ISAÍAS
Una nación pecadora
ISAÍAS 1
1 Visión de Isaías hijo de Amoz, la cual vio acerca de Judá y Jerusalén en días
de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá.
2 Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos, y los
engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí. 3 El buey conoce a su dueño, y el
asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene
conocimiento.
4 ¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos
depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron
atrás.
5 ¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está
enferma, y todo corazón doliente. 6 Desde la planta del pie hasta la cabeza no
hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas,
ni vendadas, ni suavizadas con aceite.
7 Vuestra tierra está destruida, vuestras ciudades puestas a fuego, vuestra
tierra delante de vosotros comida por extranjeros, y asolada como asolamiento de
extraños. 8 Y queda la hija de Sion como enramada en viña, y como cabaña en
melonar, como ciudad asolada.
9 Si Jehová de los ejércitos no nos hubiese dejado un resto pequeño, como Sodoma
fuéramos, y semejantes a Gomorra.
Llamamiento al arrepentimiento verdadero
10 Príncipes de Sodoma, oíd la palabra de Jehová; escuchad la ley de nuestro
Dios, pueblo de Gomorra. 11 ¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de
vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de
animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos.
12 ¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de
mí para hollar mis atrios? 13 No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es
abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo
sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes. 14 Vuestras lunas nuevas y
vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas;
cansado estoy de soportarlas. 15 Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé
de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré;
llenas están de sangre vuestras manos. 16 Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad
de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; 17 aprended a
hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al
huérfano, amparad a la viuda.
18 Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como
la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí,
vendrán a ser como blanca lana. 19 Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de
la tierra; 20 si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada;
porque la boca de Jehová lo ha dicho.
Juicio y redención de Jerusalén
21 ¿Cómo te has convertido en ramera, oh ciudad fiel? Llena estuvo de justicia,
en ella habitó la equidad; pero ahora, los homicidas. 22 Tu plata se ha
convertido en escorias, tu vino está mezclado con agua. 23 Tus príncipes,
prevaricadores y compañeros de ladrones; todos aman el soborno, y van tras las
recompensas; no hacen justicia al huérfano, ni llega a ellos la causa de la
viuda.
24 Por tanto, dice el Señor, Jehová de los ejércitos, el Fuerte de Israel: Ea,
tomaré satisfacción de mis enemigos, me vengaré de mis adversarios; 25 y volveré
mi mano contra ti, y limpiaré hasta lo más puro tus escorias, y quitaré toda tu
impureza. 26 Restauraré tus jueces como al principio, y tus consejeros como eran
antes; entonces te llamarán Ciudad de justicia, Ciudad fiel.
27 Sion será rescatada con juicio, y los convertidos de ella con justicia. 28
Pero los rebeldes y pecadores a una serán quebrantados, y los que dejan a Jehová
serán consumidos. 29 Entonces os avergonzarán las encinas que amasteis, y os
afrentarán los huertos que escogisteis. 30 Porque seréis como encina a la que se
le cae la hoja, y como huerto al que le faltan las aguas. 31 Y el fuerte será
como estopa, y lo que hizo como centella; y ambos serán encendidos juntamente, y
no habrá quien apague.
Reinado universal de Jehová
(Mi. 4. 1-3)
ISAÍAS 2
1 Lo que vio Isaías hijo de Amoz acerca de Judá y de Jerusalén.
2 Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la
casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y
correrán a él todas las naciones. 3 Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y
subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus
caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de
Jerusalén la palabra de Jehová. 4 Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a
muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces;
no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.
Juicio de Jehová contra los soberbios
5 Venid, oh casa de Jacob, y caminaremos a la luz de Jehová. 6 Ciertamente tú
has dejado tu pueblo, la casa de Jacob, porque están llenos de costumbres
traídas del oriente, y de agoreros, como los filisteos; y pactan con hijos de
extranjeros. 7 Su tierra está llena de plata y oro, sus tesoros no tienen fin.
También está su tierra llena de caballos, y sus carros son innumerables. 8
Además su tierra está llena de ídolos, y se han arrodillado ante la obra de sus
manos y ante lo que fabricaron sus dedos. 9 Y se ha inclinado el hombre, y el
varón se ha humillado; por tanto, no los perdones. 10 Métete en la peña,
escóndete en el polvo, de la presencia temible de Jehová, y del resplandor de su
majestad. 11 La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de
los hombres será humillada; y Jehová solo será exaltado en aquel día. 12 Porque
día de Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, sobre todo
enaltecido, y será abatido; 13 sobre todos los cedros del Líbano altos y
erguidos, y sobre todas las encinas de Basán; 14 sobre todos los montes altos, y
sobre todos los collados elevados; 15 sobre toda torre alta, y sobre todo muro
fuerte; 16 sobre todas las naves de Tarsis, y sobre todas las pinturas
preciadas. 17 La altivez del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres
será humillada; y solo Jehová será exaltado en aquel día. 18 Y quitará
totalmente los ídolos. 19 Y se meterán en las cavernas de las peñas y en las
aberturas de la tierra, por la presencia temible de Jehová, y por el resplandor
de su majestad, cuando él se levante para castigar la tierra.
20 Aquel día arrojará el hombre a los topos y murciélagos sus ídolos de plata y
sus ídolos de oro, que le hicieron para que adorase, 21 y se meterá en las
hendiduras de las rocas y en las cavernas de las peñas, por la presencia
formidable de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando se levante para
castigar la tierra. 22 Dejaos del hombre, cuyo aliento está en su nariz; porque
¿de qué es él estimado?
Juicio de Jehová contra Judá y Jerusalén
ISAÍAS 3
1 Porque he aquí que el Señor Jehová de los ejércitos quita de Jerusalén y de
Judá al sustentador y al fuerte, todo sustento de pan y todo socorro de agua; 2
el valiente y el hombre de guerra, el juez y el profeta, el adivino y el
anciano; 3 el capitán de cincuenta y el hombre de respeto, el consejero, el
artífice excelente y el hábil orador. 4 Y les pondré jóvenes por príncipes, y
muchachos serán sus señores. 5 Y el pueblo se hará violencia unos a otros, cada
cual contra su vecino; el joven se levantará contra el anciano, y el villano
contra el noble.
6 Cuando alguno tomare de la mano a su hermano, de la familia de su padre, y le
dijere: Tú tienes vestido, tú serás nuestro príncipe, y toma en tus manos esta
ruina; 7 él jurará aquel día, diciendo: No tomaré ese cuidado; porque en mi casa
ni hay pan, ni qué vestir; no me hagáis príncipe del pueblo. 8 Pues arruinada
está Jerusalén, y Judá ha caído; porque la lengua de ellos y sus obras han sido
contra Jehová para irritar los ojos de su majestad.
9 La apariencia de sus rostros testifica contra ellos; porque como Sodoma
publican su pecado, no lo disimulan. ¡Ay del alma de ellos! porque amontonaron
mal para sí. 10 Decid al justo que le irá bien, porque comerá de los frutos de
sus manos. 11 ¡Ay del impío! Mal le irá, porque según las obras de sus manos le
será pagado. 12 Los opresores de mi pueblo son muchachos, y mujeres se
enseñorearon de él. Pueblo mío, los que te guían te engañan, y tuercen el curso
de tus caminos.
13 Jehová está en pie para litigar, y está para juzgar a los pueblos. 14 Jehová
vendrá a juicio contra los ancianos de su pueblo y contra sus príncipes; porque
vosotros habéis devorado la viña, y el despojo del pobre está en vuestras casas.
15 ¿Qué pensáis vosotros que majáis mi pueblo y moléis las caras de los pobres?
dice el Señor, Jehová de los ejércitos.
Juicio contra las hijas de Sion
16 Asimismo dice Jehová: Por cuanto las hijas de Sion se ensoberbecen, y andan
con cuello erguido y con ojos desvergonzados; cuando andan van danzando, y
haciendo son con los pies; 17 por tanto, el Señor raerá la cabeza de las hijas
de Sion, y Jehová descubrirá sus vergüenzas.
18 Aquel día quitará el Señor el atavío del calzado, las redecillas, las
lunetas, 19 los collares, los pendientes y los brazaletes, 20 las cofias, los
atavíos de las piernas, los partidores del pelo, los pomitos de olor y los
zarcillos, 21 los anillos, y los joyeles de las narices, 22 las ropas de gala,
los mantoncillos, los velos, las bolsas, 23 los espejos, el lino fino, las gasas
y los tocados. 24 Y en lugar de los perfumes aromáticos vendrá hediondez; y
cuerda en lugar de cinturón, y cabeza rapada en lugar de la compostura del
cabello; en lugar de ropa de gala ceñimiento de cilicio, y quemadura en vez de
hermosura. 25 Tus varones caerán a espada, y tu fuerza en la guerra. 26 Sus
puertas se entristecerán y enlutarán, y ella, desamparada, se sentará en tierra.
ISAÍAS 4
1 Echarán mano de un hombre siete mujeres en aquel tiempo, diciendo: Nosotras
comeremos de nuestro pan, y nos vestiremos de nuestras ropas; solamente
permítenos llevar tu nombre, quita nuestro oprobio.
Futuro glorioso de Jerusalén
2 En aquel tiempo el renuevo de Jehová será para hermosura y gloria, y el fruto
de la tierra para grandeza y honra, a los sobrevivientes de Israel. 3 Y
acontecerá que el que quedare en Sion, y el que fuere dejado en Jerusalén, será
llamado santo; todos los que en Jerusalén estén registrados entre los vivientes,
4 cuando el Señor lave las inmundicias de las hijas de Sion, y limpie la sangre
de Jerusalén de en medio de ella, con espíritu de juicio y con espíritu de
devastación. 5 Y creará Jehová sobre toda la morada del monte de Sion, y sobre
los lugares de sus convocaciones, nube y oscuridad de día, y de noche resplandor
de fuego que eche llamas; porque sobre toda gloria habrá un dosel, 6 y habrá un
abrigo para sombra contra el calor del día, para refugio y escondedero contra el
turbión y contra el aguacero.
Parábola de la viña
ISAÍAS 5
1 Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una
viña en una ladera fértil. 2 La había cercado y despedregado y plantado de vides
escogidas; había edificado en medio de ella una torre, y hecho también en ella
un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres.
3 Ahora, pues, vecinos de Jerusalén y varones de Judá, juzgad ahora entre mí y
mi viña. 4 ¿Qué más se podía hacer a mi viña, que yo no haya hecho en ella?
¿Cómo, esperando yo que diese uvas, ha dado uvas silvestres?
5 Os mostraré, pues, ahora lo que haré yo a mi viña: Le quitaré su vallado, y
será consumida; aportillaré su cerca, y será hollada. 6 Haré que quede desierta;
no será podada ni cavada, y crecerán el cardo y los espinos; y aun a las nubes
mandaré que no derramen lluvia sobre ella. 7 Ciertamente la viña de Jehová de
los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta deliciosa suya.
Esperaba juicio, y he aquí vileza; justicia, y he aquí clamor.
Ayes sobre los malvados
8 ¡Ay de los que juntan casa a casa, y añaden heredad a heredad hasta ocuparlo
todo! ¿Habitaréis vosotros solos en medio de la tierra? 9 Ha llegado a mis oídos
de parte de Jehová de los ejércitos, que las muchas casas han de quedar
asoladas, sin morador las grandes y hermosas. 10 Y diez yugadas de viña
producirán un bato, y un homer de semilla producirá un efa.
11 ¡Ay de los que se levantan de mañana para seguir la embriaguez; que se están
hasta la noche, hasta que el vino los enciende! 12 Y en sus banquetes hay arpas,
vihuelas, tamboriles, flautas y vino, y no miran la obra de Jehová, ni
consideran la obra de sus manos. 13 Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo,
porque no tuvo conocimiento; y su gloria pereció de hambre, y su multitud se
secó de sed. 14 Por eso ensanchó su interior el Seol, y sin medida extendió su
boca; y allá descenderá la gloria de ellos, y su multitud, y su fausto, y el que
en él se regocijaba. 15 Y el hombre será humillado, y el varón será abatido, y
serán bajados los ojos de los altivos. 16 Pero Jehová de los ejércitos será
exaltado en juicio, y el Dios Santo será santificado con justicia. 17 Y los
corderos serán apacentados según su costumbre; y extraños devorarán los campos
desolados de los ricos.
18 ¡Ay de los que traen la iniquidad con cuerdas de vanidad, y el pecado como
con coyundas de carreta, 19 los cuales dicen: Venga ya, apresúrese su obra, y
veamos; acérquese, y venga el consejo del Santo de Israel, para que lo sepamos!
20 ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz
tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por
amargo! 21 ¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes
delante de sí mismos! 22 ¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres
fuertes para mezclar bebida; 23 los que justifican al impío mediante cohecho, y
al justo quitan su derecho!
24 Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la
paja, así será su raíz como podredumbre, y su flor se desvanecerá como polvo;
porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del
Santo de Israel. 25 Por esta causa se encendió el furor de Jehová contra su
pueblo, y extendió contra él su mano, y le hirió; y se estremecieron los montes,
y sus cadáveres fueron arrojados en medio de las calles. Con todo esto no ha
cesado su furor, sino que todavía su mano está extendida.
26 Alzará pendón a naciones lejanas, y silbará al que está en el extremo de la
tierra; y he aquí que vendrá pronto y velozmente. 27 No habrá entre ellos
cansado, ni quien tropiece; ninguno se dormirá, ni le tomará sueño; a ninguno se
le desatará el cinto de los lomos, ni se le romperá la correa de sus sandalias.
28 Sus saetas estarán afiladas, y todos sus arcos entesados; los cascos de sus
caballos parecerán como de pedernal, y las ruedas de sus carros como torbellino.
29 Su rugido será como de león; rugirá a manera de leoncillo, crujirá los
dientes, y arrebatará la presa; se la llevará con seguridad, y nadie se la
quitará. 30 Y bramará sobre él en aquel día como bramido del mar; entonces
mirará hacia la tierra, y he aquí tinieblas de tribulación, y en sus cielos se
oscurecerá la luz.
Visión y llamamiento de Isaías
ISAÍAS 6
1 En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y
sublime, y sus faldas llenaban el templo. 2 Por encima de él había serafines;
cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies,
y con dos volaban. 3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo,
Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. 4 Y los
quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa
se llenó de humo. 5 Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo
hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios
inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.
6 Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido,
tomado del altar con unas tenazas; 7 y tocando con él sobre mi boca, dijo: He
aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado. 8
Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por
nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí. 9 Y dijo: Anda, y di a
este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis. 10
Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para
que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se
convierta, y haya para él sanidad. 11 Y yo dije: ¿Hasta cuándo, Señor? Y
respondió él: Hasta que las ciudades estén asoladas y sin morador, y no haya
hombre en las casas, y la tierra esté hecha un desierto; 12 hasta que Jehová
haya echado lejos a los hombres, y multiplicado los lugares abandonados en medio
de la tierra. 13 Y si quedare aún en ella la décima parte, ésta volverá a ser
destruida; pero como el roble y la encina, que al ser cortados aún queda el
tronco, así será el tronco, la simiente santa.
Mensaje de Isaías a Acaz
ISAÍAS 7
1 Aconteció en los días de Acaz hijo de Jotam, hijo de Uzías, rey de Judá, que
Rezín rey de Siria y Peka hijo de Remalías, rey de Israel, subieron contra
Jerusalén para combatirla; pero no la pudieron tomar. 2 Y vino la nueva a la
casa de David, diciendo: Siria se ha confederado con Efraín. Y se le estremeció
el corazón, y el corazón de su pueblo, como se estremecen los árboles del monte
a causa del viento.
3 Entonces dijo Jehová a Isaías: Sal ahora al encuentro de Acaz, tú, y
Sear-jasub tu hijo, al extremo del acueducto del estanque de arriba, en el
camino de la heredad del Lavador, 4 y dile: Guarda, y repósate; no temas, ni se
turbe tu corazón a causa de estos dos cabos de tizón que humean, por el ardor de
la ira de Rezín y de Siria, y del hijo de Remalías. 5 Ha acordado maligno
consejo contra ti el sirio, con Efraín y con el hijo de Remalías, diciendo: 6
Vamos contra Judá y aterroricémosla, y repartámosla entre nosotros, y pongamos
en medio de ella por rey al hijo de Tabeel. 7 Por tanto, Jehová el Señor dice
así: No subsistirá, ni será. 8 Porque la cabeza de Siria es Damasco, y la cabeza
de Damasco, Rezín; y dentro de sesenta y cinco años Efraín será quebrantado
hasta dejar de ser pueblo. 9 Y la cabeza de Efraín es Samaria, y la cabeza de
Samaria el hijo de Remalías. Si vosotros no creyereis, de cierto no
permaneceréis.
10 Habló también Jehová a Acaz, diciendo: 11 Pide para ti señal de Jehová tu
Dios, demandándola ya sea de abajo en lo profundo, o de arriba en lo alto. 12 Y
respondió Acaz: No pediré, y no tentaré a Jehová. 13 Dijo entonces Isaías: Oíd
ahora, casa de David. ¿Os es poco el ser molestos a los hombres, sino que
también lo seáis a mi Dios? 14 Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí
que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel. 15
Comerá mantequilla y miel, hasta que sepa desechar lo malo y escoger lo bueno.
16 Porque antes que el niño sepa desechar lo malo y escoger lo bueno, la tierra
de los dos reyes que tú temes será abandonada. 17 Jehová hará venir sobre ti,
sobre tu pueblo y sobre la casa de tu padre, días cuales nunca vinieron desde el
día que Efraín se apartó de Judá, esto es, al rey de Asiria.
18 Y acontecerá que aquel día silbará Jehová a la mosca que está en el fin de
los ríos de Egipto, y a la abeja que está en la tierra de Asiria; 19 y vendrán y
acamparán todos en los valles desiertos, y en las cavernas de las piedras, y en
todos los zarzales, y en todas las matas.
20 En aquel día el Señor raerá con navaja alquilada, con los que habitan al otro
lado del río, esto es, con el rey de Asiria, cabeza y pelo de los pies, y aun la
barba también quitará. 21 Acontecerá en aquel tiempo, que criará un hombre una
vaca y dos ovejas; 22 y a causa de la abundancia de leche que darán, comerá
mantequilla; ciertamente mantequilla y miel comerá el que quede en medio de la
tierra.
23 Acontecerá también en aquel tiempo, que el lugar donde había mil vides que
valían mil siclos de plata, será para espinos y cardos. 24 Con saetas y arco
irán allá, porque toda la tierra será espinos y cardos. 25 Y a todos los montes
que se cavaban con azada, no llegarán allá por el temor de los espinos y de los
cardos, sino que serán para pasto de bueyes y para ser hollados de los ganados.
Sea Jehová vuestro temor
ISAÍAS 8
1 Me dijo Jehová: Toma una tabla grande, y escribe en ella con caracteres
legibles tocante a Maher-salal-hasbaz. 2 Y junté conmigo por testigos fieles al
sacerdote Urías y a Zacarías hijo de Jeberequías. 3 Y me llegué a la profetisa,
la cual concibió, y dio a luz un hijo. Y me dijo Jehová: Ponle por nombre
Maher-salal-hasbaz. 4 Porque antes que el niño sepa decir: Padre mío, y Madre
mía, será quitada la riqueza de Damasco y los despojos de Samaria delante del
rey de Asiria. 5 Otra vez volvió Jehová a hablarme, diciendo: 6 Por cuanto
desechó este pueblo las aguas de Siloé, que corren mansamente, y se regocijó con
Rezín y con el hijo de Remalías; 7 he aquí, por tanto, que el Señor hace subir
sobre ellos aguas de ríos, impetuosas y muchas, esto es, al rey de Asiria con
todo su poder; el cual subirá sobre todos sus ríos, y pasará sobre todas sus
riberas; 8 y pasando hasta Judá, inundará y pasará adelante, y llegará hasta la
garganta; y extendiendo sus alas, llenará la anchura de tu tierra, oh Emanuel.
9 Reuníos, pueblos, y seréis quebrantados; oíd, todos los que sois de lejanas
tierras; ceñíos, y seréis quebrantados; disponeos, y seréis quebrantados. 10
Tomad consejo, y será anulado; proferid palabra, y no será firme, porque Dios
está con nosotros.
11 Porque Jehová me dijo de esta manera con mano fuerte, y me enseñó que no
caminase por el camino de este pueblo, diciendo: 12 No llaméis conspiración a
todas las cosas que este pueblo llama conspiración; ni temáis lo que ellos
temen, ni tengáis miedo. 13 A Jehová de los ejércitos, a él santificad; sea él
vuestro temor, y él sea vuestro miedo. 14 Entonces él será por santuario; pero a
las dos casas de Israel, por piedra para tropezar, y por tropezadero para caer,
y por lazo y por red al morador de Jerusalén. 15 Y muchos tropezarán entre
ellos, y caerán, y serán quebrantados; y se enredarán y serán apresados.
16 Ata el testimonio, sella la ley entre mis discípulos. 17 Esperaré, pues, a
Jehová, el cual escondió su rostro de la casa de Jacob, y en él confiaré. 18 He
aquí, yo y los hijos que me dio Jehová somos por señales y presagios en Israel,
de parte de Jehová de los ejércitos, que mora en el monte de Sion. 19 Y si os
dijeren: Preguntad a los encantadores y a los adivinos, que susurran hablando,
responded: ¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos por los
vivos? 20 ¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no
les ha amanecido. 21 Y pasarán por la tierra fatigados y hambrientos, y
acontecerá que teniendo hambre, se enojarán y maldecirán a su rey y a su Dios,
levantando el rostro en alto. 22 Y mirarán a la tierra, y he aquí tribulación y
tinieblas, oscuridad y angustia; y serán sumidos en las tinieblas.
Nacimiento y reinado del Mesías
ISAÍAS 9
1 Mas no habrá siempre oscuridad para la que está ahora en angustia, tal como la
aflicción que le vino en el tiempo que livianamente tocaron la primera vez a la
tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí; pues al fin llenará de gloria el
camino del mar, de aquel lado del Jordán, en Galilea de los gentiles. 2 El
pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra
de muerte, luz resplandeció sobre ellos. 3 Multiplicaste la gente, y aumentaste
la alegría. Se alegrarán delante de ti como se alegran en la siega, como se
gozan cuando reparten despojos. 4 Porque tú quebraste su pesado yugo, y la vara
de su hombro, y el cetro de su opresor, como en el día de Madián. 5 Porque todo
calzado que lleva el guerrero en el tumulto de la batalla, y todo manto
revolcado en sangre, serán quemados, pasto del fuego. 6 Porque un niño nos es
nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su
nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. 7 Lo
dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y
sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde
ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.
La ira de Jehová contra Israel
8 El Señor envió palabra a Jacob, y cayó en Israel. 9 Y la sabrá todo el pueblo,
Efraín y los moradores de Samaria, que con soberbia y con altivez de corazón
dicen: 10 Los ladrillos cayeron, pero edificaremos de cantería; cortaron los
cabrahigos, pero en su lugar pondremos cedros. 11 Pero Jehová levantará los
enemigos de Rezín contra él, y juntará a sus enemigos; 12 del oriente los
sirios, y los filisteos del poniente; y a boca llena devorarán a Israel. Ni con
todo eso ha cesado su furor, sino que todavía su mano está extendida.
13 Pero el pueblo no se convirtió al que lo castigaba, ni buscó a Jehová de los
ejércitos. 14 Y Jehová cortará de Israel cabeza y cola, rama y caña en un mismo
día. 15 El anciano y venerable de rostro es la cabeza; el profeta que enseña
mentira, es la cola. 16 Porque los gobernadores de este pueblo son engañadores,
y sus gobernados se pierden. 17 Por tanto, el Señor no tomará contentamiento en
sus jóvenes, ni de sus huérfanos y viudas tendrá misericordia; porque todos son
falsos y malignos, y toda boca habla despropósitos. Ni con todo esto ha cesado
su furor, sino que todavía su mano está extendida.
18 Porque la maldad se encendió como fuego, cardos y espinos devorará; y se
encenderá en lo espeso del bosque, y serán alzados como remolinos de humo. 19
Por la ira de Jehová de los ejércitos se oscureció la tierra, y será el pueblo
como pasto del fuego; el hombre no tendrá piedad de su hermano. 20 Cada uno
hurtará a la mano derecha, y tendrá hambre, y comerá a la izquierda, y no se
saciará; cada cual comerá la carne de su brazo; 21 Manasés a Efraín, y Efraín a
Manasés, y ambos contra Judá. Ni con todo esto ha cesado su furor, sino que
todavía su mano está extendida.
ISAÍAS 10
1 ¡Ay de los que dictan leyes injustas, y prescriben tiranía, 2 para apartar del
juicio a los pobres, y para quitar el derecho a los afligidos de mi pueblo; para
despojar a las viudas, y robar a los huérfanos! 3 ¿Y qué haréis en el día del
castigo? ¿A quién os acogeréis para que os ayude, cuando venga de lejos el
asolamiento? ¿En dónde dejaréis vuestra gloria? 4 Sin mí se inclinarán entre los
presos, y entre los muertos caerán. Ni con todo esto ha cesado su furor, sino
que todavía su mano está extendida.
Asiria, instrumento de Dios
5 Oh Asiria, vara y báculo de mi furor, en su mano he puesto mi ira. 6 Le
mandaré contra una nación pérfida, y sobre el pueblo de mi ira le enviaré, para
que quite despojos, y arrebate presa, y lo ponga para ser hollado como lodo de
las calles. 7 Aunque él no lo pensará así, ni su corazón lo imaginará de esta
manera, sino que su pensamiento será desarraigar y cortar naciones no pocas. 8
Porque él dice: Mis príncipes, ¿no son todos reyes? 9 ¿No es Calno como
Carquemis, Hamat como Arfad, y Samaria como Damasco? 10 Como halló mi mano los
reinos de los ídolos, siendo sus imágenes más que las de Jerusalén y de Samaria;
11 como hice a Samaria y a sus ídolos, ¿no haré también así a Jerusalén y a sus
ídolos?
12 Pero acontecerá que después que el Señor haya acabado toda su obra en el
monte de Sion y en Jerusalén, castigará el fruto de la soberbia del corazón del
rey de Asiria, y la gloria de la altivez de sus ojos. 13 Porque dijo: Con el
poder de mi mano lo he hecho, y con mi sabiduría, porque he sido prudente; quité
los territorios de los pueblos, y saqueé sus tesoros, y derribé como valientes a
los que estaban sentados; 14 y halló mi mano como nido las riquezas de los
pueblos; y como se recogen los huevos abandonados, así me apoderé yo de toda la
tierra; y no hubo quien moviese ala, ni abriese boca y graznase.
15 ¿Se gloriará el hacha contra el que con ella corta? ¿Se ensoberbecerá la
sierra contra el que la mueve? ¡Como si el báculo levantase al que lo levanta;
como si levantase la vara al que no es leño! 16 Por esto el Señor, Jehová de los
ejércitos, enviará debilidad sobre sus robustos, y debajo de su gloria encenderá
una hoguera como ardor de fuego. 17 Y la luz de Israel será por fuego, y su
Santo por llama, que abrase y consuma en un día sus cardos y sus espinos. 18 La
gloria de su bosque y de su campo fértil consumirá totalmente, alma y cuerpo, y
vendrá a ser como abanderado en derrota. 19 Y los árboles que queden en su
bosque serán en número que un niño los pueda contar.
20 Acontecerá en aquel tiempo, que los que hayan quedado de Israel y los que
hayan quedado de la casa de Jacob, nunca más se apoyarán en el que los hirió,
sino que se apoyarán con verdad en Jehová, el Santo de Israel. 21 El remanente
volverá, el remanente de Jacob volverá al Dios fuerte. 22 Porque si tu pueblo,
oh Israel, fuere como las arenas del mar, el remanente de él volverá; la
destrucción acordada rebosará justicia. 23 Pues el Señor, Jehová de los
ejércitos, hará consumación ya determinada en medio de la tierra.
24 Por tanto el Señor, Jehová de los ejércitos, dice así: Pueblo mío, morador de
Sion, no temas de Asiria. Con vara te herirá, y contra ti alzará su palo, a la
manera de Egipto; 25 mas de aquí a muy poco tiempo se acabará mi furor y mi
enojo, para destrucción de ellos. 26 Y levantará Jehová de los ejércitos azote
contra él como la matanza de Madián en la peña de Oreb, y alzará su vara sobre
el mar como hizo por la vía de Egipto. 27 Acontecerá en aquel tiempo que su
carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá a
causa de la unción.
28 Vino hasta Ajat, pasó hasta Migrón; en Micmas contará su ejército. 29 Pasaron
el vado; se alojaron en Geba; Ramá tembló; Gabaa de Saúl huyó. 30 Grita en alta
voz, hija de Galim; haz que se oiga hacia Lais, pobrecilla Anatot. 31 Madmena se
alborotó; los moradores de Gebim huyen. 32 Aún vendrá día cuando reposará en
Nob; alzará su mano al monte de la hija de Sion, al collado de Jerusalén. 33 He
aquí el Señor, Jehová de los ejércitos, desgajará el ramaje con violencia, y los
árboles de gran altura serán cortados, y los altos serán humillados. 34 Y
cortará con hierro la espesura del bosque, y el Líbano caerá con estruendo.
Reinado justo del Mesías
ISAÍAS 11
1 Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. 2 Y
reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de
inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de
temor de Jehová. 3 Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No
juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; 4
sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos
de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de
sus labios matará al impío. 5 Y será la justicia cinto de sus lomos, y la
fidelidad ceñidor de su cintura.
6 Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el
becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los
pastoreará. 7 La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león
como el buey comerá paja. 8 Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid,
y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. 9 No
harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del
conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar.
10 Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por
pendón a los pueblos, será buscada por las gentes; y su habitación será
gloriosa.
11 Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que Jehová alzará otra vez su mano para
recobrar el remanente de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros,
Etiopía, Elam, Sinar y Hamat, y en las costas del mar. 12 Y levantará pendón a
las naciones, y juntará los desterrados de Israel, y reunirá los esparcidos de
Judá de los cuatro confines de la tierra. 13 Y se disipará la envidia de Efraín,
y los enemigos de Judá serán destruidos. Efraín no tendrá envidia de Judá, ni
Judá afligirá a Efraín; 14 sino que volarán sobre los hombros de los filisteos
al occidente, saquearán también a los de oriente; Edom y Moab les servirán, y
los hijos de Amón los obedecerán. 15 Y secará Jehová la lengua del mar de
Egipto; y levantará su mano con el poder de su espíritu sobre el río, y lo
herirá en sus siete brazos, y hará que pasen por él con sandalias. 16 Y habrá
camino para el remanente de su pueblo, el que quedó de Asiria, de la manera que
lo hubo para Israel el día que subió de la tierra de Egipto.
Cántico de acción de gracias
ISAÍAS 12
1 En aquel día dirás: Cantaré a ti, oh Jehová; pues aunque te enojaste contra
mí, tu indignación se apartó, y me has consolado. 2 He aquí Dios es salvación
mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová,
quien ha sido salvación para mí. 3 Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la
salvación. 4 Y diréis en aquel día: Cantad a Jehová, aclamad su nombre, haced
célebres en los pueblos sus obras, recordad que su nombre es engrandecido. 5
Cantad salmos a Jehová, porque ha hecho cosas magníficas; sea sabido esto por
toda la tierra. 6 Regocíjate y canta, oh moradora de Sion; porque grande es en
medio de ti el Santo de Israel.
Profecía sobre Babilonia
ISAÍAS 13
1 Profecía sobre Babilonia, revelada a Isaías hijo de Amoz.
2 Levantad bandera sobre un alto monte; alzad la voz a ellos, alzad la mano,
para que entren por puertas de príncipes. 3 Yo mandé a mis consagrados, asimismo
llamé a mis valientes para mi ira, a los que se alegran con mi gloria.
4 Estruendo de multitud en los montes, como de mucho pueblo; estruendo de ruido
de reinos, de naciones reunidas; Jehová de los ejércitos pasa revista a las
tropas para la batalla. 5 Vienen de lejana tierra, de lo postrero de los cielos,
Jehová y los instrumentos de su ira, para destruir toda la tierra.
6 Aullad, porque cerca está el día de Jehová; vendrá como asolamiento del
Todopoderoso. 7 Por tanto, toda mano se debilitará, y desfallecerá todo corazón
de hombre, 8 y se llenarán de terror; angustias y dolores se apoderarán de
ellos; tendrán dolores como mujer de parto; se asombrará cada cual al mirar a su
compañero; sus rostros, rostros de llamas.
9 He aquí el día de Jehová viene, terrible, y de indignación y ardor de ira,
para convertir la tierra en soledad, y raer de ella a sus pecadores. 10 Por lo
cual las estrellas de los cielos y sus luceros no darán su luz; y el sol se
oscurecerá al nacer, y la luna no dará su resplandor. 11 Y castigaré al mundo
por su maldad, y a los impíos por su iniquidad; y haré que cese la arrogancia de
los soberbios, y abatiré la altivez de los fuertes. 12 Haré más precioso que el
oro fino al varón, y más que el oro de Ofir al hombre. 13 Porque haré estremecer
los cielos, y la tierra se moverá de su lugar, en la indignación de Jehová de
los ejércitos, y en el día del ardor de su ira. 14 Y como gacela perseguida, y
como oveja sin pastor, cada cual mirará hacia su pueblo, y cada uno huirá a su
tierra. 15 Cualquiera que sea hallado será alanceado; y cualquiera que por ellos
sea tomado, caerá a espada. 16 Sus niños serán estrellados delante de ellos; sus
casas serán saqueadas, y violadas sus mujeres. 17 He aquí que yo despierto
contra ellos a los medos, que no se ocuparán de la plata, ni codiciarán oro. 18
Con arco tirarán a los niños, y no tendrán misericordia del fruto del vientre,
ni su ojo perdonará a los hijos. 19 Y Babilonia, hermosura de reinos y ornamento
de la grandeza de los caldeos, será como Sodoma y Gomorra, a las que trastornó
Dios. 20 Nunca más será habitada, ni se morará en ella de generación en
generación; ni levantará allí tienda el árabe, ni pastores tendrán allí majada;
21 sino que dormirán allí las fieras del desierto, y sus casas se llenarán de
hurones; allí habitarán avestruces, y allí saltarán las cabras salvajes. 22 En
sus palacios aullarán hienas, y chacales en sus casas de deleite; y cercano a
llegar está su tiempo, y sus días no se alargarán.
Escarnio contra el rey de Babilonia
ISAÍAS 14
1 Porque Jehová tendrá piedad de Jacob, y todavía escogerá a Israel, y lo hará
reposar en su tierra; y a ellos se unirán extranjeros, y se juntarán a la
familia de Jacob. 2 Y los tomarán los pueblos, y los traerán a su lugar; y la
casa de Israel los poseerá por siervos y criadas en la tierra de Jehová; y
cautivarán a los que los cautivaron, y señorearán sobre los que los oprimieron.
3 Y en el día que Jehová te dé reposo de tu trabajo y de tu temor, y de la dura
servidumbre en que te hicieron servir, 4 pronunciarás este proverbio contra el
rey de Babilonia, y dirás: ¡Cómo paró el opresor, cómo acabó la ciudad codiciosa
de oro! 5 Quebrantó Jehová el báculo de los impíos, el cetro de los señores; 6
el que hería a los pueblos con furor, con llaga permanente, el que se
enseñoreaba de las naciones con ira, y las perseguía con crueldad. 7 Toda la
tierra está en reposo y en paz; se cantaron alabanzas. 8 Aun los cipreses se
regocijaron a causa de ti, y los cedros del Líbano, diciendo: Desde que tú
pereciste, no ha subido cortador contra nosotros. 9 El Seol abajo se espantó de
ti; despertó muertos que en tu venida saliesen a recibirte, hizo levantar de sus
sillas a todos los príncipes de la tierra, a todos los reyes de las naciones. 10
Todos ellos darán voces, y te dirán: ¿Tú también te debilitaste como nosotros, y
llegaste a ser como nosotros? 11 Descendió al Seol tu soberbia, y el sonido de
tus arpas; gusanos serán tu cama, y gusanos te cubrirán.
12 ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por
tierra, tú que debilitabas a las naciones. 13 Tú que decías en tu corazón:
Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono,
y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; 14 sobre las
alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. 15 Mas tú derribado
eres hasta el Seol, a los lados del abismo. 16 Se inclinarán hacia ti los que te
vean, te contemplarán, diciendo: ¿Es éste aquel varón que hacía temblar la
tierra, que trastornaba los reinos; 17 que puso el mundo como un desierto, que
asoló sus ciudades, que a sus presos nunca abrió la cárcel? 18 Todos los reyes
de las naciones, todos ellos yacen con honra cada uno en su morada; 19 pero tú
echado eres de tu sepulcro como vástago abominable, como vestido de muertos
pasados a espada, que descendieron al fondo de la sepultura; como cuerpo muerto
hollado. 20 No serás contado con ellos en la sepultura; porque tú destruiste tu
tierra, mataste a tu pueblo. No será nombrada para siempre la descendencia de
los malignos. 21 Preparad sus hijos para el matadero, por la maldad de sus
padres; no se levanten, ni posean la tierra, ni llenen de ciudades la faz del
mundo.
22 Porque yo me levantaré contra ellos, dice Jehová de los ejércitos, y raeré de
Babilonia el nombre y el remanente, hijo y nieto, dice Jehová. 23 Y la
convertiré en posesión de erizos, y en lagunas de agua; y la barreré con escobas
de destrucción, dice Jehová de los ejércitos.
Asiria será destruida
24 Jehová de los ejércitos juró diciendo: Ciertamente se hará de la manera que
lo he pensado, y será confirmado como lo he determinado; 25 que quebrantaré al
asirio en mi tierra, y en mis montes lo hollaré; y su yugo será apartado de
ellos, y su carga será quitada de su hombro. 26 Este es el consejo que está
acordado sobre toda la tierra, y esta, la mano extendida sobre todas las
naciones. 27 Porque Jehová de los ejércitos lo ha determinado, ¿y quién lo
impedirá? Y su mano extendida, ¿quién la hará retroceder?
Profecía sobre Filistea
28 En el año que murió el rey Acaz fue esta profecía: 29 No te alegres tú,
Filistea toda, por haberse quebrado la vara del que te hería; porque de la raíz
de la culebra saldrá áspid, y su fruto, serpiente voladora. 30 Y los
primogénitos de los pobres serán apacentados, y los menesterosos se acostarán
confiados; mas yo haré morir de hambre tu raíz, y destruiré lo que de ti
quedare. 31 Aúlla, oh puerta; clama, oh ciudad; disuelta estás toda tú,
Filistea; porque humo vendrá del norte, no quedará uno solo en sus asambleas. 32
¿Y qué se responderá a los mensajeros de las naciones? Que Jehová fundó a Sion,
y que a ella se acogerán los afligidos de su pueblo.
Profecía sobre Moab
ISAÍAS 15
1 Profecía sobre Moab. Cierto, de noche fue destruida Ar de Moab, puesta en
silencio. Cierto, de noche fue destruida Kir de Moab, reducida a silencio. 2
Subió a Bayit y a Dibón, lugares altos, a llorar; sobre Nebo y sobre Medeba
aullará Moab; toda cabeza de ella será rapada, y toda barba rasurada. 3 Se
ceñirán de cilicio en sus calles; en sus terrados y en sus plazas aullarán
todos, deshaciéndose en llanto. 4 Hesbón y Eleale gritarán, hasta Jahaza se oirá
su voz; por lo que aullarán los guerreros de Moab, se lamentará el alma de cada
uno dentro de él. 5 Mi corazón dará gritos por Moab; sus fugitivos huirán hasta
Zoar, como novilla de tres años. Por la cuesta de Luhit subirán llorando, y
levantarán grito de quebrantamiento por el camino de Horonaim. 6 Las aguas de
Nimrim serán consumidas, y se secará la hierba, se marchitarán los retoños, todo
verdor perecerá. 7 Por tanto, las riquezas que habrán adquirido, y las que
habrán reservado, las llevarán al torrente de los sauces. 8 Porque el llanto
rodeó los límites de Moab; hasta Eglaim llegó su alarido, y hasta Beer-elim su
clamor. 9 Y las aguas de Dimón se llenarán de sangre; porque yo traeré sobre
Dimón males mayores, leones a los que escaparen de Moab, y a los sobrevivientes
de la tierra.
ISAÍAS 16
1 Enviad cordero al señor de la tierra, desde Sela del desierto al monte de la
hija de Sion. 2 Y cual ave espantada que huye de su nido, así serán las hijas de
Moab en los vados de Arnón. 3 Reúne consejo, haz juicio; pon tu sombra en medio
del día como la noche; esconde a los desterrados, no entregues a los que andan
errantes. 4 Moren contigo mis desterrados, oh Moab; sé para ellos escondedero de
la presencia del devastador; porque el atormentador fenecerá, el devastador
tendrá fin, el pisoteador será consumido de sobre la tierra. 5 Y se dispondrá el
trono en misericordia; y sobre él se sentará firmemente, en el tabernáculo de
David, quien juzgue y busque el juicio, y apresure la justicia.
6 Hemos oído la soberbia de Moab; muy grandes son su soberbia, su arrogancia y
su altivez; pero sus mentiras no serán firmes. 7 Por tanto, aullará Moab, todo
él aullará; gemiréis en gran manera abatidos, por las tortas de uvas de
Kir-hareset.
8 Porque los campos de Hesbón fueron talados, y las vides de Sibma; señores de
naciones pisotearon sus generosos sarmientos; habían llegado hasta Jazer, y se
habían extendido por el desierto; se extendieron sus plantas, pasaron el mar. 9
Por lo cual lamentaré con lloro de Jazer por la viña de Sibma; te regaré con mis
lágrimas, oh Hesbón y Eleale; porque sobre tus cosechas y sobre tu siega caerá
el grito de guerra. 10 Quitado es el gozo y la alegría del campo fértil; en las
viñas no cantarán, ni se regocijarán; no pisará vino en los lagares el pisador;
he hecho cesar el grito del lagarero. 11 Por tanto, mis entrañas vibrarán como
arpa por Moab, y mi corazón por Kir-hareset. 12 Y cuando apareciere Moab cansado
sobre los lugares altos, cuando venga a su santuario a orar, no le valdrá.
13 Esta es la palabra que pronunció Jehová sobre Moab desde aquel tiempo; 14
pero ahora Jehová ha hablado, diciendo: Dentro de tres años, como los años de un
jornalero, será abatida la gloria de Moab, con toda su gran multitud; y los
sobrevivientes serán pocos, pequeños y débiles.
Profecía sobre Damasco
ISAÍAS 17
1 Profecía sobre Damasco. He aquí que Damasco dejará de ser ciudad, y será
montón de ruinas. 2 Las ciudades de Aroer están desamparadas, en majadas se
convertirán; dormirán allí, y no habrá quien los espante. 3 Y cesará el socorro
de Efraín, y el reino de Damasco; y lo que quede de Siria será como la gloria de
los hijos de Israel, dice Jehová de los ejércitos.
Juicio sobre Israel
4 En aquel tiempo la gloria de Jacob se atenuará, y se enflaquecerá la grosura
de su carne. 5 Y será como cuando el segador recoge la mies, y con su brazo
siega las espigas; será también como el que recoge espigas en el valle de
Refaim. 6 Y quedarán en él rebuscos, como cuando sacuden el olivo; dos o tres
frutos en la punta de la rama, cuatro o cinco en sus ramas más fructíferas, dice
Jehová Dios de Israel.
7 En aquel día mirará el hombre a su Hacedor, y sus ojos contemplarán al Santo
de Israel. 8 Y no mirará a los altares que hicieron sus manos, ni mirará a lo
que hicieron sus dedos, ni a los símbolos de Asera, ni a las imágenes del sol. 9
En aquel día sus ciudades fortificadas serán como los frutos que quedan en los
renuevos y en las ramas, los cuales fueron dejados a causa de los hijos de
Israel; y habrá desolación. 10 Porque te olvidaste del Dios de tu salvación, y
no te acordaste de la roca de tu refugio; por tanto, sembrarás plantas hermosas,
y plantarás sarmiento extraño. 11 El día que las plantes, las harás crecer, y
harás que su simiente brote de mañana; pero la cosecha será arrebatada en el día
de la angustia, y del dolor desesperado.
12 ¡Ay! multitud de muchos pueblos que harán ruido como estruendo del mar, y
murmullo de naciones que harán alboroto como bramido de muchas aguas. 13 Los
pueblos harán estrépito como de ruido de muchas aguas; pero Dios los reprenderá,
y huirán lejos; serán ahuyentados como el tamo de los montes delante del viento,
y como el polvo delante del torbellino. 14 Al tiempo de la tarde, he aquí la
turbación, pero antes de la mañana el enemigo ya no existe. Esta es la parte de
los que nos aplastan, y la suerte de los que nos saquean.
Profecía sobre Etiopía
ISAÍAS 18
1 ¡Ay de la tierra que hace sombra con las alas, que está tras los ríos de
Etiopía; 2 que envía mensajeros por el mar, y en naves de junco sobre las aguas!
Andad, mensajeros veloces, a la nación de elevada estatura y tez brillante, al
pueblo temible desde su principio y después, gente fuerte y conquistadora, cuya
tierra es surcada por ríos. 3 Vosotros, todos los moradores del mundo y
habitantes de la tierra, cuando se levante bandera en los montes, mirad; y
cuando se toque trompeta, escuchad.
4 Porque Jehová me dijo así: Me estaré quieto, y los miraré desde mi morada,
como sol claro después de la lluvia, como nube de rocío en el calor de la siega.
5 Porque antes de la siega, cuando el fruto sea perfecto, y pasada la flor se
maduren los frutos, entonces podará con podaderas las ramitas, y cortará y
quitará las ramas. 6 Y serán dejados todos para las aves de los montes y para
las bestias de la tierra; sobre ellos tendrán el verano las aves, e invernarán
todas las bestias de la tierra.
7 En aquel tiempo será traída ofrenda a Jehová de los ejércitos, del pueblo de
elevada estatura y tez brillante, del pueblo temible desde su principio y
después, gente fuerte y conquistadora, cuya tierra es surcada por ríos, al lugar
del nombre de Jehová de los ejércitos, al monte de Sion.
Profecía sobre Egipto
ISAÍAS 19
1 Profecía sobre Egipto. He aquí que Jehová monta sobre una ligera nube, y
entrará en Egipto; y los ídolos de Egipto temblarán delante de él, y
desfallecerá el corazón de los egipcios dentro de ellos. 2 Levantaré egipcios
contra egipcios, y cada uno peleará contra su hermano, cada uno contra su
prójimo; ciudad contra ciudad, y reino contra reino. 3 Y el espíritu de Egipto
se desvanecerá en medio de él, y destruiré su consejo; y preguntarán a sus
imágenes, a sus hechiceros, a sus evocadores y a sus adivinos. 4 Y entregaré a
Egipto en manos de señor duro, y rey violento se enseñoreará de ellos, dice el
Señor, Jehová de los ejércitos.
5 Y las aguas del mar faltarán, y el río se agotará y secará. 6 Y se alejarán
los ríos, se agotarán y secarán las corrientes de los fosos; la caña y el
carrizo serán cortados. 7 La pradera de junto al río, de junto a la ribera del
río, y toda sementera del río, se secarán, se perderán, y no serán más. 8 Los
pescadores también se entristecerán; harán duelo todos los que echan anzuelo en
el río, y desfallecerán los que extienden red sobre las aguas. 9 Los que labran
lino fino y los que tejen redes serán confundidos, 10 porque todas sus redes
serán rotas; y se entristecerán todos los que hacen viveros para peces.
11 Ciertamente son necios los príncipes de Zoán; el consejo de los prudentes
consejeros de Faraón se ha desvanecido. ¿Cómo diréis a Faraón: Yo soy hijo de
los sabios, e hijo de los reyes antiguos? 12 ¿Dónde están ahora aquellos tus
sabios? Que te digan ahora, o te hagan saber qué es lo que Jehová de los
ejércitos ha determinado sobre Egipto. 13 Se han desvanecido los príncipes de
Zoán, se han engañado los príncipes de Menfis; engañaron a Egipto los que son la
piedra angular de sus familias. 14 Jehová mezcló espíritu de vértigo en medio de
él; e hicieron errar a Egipto en toda su obra, como tambalea el ebrio en su
vómito. 15 Y no aprovechará a Egipto cosa que haga la cabeza o la cola, la rama
o el junco.
16 En aquel día los egipcios serán como mujeres; porque se asombrarán y temerán
en la presencia de la mano alta de Jehová de los ejércitos, que él levantará
contra ellos. 17 Y la tierra de Judá será de espanto a Egipto; todo hombre que
de ella se acordare temerá por causa del consejo que Jehová de los ejércitos
acordó sobre aquél.
18 En aquel tiempo habrá cinco ciudades en la tierra de Egipto que hablen la
lengua de Canaán, y que juren por Jehová de los ejércitos; una será llamada la
ciudad de Herez.
19 En aquel tiempo habrá altar para Jehová en medio de la tierra de Egipto, y
monumento a Jehová junto a su frontera. 20 Y será por señal y por testimonio a
Jehová de los ejércitos en la tierra de Egipto; porque clamarán a Jehová a causa
de sus opresores, y él les enviará salvador y príncipe que los libre. 21 Y
Jehová será conocido de Egipto, y los de Egipto conocerán a Jehová en aquel día,
y harán sacrificio y oblación; y harán votos a Jehová, y los cumplirán. 22 Y
herirá Jehová a Egipto; herirá y sanará, y se convertirán a Jehová, y les será
clemente y los sanará.
23 En aquel tiempo habrá una calzada de Egipto a Asiria, y asirios entrarán en
Egipto, y egipcios en Asiria; y los egipcios servirán con los asirios a Jehová.
24 En aquel tiempo Israel será tercero con Egipto y con Asiria para bendición en
medio de la tierra; 25 porque Jehová de los ejércitos los bendecirá diciendo:
Bendito el pueblo mío Egipto, y el asirio obra de mis manos, e Israel mi
heredad.
Predicción de la conquista de Egipto y de Etiopía por Asiria
ISAÍAS 20
1 En el año que vino el Tartán a Asdod, cuando lo envió Sargón rey de Asiria, y
peleó contra Asdod y la tomó; 2 en aquel tiempo habló Jehová por medio de Isaías
hijo de Amoz, diciendo: Ve y quita el cilicio de tus lomos, y descalza las
sandalias de tus pies. Y lo hizo así, andando desnudo y descalzo. 3 Y dijo
Jehová: De la manera que anduvo mi siervo Isaías desnudo y descalzo tres años,
por señal y pronóstico sobre Egipto y sobre Etiopía, 4 así llevará el rey de
Asiria a los cautivos de Egipto y los deportados de Etiopía, a jóvenes y a
ancianos, desnudos y descalzos, y descubiertas las nalgas para vergüenza de
Egipto. 5 Y se turbarán y avergonzarán de Etiopía su esperanza, y de Egipto su
gloria. 6 Y dirá en aquel día el morador de esta costa: Mirad qué tal fue
nuestra esperanza, a donde nos acogimos por socorro para ser libres de la
presencia del rey de Asiria; ¿y cómo escaparemos nosotros?
Profecía sobre el desierto del mar
ISAÍAS 21
1 Profecía sobre el desierto del mar. Como torbellino del Neguev, así viene del
desierto, de la tierra horrenda. 2 Visión dura me ha sido mostrada. El
prevaricador prevarica, y el destructor destruye. Sube, oh Elam; sitia, oh
Media. Todo su gemido hice cesar. 3 Por tanto, mis lomos se han llenado de
dolor; angustias se apoderaron de mí, como angustias de mujer de parto; me
agobié oyendo, y al ver me he espantado. 4 Se pasmó mi corazón, el horror me ha
intimidado; la noche de mi deseo se me volvió en espanto. 5 Ponen la mesa,
extienden tapices; comen, beben. ¡Levantaos, oh príncipes, ungid el escudo! 6
Porque el Señor me dijo así: Ve, pon centinela que haga saber lo que vea. 7 Y
vio hombres montados, jinetes de dos en dos, montados sobre asnos, montados
sobre camellos; y miró más atentamente, 8 y gritó como un león: Señor, sobre la
atalaya estoy yo continuamente de día, y las noches enteras sobre mi guarda; 9 y
he aquí vienen hombres montados, jinetes de dos en dos. Después habló y dijo:
Cayó, cayó Babilonia; y todos los ídolos de sus dioses quebrantó en tierra. 10
Oh pueblo mío, trillado y aventado, os he dicho lo que oí de Jehová de los
ejércitos, Dios de Israel.
Profecía sobre Duma
11 Profecía sobre Duma. Me dan voces de Seir: Guarda, ¿qué de la noche? Guarda,
¿qué de la noche? 12 El guarda respondió: La mañana viene, y después la noche;
preguntad si queréis, preguntad; volved, venid.
Profecía sobre Arabia
13 Profecía sobre Arabia. En el bosque pasaréis la noche en Arabia, oh
caminantes de Dedán. 14 Salid a encontrar al sediento; llevadle agua, moradores
de tierra de Tema, socorred con pan al que huye. 15 Porque ante la espada huye,
ante la espada desnuda, ante el arco entesado, ante el peso de la batalla.
16 Porque así me ha dicho Jehová: De aquí a un año, semejante a años de
jornalero, toda la gloria de Cedar será deshecha; 17 y los sobrevivientes del
número de los valientes flecheros, hijos de Cedar, serán reducidos; porque
Jehová Dios de Israel lo ha dicho.
Profecía sobre el valle de la visión
ISAÍAS 22
1 Profecía sobre el valle de la visión. ¿Qué tienes ahora, que con todos los
tuyos has subido sobre los terrados? 2 Tú, llena de alborotos, ciudad
turbulenta, ciudad alegre; tus muertos no son muertos a espada, ni muertos en
guerra. 3 Todos tus príncipes juntos huyeron del arco, fueron atados; todos los
que en ti se hallaron, fueron atados juntamente, aunque habían huido lejos. 4
Por esto dije: Dejadme, lloraré amargamente; no os afanéis por consolarme de la
destrucción de la hija de mi pueblo.
5 Porque día es de alboroto, de angustia y de confusión, de parte del Señor,
Jehová de los ejércitos, en el valle de la visión, para derribar el muro, y
clamar al monte. 6 Y Elam tomó aljaba, con carros y con jinetes, y Kir sacó el
escudo. 7 Tus hermosos valles fueron llenos de carros, y los de a caballo
acamparon a la puerta. 8 Y desnudó la cubierta de Judá; y miraste en aquel día
hacia la casa de armas del bosque. 9 Visteis las brechas de la ciudad de David,
que se multiplicaron; y recogisteis las aguas del estanque de abajo. 10 Y
contasteis las casas de Jerusalén, y derribasteis casas para fortificar el muro.
11 Hicisteis foso entre los dos muros para las aguas del estanque viejo; y no
tuvisteis respeto al que lo hizo, ni mirasteis de lejos al que lo labró.
12 Por tanto, el Señor, Jehová de los ejércitos, llamó en este día a llanto y a
endechas, a raparse el cabello y a vestir cilicio; 13 y he aquí gozo y alegría,
matando vacas y degollando ovejas, comiendo carne y bebiendo vino, diciendo:
Comamos y bebamos, porque mañana moriremos. 14 Esto fue revelado a mis oídos de
parte de Jehová de los ejércitos: Que este pecado no os será perdonado hasta que
muráis, dice el Señor, Jehová de los ejércitos.
Sebna será sustituido por Eliaquim
15 Jehová de los ejércitos dice así: Ve, entra a este tesorero, a Sebna el
mayordomo, y dile: 16 ¿Qué tienes tú aquí, o a quién tienes aquí, que labraste
aquí sepulcro para ti, como el que en lugar alto labra su sepultura, o el que
esculpe para sí morada en una peña? 17 He aquí que Jehová te transportará en
duro cautiverio, y de cierto te cubrirá el rostro. 18 Te echará a rodar con
ímpetu, como a bola por tierra extensa; allá morirás, y allá estarán los carros
de tu gloria, oh vergüenza de la casa de tu señor. 19 Y te arrojaré de tu lugar,
y de tu puesto te empujaré. 20 En aquel día llamaré a mi siervo Eliaquim hijo de
Hilcías, 21 y lo vestiré de tus vestiduras, y lo ceñiré de tu talabarte, y
entregaré en sus manos tu potestad; y será padre al morador de Jerusalén, y a la
casa de Judá. 22 Y pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; y
abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie abrirá. 23 Y lo hincaré como clavo en
lugar firme; y será por asiento de honra a la casa de su padre. 24 Colgarán de
él toda la honra de la casa de su padre, los hijos y los nietos, todos los vasos
menores, desde las tazas hasta toda clase de jarros. 25 En aquel día, dice
Jehová de los ejércitos, el clavo hincado en lugar firme será quitado; será
quebrado y caerá, y la carga que sobre él se puso se echará a perder; porque
Jehová habló.
Profecía sobre Tiro
ISAÍAS 23
1 Profecía sobre Tiro. Aullad, naves de Tarsis, porque destruida es Tiro hasta
no quedar casa, ni a donde entrar; desde la tierra de Quitim les es revelado. 2
Callad, moradores de la costa, mercaderes de Sidón, que pasando el mar te
abastecían. 3 Su provisión procedía de las sementeras que crecen con las muchas
aguas del Nilo, de la mies del río. Fue también emporio de las naciones. 4
Avergüénzate, Sidón, porque el mar, la fortaleza del mar habló, diciendo: Nunca
estuve de parto, ni di a luz, ni crié jóvenes, ni levanté vírgenes. 5 Cuando
llegue la noticia a Egipto, tendrán dolor de las nuevas de Tiro. 6 Pasaos a
Tarsis; aullad, moradores de la costa. 7 ¿No era ésta vuestra ciudad alegre, con
muchos días de antigüedad? Sus pies la llevarán a morar lejos. 8 ¿Quién decretó
esto sobre Tiro, la que repartía coronas, cuyos negociantes eran príncipes,
cuyos mercaderes eran los nobles de la tierra? 9 Jehová de los ejércitos lo
decretó, para envilecer la soberbia de toda gloria, y para abatir a todos los
ilustres de la tierra. 10 Pasa cual río de tu tierra, oh hija de Tarsis, porque
no tendrás ya más poder. 11 Extendió su mano sobre el mar, hizo temblar los
reinos; Jehová mandó respecto a Canaán, que sus fortalezas sean destruidas. 12 Y
dijo: No te alegrarás más, oh oprimida virgen hija de Sidón. Levántate para
pasar a Quitim, y aun allí no tendrás reposo. 13 Mira la tierra de los caldeos.
Este pueblo no existía; Asiria la fundó para los moradores del desierto.
Levantaron sus fortalezas, edificaron sus palacios; él la convirtió en ruinas.
14 Aullad, naves de Tarsis, porque destruida es vuestra fortaleza. 15 Acontecerá
en aquel día, que Tiro será puesta en olvido por setenta años, como días de un
rey. Después de los setenta años, cantará Tiro canción como de ramera. 16 Toma
arpa, y rodea la ciudad, oh ramera olvidada; haz buena melodía, reitera la
canción, para que seas recordada. 17 Y acontecerá que al fin de los setenta años
visitará Jehová a Tiro; y volverá a comerciar, y otra vez fornicará con todos
los reinos del mundo sobre la faz de la tierra. 18 Pero sus negocios y ganancias
serán consagrados a Jehová; no se guardarán ni se atesorarán, porque sus
ganancias serán para los que estuvieren delante de Jehová, para que coman hasta
saciarse, y vistan espléndidamente.
El juicio de Jehová sobre la tierra
ISAÍAS 24
1 He aquí que Jehová vacía la tierra y la desnuda, y trastorna su faz, y hace
esparcir a sus moradores. 2 Y sucederá así como al pueblo, también al sacerdote;
como al siervo, así a su amo; como a la criada, a su ama; como al que compra, al
que vende; como al que presta, al que toma prestado; como al que da a logro, así
al que lo recibe. 3 La tierra será enteramente vaciada, y completamente
saqueada; porque Jehová ha pronunciado esta palabra.
4 Se destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos
pueblos de la tierra. 5 Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque
traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno. 6
Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados;
por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y disminuyeron los
hombres. 7 Se perdió el vino, enfermó la vid, gimieron todos los que eran
alegres de corazón. 8 Cesó el regocijo de los panderos, se acabó el estruendo de
los que se alegran, cesó la alegría del arpa. 9 No beberán vino con cantar; la
sidra les será amarga a los que la bebieren. 10 Quebrantada está la ciudad por
la vanidad; toda casa se ha cerrado, para que no entre nadie. 11 Hay clamores
por falta de vino en las calles; todo gozo se oscureció, se desterró la alegría
de la tierra. 12 La ciudad quedó desolada, y con ruina fue derribada la puerta.
13 Porque así será en medio de la tierra, en medio de los pueblos, como olivo
sacudido, como rebuscos después de la vendimia.
14 Estos alzarán su voz, cantarán gozosos por la grandeza de Jehová; desde el
mar darán voces. 15 Glorificad por esto a Jehová en los valles; en las orillas
del mar sea nombrado Jehová Dios de Israel. 16 De lo postrero de la tierra oímos
cánticos: Gloria al justo. Y yo dije: ¡Mi desdicha, mi desdicha, ay de mí!
Prevaricadores han prevaricado; y han prevaricado con prevaricación de
desleales.
17 Terror, foso y red sobre ti, oh morador de la tierra. 18 Y acontecerá que el
que huyere de la voz del terror caerá en el foso; y el que saliere de en medio
del foso será preso en la red; porque de lo alto se abrirán ventanas, y
temblarán los cimientos de la tierra. 19 Será quebrantada del todo la tierra,
enteramente desmenuzada será la tierra, en gran manera será la tierra conmovida.
20 Temblará la tierra como un ebrio, y será removida como una choza; y se
agravará sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se levantará.
21 Acontecerá en aquel día, que Jehová castigará al ejército de los cielos en lo
alto, y a los reyes de la tierra sobre la tierra. 22 Y serán amontonados como se
amontona a los encarcelados en mazmorra, y en prisión quedarán encerrados, y
serán castigados después de muchos días. 23 La luna se avergonzará, y el sol se
confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sion y en
Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso.
Cántico de alabanza por el favor de Jehová
ISAÍAS 25
1 Jehová, tú eres mi Dios; te exaltaré, alabaré tu nombre, porque has hecho
maravillas; tus consejos antiguos son verdad y firmeza. 2 Porque convertiste la
ciudad en montón, la ciudad fortificada en ruina; el alcázar de los extraños
para que no sea ciudad, ni nunca jamás sea reedificado. 3 Por esto te dará
gloria el pueblo fuerte, te temerá la ciudad de gentes robustas. 4 Porque fuiste
fortaleza al pobre, fortaleza al menesteroso en su aflicción, refugio contra el
turbión, sombra contra el calor; porque el ímpetu de los violentos es como
turbión contra el muro. 5 Como el calor en lugar seco, así humillarás el orgullo
de los extraños; y como calor debajo de nube harás marchitar el renuevo de los
robustos.
6 Y Jehová de los ejércitos hará en este monte a todos los pueblos banquete de
manjares suculentos, banquete de vinos refinados, de gruesos tuétanos y de vinos
purificados. 7 Y destruirá en este monte la cubierta con que están cubiertos
todos los pueblos, y el velo que envuelve a todas las naciones. 8 Destruirá a la
muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los
rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo
ha dicho.
9 Y se dirá en aquel día: He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y
nos salvará; éste es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos
alegraremos en su salvación.
10 Porque la mano de Jehová reposará en este monte; pero Moab será hollado en su
mismo sitio, como es hollada la paja en el muladar. 11 Y extenderá su mano por
en medio de él, como la extiende el nadador para nadar; y abatirá su soberbia y
la destreza de sus manos; 12 Y abatirá la fortaleza de tus altos muros; la
humillará y la echará a tierra, hasta el polvo.
Cántico de confianza en la protección de Jehová
ISAÍAS 26
1 En aquel día cantarán este cántico en tierra de Judá: Fuerte ciudad tenemos;
salvación puso Dios por muros y antemuro. 2 Abrid las puertas, y entrará la
gente justa, guardadora de verdades. 3 Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo
pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. 4 Confiad en Jehová
perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos. 5
Porque derribó a los que moraban en lugar sublime; humilló a la ciudad exaltada,
la humilló hasta la tierra, la derribó hasta el polvo. 6 La hollará pie, los
pies del afligido, los pasos de los menesterosos.
7 El camino del justo es rectitud; tú, que eres recto, pesas el camino del
justo. 8 También en el camino de tus juicios, oh Jehová, te hemos esperado; tu
nombre y tu memoria son el deseo de nuestra alma. 9 Con mi alma te he deseado en
la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte;
porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo
aprenden justicia. 10 Se mostrará piedad al malvado, y no aprenderá justicia; en
tierra de rectitud hará iniquidad, y no mirará a la majestad de Jehová. 11
Jehová, tu mano está alzada, pero ellos no ven; verán al fin, y se avergonzarán
los que envidian a tu pueblo; y a tus enemigos fuego los consumirá. 12 Jehová,
tú nos darás paz, porque también hiciste en nosotros todas nuestras obras. 13
Jehová Dios nuestro, otros señores fuera de ti se han enseñoreado de nosotros;
pero en ti solamente nos acordaremos de tu nombre. 14 Muertos son, no vivirán;
han fallecido, no resucitarán; porque los castigaste, y destruiste y deshiciste
todo su recuerdo. 15 Aumentaste el pueblo, oh Jehová, aumentaste el pueblo; te
hiciste glorioso; ensanchaste todos los confines de la tierra.
16 Jehová, en la tribulación te buscaron; derramaron oración cuando los
castigaste. 17 Como la mujer encinta cuando se acerca el alumbramiento gime y da
gritos en sus dolores, así hemos sido delante de ti, oh Jehová. 18 Concebimos,
tuvimos dolores de parto, dimos a luz viento; ninguna liberación hicimos en la
tierra, ni cayeron los moradores del mundo. 19 Tus muertos vivirán; sus
cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío
es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos.
20 Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas;
escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación. 21
Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra
por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella,
y no encubrirá ya más a sus muertos.
Liberación y regreso de Israel
ISAÍAS 27
1 En aquel día Jehová castigará con su espada dura, grande y fuerte al leviatán
serpiente veloz, y al leviatán serpiente tortuosa; y matará al dragón que está
en el mar.
2 En aquel día cantad acerca de la viña del vino rojo. 3 Yo Jehová la guardo,
cada momento la regaré; la guardaré de noche y de día, para que nadie la dañe. 4
No hay enojo en mí. ¿Quién pondrá contra mí en batalla espinos y cardos? Yo los
hollaré, los quemaré a una. 5 ¿O forzará alguien mi fortaleza? Haga conmigo paz;
sí, haga paz conmigo.
6 Días vendrán cuando Jacob echará raíces, florecerá y echará renuevos Israel, y
la faz del mundo llenará de fruto. 7 ¿Acaso ha sido herido como quien lo hirió,
o ha sido muerto como los que lo mataron? 8 Con medida lo castigarás en sus
vástagos. El los remueve con su recio viento en el día del aire solano. 9 De
esta manera, pues, será perdonada la iniquidad de Jacob, y este será todo el
fruto, la remoción de su pecado; cuando haga todas las piedras del altar como
piedras de cal desmenuzadas, y no se levanten los símbolos de Asera ni las
imágenes del sol. 10 Porque la ciudad fortificada será desolada, la ciudad
habitada será abandonada y dejada como un desierto; allí pastará el becerro,
allí tendrá su majada, y acabará sus ramas. 11 Cuando sus ramas se sequen, serán
quebradas; mujeres vendrán a encenderlas; porque aquel no es pueblo de
entendimiento; por tanto, su Hacedor no tendrá de él misericordia, ni se
compadecerá de él el que lo formó.
12 Acontecerá en aquel día, que trillará Jehová desde el río Eufrates hasta el
torrente de Egipto, y vosotros, hijos de Israel, seréis reunidos uno a uno. 13
Acontecerá también en aquel día, que se tocará con gran trompeta, y vendrán los
que habían sido esparcidos en la tierra de Asiria, y los que habían sido
desterrados a Egipto, y adorarán a Jehová en el monte santo, en Jerusalén.
Condenación de Efraín
ISAÍAS 28
1 ¡Ay de la corona de soberbia de los ebrios de Efraín, y de la flor caduca de
la hermosura de su gloria, que está sobre la cabeza del valle fértil de los
aturdidos del vino! 2 He aquí, Jehová tiene uno que es fuerte y poderoso; como
turbión de granizo y como torbellino trastornador, como ímpetu de recias aguas
que inundan, con fuerza derriba a tierra. 3 Con los pies será pisoteada la
corona de soberbia de los ebrios de Efraín. 4 Y será la flor caduca de la
hermosura de su gloria que está sobre la cabeza del valle fértil, como la fruta
temprana, la primera del verano, la cual, apenas la ve el que la mira, se la
traga tan luego como la tiene a mano.
5 En aquel día Jehová de los ejércitos será por corona de gloria y diadema de
hermosura al remanente de su pueblo; 6 y por espíritu de juicio al que se sienta
en juicio, y por fuerzas a los que rechacen la batalla en la puerta.
7 Pero también éstos erraron con el vino, y con sidra se entontecieron; el
sacerdote y el profeta erraron con sidra, fueron trastornados por el vino; se
aturdieron con la sidra, erraron en la visión, tropezaron en el juicio. 8 Porque
toda mesa está llena de vómito y suciedad, hasta no haber lugar limpio. 9 ¿A
quién se enseñará ciencia, o a quién se hará entender doctrina? ¿A los
destetados? ¿a los arrancados de los pechos? 10 Porque mandamiento tras
mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un
poquito allí, otro poquito allá; 11 porque en lengua de tartamudos, y en extraña
lengua hablará a este pueblo, 12 a los cuales él dijo: Este es el reposo; dad
reposo al cansado; y este es el refrigerio; mas no quisieron oir. 13 La palabra,
pues, de Jehová les será mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato,
renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá;
hasta que vayan y caigan de espaldas, y sean quebrantados, enlazados y presos.
Amonestación a Jerusalén
14 Por tanto, varones burladores que gobernáis a este pueblo que está en
Jerusalén, oíd la palabra de Jehová. 15 Por cuanto habéis dicho: Pacto tenemos
hecho con la muerte, e hicimos convenio con el Seol; cuando pase el turbión del
azote, no llegará a nosotros, porque hemos puesto nuestro refugio en la mentira,
y en la falsedad nos esconderemos; 16 por tanto, Jehová el Señor dice así: He
aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada,
angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure. 17 Y
ajustaré el juicio a cordel, y a nivel la justicia; y granizo barrerá el refugio
de la mentira, y aguas arrollarán el escondrijo. 18 Y será anulado vuestro pacto
con la muerte, y vuestro convenio con el Seol no será firme; cuando pase el
turbión del azote, seréis de él pisoteados. 19 Luego que comience a pasar, él os
arrebatará; porque de mañana en mañana pasará, de día y de noche; y será
ciertamente espanto el entender lo oído. 20 La cama será corta para poder
estirarse, y la manta estrecha para poder envolverse. 21 Porque Jehová se
levantará como en el monte Perazim, como en el valle de Gabaón se enojará; para
hacer su obra, su extraña obra, y para hacer su operación, su extraña operación.
22 Ahora, pues, no os burléis, para que no se aprieten más vuestras ataduras;
porque destrucción ya determinada sobre toda la tierra he oído del Señor, Jehová
de los ejércitos.
23 Estad atentos, y oíd mi voz; atended, y oíd mi dicho. 24 El que ara para
sembrar, ¿arará todo el día? ¿Romperá y quebrará los terrones de la tierra? 25
Cuando ha igualado su superficie, ¿no derrama el eneldo, siembra el comino, pone
el trigo en hileras, y la cebada en el lugar señalado, y la avena en su borde
apropiado? 26 Porque su Dios le instruye, y le enseña lo recto; 27 que el eneldo
no se trilla con trillo, ni sobre el comino se pasa rueda de carreta; sino que
con un palo se sacude el eneldo, y el comino con una vara. 28 El grano se
trilla; pero no lo trillará para siempre, ni lo comprime con la rueda de su
carreta, ni lo quebranta con los dientes de su trillo. 29 También esto salió de
Jehová de los ejércitos, para hacer maravilloso el consejo y engrandecer la
sabiduría.
Ariel y sus enemigos
ISAÍAS 29
1 ¡Ay de Ariel, de Ariel, ciudad donde habitó David! Añadid un año a otro, las
fiestas sigan su curso. 2 Mas yo pondré a Ariel en apretura, y será desconsolada
y triste; y será a mí como Ariel. 3 Porque acamparé contra ti alrededor, y te
sitiaré con campamentos, y levantaré contra ti baluartes. 4 Entonces serás
humillada, hablarás desde la tierra, y tu habla saldrá del polvo; y será tu voz
de la tierra como la de un fantasma, y tu habla susurrará desde el polvo. 5 Y la
muchedumbre de tus enemigos será como polvo menudo, y la multitud de los fuertes
como tamo que pasa; y será repentinamente, en un momento. 6 Por Jehová de los
ejércitos serás visitada con truenos, con terremotos y con gran ruido, con
torbellino y tempestad, y llama de fuego consumidor. 7 Y será como sueño de
visión nocturna la multitud de todas las naciones que pelean contra Ariel, y
todos los que pelean contra ella y su fortaleza, y los que la ponen en apretura.
8 Y les sucederá como el que tiene hambre y sueña, y le parece que come, pero
cuando despierta, su estómago está vacío; o como el que tiene sed y sueña, y le
parece que bebe, pero cuando despierta, se halla cansado y sediento; así será la
multitud de todas las naciones que pelearán contra el monte de Sion.
Ceguera e hipocresía de Israel
9 Deteneos y maravillaos; ofuscaos y cegaos; embriagaos, y no de vino;
tambalead, y no de sidra. 10 Porque Jehová derramó sobre vosotros espíritu de
sueño, y cerró los ojos de vuestros profetas, y puso velo sobre las cabezas de
vuestros videntes. 11 Y os será toda visión como palabras de libro sellado, el
cual si dieren al que sabe leer, y le dijeren: Lee ahora esto; él dirá: No
puedo, porque está sellado. 12 Y si se diere el libro al que no sabe leer,
diciéndole: Lee ahora esto; él dirá: No sé leer. 13 Dice, pues, el Señor: Porque
este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su
corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de
hombres que les ha sido enseñado; 14 por tanto, he aquí que nuevamente excitaré
yo la admiración de este pueblo con un prodigio grande y espantoso; porque
perecerá la sabiduría de sus sabios, y se desvanecerá la inteligencia de sus
entendidos.
15 ¡Ay de los que se esconden de Jehová, encubriendo el consejo, y sus obras
están en tinieblas, y dicen: ¿Quién nos ve, y quién nos conoce? 16 Vuestra
perversidad ciertamente será reputada como el barro del alfarero. ¿Acaso la obra
dirá de su hacedor: No me hizo? ¿Dirá la vasija de aquel que la ha formado: No
entendió?
Redención de Israel
17 ¿No se convertirá de aquí a muy poco tiempo el Líbano en campo fructífero, y
el campo fértil será estimado por bosque? 18 En aquel tiempo los sordos oirán
las palabras del libro, y los ojos de los ciegos verán en medio de la oscuridad
y de las tinieblas. 19 Entonces los humildes crecerán en alegría en Jehová, y
aun los más pobres de los hombres se gozarán en el Santo de Israel. 20 Porque el
violento será acabado, y el escarnecedor será consumido; serán destruidos todos
los que se desvelan para hacer iniquidad, 21 los que hacen pecar al hombre en
palabra; los que arman lazo al que reprendía en la puerta, y pervierten la causa
del justo con vanidad.
22 Por tanto, Jehová, que redimió a Abraham, dice así a la casa de Jacob: No
será ahora avergonzado Jacob, ni su rostro se pondrá pálido; 23 porque verá a
sus hijos, obra de mis manos en medio de ellos, que santificarán mi nombre; y
santificarán al Santo de Jacob, y temerán al Dios de Israel. 24 Y los
extraviados de espíritu aprenderán inteligencia, y los murmuradores aprenderán
doctrina.
La futilidad de confiar en Egipto
ISAÍAS 30
1 ¡Ay de los hijos que se apartan, dice Jehová, para tomar consejo, y no de mí;
para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu, añadiendo pecado a pecado! 2
Que se apartan para descender a Egipto, y no han preguntado de mi boca; para
fortalecerse con la fuerza de Faraón, y poner su esperanza en la sombra de
Egipto. 3 Pero la fuerza de Faraón se os cambiará en vergüenza, y el amparo en
la sombra de Egipto en confusión. 4 Cuando estén sus príncipes en Zoán, y sus
embajadores lleguen a Hanes, 5 todos se avergonzarán del pueblo que no les
aprovecha, ni los socorre, ni les trae provecho; antes les será para vergüenza y
aun para oprobio.
6 Profecía sobre las bestias del Neguev: Por tierra de tribulación y de
angustia, de donde salen la leona y el león, la víbora y la serpiente que vuela,
llevan sobre lomos de asnos sus riquezas, y sus tesoros sobre jorobas de
camellos, a un pueblo que no les será de provecho. 7 Ciertamente Egipto en vano
e inútilmente dará ayuda; por tanto yo le di voces, que su fortaleza sería
estarse quietos.
8 Ve, pues, ahora, y escribe esta visión en una tabla delante de ellos, y
regístrala en un libro, para que quede hasta el día postrero, eternamente y para
siempre. 9 Porque este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no
quisieron oír la ley de Jehová; 10 que dicen a los videntes: No veáis; y a los
profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas, profetizad
mentiras; 11 dejad el camino, apartaos de la senda, quitad de nuestra presencia
al Santo de Israel. 12 Por tanto, el Santo de Israel dice así: Porque
desechasteis esta palabra, y confiasteis en violencia y en iniquidad, y en ello
os habéis apoyado; 13 por tanto, os será este pecado como grieta que amenaza
ruina, extendiéndose en una pared elevada, cuya caída viene súbita y
repentinamente. 14 Y se quebrará como se quiebra un vaso de alfarero, que sin
misericordia lo hacen pedazos; tanto, que entre los pedazos no se halla tiesto
para traer fuego del hogar, o para sacar agua del pozo.
15 Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo
seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza. Y no
quisisteis, 16 sino que dijisteis: No, antes huiremos en caballos; por tanto,
vosotros huiréis. Sobre corceles veloces cabalgaremos; por tanto, serán veloces
vuestros perseguidores. 17 Un millar huirá a la amenaza de uno; a la amenaza de
cinco huiréis vosotros todos, hasta que quedéis como mástil en la cumbre de un
monte, y como bandera sobre una colina.
Promesa de la gracia de Dios a Israel
18 Por tanto, Jehová esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto, será
exaltado teniendo de vosotros misericordia; porque Jehová es Dios justo;
bienaventurados todos los que confían en él. 19 Ciertamente el pueblo morará en
Sion, en Jerusalén; nunca más llorarás; el que tiene misericordia se apiadará de
ti; al oír la voz de tu clamor te responderá.
20 Bien que os dará el Señor pan de congoja y agua de angustia, con todo, tus
maestros nunca más te serán quitados, sino que tus ojos verán a tus maestros. 21
Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino,
andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano
izquierda. 22 Entonces profanarás la cubierta de tus esculturas de plata, y la
vestidura de tus imágenes fundidas de oro; las apartarás como trapo asqueroso;
¡Sal fuera! les dirás.
23 Entonces dará el Señor lluvia a tu sementera, cuando siembres la tierra, y
dará pan del fruto de la tierra, y será abundante y pingüe; tus ganados en aquel
tiempo serán apacentados en espaciosas dehesas. 24 Tus bueyes y tus asnos que
labran la tierra comerán grano limpio, aventado con pala y criba. 25 Y sobre
todo monte alto, y sobre todo collado elevado, habrá ríos y corrientes de aguas
el día de la gran matanza, cuando caerán las torres. 26 Y la luz de la luna será
como la luz del sol, y la luz del sol siete veces mayor, como la luz de siete
días, el día que vendare Jehová la herida de su pueblo, y curare la llaga que él
causó.
El juicio de Jehová sobre Asiria
27 He aquí que el nombre de Jehová viene de lejos; su rostro encendido, y con
llamas de fuego devorador; sus labios llenos de ira, y su lengua como fuego que
consume. 28 Su aliento, cual torrente que inunda; llegará hasta el cuello, para
zarandear a las naciones con criba de destrucción; y el freno estará en las
quijadas de los pueblos, haciéndoles errar.
29 Vosotros tendréis cántico como de noche en que se celebra pascua, y alegría
de corazón, como el que va con flauta para venir al monte de Jehová, al Fuerte
de Israel. 30 Y Jehová hará oír su potente voz, y hará ver el descenso de su
brazo, con furor de rostro y llama de fuego consumidor, con torbellino,
tempestad y piedra de granizo. 31 Porque Asiria que hirió con vara, con la voz
de Jehová será quebrantada. 32 Y cada golpe de la vara justiciera que asiente
Jehová sobre él, será con panderos y con arpas; y en batalla tumultuosa peleará
contra ellos. 33 Porque Tofet ya de tiempo está dispuesto y preparado para el
rey, profundo y ancho, cuya pira es de fuego, y mucha leña; el soplo de Jehová,
como torrente de azufre, lo enciende.
Los egipcios son hombres y no dioses
ISAÍAS 31
1 ¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos; y su
esperanza ponen en carros, porque son muchos, y en jinetes, porque son
valientes; y no miran al Santo de Israel, ni buscan a Jehová! 2 Pero él también
es sabio, y traerá el mal, y no retirará sus palabras. Se levantará, pues,
contra la casa de los malignos, y contra el auxilio de los que hacen iniquidad.
3 Y los egipcios hombres son, y no Dios; y sus caballos carne, y no espíritu; de
manera que al extender Jehová su mano, caerá el ayudador y caerá el ayudado, y
todos ellos desfallecerán a una.
4 Porque Jehová me dijo a mí de esta manera: Como el león y el cachorro de león
ruge sobre la presa, y si se reúne cuadrilla de pastores contra él, no lo
espantarán sus voces, ni se acobardará por el tropel de ellos; así Jehová de los
ejércitos descenderá a pelear sobre el monte de Sion, y sobre su collado. 5 Como
las aves que vuelan, así amparará Jehová de los ejércitos a Jerusalén,
amparando, librando, preservando y salvando.
6 Volved a aquel contra quien se rebelaron profundamente los hijos de Israel. 7
Porque en aquel día arrojará el hombre sus ídolos de plata y sus ídolos de oro,
que para vosotros han hecho vuestras manos pecadoras. 8 Entonces caerá Asiria
por espada no de varón, y la consumirá espada no de hombre; y huirá de la
presencia de la espada, y sus jóvenes serán tributarios. 9 Y de miedo pasará su
fortaleza, y sus príncipes, con pavor, dejarán sus banderas, dice Jehová, cuyo
fuego está en Sion, y su horno en Jerusalén.
El Rey justo
ISAÍAS 32
1 He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio. 2
Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el
turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran
peñasco en tierra calurosa. 3 No se ofuscarán entonces los ojos de los que ven,
y los oídos de los oyentes oirán atentos. 4 Y el corazón de los necios entenderá
para saber, y la lengua de los tartamudos hablará rápida y claramente. 5 El ruin
nunca más será llamado generoso, ni el tramposo será llamado espléndido. 6
Porque el ruin hablará ruindades, y su corazón fabricará iniquidad, para cometer
impiedad y para hablar escarnio contra Jehová, dejando vacía el alma hambrienta,
y quitando la bebida al sediento. 7 Las armas del tramposo son malas; trama
intrigas inicuas para enredar a los simples con palabras mentirosas, y para
hablar en juicio contra el pobre. 8 Pero el generoso pensará generosidades, y
por generosidades será exaltado.
Advertencia a las mujeres de Jerusalén
9 Mujeres indolentes, levantaos, oíd mi voz; hijas confiadas, escuchad mi razón.
10 De aquí a algo más de un año tendréis espanto, oh confiadas; porque la
vendimia faltará, y la cosecha no vendrá. 11 Temblad, oh indolentes; turbaos, oh
confiadas; despojaos, desnudaos, ceñid los lomos con cilicio. 12 Golpeándose el
pecho lamentarán por los campos deleitosos, por la vid fértil. 13 Sobre la
tierra de mi pueblo subirán espinos y cardos, y aun sobre todas las casas en que
hay alegría en la ciudad de alegría. 14 Porque los palacios quedarán desiertos,
la multitud de la ciudad cesará; las torres y fortalezas se volverán cuevas para
siempre, donde descansen asnos monteses, y ganados hagan majada; 15 hasta que
sobre nosotros sea derramado el Espíritu de lo alto, y el desierto se convierta
en campo fértil, y el campo fértil sea estimado por bosque. 16 Y habitará el
juicio en el desierto, y en el campo fértil morará la justicia. 17 Y el efecto
de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para
siempre. 18 Y mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras, y en
recreos de reposo. 19 Y cuando caiga granizo, caerá en los montes; y la ciudad
será del todo abatida. 20 Dichosos vosotros los que sembráis junto a todas las
aguas, y dejáis libres al buey y al asno.
Jehová traerá salvación
ISAÍAS 33
1 ¡Ay de ti, que saqueas, y nunca fuiste saqueado; que haces deslealtad, bien
que nadie contra ti la hizo! Cuando acabes de saquear, serás tú saqueado; y
cuando acabes de hacer deslealtad, se hará contra ti.
2 Oh Jehová, ten misericordia de nosotros, a ti hemos esperado; tú, brazo de
ellos en la mañana, sé también nuestra salvación en tiempo de la tribulación. 3
Los pueblos huyeron a la voz del estruendo; las naciones fueron esparcidas al
levantarte tú. 4 Sus despojos serán recogidos como cuando recogen orugas;
correrán sobre ellos como de una a otra parte corren las langostas. 5 Será
exaltado Jehová, el cual mora en las alturas; llenó a Sion de juicio y de
justicia. 6 Y reinarán en tus tiempos la sabiduría y la ciencia, y abundancia de
salvación; el temor de Jehová será su tesoro.
7 He aquí que sus embajadores darán voces afuera; los mensajeros de paz llorarán
amargamente. 8 Las calzadas están deshechas, cesaron los caminantes; ha anulado
el pacto, aborreció las ciudades, tuvo en nada a los hombres. 9 Se enlutó,
enfermó la tierra; el Líbano se avergonzó, y fue cortado; Sarón se ha vuelto
como desierto, y Basán y el Carmelo fueron sacudidos.
10 Ahora me levantaré, dice Jehová; ahora seré exaltado, ahora seré
engrandecido. 11 Concebisteis hojarascas, rastrojo daréis a luz; el soplo de
vuestro fuego os consumirá. 12 Y los pueblos serán como cal quemada; como
espinos cortados serán quemados con fuego. 13 Oíd, los que estáis lejos, lo que
he hecho; y vosotros los que estáis cerca, conoced mi poder. 14 Los pecadores se
asombraron en Sion, espanto sobrecogió a los hipócritas. ¿Quién de nosotros
morará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas
eternas? 15 El que camina en justicia y habla lo recto; el que aborrece la
ganancia de violencias, el que sacude sus manos para no recibir cohecho, el que
tapa sus oídos para no oír propuestas sanguinarias; el que cierra sus ojos para
no ver cosa mala; 16 éste habitará en las alturas; fortaleza de rocas será su
lugar de refugio; se le dará su pan, y sus aguas serán seguras.
17 Tus ojos verán al Rey en su hermosura; verán la tierra que está lejos. 18 Tu
corazón imaginará el espanto, y dirá: ¿Qué es del escriba? ¿qué del pesador del
tributo? ¿qué del que pone en lista las casas más insignes? 19 No verás a aquel
pueblo orgulloso, pueblo de lengua difícil de entender, de lengua tartamuda que
no comprendas. 20 Mira a Sion, ciudad de nuestras fiestas solemnes; tus ojos
verán a Jerusalén, morada de quietud, tienda que no será desarmada, ni serán
arrancadas sus estacas, ni ninguna de sus cuerdas será rota. 21 Porque
ciertamente allí será Jehová para con nosotros fuerte, lugar de ríos, de arroyos
muy anchos, por el cual no andará galera de remos, ni por él pasará gran nave.
22 Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es
nuestro Rey; él mismo nos salvará. 23 Tus cuerdas se aflojaron; no afirmaron su
mástil, ni entesaron la vela; se repartirá entonces botín de muchos despojos;
los cojos arrebatarán el botín. 24 No dirá el morador: Estoy enfermo; al pueblo
que more en ella le será perdonada la iniquidad.
La ira de Jehová contra las naciones
ISAÍAS 34
1 Acercaos, naciones, juntaos para oír; y vosotros, pueblos, escuchad. Oiga la
tierra y cuanto hay en ella, el mundo y todo lo que produce. 2 Porque Jehová
está airado contra todas las naciones, e indignado contra todo el ejército de
ellas; las destruirá y las entregará al matadero. 3 Y los muertos de ellas serán
arrojados, y de sus cadáveres se levantará hedor; y los montes se disolverán por
la sangre de ellos. 4 Y todo el ejército de los cielos se disolverá, y se
enrollarán los cielos como un libro; y caerá todo su ejército, como se cae la
hoja de la parra, y como se cae la de la higuera.
5 Porque en los cielos se embriagará mi espada; he aquí que descenderá sobre
Edom en juicio, y sobre el pueblo de mi anatema. 6 Llena está de sangre la
espada de Jehová, engrasada está de grosura, de sangre de corderos y de machos
cabríos, de grosura de riñones de carneros; porque Jehová tiene sacrificios en
Bosra, y grande matanza en tierra de Edom. 7 Y con ellos caerán búfalos, y toros
con becerros; y su tierra se embriagará de sangre, y su polvo se engrasará de
grosura.
8 Porque es día de venganza de Jehová, año de retribuciones en el pleito de
Sion. 9 Y sus arroyos se convertirán en brea, y su polvo en azufre, y su tierra
en brea ardiente. 10 No se apagará de noche ni de día, perpetuamente subirá su
humo; de generación en generación será asolada, nunca jamás pasará nadie por
ella. 11 Se adueñarán de ella el pelícano y el erizo, la lechuza y el cuervo
morarán en ella; y se extenderá sobre ella cordel de destrucción, y niveles de
asolamiento. 12 Llamarán a sus príncipes, príncipes sin reino; y todos sus
grandes serán nada.
13 En sus alcázares crecerán espinos, y ortigas y cardos en sus fortalezas; y
serán morada de chacales, y patio para los pollos de los avestruces. 14 Las
fieras del desierto se encontrarán con las hienas, y la cabra salvaje gritará a
su compañero; la lechuza también tendrá allí morada, y hallará para sí reposo.
15 Allí anidará el buho, pondrá sus huevos, y sacará sus pollos, y los juntará
debajo de sus alas; también se juntarán allí buitres, cada uno con su compañera.
16 Inquirid en el libro de Jehová, y leed si faltó alguno de ellos; ninguno
faltó con su compañera; porque su boca mandó, y los reunió su mismo Espíritu. 17
Y él les echó suertes, y su mano les repartió con cordel; para siempre la
tendrán por heredad; de generación en generación morarán allí.
Futuro glorioso de Sion
ISAÍAS 35
1 Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la
rosa. 2 Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo; la
gloria del Líbano le será dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón. Ellos verán
la gloria de Jehová, la hermosura del Dios nuestro. 3 Fortaleced las manos
cansadas, afirmad las rodillas endebles. 4 Decid a los de corazón apocado:
Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago;
Dios mismo vendrá, y os salvará.
5 Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se
abrirán. 6 Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del
mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad. 7 El
lugar seco se convertirá en estanque, y el sequedal en manaderos de aguas; en la
morada de chacales, en su guarida, será lugar de cañas y juncos.
8 Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará
inmundo por él, sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere en este
camino, por torpe que sea, no se extraviará. 9 No habrá allí león, ni fiera
subirá por él, ni allí se hallará, para que caminen los redimidos. 10 Y los
redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será
sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido.
La invasión de Senaquerib
(2 R. 18. 13-37; 2 Cr. 32. 1-19)
ISAÍAS 36
1 Aconteció en el año catorce del rey Ezequías, que Senaquerib rey de Asiria
subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó. 2 Y el rey de
Asiria envió al Rabsaces con un gran ejército desde Laquis a Jerusalén contra el
rey Ezequías; y acampó junto al acueducto del estanque de arriba, en el camino
de la heredad del Lavador. 3 Y salió a él Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y
Sebna, escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller, 4 a los cuales dijo el Rabsaces:
Decid ahora a Ezequías: El gran rey, el rey de Asiria, dice así: ¿Qué confianza
es esta en que te apoyas? 5 Yo digo que el consejo y poderío para la guerra, de
que tú hablas, no son más que palabras vacías. Ahora bien, ¿en quién confías
para que te rebeles contra mí? 6 He aquí que confías en este báculo de caña
frágil, en Egipto, en el cual si alguien se apoyare, se le entrará por la mano,
y la atravesará. Tal es Faraón rey de Egipto para con todos los que en él
confían. 7 Y si me decís: En Jehová nuestro Dios confiamos; ¿no es éste aquel
cuyos lugares altos y cuyos altares hizo quitar Ezequías, y dijo a Judá y a
Jerusalén: Delante de este altar adoraréis? 8 Ahora, pues, yo te ruego que des
rehenes al rey de Asiria mi señor, y yo te daré dos mil caballos, si tú puedes
dar jinetes que cabalguen sobre ellos. 9 ¿Cómo, pues, podrás resistir a un
capitán, al menor de los siervos de mi señor, aunque estés confiado en Egipto
con sus carros y su gente de a caballo? 10 ¿Acaso vine yo ahora a esta tierra
para destruirla sin Jehová? Jehová me dijo: Sube a esta tierra y destrúyela.
11 Entonces dijeron Eliaquim, Sebna y Joa al Rabsaces: Te rogamos que hables a
tus siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos; y no hables con nosotros
en lengua de Judá, porque lo oye el pueblo que está sobre el muro. 12 Y dijo el
Rabsaces: ¿Acaso me envió mi señor a que dijese estas palabras a ti y a tu
señor, y no a los hombres que están sobre el muro, expuestos a comer su
estiércol y beber su orina con vosotros?
13 Entonces el Rabsaces se puso en pie y gritó a gran voz en lengua de Judá,
diciendo: Oíd las palabras del gran rey, el rey de Asiria. 14 El rey dice así:
No os engañe Ezequías, porque no os podrá librar. 15 Ni os haga Ezequías confiar
en Jehová, diciendo: Ciertamente Jehová nos librará; no será entregada esta
ciudad en manos del rey de Asiria. 16 No escuchéis a Ezequías, porque así dice
el rey de Asiria: Haced conmigo paz, y salid a mí; y coma cada uno de su viña, y
cada uno de su higuera, y beba cada cual las aguas de su pozo, 17 hasta que yo
venga y os lleve a una tierra como la vuestra, tierra de grano y de vino, tierra
de pan y de viñas. 18 Mirad que no os engañe Ezequías diciendo: Jehová nos
librará. ¿Acaso libraron los dioses de las naciones cada uno su tierra de la
mano del rey de Asiria? 19 ¿Dónde está el dios de Hamat y de Arfad? ¿Dónde está
el dios de Sefarvaim? ¿Libraron a Samaria de mi mano? 20 ¿Qué dios hay entre los
dioses de estas tierras que haya librado su tierra de mi mano, para que Jehová
libre de mi mano a Jerusalén?
21 Pero ellos callaron, y no le respondieron palabra; porque el rey así lo había
mandado, diciendo: No le respondáis. 22 Entonces Eliaquim hijo de Hilcías,
mayordomo, y Sebna escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller, vinieron a Ezequías,
rasgados sus vestidos, y le contaron las palabras del Rabsaces.
Judá es librado de Senaquerib
(2 R. 19. 1-37; 2 Cr. 32. 20-23)
ISAÍAS 37
1 Aconteció, pues, que cuando el rey Ezequías oyó esto, rasgó sus vestidos, y
cubierto de cilicio vino a la casa de Jehová. 2 Y envió a Eliaquim mayordomo, a
Sebna escriba y a los ancianos de los sacerdotes, cubiertos de cilicio, al
profeta Isaías hijo de Amoz. 3 Los cuales le dijeron: Así ha dicho Ezequías: Día
de angustia, de reprensión y de blasfemia es este día; porque los hijos han
llegado hasta el punto de nacer, y la que da a luz no tiene fuerzas. 4 Quizá
oirá Jehová tu Dios las palabras del Rabsaces, al cual el rey de Asiria su señor
envió para blasfemar al Dios vivo, y para vituperar con las palabras que oyó
Jehová tu Dios; eleva, pues, oración tú por el remanente que aún ha quedado.
5 Vinieron, pues, los siervos de Ezequías a Isaías. 6 Y les dijo Isaías: Diréis
así a vuestro señor: Así ha dicho Jehová: No temas por las palabras que has
oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria. 7 He aquí
que yo pondré en él un espíritu, y oirá un rumor, y volverá a su tierra; y haré
que en su tierra perezca a espada.
8 Vuelto, pues, el Rabsaces, halló al rey de Asiria que combatía contra Libna;
porque ya había oído que se había apartado de Laquis. 9 Mas oyendo decir de
Tirhaca rey de Etiopía: He aquí que ha salido para hacerte guerra; al oírlo,
envió embajadores a Ezequías, diciendo: 10 Así diréis a Ezequías rey de Judá: No
te engañe tu Dios en quien tú confías, diciendo: Jerusalén no será entregada en
mano del rey de Asiria. 11 He aquí que tú oíste lo que han hecho los reyes de
Asiria a todas las tierras, que las destruyeron; ¿y escaparás tú? 12 ¿Acaso
libraron sus dioses a las naciones que destruyeron mis antepasados, a Gozán,
Harán, Resef y a los hijos de Edén que moraban en Telasar? 13 ¿Dónde está el rey
de Hamat, el rey de Arfad, y el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Iva?
14 Y tomó Ezequías las cartas de mano de los embajadores, y las leyó; y subió a
la casa de Jehová, y las extendió delante de Jehová. 15 Entonces Ezequías oró a
Jehová, diciendo: 16 Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, que moras entre
los querubines, sólo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra; tú hiciste
los cielos y la tierra. 17 Inclina, oh Jehová, tu oído, y oye; abre, oh Jehová,
tus ojos, y mira; y oye todas las palabras de Senaquerib, que ha enviado a
blasfemar al Dios viviente. 18 Ciertamente, oh Jehová, los reyes de Asiria
destruyeron todas las tierras y sus comarcas, 19 y entregaron los dioses de
ellos al fuego; porque no eran dioses, sino obra de manos de hombre, madera y
piedra; por eso los destruyeron. 20 Ahora pues, Jehová Dios nuestro, líbranos de
su mano, para que todos los reinos de la tierra conozcan que sólo tú eres
Jehová.
21 Entonces Isaías hijo de Amoz envió a decir a Ezequías: Así ha dicho Jehová
Dios de Israel: Acerca de lo que me rogaste sobre Senaquerib rey de Asiria, 22
estas son las palabras que Jehová habló contra él: La virgen hija de Sion te
menosprecia, te escarnece; detrás de ti mueve su cabeza la hija de Jerusalén.
23 ¿A quién vituperaste, y a quién blasfemaste? ¿Contra quién has alzado tu voz,
y levantado tus ojos en alto? Contra el Santo de Israel. 24 Por mano de tus
siervos has vituperado al Señor, y dijiste: Con la multitud de mis carros subiré
a las alturas de los montes, a las laderas del Líbano; cortaré sus altos cedros,
sus cipreses escogidos; llegaré hasta sus más elevadas cumbres, al bosque de sus
feraces campos. 25 Yo cavé, y bebí las aguas, y con las pisadas de mis pies
secaré todos los ríos de Egipto.
26 ¿No has oído decir que desde tiempos antiguos yo lo hice, que desde los días
de la antigüedad lo tengo ideado? Y ahora lo he hecho venir, y tú serás para
reducir las ciudades fortificadas a montones de escombros. 27 Sus moradores
fueron de corto poder; fueron acobardados y confusos, fueron como hierba del
campo y hortaliza verde, como heno de los terrados, que antes de sazón se seca.
28 He conocido tu condición, tu salida y tu entrada, y tu furor contra mí. 29
Porque contra mí te airaste, y tu arrogancia ha subido a mis oídos; pondré,
pues, mi garfio en tu nariz, y mi freno en tus labios, y te haré volver por el
camino por donde viniste.
30 Y esto te será por señal: Comeréis este año lo que nace de suyo, y el año
segundo lo que nace de suyo; y el año tercero sembraréis y segaréis, y
plantaréis viñas, y comeréis su fruto. 31 Y lo que hubiere quedado de la casa de
Judá y lo que hubiere escapado, volverá a echar raíz abajo, y dará fruto arriba.
32 Porque de Jerusalén saldrá un remanente, y del monte de Sion los que se
salven. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.
33 Por tanto, así dice Jehová acerca del rey de Asiria: No entrará en esta
ciudad, ni arrojará saeta en ella; no vendrá delante de ella con escudo, ni
levantará contra ella baluarte. 34 Por el camino que vino, volverá, y no entrará
en esta ciudad, dice Jehová. 35 Porque yo ampararé a esta ciudad para salvarla,
por amor de mí mismo, y por amor de David mi siervo.
36 Y salió el ángel de Jehová y mató a ciento ochenta y cinco mil en el
campamento de los asirios; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que
todo era cuerpos de muertos. 37 Entonces Senaquerib rey de Asiria se fue, e hizo
su morada en Nínive. 38 Y aconteció que mientras adoraba en el templo de Nisroc
su dios, sus hijos Adramelec y Sarezer le mataron a espada, y huyeron a la
tierra de Ararat; y reinó en su lugar Esarhadón su hijo.
Enfermedad de Ezequías
(2 R. 20. 1-11; 2 Cr. 32. 24-26)
ISAÍAS 38
1 En aquellos días Ezequías enfermó de muerte. Y vino a él el profeta Isaías
hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no
vivirás. 2 Entonces volvió Ezequías su rostro a la pared, e hizo oración a
Jehová, 3 y dijo: Oh Jehová, te ruego que te acuerdes ahora que he andado
delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido
agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro. 4 Entonces vino
palabra de Jehová a Isaías, diciendo: 5 Ve y di a Ezequías: Jehová Dios de David
tu padre dice así: He oído tu oración, y visto tus lágrimas; he aquí que yo
añado a tus días quince años. 6 Y te libraré a ti y a esta ciudad, de mano del
rey de Asiria; y a esta ciudad ampararé.
7 Y esto te será señal de parte de Jehová, que Jehová hará esto que ha dicho: 8
He aquí yo haré volver la sombra por los grados que ha descendido con el sol, en
el reloj de Acaz, diez grados atrás. Y volvió el sol diez grados atrás, por los
cuales había ya descendido.
9 Escritura de Ezequías rey de Judá, de cuando enfermó y sanó de su enfermedad:
10 Yo dije: A la mitad de mis días iré a las puertas del Seol; privado soy del
resto de mis años. 11 Dije: No veré a JAH, a JAH en la tierra de los vivientes;
ya no veré más hombre con los moradores del mundo. 12 Mi morada ha sido movida y
traspasada de mí, como tienda de pastor. Como tejedor corté mi vida; me cortará
con la enfermedad; me consumirás entre el día y la noche. 13 Contaba yo hasta la
mañana. Como un león molió todos mis huesos; de la mañana a la noche me
acabarás.
14 Como la grulla y como la golondrina me quejaba; gemía como la paloma; alzaba
en alto mis ojos. Jehová, violencia padezco; fortaléceme. 15 ¿Qué diré? El que
me lo dijo, él mismo lo ha hecho. Andaré humildemente todos mis años, a causa de
aquella amargura de mi alma.
16 Oh Señor, por todas estas cosas los hombres vivirán, y en todas ellas está la
vida de mi espíritu; pues tú me restablecerás, y harás que viva. 17 He aquí,
amargura grande me sobrevino en la paz, mas a ti agradó librar mi vida del hoyo
de corrupción; porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados. 18 Porque el
Seol no te exaltará, ni te alabará la muerte; ni los que descienden al sepulcro
esperarán tu verdad. 19 El que vive, el que vive, éste te dará alabanza, como yo
hoy; el padre hará notoria tu verdad a los hijos. 20 Jehová me salvará; por
tanto cantaremos nuestros cánticos en la casa de Jehová todos los días de
nuestra vida.
21 Y había dicho Isaías: Tomen masa de higos, y pónganla en la llaga, y sanará.
22 Había asimismo dicho Ezequías: ¿Qué señal tendré de que subiré a la casa de
Jehová?
Ezequías recibe a los enviados de Babilonia
(2 R. 20. 12-19; 2 Cr. 32. 27-31)
ISAÍAS 39
1 En aquel tiempo Merodac-baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió
cartas y presentes a Ezequías; porque supo que había estado enfermo, y que había
convalecido. 2 Y se regocijó con ellos Ezequías, y les mostró la casa de su
tesoro, plata y oro, especias, ungüentos preciosos, toda su casa de armas, y
todo lo que se hallaba en sus tesoros; no hubo cosa en su casa y en todos sus
dominios, que Ezequías no les mostrase. 3 Entonces el profeta Isaías vino al rey
Ezequías, y le dijo: ¿Qué dicen estos hombres, y de dónde han venido a ti? Y
Ezequías respondió: De tierra muy lejana han venido a mí, de Babilonia. 4 Dijo
entonces: ¿Qué han visto en tu casa? Y dijo Ezequías: Todo lo que hay en mi casa
han visto, y ninguna cosa hay en mis tesoros que no les haya mostrado.
5 Entonces dijo Isaías a Ezequías: Oye palabra de Jehová de los ejércitos: 6 He
aquí vienen días en que será llevado a Babilonia todo lo que hay en tu casa, y
lo que tus padres han atesorado hasta hoy; ninguna cosa quedará, dice Jehová. 7
De tus hijos que saldrán de ti, y que habrás engendrado, tomarán, y serán
eunucos en el palacio del rey de Babilonia. 8 Y dijo Ezequías a Isaías: La
palabra de Jehová que has hablado es buena. Y añadió: A lo menos, haya paz y
seguridad en mis días.
Jehová consuela a Sion
ISAÍAS 40
1 Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios. 2 Hablad al corazón de
Jerusalén; decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es
perdonado; que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados.
3 Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en
la soledad a nuestro Dios. 4 Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y
collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. 5 Y se manifestará la
gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha
hablado.
6 Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda
carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo. 7 La hierba se seca, y la
flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como
hierba es el pueblo. 8 Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del
Dios nuestro permanece para siempre.
9 Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente tu voz,
anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Ved
aquí al Dios vuestro! 10 He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su
brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su
rostro. 11 Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y
en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas.
El incomparable Dios de Israel
12 ¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con
tres dedos juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza y con
pesas los collados? 13 ¿Quién enseñó al Espíritu de Jehová, o le aconsejó
enseñándole? 14 ¿A quién pidió consejo para ser avisado? ¿Quién le enseñó el
camino del juicio, o le enseñó ciencia, o le mostró la senda de la prudencia? 15
He aquí que las naciones le son como la gota de agua que cae del cubo, y como
menudo polvo en las balanzas le son estimadas; he aquí que hace desaparecer las
islas como polvo. 16 Ni el Líbano bastará para el fuego, ni todos sus animales
para el sacrificio. 17 Como nada son todas las naciones delante de él; y en su
comparación serán estimadas en menos que nada, y que lo que no es.
18 ¿A qué, pues, haréis semejante a Dios, o qué imagen le compondréis? 19 El
artífice prepara la imagen de talla, el platero le extiende el oro y le funde
cadenas de plata. 20 El pobre escoge, para ofrecerle, madera que no se apolille;
se busca un maestro sabio, que le haga una imagen de talla que no se mueva.
21 ¿No sabéis? ¿No habéis oído? ¿Nunca os lo han dicho desde el principio? ¿No
habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó? 22 El está sentado sobre el
círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas; él extiende los cielos
como una cortina, los despliega como una tienda para morar. 23 El convierte en
nada a los poderosos, y a los que gobiernan la tierra hace como cosa vana. 24
Como si nunca hubieran sido plantados, como si nunca hubieran sido sembrados,
como si nunca su tronco hubiera tenido raíz en la tierra; tan pronto como sopla
en ellos se secan, y el torbellino los lleva como hojarasca. 25 ¿A qué, pues, me
haréis semejante o me compararéis? dice el Santo. 26 Levantad en alto vuestros
ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas
llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el
poder de su dominio.
27 ¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino está escondido de
Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio? 28 ¿No has sabido, no has oído que el Dios
eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se
fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. 29 El da
esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. 30 Los
muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; 31 pero los que
esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas;
correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
Seguridad de Dios para Israel
ISAÍAS 41
1 Escuchadme, costas, y esfuércense los pueblos; acérquense, y entonces hablen;
estemos juntamente a juicio. 2 ¿Quién despertó del oriente al justo, lo llamó
para que le siguiese, entregó delante de él naciones, y le hizo enseñorear de
reyes; los entregó a su espada como polvo, como hojarasca que su arco arrebata?
3 Los siguió, pasó en paz por camino por donde sus pies nunca habían entrado. 4
¿Quién hizo y realizó esto? ¿Quién llama las generaciones desde el principio? Yo
Jehová, el primero, y yo mismo con los postreros. 5 Las costas vieron, y
tuvieron temor; los confines de la tierra se espantaron; se congregaron, y
vinieron. 6 Cada cual ayudó a su vecino, y a su hermano dijo: Esfuérzate. 7 El
carpintero animó al platero, y el que alisaba con martillo al que batía en el
yunque, diciendo: Buena está la soldadura; y lo afirmó con clavos, para que no
se moviese.
8 Pero tú, Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia
de Abraham mi amigo. 9 Porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras
lejanas te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché. 10
No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te
esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi
justicia. 11 He aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y
confundidos; serán como nada y perecerán los que contienden contigo. 12 Buscarás
a los que tienen contienda contigo, y no los hallarás; serán como nada, y como
cosa que no es, aquellos que te hacen la guerra. 13 Porque yo Jehová soy tu
Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo.
14 No temas, gusano de Jacob, oh vosotros los pocos de Israel; yo soy tu
socorro, dice Jehová; el Santo de Israel es tu Redentor. 15 He aquí que yo te he
puesto por trillo, trillo nuevo, lleno de dientes; trillarás montes y los
molerás, y collados reducirás a tamo. 16 Los aventarás, y los llevará el viento,
y los esparcirá el torbellino; pero tú te regocijarás en Jehová, te gloriarás en
el Santo de Israel.
17 Los afligidos y menesterosos buscan las aguas, y no las hay; seca está de sed
su lengua; yo Jehová los oiré, yo el Dios de Israel no los desampararé. 18 En
las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto
estanques de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca. 19 Daré en el
desierto cedros, acacias, arrayanes y olivos; pondré en la soledad cipreses,
pinos y bojes juntamente, 20 para que vean y conozcan, y adviertan y entiendan
todos, que la mano de Jehová hace esto, y que el Santo de Israel lo creó.
Dios reta a los falsos dioses
21 Alegad por vuestra causa, dice Jehová; presentad vuestras pruebas, dice el
Rey de Jacob. 22 Traigan, anúnciennos lo que ha de venir; dígannos lo que ha
pasado desde el principio, y pondremos nuestro corazón en ello; sepamos también
su postrimería, y hacednos entender lo que ha de venir. 23 Dadnos nuevas de lo
que ha de ser después, para que sepamos que vosotros sois dioses; o a lo menos
haced bien, o mal, para que tengamos qué contar, y juntamente nos maravillemos.
24 He aquí que vosotros sois nada, y vuestras obras vanidad; abominación es el
que os escogió.
25 Del norte levanté a uno, y vendrá; del nacimiento del sol invocará mi nombre;
y pisoteará príncipes como lodo, y como pisa el barro el alfarero. 26 ¿Quién lo
anunció desde el principio, para que sepamos; o de tiempo atrás, y diremos: Es
justo? Cierto, no hay quien anuncie; sí, no hay quien enseñe; ciertamente no hay
quien oiga vuestras palabras. 27 Yo soy el primero que he enseñado estas cosas a
Sion, y a Jerusalén daré un mensajero de alegres nuevas. 28 Miré, y no había
ninguno; y pregunté de estas cosas, y ningún consejero hubo; les pregunté, y no
respondieron palabra. 29 He aquí, todos son vanidad, y las obras de ellos nada;
viento y vanidad son sus imágenes fundidas.
El Siervo de Jehová
ISAÍAS 42
1 He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene
contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las
naciones. 2 No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles. 3 No
quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la
verdad traerá justicia. 4 No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la
tierra justicia; y las costas esperarán su ley.
5 Así dice Jehová Dios, Creador de los cielos, y el que los despliega; el que
extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre
ella, y espíritu a los que por ella andan: 6 Yo Jehová te he llamado en
justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al
pueblo, por luz de las naciones, 7 para que abras los ojos de los ciegos, para
que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en
tinieblas. 8 Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi
alabanza a esculturas. 9 He aquí se cumplieron las cosas primeras, y yo anuncio
cosas nuevas; antes que salgan a luz, yo os las haré notorias.
Alabanza por la liberación poderosa de Jehová
10 Cantad a Jehová un nuevo cántico, su alabanza desde el fin de la tierra; los
que descendéis al mar, y cuanto hay en él, las costas y los moradores de ellas.
11 Alcen la voz el desierto y sus ciudades, las aldeas donde habita Cedar;
canten los moradores de Sela, y desde la cumbre de los montes den voces de
júbilo. 12 Den gloria a Jehová, y anuncien sus loores en las costas. 13 Jehová
saldrá como gigante, y como hombre de guerra despertará celo; gritará, voceará,
se esforzará sobre sus enemigos.
14 Desde el siglo he callado, he guardado silencio, y me he detenido; daré voces
como la que está de parto; asolaré y devoraré juntamente. 15 Convertiré en
soledad montes y collados, haré secar toda su hierba; los ríos tornaré en islas,
y secaré los estanques. 16 Y guiaré a los ciegos por camino que no sabían, les
haré andar por sendas que no habían conocido; delante de ellos cambiaré las
tinieblas en luz, y lo escabroso en llanura. Estas cosas les haré, y no los
desampararé. 17 Serán vueltos atrás y en extremo confundidos los que confían en
ídolos, y dicen a las imágenes de fundición: Vosotros sois nuestros dioses.
Israel no aprende de la disciplina
18 Sordos, oíd, y vosotros, ciegos, mirad para ver. 19 ¿Quién es ciego, sino mi
siervo? ¿Quién es sordo, como mi mensajero que envié? ¿Quién es ciego como mi
escogido, y ciego como el siervo de Jehová, 20 que ve muchas cosas y no
advierte, que abre los oídos y no oye? 21 Jehová se complació por amor de su
justicia en magnificar la ley y engrandecerla. 22 Mas este es pueblo saqueado y
pisoteado, todos ellos atrapados en cavernas y escondidos en cárceles; son
puestos para despojo, y no hay quien libre; despojados, y no hay quien diga:
Restituid. 23 ¿Quién de vosotros oirá esto? ¿Quién atenderá y escuchará respecto
al porvenir? 24 ¿Quién dio a Jacob en botín, y entregó a Israel a saqueadores?
¿No fue Jehová, contra quien pecamos? No quisieron andar en sus caminos, ni
oyeron su ley. 25 Por tanto, derramó sobre él el ardor de su ira, y fuerza de
guerra; le puso fuego por todas partes, pero no entendió; y le consumió, mas no
hizo caso.
Jehová es el único Redentor
ISAÍAS 43
1 Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No
temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. 2 Cuando pases por las
aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el
fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. 3 Porque yo Jehová, Dios tuyo,
el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía
y a Seba por ti. 4 Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y
yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida. 5 No temas,
porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu generación, y del occidente te
recogeré. 6 Diré al norte: Da acá; y al sur: No detengas; trae de lejos mis
hijos, y mis hijas de los confines de la tierra, 7 todos los llamados de mi
nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice.
8 Sacad al pueblo ciego que tiene ojos, y a los sordos que tienen oídos. 9
Congréguense a una todas las naciones, y júntense todos los pueblos. ¿Quién de
ellos hay que nos dé nuevas de esto, y que nos haga oír las cosas primeras?
Presenten sus testigos, y justifíquense; oigan, y digan: Verdad es. 10 Vosotros
sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí, para que me conozcáis
y creáis, y entendáis que yo mismo soy; antes de mí no fue formado dios, ni lo
será después de mí. 11 Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve. 12 Yo
anuncié, y salvé, e hice oír, y no hubo entre vosotros dios ajeno. Vosotros,
pues, sois mis testigos, dice Jehová, que yo soy Dios. 13 Aun antes que hubiera
día, yo era; y no hay quien de mi mano libre. Lo que hago yo, ¿quién lo
estorbará?
14 Así dice Jehová, Redentor vuestro, el Santo de Israel: Por vosotros envié a
Babilonia, e hice descender como fugitivos a todos ellos, aun a los caldeos en
las naves de que se gloriaban. 15 Yo Jehová, Santo vuestro, Creador de Israel,
vuestro Rey. 16 Así dice Jehová, el que abre camino en el mar, y senda en las
aguas impetuosas; 17 el que saca carro y caballo, ejército y fuerza; caen
juntamente para no levantarse; fenecen, como pábilo quedan apagados. 18 No os
acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. 19 He
aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez
abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad. 20 Las fieras del campo me
honrarán, los chacales y los pollos del avestruz; porque daré aguas en el
desierto, ríos en la soledad, para que beba mi pueblo, mi escogido. 21 Este
pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicará.
22 Y no me invocaste a mí, oh Jacob, sino que de mí te cansaste, oh Israel. 23
No me trajiste a mí los animales de tus holocaustos, ni a mí me honraste con tus
sacrificios; no te hice servir con ofrenda, ni te hice fatigar con incienso. 24
No compraste para mí caña aromática por dinero, ni me saciaste con la grosura de
tus sacrificios, sino pusiste sobre mí la carga de tus pecados, me fatigaste con
tus maldades.
25 Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré
de tus pecados. 26 Hazme recordar, entremos en juicio juntamente; habla tú para
justificarte. 27 Tu primer padre pecó, y tus enseñadores prevaricaron contra mí.
28 Por tanto, yo profané los príncipes del santuario, y puse por anatema a Jacob
y por oprobio a Israel.
Jehová es el único Dios
ISAÍAS 44
1 Ahora pues, oye, Jacob, siervo mío, y tú, Israel, a quien yo escogí. 2 Así
dice Jehová, Hacedor tuyo, y el que te formó desde el vientre, el cual te
ayudará: No temas, siervo mío Jacob, y tú, Jesurún, a quien yo escogí. 3 Porque
yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu
derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos; 4 y brotarán
entre hierba, como sauces junto a las riberas de las aguas. 5 Este dirá: Yo soy
de Jehová; el otro se llamará del nombre de Jacob, y otro escribirá con su mano:
A Jehová, y se apellidará con el nombre de Israel.
6 Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy
el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios. 7 ¿Y quién
proclamará lo venidero, lo declarará, y lo pondrá en orden delante de mí, como
hago yo desde que establecí el pueblo antiguo? Anúncienles lo que viene, y lo
que está por venir. 8 No temáis, ni os amedrentéis; ¿no te lo hice oír desde la
antigüedad, y te lo dije? Luego vosotros sois mis testigos. No hay Dios sino yo.
No hay Fuerte; no conozco ninguno.
La insensatez de la idolatría
9 Los formadores de imágenes de talla, todos ellos son vanidad, y lo más
precioso de ellos para nada es útil; y ellos mismos son testigos para su
confusión, de que los ídolos no ven ni entienden. 10 ¿Quién formó un dios, o
quién fundió una imagen que para nada es de provecho? 11 He aquí que todos los
suyos serán avergonzados, porque los artífices mismos son hombres. Todos ellos
se juntarán, se presentarán, se asombrarán, y serán avergonzados a una.
12 El herrero toma la tenaza, trabaja en las ascuas, le da forma con los
martillos, y trabaja en ello con la fuerza de su brazo; luego tiene hambre, y le
faltan las fuerzas; no bebe agua, y se desmaya. 13 El carpintero tiende la
regla, lo señala con almagre, lo labra con los cepillos, le da figura con el
compás, lo hace en forma de varón, a semejanza de hombre hermoso, para tenerlo
en casa. 14 Corta cedros, y toma ciprés y encina, que crecen entre los árboles
del bosque; planta pino, que se críe con la lluvia. 15 De él se sirve luego el
hombre para quemar, y toma de ellos para calentarse; enciende también el horno,
y cuece panes; hace además un dios, y lo adora; fabrica un ídolo, y se arrodilla
delante de él. 16 Parte del leño quema en el fuego; con parte de él come carne,
prepara un asado, y se sacia; después se calienta, y dice: ¡Oh! me he calentado,
he visto el fuego; 17 y hace del sobrante un dios, un ídolo suyo; se postra
delante de él, lo adora, y le ruega diciendo: Líbrame, porque mi Dios eres tú.
18 No saben ni entienden; porque cerrados están sus ojos para no ver, y su
corazón para no entender. 19 No discurre para consigo, no tiene sentido ni
entendimiento para decir: Parte de esto quemé en el fuego, y sobre sus brasas
cocí pan, asé carne, y la comí. ¿Haré del resto de él una abominación? ¿Me
postraré delante de un tronco de árbol? 20 De ceniza se alimenta; su corazón
engañado le desvía, para que no libre su alma, ni diga: ¿No es pura mentira lo
que tengo en mi mano derecha?
Jehová es el Redentor de Israel
21 Acuérdate de estas cosas, oh Jacob, e Israel, porque mi siervo eres. Yo te
formé, siervo mío eres tú; Israel, no me olvides. 22 Yo deshice como una nube
tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí.
23 Cantad loores, oh cielos, porque Jehová lo hizo; gritad con júbilo,
profundidades de la tierra; prorrumpid, montes, en alabanza; bosque, y todo
árbol que en él está; porque Jehová redimió a Jacob, y en Israel será
glorificado.
24 Así dice Jehová, tu Redentor, que te formó desde el vientre: Yo Jehová, que
lo hago todo, que extiendo solo los cielos, que extiendo la tierra por mí mismo;
25 que deshago las señales de los adivinos, y enloquezco a los agoreros; que
hago volver atrás a los sabios, y desvanezco su sabiduría. 26 Yo, el que
despierta la palabra de su siervo, y cumple el consejo de sus mensajeros; que
dice a Jerusalén: Serás habitada; y a las ciudades de Judá: Reconstruidas serán,
y sus ruinas reedificaré; 27 que dice a las profundidades: Secaos, y tus ríos
haré secar; 28 que dice de Ciro: Es mi pastor, y cumplirá todo lo que yo quiero,
al decir a Jerusalén: Serás edificada; y al templo: Serás fundado.
Encargo de Dios para Ciro
ISAÍAS 45
1 Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para
sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de
él puertas, y las puertas no se cerrarán: 2 Yo iré delante de ti, y enderezaré
los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré
pedazos; 3 y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para
que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre. 4 Por amor
de mi siervo Jacob, y de Israel mi escogido, te llamé por tu nombre; te puse
sobrenombre, aunque no me conociste. 5 Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay
Dios fuera de mí. Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste, 6 para que se sepa
desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone, que no hay más que yo; yo
Jehová, y ninguno más que yo, 7 que formo la luz y creo las tinieblas, que hago
la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto.
Jehová el Creador
8 Rociad, cielos, de arriba, y las nubes destilen la justicia; ábrase la tierra,
y prodúzcanse la salvación y la justicia; háganse brotar juntamente. Yo Jehová
lo he creado.
9 ¡Ay del que pleitea con su Hacedor! ¡el tiesto con los tiestos de la tierra!
¿Dirá el barro al que lo labra: ¿Qué haces?; o tu obra: No tiene manos? 10 ¡Ay
del que dice al padre: ¿Por qué engendraste? y a la mujer: ¿Por qué diste a
luz?! 11 Así dice Jehová, el Santo de Israel, y su Formador: Preguntadme de las
cosas por venir; mandadme acerca de mis hijos, y acerca de la obra de mis manos.
12 Yo hice la tierra, y creé sobre ella al hombre. Yo, mis manos, extendieron
los cielos, y a todo su ejército mandé. 13 Yo lo desperté en justicia, y
enderezaré todos sus caminos; él edificará mi ciudad, y soltará mis cautivos, no
por precio ni por dones, dice Jehová de los ejércitos.
14 Así dice Jehová: El trabajo de Egipto, las mercaderías de Etiopía, y los
sabeos, hombres de elevada estatura, se pasarán a ti y serán tuyos; irán en pos
de ti, pasarán con grillos; te harán reverencia y te suplicarán diciendo:
Ciertamente en ti está Dios, y no hay otro fuera de Dios. 15 Verdaderamente tú
eres Dios que te encubres, Dios de Israel, que salvas. 16 Confusos y
avergonzados serán todos ellos; irán con afrenta todos los fabricadores de
imágenes. 17 Israel será salvo en Jehová con salvación eterna; no os
avergonzaréis ni os afrentaréis, por todos los siglos.
18 Porque así dijo Jehová, que creó los cielos; él es Dios, el que formó la
tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano, para que fuese habitada
la creó: Yo soy Jehová, y no hay otro. 19 No hablé en secreto, en un lugar
oscuro de la tierra; no dije a la descendencia de Jacob: En vano me buscáis. Yo
soy Jehová que hablo justicia, que anuncio rectitud.
Jehová y los ídolos de Babilonia
20 Reuníos, y venid; juntaos todos los sobrevivientes de entre las naciones. No
tienen conocimiento aquellos que erigen el madero de su ídolo, y los que ruegan
a un dios que no salva. 21 Proclamad, y hacedlos acercarse, y entren todos en
consulta; ¿quién hizo oír esto desde el principio, y lo tiene dicho desde
entonces, sino yo Jehová? Y no hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador;
ningún otro fuera de mí. 22 Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la
tierra, porque yo soy Dios, y no hay más. 23 Por mí mismo hice juramento, de mi
boca salió palabra en justicia, y no será revocada: Que a mí se doblará toda
rodilla, y jurará toda lengua.
24 Y se dirá de mí: Ciertamente en Jehová está la justicia y la fuerza; a él
vendrán, y todos los que contra él se enardecen serán avergonzados. 25 En Jehová
será justificada y se gloriará toda la descendencia de Israel.
ISAÍAS 46
1 Se postró Bel, se abatió Nebo; sus imágenes fueron puestas sobre bestias,
sobre animales de carga; esas cosas que vosotros solíais llevar son alzadas cual
carga, sobre las bestias cansadas. 2 Fueron humillados, fueron abatidos
juntamente; no pudieron escaparse de la carga, sino que tuvieron ellos mismos
que ir en cautiverio.
3 Oídme, oh casa de Jacob, y todo el resto de la casa de Israel, los que sois
traídos por mí desde el vientre, los que sois llevados desde la matriz. 4 Y
hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo; yo hice, yo llevaré,
yo soportaré y guardaré.
5 ¿A quién me asemejáis, y me igualáis, y me comparáis, para que seamos
semejantes? 6 Sacan oro de la bolsa, y pesan plata con balanzas, alquilan un
platero para hacer un dios de ello; se postran y adoran. 7 Se lo echan sobre los
hombros, lo llevan, y lo colocan en su lugar; allí se está, y no se mueve de su
sitio. Le gritan, y tampoco responde, ni libra de la tribulación.
8 Acordaos de esto, y tened vergüenza; volved en vosotros, prevaricadores. 9
Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y
no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, 10 que anuncio lo por venir desde
el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi
consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero; 11 que llamo desde el oriente al
ave, y de tierra lejana al varón de mi consejo. Yo hablé, y lo haré venir; lo he
pensado, y también lo haré.
12 Oídme, duros de corazón, que estáis lejos de la justicia: 13 Haré que se
acerque mi justicia; no se alejará, y mi salvación no se detendrá. Y pondré
salvación en Sion, y mi gloria en Israel.
Juicio sobre Babilonia
ISAÍAS 47
1 Desciende y siéntate en el polvo, virgen hija de Babilonia. Siéntate en la
tierra, sin trono, hija de los caldeos; porque nunca más te llamarán tierna y
delicada. 2 Toma el molino y muele harina; descubre tus guedejas, descalza los
pies, descubre las piernas, pasa los ríos. 3 Será tu vergüenza descubierta, y tu
deshonra será vista; haré retribución, y no se librará hombre alguno. 4 Nuestro
Redentor, Jehová de los ejércitos es su nombre, el Santo de Israel.
5 Siéntate, calla, y entra en tinieblas, hija de los caldeos; porque nunca más
te llamarán señora de reinos. 6 Me enojé contra mi pueblo, profané mi heredad, y
los entregué en tu mano; no les tuviste compasión; sobre el anciano agravaste
mucho tu yugo. 7 Dijiste: Para siempre seré señora; y no has pensado en esto, ni
te acordaste de tu postrimería. 8 Oye, pues, ahora esto, mujer voluptuosa, tú
que estás sentada confiadamente, tú que dices en tu corazón: Yo soy, y fuera de
mí no hay más; no quedaré viuda, ni conoceré orfandad. 9 Estas dos cosas te
vendrán de repente en un mismo día, orfandad y viudez; en toda su fuerza vendrán
sobre ti, a pesar de la multitud de tus hechizos y de tus muchos encantamientos.
10 Porque te confiaste en tu maldad, diciendo: Nadie me ve. Tu sabiduría y tu
misma ciencia te engañaron, y dijiste en tu corazón: Yo, y nadie más. 11 Vendrá,
pues, sobre ti mal, cuyo nacimiento no sabrás; caerá sobre ti quebrantamiento,
el cual no podrás remediar; y destrucción que no sepas vendrá de repente sobre
ti.
12 Estate ahora en tus encantamientos y en la multitud de tus hechizos, en los
cuales te fatigaste desde tu juventud; quizá podrás mejorarte, quizá te
fortalecerás. 13 Te has fatigado en tus muchos consejos. Comparezcan ahora y te
defiendan los contempladores de los cielos, los que observan las estrellas, los
que cuentan los meses, para pronosticar lo que vendrá sobre ti.
14 He aquí que serán como tamo; fuego los quemará, no salvarán sus vidas del
poder de la llama; no quedará brasa para calentarse, ni lumbre a la cual se
sienten. 15 Así te serán aquellos con quienes te fatigaste, los que traficaron
contigo desde tu juventud; cada uno irá por su camino, no habrá quien te salve.
Dios reprende la infidelidad de Israel
ISAÍAS 48
1 Oíd esto, casa de Jacob, que os llamáis del nombre de Israel, los que salieron
de las aguas de Judá, los que juran en el nombre de Jehová, y hacen memoria del
Dios de Israel, mas no en verdad ni en justicia; 2 porque de la santa ciudad se
nombran, y en el Dios de Israel confían; su nombre es Jehová de los ejércitos.
3 Lo que pasó, ya antes lo dije, y de mi boca salió; lo publiqué, lo hice
pronto, y fue realidad. 4 Por cuanto conozco que eres duro, y barra de hierro tu
cerviz, y tu frente de bronce, 5 te lo dije ya hace tiempo; antes que sucediera
te lo advertí, para que no dijeras: Mi ídolo lo hizo, mis imágenes de escultura
y de fundición mandaron estas cosas.
6 Lo oíste, y lo viste todo; ¿y no lo anunciaréis vosotros? Ahora, pues, te he
hecho oír cosas nuevas y ocultas que tú no sabías. 7 Ahora han sido creadas, no
en días pasados, ni antes de este día las habías oído, para que no digas: He
aquí que yo lo sabía. 8 Sí, nunca lo habías oído, ni nunca lo habías conocido;
ciertamente no se abrió antes tu oído; porque sabía que siendo desleal habías de
desobedecer, por tanto te llamé rebelde desde el vientre.
9 Por amor de mi nombre diferiré mi ira, y para alabanza mía la reprimiré para
no destruirte. 10 He aquí te he purificado, y no como a plata; te he escogido en
horno de aflicción. 11 Por mí, por amor de mí mismo lo haré, para que no sea
amancillado mi nombre, y mi honra no la daré a otro.
12 Oyeme, Jacob, y tú, Israel, a quien llamé: Yo mismo, yo el primero, yo
también el postrero. 13 Mi mano fundó también la tierra, y mi mano derecha midió
los cielos con el palmo; al llamarlos yo, comparecieron juntamente.
14 Juntaos todos vosotros, y oíd. ¿Quién hay entre ellos que anuncie estas
cosas? Aquel a quien Jehová amó ejecutará su voluntad en Babilonia, y su brazo
estará sobre los caldeos. 15 Yo, yo hablé, y le llamé y le traje; por tanto,
será prosperado su camino. 16 Acercaos a mí, oíd esto: desde el principio no
hablé en secreto; desde que eso se hizo, allí estaba yo; y ahora me envió Jehová
el Señor, y su Espíritu.
17 Así ha dicho Jehová, Redentor tuyo, el Santo de Israel: Yo soy Jehová Dios
tuyo, que te enseña provechosamente, que te encamina por el camino que debes
seguir. 18 ¡Oh, si hubieras atendido a mis mandamientos! Fuera entonces tu paz
como un río, y tu justicia como las ondas del mar. 19 Fuera como la arena tu
descendencia, y los renuevos de tus entrañas como los granos de arena; nunca su
nombre sería cortado, ni raído de mi presencia. 20 Salid de Babilonia, huid de
entre los caldeos; dad nuevas de esto con voz de alegría, publicadlo, llevadlo
hasta lo postrero de la tierra; decid: Redimió Jehová a Jacob su siervo. 21 No
tuvieron sed cuando los llevó por los desiertos; les hizo brotar agua de la
piedra; abrió la peña, y corrieron las aguas. 22 No hay paz para los malos, dijo
Jehová.
Israel, siervo de Jehová
ISAÍAS 49
1 Oídme, costas, y escuchad, pueblos lejanos. Jehová me llamó desde el vientre,
desde las entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria. 2 Y puso mi boca como
espada aguda, me cubrió con la sombra de su mano; y me puso por saeta bruñida,
me guardó en su aljaba; 3 y me dijo: Mi siervo eres, oh Israel, porque en ti me
gloriaré. 4 Pero yo dije: Por demás he trabajado, en vano y sin provecho he
consumido mis fuerzas; pero mi causa está delante de Jehová, y mi recompensa con
mi Dios.
5 Ahora pues, dice Jehová, el que me formó desde el vientre para ser su siervo,
para hacer volver a él a Jacob y para congregarle a Israel (porque estimado seré
en los ojos de Jehová, y el Dios mío será mi fuerza); 6 dice: Poco es para mí
que tú seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el
remanente de Israel; también te di por luz de las naciones, para que seas mi
salvación hasta lo postrero de la tierra.
7 Así ha dicho Jehová, Redentor de Israel, el Santo suyo, al menospreciado de
alma, al abominado de las naciones, al siervo de los tiranos: Verán reyes, y se
levantarán príncipes, y adorarán por Jehová; porque fiel es el Santo de Israel,
el cual te escogió.
Dios promete restaurar a Sion
8 Así dijo Jehová: En tiempo aceptable te oí, y en el día de salvación te ayudé;
y te guardaré, y te daré por pacto al pueblo, para que restaures la tierra, para
que heredes asoladas heredades; 9 para que digas a los presos: Salid; y a los
que están en tinieblas: Mostraos. En los caminos serán apacentados, y en todas
las alturas tendrán sus pastos. 10 No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el
sol los afligirá; porque el que tiene de ellos misericordia los guiará, y los
conducirá a manantiales de aguas. 11 Y convertiré en camino todos mis montes, y
mis calzadas serán levantadas. 12 He aquí éstos vendrán de lejos; y he aquí
éstos del norte y del occidente, y éstos de la tierra de Sinim.
13 Cantad alabanzas, oh cielos, y alégrate, tierra; y prorrumpid en alabanzas,
oh montes; porque Jehová ha consolado a su pueblo, y de sus pobres tendrá
misericordia. 14 Pero Sion dijo: Me dejó Jehová, y el Señor se olvidó de mí. 15
¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo
de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti. 16 He aquí que en
las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus
muros. 17 Tus edificadores vendrán aprisa; tus destruidores y tus asoladores
saldrán de ti. 18 Alza tus ojos alrededor, y mira: todos éstos se han reunido,
han venido a ti. Vivo yo, dice Jehová, que de todos, como de vestidura de honra,
serás vestida; y de ellos serás ceñida como novia.
19 Porque tu tierra devastada, arruinada y desierta, ahora será estrecha por la
multitud de los moradores, y tus destruidores serán apartados lejos. 20 Aun los
hijos de tu orfandad dirán a tus oídos: Estrecho es para mí este lugar;
apártate, para que yo more. 21 Y dirás en tu corazón: ¿Quién me engendró éstos?
Porque yo había sido privada de hijos y estaba sola, peregrina y desterrada;
¿quién, pues, crió éstos? He aquí yo había sido dejada sola; ¿dónde estaban
éstos?
22 Así dijo Jehová el Señor: He aquí, yo tenderé mi mano a las naciones, y a los
pueblos levantaré mi bandera; y traerán en brazos a tus hijos, y tus hijas serán
traídas en hombros. 23 Reyes serán tus ayos, y sus reinas tus nodrizas; con el
rostro inclinado a tierra te adorarán, y lamerán el polvo de tus pies; y
conocerás que yo soy Jehová, que no se avergonzarán los que esperan en mí.
24 ¿Será quitado el botín al valiente? ¿Será rescatado el cautivo de un tirano?
25 Pero así dice Jehová: Ciertamente el cautivo será rescatado del valiente, y
el botín será arrebatado al tirano; y tu pleito yo lo defenderé, y yo salvaré a
tus hijos. 26 Y a los que te despojaron haré comer sus propias carnes, y con su
sangre serán embriagados como con vino; y conocerá todo hombre que yo Jehová soy
Salvador tuyo y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob.
Jehová ayuda a quienes confían en él
ISAÍAS 50
1 Así dijo Jehová: ¿Qué es de la carta de repudio de vuestra madre, con la cual
yo la repudié? ¿O quiénes son mis acreedores, a quienes yo os he vendido? He
aquí que por vuestras maldades sois vendidos, y por vuestras rebeliones fue
repudiada vuestra madre. 2 ¿Por qué cuando vine, no hallé a nadie, y cuando
llamé, nadie respondió? ¿Acaso se ha acortado mi mano para no redimir? ¿No hay
en mí poder para librar? He aquí que con mi reprensión hago secar el mar;
convierto los ríos en desierto; sus peces se pudren por falta de agua, y mueren
de sed. 3 Visto de oscuridad los cielos, y hago como cilicio su cubierta.
4 Jehová el Señor me dio lengua de sabios, para saber hablar palabras al
cansado; despertará mañana tras mañana, despertará mi oído para que oiga como
los sabios. 5 Jehová el Señor me abrió el oído, y yo no fui rebelde, ni me volví
atrás. 6 Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la
barba; no escondí mi rostro de injurias y de esputos.
7 Porque Jehová el Señor me ayudará, por tanto no me avergoncé; por eso puse mi
rostro como un pedernal, y sé que no seré avergonzado. 8 Cercano está de mí el
que me salva; ¿quién contenderá conmigo? Juntémonos. ¿Quién es el adversario de
mi causa? Acérquese a mí. 9 He aquí que Jehová el Señor me ayudará; ¿quién hay
que me condene? He aquí que todos ellos se envejecerán como ropa de vestir,
serán comidos por la polilla.
10 ¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El
que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese
en su Dios. 11 He aquí que todos vosotros encendéis fuego, y os rodeáis de teas;
andad a la luz de vuestro fuego, y de las teas que encendisteis. De mi mano os
vendrá esto; en dolor seréis sepultados.
Palabras de consuelo para Sion
ISAÍAS 51
1 Oídme, los que seguís la justicia, los que buscáis a Jehová. Mirad a la piedra
de donde fuisteis cortados, y al hueco de la cantera de donde fuisteis
arrancados. 2 Mirad a Abraham vuestro padre, y a Sara que os dio a luz; porque
cuando no era más que uno solo lo llamé, y lo bendije y lo multipliqué. 3
Ciertamente consolará Jehová a Sion; consolará todas sus soledades, y cambiará
su desierto en paraíso, y su soledad en huerto de Jehová; se hallará en ella
alegría y gozo, alabanza y voces de canto.
4 Estad atentos a mí, pueblo mío, y oídme, nación mía; porque de mí saldrá la
ley, y mi justicia para luz de los pueblos. 5 Cercana está mi justicia, ha
salido mi salvación, y mis brazos juzgarán a los pueblos; a mí me esperan los de
la costa, y en mi brazo ponen su esperanza. 6 Alzad a los cielos vuestros ojos,
y mirad abajo a la tierra; porque los cielos serán deshechos como humo, y la
tierra se envejecerá como ropa de vestir, y de la misma manera perecerán sus
moradores; pero mi salvación será para siempre, mi justicia no perecerá.
7 Oídme, los que conocéis justicia, pueblo en cuyo corazón está mi ley. No
temáis afrenta de hombre, ni desmayéis por sus ultrajes. 8 Porque como a
vestidura los comerá polilla, como a lana los comerá gusano; pero mi justicia
permanecerá perpetuamente, y mi salvación por siglos de siglos.
9 Despiértate, despiértate, vístete de poder, oh brazo de Jehová; despiértate
como en el tiempo antiguo, en los siglos pasados. ¿No eres tú el que cortó a
Rahab, y el que hirió al dragón? 10 ¿No eres tú el que secó el mar, las aguas
del gran abismo; el que transformó en camino las profundidades del mar para que
pasaran los redimidos? 11 Ciertamente volverán los redimidos de Jehová; volverán
a Sion cantando, y gozo perpetuo habrá sobre sus cabezas; tendrán gozo y
alegría, y el dolor y el gemido huirán.
12 Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que tengas temor del
hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es como heno? 13 Y ya te has
olvidado de Jehová tu Hacedor, que extendió los cielos y fundó la tierra; y todo
el día temiste continuamente del furor del que aflige, cuando se disponía para
destruir. ¿Pero en dónde está el furor del que aflige? 14 El preso agobiado será
libertado pronto; no morirá en la mazmorra, ni le faltará su pan. 15 Porque yo
Jehová, que agito el mar y hago rugir sus ondas, soy tu Dios, cuyo nombre es
Jehová de los ejércitos. 16 Y en tu boca he puesto mis palabras, y con la sombra
de mi mano te cubrí, extendiendo los cielos y echando los cimientos de la
tierra, y diciendo a Sion: Pueblo mío eres tú.
17 Despierta, despierta, levántate, oh Jerusalén, que bebiste de la mano de
Jehová el cáliz de su ira; porque el cáliz de aturdimiento bebiste hasta los
sedimentos. 18 De todos los hijos que dio a luz, no hay quien la guíe; ni quien
la tome de la mano, de todos los hijos que crió. 19 Estas dos cosas te han
acontecido: asolamiento y quebrantamiento, hambre y espada. ¿Quién se dolerá de
ti? ¿Quién te consolará? 20 Tus hijos desmayaron, estuvieron tendidos en las
encrucijadas de todos los caminos, como antílope en la red, llenos de la
indignación de Jehová, de la ira del Dios tuyo. 21 Oye, pues, ahora esto,
afligida, ebria, y no de vino: 22 Así dijo Jehová tu Señor, y tu Dios, el cual
aboga por su pueblo: He aquí he quitado de tu mano el cáliz de aturdimiento, los
sedimentos del cáliz de mi ira; nunca más lo beberás. 23 Y lo pondré en mano de
tus angustiadores, que dijeron a tu alma: Inclínate, y pasaremos por encima de
ti. Y tú pusiste tu cuerpo como tierra, y como camino, para que pasaran.
Dios librará del cautiverio a Sion
ISAÍAS 52
1 Despierta, despierta, vístete de poder, oh Sion; vístete tu ropa hermosa, oh
Jerusalén, ciudad santa; porque nunca más vendrá a ti incircunciso ni inmundo. 2
Sacúdete del polvo; levántate y siéntate, Jerusalén; suelta las ataduras de tu
cuello, cautiva hija de Sion.
3 Porque así dice Jehová: De balde fuisteis vendidos; por tanto, sin dinero
seréis rescatados. 4 Porque así dijo Jehová el Señor: Mi pueblo descendió a
Egipto en tiempo pasado, para morar allá, y el asirio lo cautivó sin razón. 5 Y
ahora ¿qué hago aquí, dice Jehová, ya que mi pueblo es llevado injustamente? Y
los que en él se enseñorean, lo hacen aullar, dice Jehová, y continuamente es
blasfemado mi nombre todo el día. 6 Por tanto, mi pueblo sabrá mi nombre por
esta causa en aquel día; porque yo mismo que hablo, he aquí estaré presente.
7 ¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del
que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del
que dice a Sion: ¡Tu Dios reina! 8 ¡Voz de tus atalayas! Alzarán la voz,
juntamente darán voces de júbilo; porque ojo a ojo verán que Jehová vuelve a
traer a Sion. 9 Cantad alabanzas, alegraos juntamente, soledades de Jerusalén;
porque Jehová ha consolado a su pueblo, a Jerusalén ha redimido. 10 Jehová
desnudó su santo brazo ante los ojos de todas las naciones, y todos los confines
de la tierra verán la salvación del Dios nuestro.
11 Apartaos, apartaos, salid de ahí, no toquéis cosa inmunda; salid de en medio
de ella; purificaos los que lleváislos utensilios de Jehová. 12 Porque no
saldréis apresurados, ni iréis huyendo; porque Jehová irá delante de vosotros, y
os congregará el Dios de Israel.
Sufrimientos del Siervo de Jehová
13 He aquí que mi siervo será prosperado, será engrandecido y exaltado, y será
puesto muy en alto. 14 Como se asombraron de ti muchos, de tal manera fue
desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de
los hombres, 15 así asombrará él a muchas naciones; los reyes cerrarán ante él
la boca, porque verán lo que nunca les fue contado, y entenderán lo que jamás
habían oído.
ISAÍAS 53
1 ¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo
de Jehová? 2 Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no
hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le
deseemos. 3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores,
experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue
menospreciado, y no lo estimamos.
4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y
nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. 5 Mas él herido
fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra
paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. 6 Todos nosotros nos
descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en
él el pecado de todos nosotros.
7 Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al
matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su
boca. 8 Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará?
Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo
fue herido. 9 Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en
su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.
10 Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando
haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos
días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. 11 Verá el fruto de la
aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi
siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. 12 Por tanto, yo le
daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto
derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él
llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.
El amor eterno de Jehová hacia Israel
ISAÍAS 54
1 Regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz; levanta canción y da voces de
júbilo, la que nunca estuvo de parto; porque más son los hijos de la desamparada
que los de la casada, ha dicho Jehová. 2 Ensancha el sitio de tu tienda, y las
cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no seas escasa; alarga tus
cuerdas, y refuerza tus estacas. 3 Porque te extenderás a la mano derecha y a la
mano izquierda; y tu descendencia heredará naciones, y habitará las ciudades
asoladas.
4 No temas, pues no serás confundida; y no te avergüences, porque no serás
afrentada, sino que te olvidarás de la vergüenza de tu juventud, y de la afrenta
de tu viudez no tendrás más memoria. 5 Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de
los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la
tierra será llamado. 6 Porque como a mujer abandonada y triste de espíritu te
llamó Jehová, y como a la esposa de la juventud que es repudiada, dijo el Dios
tuyo. 7 Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes
misericordias. 8 Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero
con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo Jehová tu Redentor.
9 Porque esto me será como en los días de Noé, cuando juré que nunca más las
aguas de Noé pasarían sobre la tierra; así he jurado que no me enojaré contra
ti, ni te reñiré. 10 Porque los montes se moverán, y los collados temblarán,
pero no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará,
dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti.
11 Pobrecita, fatigada con tempestad, sin consuelo; he aquí que yo cimentaré tus
piedras sobre carbunclo, y sobre zafiros te fundaré. 12 Tus ventanas pondré de
piedras preciosas, tus puertas de piedras de carbunclo, y toda tu muralla de
piedras preciosas. 13 Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y se
multiplicará la paz de tus hijos. 14 Con justicia serás adornada; estarás lejos
de opresión, porque no temerás, y de temor, porque no se acercará a ti. 15 Si
alguno conspirare contra ti, lo hará sin mí; el que contra ti conspirare,
delante de ti caerá. 16 He aquí que yo hice al herrero que sopla las ascuas en
el fuego, y que saca la herramienta para su obra; y yo he creado al destruidor
para destruir. 17 Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda
lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de
Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová.
Misericordia gratuita para todos
ISAÍAS 55
1 A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid,
comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. 2 ¿Por
qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia?
Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. 3
Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con
vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David. 4 He aquí que yo lo di
por testigo a los pueblos, por jefe y por maestro a las naciones. 5 He aquí,
llamarás a gente que no conociste, y gentes que no te conocieron correrán a ti,
por causa de Jehová tu Dios, y del Santo de Israel que te ha honrado. 6 Buscad a
Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. 7 Deje el
impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el
cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en
perdonar. 8 Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros
caminos mis caminos, dijo Jehová. 9 Como son más altos los cielos que la tierra,
así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que
vuestros pensamientos.
10 Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá,
sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que
siembra, y pan al que come, 11 así será mi palabra que sale de mi boca; no
volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello
para que la envié.
12 Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los
collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo
darán palmadas de aplauso. 13 En lugar de la zarza crecerá ciprés, y en lugar de
la ortiga crecerá arrayán; y será a Jehová por nombre, por señal eterna que
nunca será raída.
Recompensa de los que guardan el pacto de Dios
ISAÍAS 56
1 Así dijo Jehová: Guardad derecho, y haced justicia; porque cercana está mi
salvación para venir, y mi justicia para manifestarse. 2 Bienaventurado el
hombre que hace esto, y el hijo de hombre que lo abraza; que guarda el día de
reposo para no profanarlo, y que guarda su mano de hacer todo mal.
3 Y el extranjero que sigue a Jehová no hable diciendo: Me apartará totalmente
Jehová de su pueblo. Ni diga el eunuco: He aquí yo soy árbol seco. 4 Porque así
dijo Jehová: A los eunucos que guarden mis días de reposo, y escojan lo que yo
quiero, y abracen mi pacto, 5 yo les daré lugar en mi casa y dentro de mis
muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre perpetuo les daré, que
nunca perecerá. 6 Y a los hijos de los extranjeros que sigan a Jehová para
servirle, y que amen el nombre de Jehová para ser sus siervos; a todos los que
guarden el día de reposo para no profanarlo, y abracen mi pacto, 7 yo los
llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos
y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa
de oración para todos los pueblos. 8 Dice Jehová el Señor, el que reúne a los
dispersos de Israel: Aún juntaré sobre él a sus congregados.
9 Todas las bestias del campo, todas las fieras del bosque, venid a devorar. 10
Sus atalayas son ciegos, todos ellos ignorantes; todos ellos perros mudos, no
pueden ladrar; soñolientos, echados, aman el dormir. 11 Y esos perros comilones
son insaciables; y los pastores mismos no saben entender; todos ellos siguen sus
propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada uno por su lado. 12
Venid, dicen, tomemos vino, embriaguémonos de sidra; y será el día de mañana
como este, o mucho más excelente.
Condenación de la idolatría de Israel
ISAÍAS 57
1 Perece el justo, y no hay quien piense en ello; y los piadosos mueren, y no
hay quien entienda que de delante de la aflicción es quitado el justo. 2 Entrará
en la paz; descansarán en sus lechos todos los que andan delante de Dios. 3 Mas
vosotros llegaos acá, hijos de la hechicera, generación del adúltero y de la
fornicaria. 4 ¿De quién os habéis burlado? ¿Contra quién ensanchasteis la boca,
y alargasteis la lengua? ¿No sois vosotros hijos rebeldes, generación mentirosa,
5 que os enfervorizáis con los ídolos debajo de todo árbol frondoso, que
sacrificáis los hijos en los valles, debajo de los peñascos? 6 En las piedras
lisas del valle está tu parte; ellas, ellas son tu suerte; y a ellas derramaste
libación, y ofreciste presente. ¿No habré de castigar estas cosas? 7 Sobre el
monte alto y empinado pusiste tu cama; allí también subiste a hacer sacrificio.
8 Y tras la puerta y el umbral pusiste tu recuerdo; porque a otro, y no a mí, te
descubriste, y subiste, y ensanchaste tu cama, e hiciste con ellos pacto; amaste
su cama dondequiera que la veías. 9 Y fuiste al rey con ungüento, y
multiplicaste tus perfumes, y enviaste tus embajadores lejos, y te abatiste
hasta la profundidad del Seol. 10 En la multitud de tus caminos te cansaste,
pero no dijiste: No hay remedio; hallaste nuevo vigor en tu mano, por tanto, no
te desalentaste.
11 ¿Y de quién te asustaste y temiste, que has faltado a la fe, y no te has
acordado de mí, ni te vino al pensamiento? ¿No he guardado silencio desde
tiempos antiguos, y nunca me has temido? 12 Yo publicaré tu justicia y tus
obras, que no te aprovecharán.
13 Cuando clames, que te libren tus ídolos; pero a todos ellos llevará el
viento, un soplo los arrebatará; mas el que en mí confía tendrá la tierra por
heredad, y poseerá mi santo monte. 14 Y dirá: Allanad, allanad; barred el
camino, quitad los tropiezos del camino de mi pueblo. 15 Porque así dijo el Alto
y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en
la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer
vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los
quebrantados. 16 Porque no contenderé para siempre, ni para siempre me enojaré;
pues decaería ante mí el espíritu, y las almas que yo he creado. 17 Por la
iniquidad de su codicia me enojé, y le herí, escondí mi rostro y me indigné; y
él siguió rebelde por el camino de su corazón. 18 He visto sus caminos; pero le
sanaré, y le pastorearé, y le daré consuelo a él y a sus enlutados; 19 produciré
fruto de labios: Paz, paz al que está lejos y al cercano, dijo Jehová; y lo
sanaré. 20 Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse
quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo. 21 No hay paz, dijo mi Dios, para los
impíos.
El verdadero ayuno
ISAÍAS 58
1 Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a
mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado. 2 Que me buscan cada día,
y quieren saber mis caminos, como gente que hubiese hecho justicia, y que no
hubiese dejado la ley de su Dios; me piden justos juicios, y quieren acercarse a
Dios. 3 ¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas,
y no te diste por entendido? He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis
vuestro propio gusto, y oprimís a todos vuestros trabajadores. 4 He aquí que
para contiendas y debates ayunáis y para herir con el puño inicuamente; no
ayunéis como hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto. 5 ¿Es tal el ayuno
que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como
junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día
agradable a Jehová?
6 ¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad,
soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que
rompáis todo yugo? 7 ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres
errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te
escondas de tu hermano? 8 Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se
dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será
tu retaguardia.
9 Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si
quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad; 10
y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas
nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía. 11 Jehová te pastoreará
siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás
como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan. 12 Y
los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y
generación levantarás, y serás llamado reparador de portillos, restaurador de
calzadas para habitar.
La observancia del día de reposo
13 Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo,
y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en
tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras,
14 entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la
tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová
lo ha hablado.
Confesión del pecado de Israel
ISAÍAS 59
1 He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado
su oído para oír; 2 pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros
y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para
no oír. 3 Porque vuestras manos están contaminadas de sangre, y vuestros dedos
de iniquidad; vuestros labios pronuncian mentira, habla maldad vuestra lengua. 4
No hay quien clame por la justicia, ni quien juzgue por la verdad; confían en
vanidad, y hablan vanidades; conciben maldades, y dan a luz iniquidad. 5 Incuban
huevos de áspides, y tejen telas de arañas; el que comiere de sus huevos,
morirá; y si los apretaren, saldrán víboras. 6 Sus telas no servirán para
vestir, ni de sus obras serán cubiertos; sus obras son obras de iniquidad, y
obra de rapiña está en sus manos. 7 Sus pies corren al mal, se apresuran para
derramar la sangre inocente; sus pensamientos, pensamientos de iniquidad;
destrucción y quebrantamiento hay en sus caminos. 8 No conocieron camino de paz,
ni hay justicia en sus caminos; sus veredas son torcidas; cualquiera que por
ellas fuere, no conocerá paz.
9 Por esto se alejó de nosotros la justicia, y no nos alcanzó la rectitud;
esperamos luz, y he aquí tinieblas; resplandores, y andamos en oscuridad. 10
Palpamos la pared como ciegos, y andamos a tientas como sin ojos; tropezamos a
mediodía como de noche; estamos en lugares oscuros como muertos. 11 Gruñimos
como osos todos nosotros, y gemimos lastimeramente como palomas; esperamos
justicia, y no la hay; salvación, y se alejó de nosotros. 12 Porque nuestras
rebeliones se han multiplicado delante de ti, y nuestros pecados han atestiguado
contra nosotros; porque con nosotros están nuestras iniquidades, y conocemos
nuestros pecados: 13 el prevaricar y mentir contra Jehová, y el apartarse de en
pos de nuestro Dios; el hablar calumnia y rebelión, concebir y proferir de
corazón palabras de mentira. 14 Y el derecho se retiró, y la justicia se puso
lejos; porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir. 15 Y la
verdad fue detenida, y el que se apartó del mal fue puesto en prisión; y lo vio
Jehová, y desagradó a sus ojos, porque pereció el derecho. 16 Y vio que no había
hombre, y se maravilló que no hubiera quien se interpusiese; y lo salvó su
brazo, y le afirmó su misma justicia. 17 Pues de justicia se vistió como de una
coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; tomó ropas de venganza por
vestidura, y se cubrió de celo como de manto, 18 como para vindicación, como
para retribuir con ira a sus enemigos, y dar el pago a sus adversarios; el pago
dará a los de la costa. 19 Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y
desde el nacimiento del sol su gloria; porque vendrá el enemigo como río, mas el
Espíritu de Jehová levantará bandera contra él. 20 Y vendrá el Redentor a Sion,
y a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dice Jehová.
21 Y este será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que está sobre
ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de
tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y
para siempre.
La futura gloria de Sion
ISAÍAS 60
1 Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha
nacido sobre ti. 2 Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad
las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. 3
Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento.
4 Alza tus ojos alrededor y mira, todos éstos se han juntado, vinieron a ti; tus
hijos vendrán de lejos, y tus hijas serán llevadas en brazos. 5 Entonces verás,
y resplandecerás; se maravillará y ensanchará tu corazón, porque se haya vuelto
a ti la multitud del mar, y las riquezas de las naciones hayan venido a ti. 6
Multitud de camellos te cubrirá; dromedarios de Madián y de Efa; vendrán todos
los de Sabá; traerán oro e incienso, y publicarán alabanzas de Jehová. 7 Todo el
ganado de Cedar será juntado para ti; carneros de Nebaiot te serán servidos;
serán ofrecidos con agrado sobre mi altar, y glorificaré la casa de mi gloria.
8 ¿Quiénes son éstos que vuelan como nubes, y como palomas a sus ventanas? 9
Ciertamente a mí esperarán los de la costa, y las naves de Tarsis desde el
principio, para traer tus hijos de lejos, su plata y su oro con ellos, al nombre
de Jehová tu Dios, y al Santo de Israel, que te ha glorificado.
10 Y extranjeros edificarán tus muros, y sus reyes te servirán; porque en mi ira
te castigué, mas en mi buena voluntad tendré de ti misericordia. 11 Tus puertas
estarán de continuo abiertas; no se cerrarán de día ni de noche, para que a ti
sean traídas las riquezas de las naciones, y conducidos a ti sus reyes. 12
Porque la nación o el reino que no te sirviere perecerá, y del todo será
asolado. 13 La gloria del Líbano vendrá a ti, cipreses, pinos y bojes
juntamente, para decorar el lugar de mi santuario; y yo honraré el lugar de mis
pies. 14 Y vendrán a ti humillados los hijos de los que te afligieron, y a las
pisadas de tus pies se encorvarán todos los que te escarnecían, y te llamarán
Ciudad de Jehová, Sion del Santo de Israel.
15 En vez de estar abandonada y aborrecida, tanto que nadie pasaba por ti, haré
que seas una gloria eterna, el gozo de todos los siglos. 16 Y mamarás la leche
de las naciones, el pecho de los reyes mamarás; y conocerás que yo Jehová soy el
Salvador tuyo y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob.
17 En vez de bronce traeré oro, y por hierro plata, y por madera bronce, y en
lugar de piedras hierro; y pondré paz por tu tributo, y justicia por tus
opresores. 18 Nunca más se oirá en tu tierra violencia, destrucción ni
quebrantamiento en tu territorio, sino que a tus muros llamarás Salvación, y a
tus puertas Alabanza.
19 El sol nunca más te servirá de luz para el día, ni el resplandor de la luna
te alumbrará, sino que Jehová te será por luz perpetua, y el Dios tuyo por tu
gloria. 20 No se pondrá jamás tu sol, ni menguará tu luna; porque Jehová te será
por luz perpetua, y los días de tu luto serán acabados. 21 Y tu pueblo, todos
ellos serán justos, para siempre heredarán la tierra; renuevos de mi plantío,
obra de mis manos, para glorificarme. 22 El pequeño vendrá a ser mil, el menor,
un pueblo fuerte. Yo Jehová, a su tiempo haré que esto sea cumplido pronto.
Buenas nuevas de salvación para Sion
ISAÍAS 61
1 El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha
enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de
corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la
cárcel; 2 a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de
venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; 3 a ordenar que a
los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar
de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados
árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya. 4 Reedificarán las
ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las
ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones.
5 Y extranjeros apacentarán vuestras ovejas, y los extraños serán vuestros
labradores y vuestros viñadores. 6 Y vosotros seréis llamados sacerdotes de
Jehová, ministros de nuestro Dios seréis llamados; comeréis las riquezas de las
naciones, y con su gloria seréis sublimes. 7 En lugar de vuestra doble confusión
y de vuestra deshonra, os alabarán en sus heredades; por lo cual en sus tierras
poseerán doble honra, y tendrán perpetuo gozo.
8 Porque yo Jehová soy amante del derecho, aborrecedor del latrocinio para
holocausto; por tanto, afirmaré en verdad su obra, y haré con ellos pacto
perpetuo. 9 Y la descendencia de ellos será conocida entre las naciones, y sus
renuevos en medio de los pueblos; todos los que los vieren, reconocerán que son
linaje bendito de Jehová.
10 En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me
vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio
me atavió, y como a novia adornada con sus joyas. 11 Porque como la tierra
produce su renuevo, y como el huerto hace brotar su semilla, así Jehová el Señor
hará brotar justicia y alabanza delante de todas las naciones.
ISAÍAS 62
1 Por amor de Sion no callaré, y por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que
salga como resplandor su justicia, y su salvación se encienda como una antorcha.
2 Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será
puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará. 3 Y serás corona de
gloria en la mano de Jehová, y diadema de reino en la mano del Dios tuyo. 4
Nunca más te llamarán Desamparada, ni tu tierra se dirá más Desolada; sino que
serás llamada Hefzi-bá, y tu tierra, Beula; porque el amor de Jehová estará en
ti, y tu tierra será desposada. 5 Pues como el joven se desposa con la virgen,
se desposarán contigo tus hijos; y como el gozo del esposo con la esposa, así se
gozará contigo el Dios tuyo. 6 Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto guardas;
todo el día y toda la noche no callarán jamás. Los que os acordáis de Jehová, no
reposéis, 7 ni le deis tregua, hasta que restablezca a Jerusalén, y la ponga por
alabanza en la tierra. 8 Juró Jehová por su mano derecha, y por su poderoso
brazo: Que jamás daré tu trigo por comida a tus enemigos, ni beberán los
extraños el vino que es fruto de tu trabajo; 9 sino que los que lo cosechan lo
comerán, y alabarán a Jehová; y los que lo vendimian, lo beberán en los atrios
de mi santuario. 10 Pasad, pasad por las puertas; barred el camino al pueblo;
allanad, allanad la calzada, quitad las piedras, alzad pendón a los pueblos. 11
He aquí que Jehová hizo oír hasta lo último de la tierra: Decid a la hija de
Sion: He aquí viene tu Salvador; he aquí su recompensa con él, y delante de él
su obra. 12 Y les llamarán Pueblo Santo, Redimidos de Jehová; y a ti te llamarán
Ciudad Deseada, no desamparada.
El día de la venganza de Jehová
ISAÍAS 63
1 ¿Quién es éste que viene de Edom, de Bosra, con vestidos rojos? ¿éste hermoso
en su vestido, que marcha en la grandeza de su poder? Yo, el que hablo en
justicia, grande para salvar. 2 ¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como
del que ha pisado en lagar? 3 He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie
había conmigo; los pisé con mi ira, y los hollé con mi furor; y su sangre
salpicó mis vestidos, y manché todas mis ropas. 4 Porque el día de la venganza
está en mi corazón, y el año de mis redimidos ha llegado. 5 Miré, y no había
quien ayudara, y me maravillé que no hubiera quien sustentase; y me salvó mi
brazo, y me sostuvo mi ira. 6 Y con mi ira hollé los pueblos, y los embriagué en
mi furor, y derramé en tierra su sangre.
Bondad de Jehová hacia Israel
7 De las misericordias de Jehová haré memoria, de las alabanzas de Jehová,
conforme a todo lo que Jehová nos ha dado, y de la grandeza de sus beneficios
hacia la casa de Israel, que les ha hecho según sus misericordias, y según la
multitud de sus piedades. 8 Porque dijo: Ciertamente mi pueblo son, hijos que no
mienten; y fue su Salvador. 9 En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el
ángel de su faz los salvó; en su amor y en su clemencia los redimió, y los
trajo, y los levantó todos los días de la antigüedad. 10 Mas ellos fueron
rebeldes, e hicieron enojar su santo espíritu; por lo cual se les volvió
enemigo, y él mismo peleó contra ellos. 11 Pero se acordó de los días antiguos,
de Moisés y de su pueblo, diciendo: ¿Dónde está el que les hizo subir del mar
con el pastor de su rebaño? ¿dónde el que puso en medio de él su santo espíritu,
12 el que los guió por la diestra de Moisés con el brazo de su gloria; el que
dividió las aguas delante de ellos, haciéndose así nombre perpetuo, 13 el que
los condujo por los abismos, como un caballo por el desierto, sin que
tropezaran? 14 El Espíritu de Jehová los pastoreó, como a una bestia que
desciende al valle; así pastoreaste a tu pueblo, para hacerte nombre glorioso.
Plegaria pidiendo misericordia y ayuda
15 Mira desde el cielo, y contempla desde tu santa y gloriosa morada. ¿Dónde
está tu celo, y tu poder, la conmoción de tus entrañas y tus piedades para
conmigo? ¿Se han estrechado? 16 Pero tú eres nuestro padre, si bien Abraham nos
ignora, e Israel no nos conoce; tú, oh Jehová, eres nuestro padre; nuestro
Redentor perpetuo es tu nombre. 17 ¿Por qué, oh Jehová, nos has hecho errar de
tus caminos, y endureciste nuestro corazón a tu temor? Vuélvete por amor de tus
siervos, por las tribus de tu heredad. 18 Por poco tiempo lo poseyó tu santo
pueblo; nuestros enemigos han hollado tu santuario. 19 Hemos venido a ser como
aquellos de quienes nunca te enseñoreaste, sobre los cuales nunca fue llamado tu
nombre.
ISAÍAS 64
1 ¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras, y a tu presencia se escurriesen
los montes, 2 como fuego abrasador de fundiciones, fuego que hace hervir las
aguas, para que hicieras notorio tu nombre a tus enemigos, y las naciones
temblasen a tu presencia! 3 Cuando, haciendo cosas terribles cuales nunca
esperábamos, descendiste, fluyeron los montes delante de ti. 4 Ni nunca oyeron,
ni oídos percibieron, ni ojo ha visto a Dios fuera de ti, que hiciese por el que
en él espera. 5 Saliste al encuentro del que con alegría hacía justicia, de los
que se acordaban de ti en tus caminos; he aquí, tú te enojaste porque pecamos;
en los pecados hemos perseverado por largo tiempo; ¿podremos acaso ser salvos? 6
Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como
trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades
nos llevaron como viento. 7 Nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte
para apoyarse en ti; por lo cual escondiste de nosotros tu rostro, y nos dejaste
marchitar en poder de nuestras maldades.
8 Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos
formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros. 9 No te enojes
sobremanera, Jehová, ni tengas perpetua memoria de la iniquidad; he aquí, mira
ahora, pueblo tuyo somos todos nosotros. 10 Tus santas ciudades están desiertas,
Sion es un desierto, Jerusalén una soledad. 11 La casa de nuestro santuario y de
nuestra gloria, en la cual te alabaron nuestros padres, fue consumida al fuego;
y todas nuestras cosas preciosas han sido destruidas. 12 ¿Te estarás quieto, oh
Jehová, sobre estas cosas? ¿Callarás, y nos afligirás sobremanera?
Castigo de los rebeldes
ISAÍAS 65
1 Fui buscado por los que no preguntaban por mí; fui hallado por los que no me
buscaban. Dije a gente que no invocaba mi nombre: Heme aquí, heme aquí. 2
Extendí mis manos todo el día a pueblo rebelde, el cual anda por camino no
bueno, en pos de sus pensamientos; 3 pueblo que en mi rostro me provoca de
continuo a ira, sacrificando en huertos, y quemando incienso sobre ladrillos; 4
que se quedan en los sepulcros, y en lugares escondidos pasan la noche; que
comen carne de cerdo, y en sus ollas hay caldo de cosas inmundas; 5 que dicen:
Estate en tu lugar, no te acerques a mí, porque soy más santo que tú; éstos son
humo en mi furor, fuego que arde todo el día. 6 He aquí que escrito está delante
de mí; no callaré, sino que recompensaré, y daré el pago en su seno 7 por
vuestras iniquidades, dice Jehová, y por las iniquidades de vuestros padres
juntamente, los cuales quemaron incienso sobre los montes, y sobre los collados
me afrentaron; por tanto, yo les mediré su obra antigua en su seno.
8 Así ha dicho Jehová: Como si alguno hallase mosto en un racimo, y dijese: No
lo desperdicies, porque bendición hay en él; así haré yo por mis siervos, que no
lo destruiré todo. 9 Sacaré descendencia de Jacob, y de Judá heredero de mis
montes; y mis escogidos poseerán por heredad la tierra, y mis siervos habitarán
allí. 10 Y será Sarón para habitación de ovejas, y el valle de Acor para majada
de vacas, para mi pueblo que me buscó. 11 Pero vosotros los que dejáis a Jehová,
que olvidáis mi santo monte, que ponéis mesa para la Fortuna, y suministráis
libaciones para el Destino; 12 yo también os destinaré a la espada, y todos
vosotros os arrodillaréis al degolladero, por cuanto llamé, y no respondisteis;
hablé, y no oísteis, sino que hicisteis lo malo delante de mis ojos, y
escogisteis lo que me desagrada.
13 Por tanto, así dijo Jehová el Señor: He aquí que mis siervos comerán, y
vosotros tendréis hambre; he aquí que mis siervos beberán, y vosotros tendréis
sed; he aquí que mis siervos se alegrarán, y vosotros seréis avergonzados; 14 he
aquí que mis siervos cantarán por júbilo del corazón, y vosotros clamaréis por
el dolor del corazón, y por el quebrantamiento de espíritu aullaréis. 15 Y
dejaréis vuestro nombre por maldición a mis escogidos, y Jehová el Señor te
matará, y a sus siervos llamará por otro nombre. 16 El que se bendijere en la
tierra, en el Dios de verdad se bendecirá; y el que jurare en la tierra, por el
Dios de verdad jurará; porque las angustias primeras serán olvidadas, y serán
cubiertas de mis ojos.
Cielos nuevos y tierra nueva
17 Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no
habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento. 18 Mas os gozaréis y os alegraréis
para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo a
Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo. 19 Y me alegraré con Jerusalén, y me
gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de
clamor. 20 No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días
no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será
maldito. 21 Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el
fruto de ellas. 22 No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que
otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y
mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos. 23 No trabajarán en vano, ni
darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos de Jehová, y sus
descendientes con ellos. 24 Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún
hablan, yo habré oído. 25 El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el
león comerá paja como el buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No
afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová.
Los juicios de Jehová y la futura prosperidad de Sion
ISAÍAS 66
1 Jehová dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies; ¿dónde
está la casa que me habréis de edificar, y dónde el lugar de mi reposo? 2 Mi
mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero
miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra.
3 El que sacrifica buey es como si matase a un hombre; el que sacrifica oveja,
como si degollase un perro; el que hace ofrenda, como si ofreciese sangre de
cerdo; el que quema incienso, como si bendijese a un ídolo. Y porque escogieron
sus propios caminos, y su alma amó sus abominaciones, 4 también yo escogeré para
ellos escarnios, y traeré sobre ellos lo que temieron; porque llamé, y nadie
respondió; hablé, y no oyeron, sino que hicieron lo malo delante de mis ojos, y
escogieron lo que me desagrada.
5 Oíd palabra de Jehová, vosotros los que tembláis a su palabra: Vuestros
hermanos que os aborrecen, y os echan fuera por causa de mi nombre, dijeron:
Jehová sea glorificado. Pero él se mostrará para alegría vuestra, y ellos serán
confundidos.
6 Voz de alboroto de la ciudad, voz del templo, voz de Jehová que da el pago a
sus enemigos.
7 Antes que estuviese de parto, dio a luz; antes que le viniesen dolores, dio a
luz hijo. 8 ¿Quién oyó cosa semejante? ¿quién vio tal cosa? ¿Concebirá la tierra
en un día? ¿Nacerá una nación de una vez? Pues en cuanto Sion estuvo de parto,
dio a luz sus hijos. 9 Yo que hago dar a luz, ¿no haré nacer? dijo Jehová. Yo
que hago engendrar, ¿impediré el nacimiento? dice tu Dios.
10 Alegraos con Jerusalén, y gozaos con ella, todos los que la amáis; llenaos
con ella de gozo, todos los que os enlutáis por ella; 11 para que maméis y os
saciéis de los pechos de sus consolaciones; para que bebáis, y os deleitéis con
el resplandor de su gloria.
12 Porque así dice Jehová: He aquí que yo extiendo sobre ella paz como un río, y
la gloria de las naciones como torrente que se desborda; y mamaréis, y en los
brazos seréis traídos, y sobre las rodillas seréis mimados. 13 Como aquel a
quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y en Jerusalén tomaréis
consuelo. 14 Y veréis, y se alegrará vuestro corazón, y vuestros huesos
reverdecerán como la hierba; y la mano de Jehová para con sus siervos será
conocida, y se enojará contra sus enemigos. 15 Porque he aquí que Jehová vendrá
con fuego, y sus carros como torbellino, para descargar su ira con furor, y su
reprensión con llama de fuego. 16 Porque Jehová juzgará con fuego y con su
espada a todo hombre; y los muertos de Jehová serán multiplicados.
17 Los que se santifican y los que se purifican en los huertos, unos tras otros,
los que comen carne de cerdo y abominación y ratón, juntamente serán talados,
dice Jehová.
18 Porque yo conozco sus obras y sus pensamientos; tiempo vendrá para juntar a
todas las naciones y lenguas; y vendrán, y verán mi gloria. 19 Y pondré entre
ellos señal, y enviaré de los escapados de ellos a las naciones, a Tarsis, a Fut
y Lud que disparan arco, a Tubal y a Javán, a las costas lejanas que no oyeron
de mí, ni vieron mi gloria; y publicarán mi gloria entre las naciones. 20 Y
traerán a todos vuestros hermanos de entre todas las naciones, por ofrenda a
Jehová, en caballos, en carros, en literas, en mulos y en camellos, a mi santo
monte de Jerusalén, dice Jehová, al modo que los hijos de Israel traen la
ofrenda en utensilios limpios a la casa de Jehová. 21 Y tomaré también de ellos
para sacerdotes y levitas, dice Jehová.
22 Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán
delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro
nombre. 23 Y de mes en mes, y de día de reposo en día de reposo, vendrán todos a
adorar delante de mí, dijo Jehová.
24 Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí;
porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará, y serán abominables a
todo hombre.