Esto agradó a los ojos del rey, y lo hizo así.
5 Había en Susa residencia real un varón judío cuyo nombre era Mardoqueo hijo de
Jair, hijo de Simei, hijo de Cis, del linaje de Benjamín; 6 el cual había sido
transportado de Jerusalén con los cautivos que fueron llevados con Jeconías rey
de Judá, a quien hizo transportar Nabucodonosor rey de Babilonia. 7 Y había
criado a Hadasa, es decir, Ester, hija de su tío, porque era húerfana; y la
joven era de hermosa figura y de buen parecer. Cuando su padre y su madre
murieron, Mardoqueo la adoptó como hija suya.
8 Sucedió, pues, que cuando se divulgó el mandamiento y decreto del rey, y
habían reunido a muchas doncellas en Susa residencia real, a cargo de Hegai,
Ester también fue llevada a la casa del rey, al cuidado de Hegai guarda de las
mujeres. 9 Y la doncella agradó a sus ojos, y halló gracia delante de él, por lo
que hizo darle prontamente atavíos y alimentos, y le dio también siete doncellas
especiales de la casa del rey; y la llevó con sus doncellas a lo mejor de la
casa de las mujeres. 10 Ester no declaró cuál era su pueblo ni su parentela,
porque Mardoqueo le había mandado que no lo declarase. 11 Y cada día Mardoqueo
se paseaba delante del patio de la casa de las mujeres, para saber cómo le iba a
Ester, y cómo la trataban.
12 Y cuando llegaba el tiempo de cada una de las doncellas para venir al rey
Asuero, después de haber estado doce meses conforme a la ley acerca de las
mujeres, pues así se cumplía el tiempo de sus atavíos, esto es, seis meses con
óleo de mirra y seis meses con perfumes aromáticos y afeites de mujeres, 13
entonces la doncella venía así al rey. Todo lo que ella pedía se le daba, para
venir ataviada con ello desde la casa de las mujeres hasta la casa del rey. 14
Ella venía por la tarde, y a la mañana siguiente volvía a la casa segunda de las
mujeres, al cargo de Saasgaz eunuco del rey, guarda de las concubinas; no venía
más al rey, salvo si el rey la quería y era llamada por nombre.
15 Cuando le llegó a Ester, hija de Abihail tío de Mardoqueo, quien la había
tomado por hija, el tiempo de venir al rey, ninguna cosa procuró sino lo que
dijo Hegai eunuco del rey, guarda de las mujeres; y ganaba Ester el favor de
todos los que la veían. 16 Fue, pues, Ester llevada al rey Asuero a su casa real
en el mes décimo, que es el mes de Tebet, en el año séptimo de su reinado. 17 Y
el rey amó a Ester más que a todas las otras mujeres, y halló ella gracia y
benevolencia delante de él más que todas las demás vírgenes; y puso la corona
real en su cabeza, y la hizo reina en lugar de Vasti. 18 Hizo luego el rey un
gran banquete a todos sus príncipes y siervos, el banquete de Ester; y disminuyó
tributos a las provincias, e hizo y dio mercedes conforme a la generosidad real.
Mardoqueo denuncia una conspiración contra el rey
19 Cuando las vírgenes eran reunidas la segunda vez, Mardoqueo estaba sentado a
la puerta del rey. 20 Y Ester, según le había mandado Mardoqueo, no había
declarado su nación ni su pueblo; porque Ester hacía lo que decía Mardoqueo,
como cuando él la educaba. 21 En aquellos días, estando Mardoqueo sentado a la
puerta del rey, se enojaron Bigtán y Teres, dos eunucos del rey, de la guardia
de la puerta, y procuraban poner mano en el rey Asuero. 22 Cuando Mardoqueo
entendió esto, lo denunció a la reina Ester, y Ester lo dijo al rey en nombre de
Mardoqueo. 23 Se hizo investigación del asunto, y fue hallado cierto; por tanto,
los dos eunucos fueron colgados en una horca. Y fue escrito el caso en el libro
de las crónicas del rey.
Amán trama la destrucción de los judíos
ESTER 3
1 Después de estas cosas el rey Asuero engrandeció a Amán hijo de Hamedata
agagueo, y lo honró, y puso su silla sobre todos los príncipes que estaban con
él. 2 Y todos los siervos del rey que estaban a la puerta del rey se
arrodillaban y se inclinaban ante Amán, porque así lo había mandado el rey; pero
Mardoqueo ni se arrodillaba ni se humillaba. 3 Y los siervos del rey que estaban
a la puerta preguntaron a Mardoqueo: ¿Por qué traspasas el mandamiento del rey?
4 Aconteció que hablándole cada día de esta manera, y no escuchándolos él, lo
denunciaron a Amán, para ver si Mardoqueo se mantendría firme en su dicho;
porque ya él les había declarado que era judío. 5 Y vio Amán que Mardoqueo ni se
arrodillaba ni se humillaba delante de él; y se llenó de ira. 6 Pero tuvo en
poco poner mano en Mardoqueo solamente, pues ya le habían declarado cuál era el
pueblo de Mardoqueo; y procuró Amán destruir a todos los judíos que había en el
reino de Asuero, al pueblo de Mardoqueo.
7 En el mes primero, que es el mes de Nisán, en el año duodécimo del rey Asuero,
fue echada Pur, esto es, la suerte, delante de Amán, suerte para cada día y cada
mes del año; y salió el mes duodécimo, que es el mes de Adar.
8 Y dijo Amán al rey Asuero: Hay un pueblo esparcido y distribuido entre los
pueblos en todas las provincias de tu reino, y sus leyes son diferentes de las
de todo pueblo, y no guardan las leyes del rey, y al rey nada le beneficia el
dejarlos vivir. 9 Si place al rey, decrete que sean destruidos; y yo pesaré diez
mil talentos de plata a los que manejan la hacienda, para que sean traídos a los
tesoros del rey. 10 Entonces el rey quitó el anillo de su mano, y lo dio a Amán
hijo de Hamedata agagueo, enemigo de los judíos, 11 y le dijo: La plata que
ofreces sea para ti, y asimismo el pueblo, para que hagas de él lo que bien te
pareciere. 12 Entonces fueron llamados los escribanos del rey en el mes primero,
al día trece del mismo, y fue escrito conforme a todo lo que mandó Amán, a los
sátrapas del rey, a los capitanes que estaban sobre cada provincia y a los
príncipes de cada pueblo, a cada provincia según su escritura, y a cada pueblo
según su lengua; en nombre del rey Asuero fue escrito, y sellado con el anillo
del rey. 13 Y fueron enviadas cartas por medio de correos a todas las provincias
del rey, con la orden de destruir, matar y exterminar a todos los judíos,
jóvenes y ancianos, niños y mujeres, en un mismo día, en el día trece del mes
duodécimo, que es el mes de Adar, y de apoderarse de sus bienes. 14 La copia del
escrito que se dio por mandamiento en cada provincia fue publicada a todos los
pueblos, a fin de que estuviesen listos para aquel día. 15 Y salieron los
correos prontamente por mandato del rey, y el edicto fue dado en Susa capital
del reino. Y el rey y Amán se sentaron a beber; pero la ciudad de Susa estaba
conmovida.
Ester promete interceder por su pueblo
ESTER 4
1 Luego que supo Mardoqueo todo lo que se había hecho, rasgó sus vestidos, se
vistió de cilicio y de ceniza, y se fue por la ciudad clamando con grande y
amargo clamor. 2 Y vino hasta delante de la puerta del rey; pues no era lícito
pasar adentro de la puerta del rey con vestido de cilicio. 3 Y en cada provincia
y lugar donde el mandamiento del rey y su decreto llegaba, tenían los judíos
gran luto, ayuno, lloro y lamentación; cilicio y ceniza era la cama de muchos.
4 Y vinieron las doncellas de Ester, y sus eunucos, y se lo dijeron. Entonces la
reina tuvo gran dolor, y envió vestidos para hacer vestir a Mardoqueo, y hacerle
quitar el cilicio; mas él no los aceptó. 5 Entonces Ester llamó a Hatac, uno de
los eunucos del rey, que él había puesto al servicio de ella, y lo mandó a
Mardoqueo, con orden de saber qué sucedía, y por qué estaba así. 6 Salió, pues,
Hatac a ver a Mardoqueo, a la plaza de la ciudad, que estaba delante de la
puerta del rey. 7 Y Mardoqueo le declaró todo lo que le había acontecido, y le
dio noticia de la plata que Amán había dicho que pesaría para los tesoros del
rey a cambio de la destrucción de los judíos. 8 Le dio también la copia del
decreto que había sido dado en Susa para que fuesen destruidos, a fin de que la
mostrase a Ester y se lo declarase, y le encargara que fuese ante el rey a
suplicarle y a interceder delante de él por su pueblo. 9 Vino Hatac y contó a
Ester las palabras de Mardoqueo.
10 Entonces Ester dijo a Hatac que le dijese a Mardoqueo: 11 Todos los siervos
del rey, y el pueblo de las provincias del rey, saben que cualquier hombre o
mujer que entra en el patio interior para ver al rey, sin ser llamado, una sola
ley hay respecto a él: ha de morir; salvo aquel a quien el rey extendiere el
cetro de oro, el cual vivirá; y yo no he sido llamada para ver al rey estos
treinta días. 12 Y dijeron a Mardoqueo las palabras de Ester. 13 Entonces dijo
Mardoqueo que respondiesen a Ester: No pienses que escaparás en la casa del rey
más que cualquier otro judío. 14 Porque si callas absolutamente en este tiempo,
respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos; mas tú y la
casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al
reino?
15 Y Ester dijo que respondiesen a Mardoqueo: 16 Ve y reúne a todos los judíos
que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días,
noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y entonces entraré
a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca. 17
Entonces Mardoqueo fue, e hizo conforme a todo lo que le mandó Ester.
Ester invita al rey y a Amán a un banquete
ESTER 5
1 Aconteció que al tercer día se vistió Ester su vestido real, y entró en el
patio interior de la casa del rey, enfrente del aposento del rey; y estaba el
rey sentado en su trono en el aposento real, enfrente de la puerta del aposento.
2 Y cuando vio a la reina Ester que estaba en el patio, ella obtuvo gracia ante
sus ojos; y el rey extendió a Ester el cetro de oro que tenía en la mano.
Entonces vino Ester y tocó la punta del cetro. 3 Dijo el rey: ¿Qué tienes, reina
Ester, y cuál es tu petición? Hasta la mitad del reino se te dará. 4 Y Ester
dijo: Si place al rey, vengan hoy el rey y Amán al banquete que he preparado
para el rey. 5 Respondió el rey: Daos prisa, llamad a Amán, para hacer lo que
Ester ha dicho. Vino, pues, el rey con Amán al banquete que Ester dispuso.
6 Y dijo el rey a Ester en el banquete, mientras bebían vino: ¿Cuál es tu
petición, y te será otorgada? ¿Cuál es tu demanda? Aunque sea la mitad del
reino, te será concedida. 7 Entonces respondió Ester y dijo: Mi petición y mi
demanda es esta: 8 Si he hallado gracia ante los ojos del rey, y si place al rey
otorgar mi petición y conceder mi demanda, que venga el rey con Amán a otro
banquete que les prepararé; y mañana haré conforme a lo que el rey ha mandado.
9 Y salió Amán aquel día contento y alegre de corazón; pero cuando vio a
Mardoqueo a la puerta del palacio del rey, que no se levantaba ni se movía de su
lugar, se llenó de ira contra Mardoqueo. 10 Pero se refrenó Amán y vino a su
casa, y mandó llamar a sus amigos y a Zeres su mujer, 11 y les refirió Amán la
gloria de sus riquezas, y la multitud de sus hijos, y todas las cosas con que el
rey le había engrandecido, y con que le había honrado sobre los príncipes y
siervos del rey. 12 Y añadió Amán: También la reina Ester a ninguno hizo venir
con el rey al banquete que ella dispuso, sino a mí; y también para mañana estoy
convidado por ella con el rey. 13 Pero todo esto de nada me sirve cada vez que
veo al judío Mardoqueo sentado a la puerta del rey. 14 Y le dijo Zeres su mujer
y todos sus amigos: Hagan una horca de cincuenta codos de altura, y mañana di al
rey que cuelguen a Mardoqueo en ella; y entra alegre con el rey al banquete. Y
agradó esto a los ojos de Amán, e hizo preparar la horca.
Amán se ve obligado a honrar a Mardoqueo
ESTER 6
1 Aquella misma noche se le fue el sueño al rey, y dijo que le trajesen el libro
de las memorias y crónicas, y que las leyeran en su presencia. 2 Entonces
hallaron escrito que Mardoqueo había denunciado el complot de Bigtán y de Teres,
dos eunucos del rey, de la guardia de la puerta, que habían procurado poner mano
en el rey Asuero. 3 Y dijo el rey: ¿Qué honra o qué distinción se hizo a
Mardoqueo por esto? Y respondieron los servidores del rey, sus oficiales: Nada
se ha hecho con él.
4 Entonces dijo el rey: ¿Quién está en el patio? Y Amán había venido al patio
exterior de la casa real, para hablarle al rey para que hiciese colgar a
Mardoqueo en la horca que él le tenía preparada. 5 Y los servidores del rey le
respondieron: He aquí Amán está en el patio. Y el rey dijo: Que entre. 6 Entró,
pues, Amán, y el rey le dijo: ¿Qué se hará al hombre cuya honra desea el rey? Y
dijo Amán en su corazón: ¿A quién deseará el rey honrar más que a mí? 7 Y
respondió Amán al rey: Para el varón cuya honra desea el rey, 8 traigan el
vestido real de que el rey se viste, y el caballo en que el rey cabalga, y la
corona real que está puesta en su cabeza; 9 y den el vestido y el caballo en
mano de alguno de los príncipes más nobles del rey, y vistan a aquel varón cuya
honra desea el rey, y llévenlo en el caballo por la plaza de la ciudad, y
pregonen delante de él: Así se hará al varón cuya honra desea el rey. 10
Entonces el rey dijo a Amán: Date prisa, toma el vestido y el caballo, como tú
has dicho, y hazlo así con el judío Mardoqueo, que se sienta a la puerta real;
no omitas nada de todo lo que has dicho. 11 Y Amán tomó el vestido y el caballo,
y vistió a Mardoqueo, y lo condujo a caballo por la plaza de la ciudad, e hizo
pregonar delante de él: Así se hará al varón cuya honra desea el rey.
12 Después de esto Mardoqueo volvió a la puerta real, y Amán se dio prisa para
irse a su casa, apesadumbrado y cubierta su cabeza. 13 Contó luego Amán a Zeres
su mujer y a todos sus amigos, todo lo que le había acontecido. Entonces le
dijeron sus sabios, y Zeres su mujer: Si de la descendencia de los judíos es ese
Mardoqueo delante de quien has comenzado a caer, no lo vencerás, sino que caerás
por cierto delante de él. 14 Aún estaban ellos hablando con él, cuando los
eunucos del rey llegaron apresurados, para llevar a Amán al banquete que Ester
había dispuesto.
Amán es ahorcado
ESTER 7
1 Fue, pues, el rey con Amán al banquete de la reina Ester. 2 Y en el segundo
día, mientras bebían vino, dijo el rey a Ester: ¿Cuál es tu petición, reina
Ester, y te será concedida? ¿Cuál es tu demanda? Aunque sea la mitad del reino,
te será otorgada. 3 Entonces la reina Ester respondió y dijo: Oh rey, si he
hallado gracia en tus ojos, y si al rey place, séame dada mi vida por mi
petición, y mi pueblo por mi demanda. 4 Porque hemos sido vendidos, yo y mi
pueblo, para ser destruidos, para ser muertos y exterminados. Si para siervos y
siervas fuéramos vendidos, me callaría; pero nuestra muerte sería para el rey un
daño irreparable.
5 Respondió el rey Asuero, y dijo a la reina Ester: ¿Quién es, y dónde está, el
que ha ensoberbecido su corazón para hacer esto? 6 Ester dijo: El enemigo y
adversario es este malvado Amán. Entonces se turbó Amán delante del rey y de la
reina. 7 Luego el rey se levantó del banquete, encendido en ira, y se fue al
huerto del palacio; y se quedó Amán para suplicarle a la reina Ester por su
vida; porque vio que estaba resuelto para él el mal de parte del rey. 8 Después
el rey volvió del huerto del palacio al aposento del banquete, y Amán había
caído sobre el lecho en que estaba Ester. Entonces dijo el rey: ¿Querrás también
violar a la reina en mi propia casa? Al proferir el rey esta palabra, le
cubrieron el rostro a Amán. 9 Y dijo Harbona, uno de los eunucos que servían al
rey: He aquí en casa de Amán la horca de cincuenta codos de altura que hizo Amán
para Mardoqueo, el cual había hablado bien por el rey. Entonces el rey dijo:
Colgadlo en ella. 10 Así colgaron a Amán en la horca que él había hecho preparar
para Mardoqueo; y se apaciguó la ira del rey.
Decreto de Asuero a favor de los judíos
ESTER 8
1 El mismo día, el rey Asuero dio a la reina Ester la casa de Amán enemigo de
los judíos; y Mardoqueo vino delante del rey, porque Ester le declaró lo que él
era respecto de ella. 2 Y se quitó el rey el anillo que recogió de Amán, y lo
dio a Mardoqueo. Y Ester puso a Mardoqueo sobre la casa de Amán.
3 Volvió luego Ester a hablar delante del rey, y se echó a sus pies, llorando y
rogándole que hiciese nula la maldad de Amán agagueo y su designio que había
tramado contra los judíos. 4 Entonces el rey extendió a Ester el cetro de oro, y
Ester se levantó, y se puso en pie delante del rey, 5 y dijo: Si place al rey, y
si he hallado gracia delante de él, y si le parece acertado al rey, y yo soy
agradable a sus ojos, que se dé orden escrita para revocar las cartas que
autorizan la trama de Amán hijo de Hamedata agagueo, que escribió para destruir
a los judíos que están en todas las provincias del rey. 6 Porque ¿cómo podré yo
ver el mal que alcanzará a mi pueblo? ¿Cómo podré yo ver la destrucción de mi
nación?
7 Respondió el rey Asuero a la reina Ester y a Mardoqueo el judío: He aquí yo he
dado a Ester la casa de Amán, y a él han colgado en la horca, por cuanto
extendió su mano contra los judíos. 8 Escribid, pues, vosotros a los judíos como
bien os pareciere, en nombre del rey, y selladlo con el anillo del rey; porque
un edicto que se escribe en nombre del rey, y se sella con el anillo del rey, no
puede ser revocado. 9 Entonces fueron llamados los escribanos del rey en el mes
tercero, que es Siván, a los veintitrés días de ese mes; y se escribió conforme
a todo lo que mandó Mardoqueo, a los judíos, y a los sátrapas, los capitanes y
los príncipes de las provincias que había desde la India hasta Etiopía, ciento
veintisiete provincias; a cada provincia según su escritura, y a cada pueblo
conforme a su lengua, a los judíos también conforme a su escritura y lengua. 10
Y escribió en nombre del rey Asuero, y lo selló con el anillo del rey, y envió
cartas por medio de correos montados en caballos veloces procedentes de los
repastos reales; 11 que el rey daba facultad a los judíos que estaban en todas
las ciudades, para que se reuniesen y estuviesen a la defensa de su vida,
prontos a destruir, y matar, y acabar con toda fuerza armada del pueblo o
provincia que viniese contra ellos, y aun sus niños y mujeres, y apoderarse de
sus bienes, 12 en un mismo día en todas las provincias del rey Asuero, en el día
trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar. 13 La copia del edicto que había
de darse por decreto en cada provincia, para que fuese conocido por todos los
pueblos, decía que los judíos estuviesen preparados para aquel día, para
vengarse de sus enemigos. 14 Los correos, pues, montados en caballos veloces,
salieron a toda prisa por la orden del rey; y el edicto fue dado en Susa capital
del reino.
15 Y salió Mardoqueo de delante del rey con vestido real de azul y blanco, y una
gran corona de oro, y un manto de lino y púrpura. La ciudad de Susa entonces se
alegró y regocijó; 16 y los judíos tuvieron luz y alegría, y gozo y honra. 17 Y
en cada provincia y en cada ciudad donde llegó el mandamiento del rey, los
judíos tuvieron alegría y gozo, banquete y día de placer. Y muchos de entre los
pueblos de la tierra se hacían judíos, porque el temor de los judíos había caído
sobre ellos.
Los judíos destruyen a sus enemigos
ESTER 9
1 En el mes duodécimo, que es el mes de Adar, a los trece días del mismo mes,
cuando debía ser ejecutado el mandamiento del rey y su decreto, el mismo día en
que los enemigos de los judíos esperaban enseñorearse de ellos, sucedió lo
contrario; porque los judíos se enseñorearon de los que los aborrecían. 2 Los
judíos se reunieron en sus ciudades, en todas las provincias del rey Asuero,
para descargar su mano sobre los que habían procurado su mal, y nadie los pudo
resistir, porque el temor de ellos había caído sobre todos los pueblos. 3 Y
todos los príncipes de las provincias, los sátrapas, capitanes y oficiales del
rey, apoyaban a los judíos; porque el temor de Mardoqueo había caído sobre
ellos. 4 Pues Mardoqueo era grande en la casa del rey, y su fama iba por todas
las provincias; Mardoqueo iba engrandeciéndose más y más. 5 Y asolaron los
judíos a todos sus enemigos a filo de espada, y con mortandad y destrucción, e
hicieron con sus enemigos como quisieron. 6 En Susa capital del reino mataron y
destruyeron los judíos a quinientos hombres. 7 Mataron entonces a Parsandata,
Dalfón, Aspata, 8 Porata, Adalía, Aridata, 9 Parmasta, Arisai, Aridai y Vaizata,
10 diez hijos de Amán hijo de Hamedata, enemigo de los judíos; pero no tocaron
sus bienes. 11 El mismo día se le dio cuenta al rey acerca del número de los
muertos en Susa, residencia real.
12 Y dijo el rey a la reina Ester: En Susa capital del reino los judíos han
matado a quinientos hombres, y a diez hijos de Amán. ¿Qué habrán hecho en las
otras provincias del rey? ¿Cuál, pues, es tu petición? y te será concedida; ¿o
qué más es tu demanda? y será hecha. 13 Y respondió Ester: Si place al rey,
concédase también mañana a los judíos en Susa, que hagan conforme a la ley de
hoy; y que cuelguen en la horca a los diez hijos de Amán. 14 Y mandó el rey que
se hiciese así. Se dio la orden en Susa, y colgaron a los diez hijos de Amán. 15
Y los judíos que estaban en Susa se juntaron también el catorce del mes de Adar,
y mataron en Susa a trescientos hombres; pero no tocaron sus bienes.
La fiesta de Purim
16 En cuanto a los otros judíos que estaban en las provincias del rey, también
se juntaron y se pusieron en defensa de su vida, y descansaron de sus enemigos,
y mataron de sus contrarios a setenta y cinco mil; pero no tocaron sus bienes.
17 Esto fue en el día trece del mes de Adar, y reposaron en el día catorce del
mismo, y lo hicieron día de banquete y de alegría. 18 Pero los judíos que
estaban en Susa se juntaron el día trece y el catorce del mismo mes, y el quince
del mismo reposaron y lo hicieron día de banquete y de regocijo. 19 Por tanto,
los judíos aldeanos que habitan en las villas sin muro hacen a los catorce del
mes de Adar el día de alegría y de banquete, un día de regocijo, y para enviar
porciones cada uno a su vecino.
20 Y escribió Mardoqueo estas cosas, y envió cartas a todos los judíos que
estaban en todas las provincias del rey Asuero, cercanos y distantes, 21
ordenándoles que celebrasen el día decimocuarto del mes de Adar, y el
decimoquinto del mismo, cada año, 22 como días en que los judíos tuvieron paz de
sus enemigos, y como el mes que de tristeza se les cambió en alegría, y de luto
en día bueno; que los hiciesen días de banquete y de gozo, y para enviar
porciones cada uno a su vecino, y dádivas a los pobres. 23 Y los judíos
aceptaron hacer, según habían comenzado, lo que les escribió Mardoqueo. 24
Porque Amán hijo de Hamedata agagueo, enemigo de todos los judíos, había ideado
contra los judíos un plan para destruirlos, y había echado Pur, que quiere decir
suerte, para consumirlos y acabar con ellos. 25 Mas cuando Ester vino a la
presencia del rey, él ordenó por carta que el perverso designio que aquél trazó
contra los judíos recayera sobre su cabeza; y que colgaran a él y a sus hijos en
la horca. 26 Por esto llamaron a estos días Purim, por el nombre Pur. Y debido a
las palabras de esta carta, y por lo que ellos vieron sobre esto, y lo que llevó
a su conocimiento, 27 los judíos establecieron y tomaron sobre sí, sobre su
descendencia y sobre todos los allegados a ellos, que no dejarían de celebrar
estos dos días según está escrito tocante a ellos, conforme a su tiempo cada
año; 28 y que estos días serían recordados y celebrados por todas las
generaciones, familias, provincias y ciudades; que estos días de Purim no
dejarían de ser guardados por los judíos, y que su descendencia jamás dejaría de
recordarlos. 29 Y la reina Ester hija de Abihail, y Mardoqueo el judío,
suscribieron con plena autoridad esta segunda carta referente a Purim. 30 Y
fueron enviadas cartas a todos los judíos, a las ciento veintisiete provincias
del rey Asuero, con palabras de paz y de verdad, 31 para confirmar estos días de
Purim en sus tiempos señalados, según les había ordenado Mardoqueo el judío y la
reina Ester, y según ellos habían tomado sobre sí y sobre su descendencia, para
conmemorar el fin de los ayunos y de su clamor. 32 Y el mandamiento de Ester
confirmó estas celebraciones acerca de Purim, y esto fue registrado en un libro.
Grandeza de Mardoqueo
ESTER 10
1 El rey Asuero impuso tributo sobre la tierra y hasta las costas del mar. 2 Y
todos los hechos de su poder y autoridad, y el relato sobre la grandeza de
Mardoqueo, con que el rey le engrandeció, ¿no está escrito en el libro de las
crónicas de los reyes de Media y de Persia? 3 Porque Mardoqueo el judío fue el
segundo después del rey Asuero, y grande entre los judíos, y estimado por la
multitud de sus hermanos, porque procuró el bienestar de su pueblo y habló paz
para todo su linaje.