JOSUÉ
Preparativos para la conquista
JOSUÉ 1
1 Aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló a
Josué hijo de Nun, servidor de Moisés, diciendo: 2 Mi siervo Moisés ha muerto;
ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra
que yo les doy a los hijos de Israel. 3 Yo os he entregado, como lo había dicho
a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. 4 Desde el desierto y
el Líbano hasta el gran río Eufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran
mar donde se pone el sol, será vuestro territorio. 5 Nadie te podrá hacer frente
en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te
dejaré, ni te desampararé. 6 Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a
este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a
ellos. 7 Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a
toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni
a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. 8 Nunca
se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche
meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está
escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. 9
Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque
Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.
10 Y Josué mandó a los oficiales del pueblo, diciendo: 11 Pasad por en medio del
campamento y mandad al pueblo, diciendo: Preparaos comida, porque dentro de tres
días pasaréis el Jordán para entrar a poseer la tierra que Jehová vuestro Dios
os da en posesión.
12 También habló Josué a los rubenitas y gaditas y a la media tribu de Manasés,
diciendo: 13 Acordaos de la palabra que Moisés, siervo de Jehová, os mandó
diciendo: Jehová vuestro Dios os ha dado reposo, y os ha dado esta tierra. 14
Vuestras mujeres, vuestros niños y vuestros ganados quedarán en la tierra que
Moisés os ha dado a este lado del Jordán; mas vosotros, todos los valientes y
fuertes, pasaréis armados delante de vuestros hermanos, y les ayudaréis, 15
hasta tanto que Jehová haya dado reposo a vuestros hermanos como a vosotros, y
que ellos también posean la tierra que Jehová vuestro Dios les da; y después
volveréis vosotros a la tierra de vuestra herencia, la cual Moisés siervo de
Jehová os ha dado, a este lado del Jordán hacia donde nace el sol; y entraréis
en posesión de ella. 16 Entonces respondieron a Josué, diciendo: Nosotros
haremos todas las cosas que nos has mandado, e iremos adondequiera que nos
mandes. 17 De la manera que obedecimos a Moisés en todas las cosas, así te
obedeceremos a ti; solamente que Jehová tu Dios esté contigo, como estuvo con
Moisés. 18 Cualquiera que fuere rebelde a tu mandamiento, y no obedeciere a tus
palabras en todas las cosas que le mandes, que muera; solamente que te esfuerces
y seas valiente.
Josué envía espías a Jericó
JOSUÉ 2
1 Josué hijo de Nun envió desde Sitim dos espías secretamente, diciéndoles:
Andad, reconoced la tierra, y a Jericó. Y ellos fueron, y entraron en casa de
una ramera que se llamaba Rahab, y posaron allí. 2 Y fue dado aviso al rey de
Jericó, diciendo: He aquí que hombres de los hijos de Israel han venido aquí
esta noche para espiar la tierra. 3 Entonces el rey de Jericó envió a decir a
Rahab: Saca a los hombres que han venido a ti, y han entrado a tu casa; porque
han venido para espiar toda la tierra. 4 Pero la mujer había tomado a los dos
hombres y los había escondido; y dijo: Es verdad que unos hombres vinieron a mí,
pero no supe de dónde eran. 5 Y cuando se iba a cerrar la puerta, siendo ya
oscuro, esos hombres se salieron, y no sé a dónde han ido; seguidlos aprisa, y
los alcanzaréis. 6 Mas ella los había hecho subir al terrado, y los había
escondido entre los manojos de lino que tenía puestos en el terrado. 7 Y los
hombres fueron tras ellos por el camino del Jordán, hasta los vados; y la puerta
fue cerrada después que salieron los perseguidores.
8 Antes que ellos se durmiesen, ella subió al terrado, y les dijo: 9 Sé que
Jehová os ha dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha caído sobre
nosotros, y todos los moradores del país ya han desmayado por causa de vosotros.
10 Porque hemos oído que Jehová hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de
vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes de
los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a los cuales
habéis destruido. 11 Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado
más aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Jehová vuestro Dios
es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra. 12 Os ruego pues, ahora, que
me juréis por Jehová, que como he hecho misericordia con vosotros, así la haréis
vosotros con la casa de mi padre, de lo cual me daréis una señal segura; 13 y
que salvaréis la vida a mi padre y a mi madre, a mis hermanos y hermanas, y a
todo lo que es suyo; y que libraréis nuestras vidas de la muerte. 14 Ellos le
respondieron: Nuestra vida responderá por la vuestra, si no denunciareis este
asunto nuestro; y cuando Jehová nos haya dado la tierra, nosotros haremos
contigo misericordia y verdad.
15 Entonces ella los hizo descender con una cuerda por la ventana; porque su
casa estaba en el muro de la ciudad, y ella vivía en el muro. 16 Y les dijo:
Marchaos al monte, para que los que fueron tras vosotros no os encuentren; y
estad escondidos allí tres días, hasta que los que os siguen hayan vuelto; y
después os iréis por vuestro camino. 17 Y ellos le dijeron: Nosotros quedaremos
libres de este juramento con que nos has juramentado. 18 He aquí, cuando
nosotros entremos en la tierra, tú atarás este cordón de grana a la ventana por
la cual nos descolgaste; y reunirás en tu casa a tu padre y a tu madre, a tus
hermanos y a toda la familia de tu padre. 19 Cualquiera que saliere fuera de las
puertas de tu casa, su sangre será sobre su cabeza, y nosotros sin culpa. Mas
cualquiera que se estuviere en casa contigo, su sangre será sobre nuestra
cabeza, si mano le tocare. 20 Y si tú denunciares este nuestro asunto, nosotros
quedaremos libres de este tu juramento con que nos has juramentado. 21 Ella
respondió: Sea así como habéis dicho. Luego los despidió, y se fueron; y ella
ató el cordón de grana a la ventana.
22 Y caminando ellos, llegaron al monte y estuvieron allí tres días, hasta que
volvieron los que los perseguían; y los que los persiguieron buscaron por todo
el camino, pero no los hallaron. 23 Entonces volvieron los dos hombres;
descendieron del monte, y pasaron, y vinieron a Josué hijo de Nun, y le contaron
todas las cosas que les habían acontecido. 24 Y dijeron a Josué: Jehová ha
entregado toda la tierra en nuestras manos; y también todos los moradores del
país desmayan delante de nosotros.
El paso del Jordán
JOSUÉ 3
1 Josué se levantó de mañana, y él y todos los hijos de Israel partieron de
Sitim y vinieron hasta el Jordán, y reposaron allí antes de pasarlo. 2 Y después
de tres días, los oficiales recorrieron el campamento, 3 y mandaron al pueblo,
diciendo: Cuando veáis el arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y los levitas
sacerdotes que la llevan, vosotros saldréis de vuestro lugar y marcharéis en pos
de ella, 4 a fin de que sepáis el camino por donde habéis de ir; por cuanto
vosotros no habéis pasado antes de ahora por este camino. Pero entre vosotros y
ella haya distancia como de dos mil codos; no os acercaréis a ella. 5 Y Josué
dijo al pueblo: Santificaos, porque Jehová hará mañana maravillas entre
vosotros. 6 Y habló Josué a los sacerdotes, diciendo: Tomad el arca del pacto, y
pasad delante del pueblo. Y ellos tomaron el arca del pacto y fueron delante del
pueblo.
7 Entonces Jehová dijo a Josué: Desde este día comenzaré a engrandecerte delante
de los ojos de todo Israel, para que entiendan que como estuve con Moisés, así
estaré contigo. 8 Tú, pues, mandarás a los sacerdotes que llevan el arca del
pacto, diciendo: Cuando hayáis entrado hasta el borde del agua del Jordán,
pararéis en el Jordán. 9 Y Josué dijo a los hijos de Israel: Acercaos, y
escuchad las palabras de Jehová vuestro Dios. 10 Y añadió Josué: En esto
conoceréis que el Dios viviente está en medio de vosotros, y que él echará de
delante de vosotros al cananeo, al heteo, al heveo, al ferezeo, al gergeseo, al
amorreo y al jebuseo. 11 He aquí, el arca del pacto del Señor de toda la tierra
pasará delante de vosotros en medio del Jordán. 12 Tomad, pues, ahora doce
hombres de las tribus de Israel, uno de cada tribu. 13 Y cuando las plantas de
los pies de los sacerdotes que llevan el arca de Jehová, Señor de toda la
tierra, se asienten en las aguas del Jordán, las aguas del Jordán se dividirán;
porque las aguas que vienen de arriba se detendrán en un montón.
14 Y aconteció cuando partió el pueblo de sus tiendas para pasar el Jordán, con
los sacerdotes delante del pueblo llevando el arca del pacto, 15 cuando los que
llevaban el arca entraron en el Jordán, y los pies de los sacerdotes que
llevaban el arca fueron mojados a la orilla del agua (porque el Jordán suele
desbordarse por todas sus orillas todo el tiempo de la siega), 16 las aguas que
venían de arriba se detuvieron como en un montón bien lejos de la ciudad de
Adam, que está al lado de Saretán, y las que descendían al mar del Arabá, al Mar
Salado, se acabaron, y fueron divididas; y el pueblo pasó en dirección de
Jericó. 17 Mas los sacerdotes que llevaban el arca del pacto de Jehová,
estuvieron en seco, firmes en medio del Jordán, hasta que todo el pueblo hubo
acabado de pasar el Jordán; y todo Israel pasó en seco.
Las doce piedras tomadas del Jordán
JOSUÉ 4
1 Cuando toda la gente hubo acabado de pasar el Jordán, Jehová habló a Josué,
diciendo: 2 Tomad del pueblo doce hombres, uno de cada tribu, 3 y mandadles,
diciendo: Tomad de aquí de en medio del Jordán, del lugar donde están firmes los
pies de los sacerdotes, doce piedras, las cuales pasaréis con vosotros, y
levantadlas en el lugar donde habéis de pasar la noche. 4 Entonces Josué llamó a
los doce hombres a los cuales él había designado de entre los hijos de Israel,
uno de cada tribu. 5 Y les dijo Josué: Pasad delante del arca de Jehová vuestro
Dios a la mitad del Jordán, y cada uno de vosotros tome una piedra sobre su
hombro, conforme al número de las tribus de los hijos de Israel, 6 para que esto
sea señal entre vosotros; y cuando vuestros hijos preguntaren a sus padres
mañana, diciendo: ¿Qué significan estas piedras? 7 les responderéis: Que las
aguas del Jordán fueron divididas delante del arca del pacto de Jehová; cuando
ella pasó el Jordán, las aguas del Jordán se dividieron; y estas piedras
servirán de monumento conmemorativo a los hijos de Israel para siempre.
8 Y los hijos de Israel lo hicieron así como Josué les mandó: tomaron doce
piedras de en medio del Jordán, como Jehová lo había dicho a Josué, conforme al
número de las tribus de los hijos de Israel, y las pasaron al lugar donde
acamparon, y las levantaron allí. 9 Josué también levantó doce piedras en medio
del Jordán, en el lugar donde estuvieron los pies de los sacerdotes que llevaban
el arca del pacto; y han estado allí hasta hoy. 10 Y los sacerdotes que llevaban
el arca se pararon en medio del Jordán hasta que se hizo todo lo que Jehová
había mandado a Josué que dijese al pueblo, conforme a todas las cosas que
Moisés había mandado a Josué; y el pueblo se dio prisa y pasó.
11 Y cuando todo el pueblo acabó de pasar, también pasó el arca de Jehová, y los
sacerdotes, en presencia del pueblo. 12 También los hijos de Rubén y los hijos
de Gad y la media tribu de Manasés pasaron armados delante de los hijos de
Israel, según Moisés les había dicho; 13 como cuarenta mil hombres armados,
listos para la guerra, pasaron hacia la llanura de Jericó delante de Jehová. 14
En aquel día Jehová engrandeció a Josué a los ojos de todo Israel; y le
temieron, como habían temido a Moisés, todos los días de su vida.
15 Luego Jehová habló a Josué, diciendo: 16 Manda a los sacerdotes que llevan el
arca del testimonio, que suban del Jordán. 17 Y Josué mandó a los sacerdotes,
diciendo: Subid del Jordán. 18 Y aconteció que cuando los sacerdotes que
llevaban el arca del pacto de Jehová subieron de en medio del Jordán, y las
plantas de los pies de los sacerdotes estuvieron en lugar seco, las aguas del
Jordán se volvieron a su lugar, corriendo como antes sobre todos sus bordes.
19 Y el pueblo subió del Jordán el día diez del mes primero, y acamparon en
Gilgal, al lado oriental de Jericó. 20 Y Josué erigió en Gilgal las doce piedras
que habían traído del Jordán. 21 Y habló a los hijos de Israel, diciendo: Cuando
mañana preguntaren vuestros hijos a sus padres, y dijeren: ¿Qué significan estas
piedras? 22 declararéis a vuestros hijos, diciendo: Israel pasó en seco por este
Jordán. 23 Porque Jehová vuestro Dios secó las aguas del Jordán delante de
vosotros, hasta que habíais pasado, a la manera que Jehová vuestro Dios lo había
hecho en el Mar Rojo, el cual secó delante de nosotros hasta que pasamos; 24
para que todos los pueblos de la tierra conozcan que la mano de Jehová es
poderosa; para que temáis a Jehová vuestro Dios todos los días.
La circuncisión y la pascua en Gilgal
JOSUÉ 5
1 Cuando todos los reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán al
occidente, y todos los reyes de los cananeos que estaban cerca del mar, oyeron
cómo Jehová había secado las aguas del Jordán delante de los hijos de Israel
hasta que hubieron pasado, desfalleció su corazón, y no hubo más aliento en
ellos delante de los hijos de Israel.
2 En aquel tiempo Jehová dijo a Josué: Hazte cuchillos afilados, y vuelve a
circuncidar la segunda vez a los hijos de Israel. 3 Y Josué se hizo cuchillos
afilados, y circuncidó a los hijos de Israel en el collado de Aralot. 4 Esta es
la causa por la cual Josué los circuncidó: Todo el pueblo que había salido de
Egipto, los varones, todos los hombres de guerra, habían muerto en el desierto,
por el camino, después que salieron de Egipto. 5 Pues todos los del pueblo que
habían salido, estaban circuncidados; mas todo el pueblo que había nacido en el
desierto, por el camino, después que hubieron salido de Egipto, no estaba
circuncidado. 6 Porque los hijos de Israel anduvieron por el desierto cuarenta
años, hasta que todos los hombres de guerra que habían salido de Egipto fueron
consumidos, por cuanto no obedecieron a la voz de Jehová; por lo cual Jehová les
juró que no les dejaría ver la tierra de la cual Jehová había jurado a sus
padres que nos la daría, tierra que fluye leche y miel. 7 A los hijos de ellos,
que él había hecho suceder en su lugar, Josué los circuncidó; pues eran
incircuncisos, porque no habían sido circuncidados por el camino.
8 Y cuando acabaron de circuncidar a toda la gente, se quedaron en el mismo
lugar en el campamento, hasta que sanaron. 9 Y Jehová dijo a Josué: Hoy he
quitado de vosotros el oprobio de Egipto; por lo cual el nombre de aquel lugar
fue llamado Gilgal, hasta hoy.
10 Y los hijos de Israel acamparon en Gilgal, y celebraron la pascua a los
catorce días del mes, por la tarde, en los llanos de Jericó. 11 Al otro día de
la pascua comieron del fruto de la tierra, los panes sin levadura, y en el mismo
día espigas nuevas tostadas. 12 Y el maná cesó el día siguiente, desde que
comenzaron a comer del fruto de la tierra; y los hijos de Israel nunca más
tuvieron maná, sino que comieron de los frutos de la tierra de Canaán aquel año.
Josué y el varón con la espada desenvainada
13 Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba
delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en su mano. Y Josué, yendo
hacia él, le dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos? 14 El
respondió: No; mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora.
Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué
dice mi Señor a su siervo? 15 Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a
Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás es santo. Y
Josué así lo hizo.
La toma de Jericó
JOSUÉ 6
1 Ahora, Jericó estaba cerrada, bien cerrada, a causa de los hijos de Israel;
nadie entraba ni salía. 2 Mas Jehová dijo a Josué: Mira, yo he entregado en tu
mano a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra. 3 Rodearéis, pues, la
ciudad todos los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una vez; y esto
haréis durante seis días. 4 Y siete sacerdotes llevarán siete bocinas de cuernos
de carnero delante del arca; y al séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad,
y los sacerdotes tocarán las bocinas. 5 Y cuando toquen prolongadamente el
cuerno de carnero, así que oigáis el sonido de la bocina, todo el pueblo gritará
a gran voz, y el muro de la ciudad caerá; entonces subirá el pueblo, cada uno
derecho hacia adelante. 6 Llamando, pues, Josué hijo de Nun a los sacerdotes,
les dijo: Llevad el arca del pacto, y siete sacerdotes lleven bocinas de cuerno
de carnero delante del arca de Jehová. 7 Y dijo al pueblo: Pasad, y rodead la
ciudad; y los que están armados pasarán delante del arca de Jehová.
8 Y así que Josué hubo hablado al pueblo, los siete sacerdotes, llevando las
siete bocinas de cuerno de carnero, pasaron delante del arca de Jehová, y
tocaron las bocinas; y el arca del pacto de Jehová los seguía. 9 Y los hombres
armados iban delante de los sacerdotes que tocaban las bocinas, y la retaguardia
iba tras el arca, mientras las bocinas sonaban continuamente. 10 Y Josué mandó
al pueblo, diciendo: Vosotros no gritaréis, ni se oirá vuestra voz, ni saldrá
palabra de vuestra boca, hasta el día que yo os diga: Gritad; entonces
gritaréis. 11 Así que él hizo que el arca de Jehová diera una vuelta alrededor
de la ciudad, y volvieron luego al campamento, y allí pasaron la noche.
12 Y Josué se levantó de mañana, y los sacerdotes tomaron el arca de Jehová. 13
Y los siete sacerdotes, llevando las siete bocinas de cuerno de carnero, fueron
delante del arca de Jehová, andando siempre y tocando las bocinas; y los hombres
armados iban delante de ellos, y la retaguardia iba tras el arca de Jehová,
mientras las bocinas tocaban continuamente. 14 Así dieron otra vuelta a la
ciudad el segundo día, y volvieron al campamento; y de esta manera hicieron
durante seis días.
15 Al séptimo día se levantaron al despuntar el alba, y dieron vuelta a la
ciudad de la misma manera siete veces; solamente este día dieron vuelta
alrededor de ella siete veces. 16 Y cuando los sacerdotes tocaron las bocinas la
séptima vez, Josué dijo al pueblo: Gritad, porque Jehová os ha entregado la
ciudad. 17 Y será la ciudad anatema a Jehová, con todas las cosas que están en
ella; solamente Rahab la ramera vivirá, con todos los que estén en casa con
ella, por cuanto escondió a los mensajeros que enviamos. 18 Pero vosotros
guardaos del anatema; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no sea que
hagáis anatema el campamento de Israel, y lo turbéis. 19 Mas toda la plata y el
oro, y los utensilios de bronce y de hierro, sean consagrados a Jehová, y entren
en el tesoro de Jehová. 20 Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron
las bocinas; y aconteció que cuando el pueblo hubo oído el sonido de la bocina,
gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó. El pueblo subió luego a la
ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron. 21 Y destruyeron a filo
de espada todo lo que en la ciudad había; hombres y mujeres, jóvenes y viejos,
hasta los bueyes, las ovejas, y los asnos.
22 Mas Josué dijo a los dos hombres que habían reconocido la tierra: Entrad en
casa de la mujer ramera, y haced salir de allí a la mujer y a todo lo que fuere
suyo, como lo jurasteis. 23 Y los espías entraron y sacaron a Rahab, a su padre,
a su madre, a sus hermanos y todo lo que era suyo; y también sacaron a toda su
parentela, y los pusieron fuera del campamento de Israel. 24 Y consumieron con
fuego la ciudad, y todo lo que en ella había; solamente pusieron en el tesoro de
la casa de Jehová la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro. 25
Mas Josué salvó la vida a Rahab la ramera, y a la casa de su padre, y a todo lo
que ella tenía; y habitó ella entre los israelitas hasta hoy, por cuanto
escondió a los mensajeros que Josué había enviado a reconocer a Jericó.
26 En aquel tiempo hizo Josué un juramento, diciendo: Maldito delante de Jehová
el hombre que se levantare y reedificare esta ciudad de Jericó. Sobre su
primogénito eche los cimientos de ella, y sobre su hijo menor asiente sus
puertas.
27 Estaba, pues, Jehová con Josué, y su nombre se divulgó por toda la tierra.
El pecado de Acán
JOSUÉ 7
1 Pero los hijos de Israel cometieron una prevaricación en cuanto al anatema;
porque Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá,
tomó del anatema; y la ira de Jehová se encendió contra los hijos de Israel.
2 Después Josué envió hombres desde Jericó a Hai, que estaba junto a Bet-avén
hacia el oriente de Bet-el; y les habló diciendo: Subid y reconoced la tierra. Y
ellos subieron y reconocieron a Hai. 3 Y volviendo a Josué, le dijeron: No suba
todo el pueblo, sino suban como dos mil o tres mil hombres, y tomarán a Hai; no
fatigues a todo el pueblo yendo allí, porque son pocos. 4 Y subieron allá del
pueblo como tres mil hombres, los cuales huyeron delante de los de Hai. 5 Y los
de Hai mataron de ellos a unos treinta y seis hombres, y los siguieron desde la
puerta hasta Sebarim, y los derrotaron en la bajada; por lo cual el corazón del
pueblo desfalleció y vino a ser como agua.
6 Entonces Josué rompió sus vestidos, y se postró en tierra sobre su rostro
delante del arca de Jehová hasta caer la tarde, él y los ancianos de Israel; y
echaron polvo sobre sus cabezas. 7 Y Josué dijo: ¡Ah, Señor Jehová! ¿Por qué
hiciste pasar a este pueblo el Jordán, para entregarnos en las manos de los
amorreos, para que nos destruyan? ¡Ojalá nos hubiéramos quedado al otro lado del
Jordán! 8 ¡Ay, Señor! ¿qué diré, ya que Israel ha vuelto la espalda delante de
sus enemigos? 9 Porque los cananeos y todos los moradores de la tierra oirán, y
nos rodearán, y borrarán nuestro nombre de sobre la tierra; y entonces, ¿qué
harás tú a tu grande nombre?
10 Y Jehová dijo a Josué: Levántate; ¿por qué te postras así sobre tu rostro? 11
Israel ha pecado, y aun han quebrantado mi pacto que yo les mandé; y también han
tomado del anatema, y hasta han hurtado, han mentido, y aun lo han guardado
entre sus enseres. 12 Por esto los hijos de Israel no podrán hacer frente a sus
enemigos, sino que delante de sus enemigos volverán la espalda, por cuanto han
venido a ser anatema; ni estaré más con vosotros, si no destruyereis el anatema
de en medio de vosotros. 13 Levántate, santifica al pueblo, y di: Santificaos
para mañana; porque Jehová el Dios de Israel dice así: Anatema hay en medio de
ti, Israel; no podrás hacer frente a tus enemigos, hasta que hayáis quitado el
anatema de en medio de vosotros. 14 Os acercaréis, pues, mañana por vuestras
tribus; y la tribu que Jehová tomare, se acercará por sus familias; y la familia
que Jehová tomare, se acercará por sus casas; y la casa que Jehová tomare, se
acercará por los varones; 15 y el que fuere sorprendido en el anatema, será
quemado, él y todo lo que tiene, por cuanto ha quebrantado el pacto de Jehová, y
ha cometido maldad en Israel.
16 Josué, pues, levantándose de mañana, hizo acercar a Israel por sus tribus; y
fue tomada la tribu de Judá. 17 Y haciendo acercar a la tribu de Judá, fue
tomada la familia de los de Zera; y haciendo luego acercar a la familia de los
de Zera por los varones, fue tomado Zabdi. 18 Hizo acercar su casa por los
varones, y fue tomado Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la
tribu de Judá. 19 Entonces Josué dijo a Acán: Hijo mío, da gloria a Jehová el
Dios de Israel, y dale alabanza, y declárame ahora lo que has hecho; no me lo
encubras. 20 Y Acán respondió a Josué diciendo: Verdaderamente yo he pecado
contra Jehová el Dios de Israel, y así y así he hecho. 21 Pues vi entre los
despojos un manto babilónico muy bueno, y doscientos siclos de plata, y un
lingote de oro de peso de cincuenta siclos, lo cual codicié y tomé; y he aquí
que está escondido bajo tierra en medio de mi tienda, y el dinero debajo de
ello.
22 Josué entonces envió mensajeros, los cuales fueron corriendo a la tienda; y
he aquí estaba escondido en su tienda, y el dinero debajo de ello. 23 Y
tomándolo de en medio de la tienda, lo trajeron a Josué y a todos los hijos de
Israel, y lo pusieron delante de Jehová. 24 Entonces Josué, y todo Israel con
él, tomaron a Acán hijo de Zera, el dinero, el manto, el lingote de oro, sus
hijos, sus hijas, sus bueyes, sus asnos, sus ovejas, su tienda y todo cuanto
tenía, y lo llevaron todo al valle de Acor. 25 Y le dijo Josué: ¿Por qué nos has
turbado? Túrbete Jehová en este día. Y todos los israelitas los apedrearon, y
los quemaron después de apedrearlos. 26 Y levantaron sobre él un gran montón de
piedras, que permanece hasta hoy. Y Jehová se volvió del ardor de su ira. Y por
esto aquel lugar se llama el Valle de Acor, hasta hoy.
Toma y destrucción de Hai
JOSUÉ 8
1 Jehová dijo a Josué: No temas ni desmayes; toma contigo toda la gente de
guerra, y levántate y sube a Hai. Mira, yo he entregado en tu mano al rey de
Hai, a su pueblo, a su ciudad y a su tierra. 2 Y harás a Hai y a su rey como
hiciste a Jericó y a su rey; sólo que sus despojos y sus bestias tomaréis para
vosotros. Pondrás, pues, emboscadas a la ciudad detrás de ella.
3 Entonces se levantaron Josué y toda la gente de guerra, para subir contra Hai;
y escogió Josué treinta mil hombres fuertes, los cuales envió de noche. 4 Y les
mandó, diciendo: Atended, pondréis emboscada a la ciudad detrás de ella; no os
alejaréis mucho de la ciudad, y estaréis todos dispuestos. 5 Y yo y todo el
pueblo que está conmigo nos acercaremos a la ciudad; y cuando salgan ellos
contra nosotros, como hicieron antes, huiremos delante de ellos. 6 Y ellos
saldrán tras nosotros, hasta que los alejemos de la ciudad; porque dirán: Huyen
de nosotros como la primera vez. Huiremos, pues, delante de ellos. 7 Entonces
vosotros os levantaréis de la emboscada y tomaréis la ciudad; pues Jehová
vuestro Dios la entregará en vuestras manos. 8 Y cuando la hayáis tomado, le
prenderéis fuego. Haréis conforme a la palabra de Jehová; mirad que os lo he
mandado. 9 Entonces Josué los envió; y ellos se fueron a la emboscada, y se
pusieron entre Bet-el y Hai, al occidente de Hai; y Josué se quedó aquella noche
en medio del pueblo.
10 Levantándose Josué muy de mañana, pasó revista al pueblo, y subió él, con los
ancianos de Israel, delante del pueblo contra Hai. 11 Y toda la gente de guerra
que con él estaba, subió y se acercó, y llegaron delante de la ciudad, y
acamparon al norte de Hai; y el valle estaba entre él y Hai. 12 Y tomó como
cinco mil hombres, y los puso en emboscada entre Bet-el y Hai, al occidente de
la ciudad. 13 Así dispusieron al pueblo: todo el campamento al norte de la
ciudad, y su emboscada al occidente de la ciudad, y Josué avanzó aquella noche
hasta la mitad del valle. 14 Y aconteció que viéndolo el rey de Hai, él y su
pueblo se apresuraron y madrugaron; y al tiempo señalado, los hombres de la
ciudad salieron al encuentro de Israel para combatir, frente al Arabá, no
sabiendo que estaba puesta emboscada a espaldas de la ciudad. 15 Entonces Josué
y todo Israel se fingieron vencidos y huyeron delante de ellos por el camino del
desierto. 16 Y todo el pueblo que estaba en Hai se juntó para seguirles; y
siguieron a Josué, siendo así alejados de la ciudad. 17 Y no quedó hombre en Hai
ni en Bet-el, que no saliera tras de Israel; y por seguir a Israel dejaron la
ciudad abierta.
18 Entonces Jehová dijo a Josué: Extiende la lanza que tienes en tu mano hacia
Hai, porque yo la entregaré en tu mano. Y Josué extendió hacia la ciudad la
lanza que en su mano tenía. 19 Y levantándose prontamente de su lugar los que
estaban en la emboscada, corrieron luego que él alzó su mano, y vinieron a la
ciudad, y la tomaron, y se apresuraron a prenderle fuego. 20 Y los hombres de
Hai volvieron el rostro, y al mirar, he aquí que el humo de la ciudad subía al
cielo, y no pudieron huir ni a una parte ni a otra, porque el pueblo que iba
huyendo hacia el desierto se volvió contra los que les seguían. 21 Josué y todo
Israel, viendo que los de la emboscada habían tomado la ciudad, y que el humo de
la ciudad subía, se volvieron y atacaron a los de Hai. 22 Y los otros salieron
de la ciudad a su encuentro, y así fueron encerrados en medio de Israel, los
unos por un lado, y los otros por el otro. Y los hirieron hasta que no quedó
ninguno de ellos que escapase. 23 Pero tomaron vivo al rey de Hai, y lo trajeron
a Josué.
24 Y cuando los israelitas acabaron de matar a todos los moradores de Hai en el
campo y en el desierto a donde los habían perseguido, y todos habían caído a
filo de espada hasta ser consumidos, todos los israelitas volvieron a Hai, y
también la hirieron a filo de espada. 25 Y el número de los que cayeron aquel
día, hombres y mujeres, fue de doce mil, todos los de Hai. 26 Porque Josué no
retiró su mano que había extendido con la lanza, hasta que hubo destruido por
completo a todos los moradores de Hai. 27 Pero los israelitas tomaron para sí
las bestias y los despojos de la ciudad, conforme a la palabra de Jehová que le
había mandado a Josué. 28 Y Josué quemó a Hai y la redujo a un montón de
escombros, asolada para siempre hasta hoy. 29 Y al rey de Hai lo colgó de un
madero hasta caer la noche; y cuando el sol se puso, mandó Josué que quitasen
del madero su cuerpo, y lo echasen a la puerta de la ciudad; y levantaron sobre
él un gran montón de piedras, que permanece hasta hoy.
Lectura de la ley en el Monte Ebal
30 Entonces Josué edificó un altar a Jehová Dios de Israel en el monte Ebal, 31
como Moisés siervo de Jehová lo había mandado a los hijos de Israel, como está
escrito en el libro de la ley de Moisés, un altar de piedras enteras sobre las
cuales nadie alzó hierro; y ofrecieron sobre él holocaustos a Jehová, y
sacrificaron ofrendas de paz. 32 También escribió allí sobre las piedras una
copia de la ley de Moisés, la cual escribió delante de los hijos de Israel. 33 Y
todo Israel, con sus ancianos, oficiales y jueces, estaba de pie a uno y otro
lado del arca, en presencia de los sacerdotes levitas que llevaban el arca del
pacto de Jehová, así los extranjeros como los naturales. La mitad de ellos
estaba hacia el monte Gerizim, y la otra mitad hacia el monte Ebal, de la manera
que Moisés, siervo de Jehová, lo había mandado antes, para que bendijesen
primeramente al pueblo de Israel. 34 Después de esto, leyó todas las palabras de
la ley, las bendiciones y las maldiciones, conforme a todo lo que está escrito
en el libro de la ley. 35 No hubo palabra alguna de todo cuanto mandó Moisés,
que Josué no hiciese leer delante de toda la congregación de Israel, y de las
mujeres, de los niños, y de los extranjeros que moraban entre ellos.
Astucia de los gabaonitas
JOSUÉ 9
1 Cuando oyeron estas cosas todos los reyes que estaban a este lado del Jordán,
así en las montañas como en los llanos, y en toda la costa del Mar Grande
delante del Líbano, los heteos, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos,
2 se concertaron para pelear contra Josué e Israel.
3 Mas los moradores de Gabaón, cuando oyeron lo que Josué había hecho a Jericó y
a Hai, 4 usaron de astucia; pues fueron y se fingieron embajadores, y tomaron
sacos viejos sobre sus asnos, y cueros viejos de vino, rotos y remendados, 5 y
zapatos viejos y recosidos en sus pies, con vestidos viejos sobre sí; y todo el
pan que traían para el camino era seco y mohoso. 6 Y vinieron a Josué al
campamento en Gilgal, y le dijeron a él y a los de Israel: Nosotros venimos de
tierra muy lejana; haced, pues, ahora alianza con nosotros. 7 Y los de Israel
respondieron a los heveos: Quizás habitáis en medio de nosotros. ¿Cómo, pues,
podremos hacer alianza con vosotros? 8 Ellos respondieron a Josué: Nosotros
somos tus siervos. Y Josué les dijo: ¿Quiénes sois vosotros, y de dónde venís? 9
Y ellos respondieron: Tus siervos han venido de tierra muy lejana, por causa del
nombre de Jehová tu Dios; porque hemos oído su fama, y todo lo que hizo en
Egipto, 10 y todo lo que hizo a los dos reyes de los amorreos que estaban al
otro lado del Jordán: a Sehón rey de Hesbón, y a Og rey de Basán, que estaba en
Astarot. 11 Por lo cual nuestros ancianos y todos los moradores de nuestra
tierra nos dijeron: Tomad en vuestras manos provisión para el camino, e id al
encuentro de ellos, y decidles: Nosotros somos vuestros siervos; haced ahora
alianza con nosotros. 12 Este nuestro pan lo tomamos caliente de nuestras casas
para el camino el día que salimos para venir a vosotros; y helo aquí ahora ya
seco y mohoso. 13 Estos cueros de vino también los llenamos nuevos; helos aquí
ya rotos; también estos nuestros vestidos y nuestros zapatos están ya viejos a
causa de lo muy largo del camino. 14 Y los hombres de Israel tomaron de la
provisiones de ellos, y no consultaron a Jehová. 15 Y Josué hizo paz con ellos,
y celebró con ellos alianza concediéndoles la vida; y también lo juraron los
príncipes de la congregación.
16 Pasados tres días después que hicieron alianza con ellos, oyeron que eran sus
vecinos, y que habitaban en medio de ellos. 17 Y salieron los hijos de Israel, y
al tercer día llegaron a las ciudades de ellos; y sus ciudades eran Gabaón,
Cafira, Beerot y Quiriat-jearim. 18 Y no los mataron los hijos de Israel, por
cuanto los príncipes de la congregación les habían jurado por Jehová el Dios de
Israel. Y toda la congregación murmuraba contra los príncipes. 19 Mas todos los
príncipes respondieron a toda la congregación: Nosotros les hemos jurado por
Jehová Dios de Israel; por tanto, ahora no les podemos tocar. 20 Esto haremos
con ellos: les dejaremos vivir, para que no venga ira sobre nosotros por causa
del juramento que les hemos hecho. 21 Dijeron, pues, de ellos los príncipes:
Dejadlos vivir; y fueron constituidos leñadores y aguadores para toda la
congregación, concediéndoles la vida, según les habían prometido los príncipes.
22 Y llamándolos Josué, les habló diciendo: ¿Por qué nos habéis engañado,
diciendo: Habitamos muy lejos de vosotros, siendo así que moráis en medio de
nosotros? 23 Ahora, pues, malditos sois, y no dejará de haber de entre vosotros
siervos, y quien corte la leña y saque el agua para la casa de mi Dios. 24 Y
ellos respondieron a Josué y dijeron: Como fue dado a entender a tus siervos que
Jehová tu Dios había mandado a Moisés su siervo que os había de dar toda la
tierra, y que había de destruir a todos los moradores de la tierra delante de
vosotros, por esto temimos en gran manera por nuestras vidas a causa de
vosotros, e hicimos esto. 25 Ahora, pues, henos aquí en tu mano; lo que te
pareciere bueno y recto hacer de nosotros, hazlo. 26 Y él lo hizo así con ellos;
pues los libró de la mano de los hijos de Israel, y no los mataron. 27 Y Josué
los destinó aquel día a ser leñadores y aguadores para la congregación, y para
el altar de Jehová en el lugar que Jehová eligiese, lo que son hasta hoy.
Derrota de los amorreos
JOSUÉ 10
1 Cuando Adonisedec rey de Jerusalén oyó que Josué había tomado a Hai, y que la
había asolado (como había hecho a Jericó y a su rey, así hizo a Hai y a su rey),
y que los moradores de Gabaón habían hecho paz con los israelitas, y que estaban
entre ellos, 2 tuvo gran temor; porque Gabaón era una gran ciudad, como una de
las ciudades reales, y mayor que Hai, y todos sus hombres eran fuertes. 3 Por lo
cual Adonisedec rey de Jerusalén envió a Hoham rey de Hebrón, a Piream rey de
Jarmut, a Jafía rey de Laquis y a Debir rey de Eglón, diciendo: 4 Subid a mí y
ayudadme, y combatamos a Gabaón; porque ha hecho paz con Josué y con los hijos
de Israel. 5 Y cinco reyes de los amorreos, el rey de Jerusalén, el rey de
Hebrón, el rey de Jarmut, el rey de Laquis y el rey de Eglón, se juntaron y
subieron, ellos con todos sus ejércitos, y acamparon cerca de Gabaón, y pelearon
contra ella.
6 Entonces los moradores de Gabaón enviaron a decir a Josué al campamento en
Gilgal: No niegues ayuda a tus siervos; sube prontamente a nosotros para
defendernos y ayudarnos; porque todos los reyes de los amorreos que habitan en
las montañas se han unido contra nosotros. 7 Y subió Josué de Gilgal, él y todo
el pueblo de guerra con él, y todos los hombres valientes. 8 Y Jehová dijo a
Josué: No tengas temor de ellos; porque yo los he entregado en tu mano, y
ninguno de ellos prevalecerá delante de ti. 9 Y Josué vino a ellos de repente,
habiendo subido toda la noche desde Gilgal. 10 Y Jehová los llenó de
consternación delante de Israel, y los hirió con gran mortandad en Gabaón; y los
siguió por el camino que sube a Bet-horón, y los hirió hasta Azeca y Maceda. 11
Y mientras iban huyendo de los israelitas, a la bajada de Bet-horón, Jehová
arrojó desde el cielo grandes piedras sobre ellos hasta Azeca, y murieron; y
fueron más los que murieron por las piedras del granizo, que los que los hijos
de Israel mataron a espada.
12 Entonces Josué habló a Jehová el día en que Jehová entregó al amorreo delante
de los hijos de Israel, y dijo en presencia de los israelitas:
Sol, detente en Gabaón;
Y tú, luna, en el valle de Ajalón.
13 Y el sol se detuvo y la luna se paró,
Hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos.
¿No está escrito esto en el libro de Jaser? Y el sol se paró en medio del cielo,
y no se apresuró a ponerse casi un día entero. 14 Y no hubo día como aquel, ni
antes ni después de él, habiendo atendido Jehová a la voz de un hombre; porque
Jehová peleaba por Israel.
15 Y Josué, y todo Israel con él, volvió al campamento en Gilgal.
16 Y los cinco reyes huyeron, y se escondieron en una cueva en Maceda. 17 Y fue
dado aviso a Josué que los cinco reyes habían sido hallados escondidos en una
cueva en Maceda. 18 Entonces Josué dijo: Rodad grandes piedras a la entrada de
la cueva, y poned hombres junto a ella para que los guarden; 19 y vosotros no os
detengáis, sino seguid a vuestros enemigos, y heridles la retaguardia, sin
dejarles entrar en sus ciudades; porque Jehová vuestro Dios los ha entregado en
vuestra mano. 20 Y aconteció que cuando Josué y los hijos de Israel acabaron de
herirlos con gran mortandad hasta destruirlos, los que quedaron de ellos se
metieron en las ciudades fortificadas. 21 Todo el pueblo volvió sano y salvo a
Josué, al campamento en Maceda; no hubo quien moviese su lengua contra ninguno
de los hijos de Israel.
22 Entonces dijo Josué: Abrid la entrada de la cueva, y sacad de ella a esos
cinco reyes. 23 Y lo hicieron así, y sacaron de la cueva a aquellos cinco reyes:
al rey de Jerusalén, al rey de Hebrón, al rey de Jarmut, al rey de Laquis y al
rey de Eglón. 24 Y cuando los hubieron llevado a Josué, llamó Josué a todos los
varones de Israel, y dijo a los principales de la gente de guerra que habían
venido con él: Acercaos, y poned vuestros pies sobre los cuellos de estos reyes.
Y ellos se acercaron y pusieron sus pies sobre los cuellos de ellos. 25 Y Josué
les dijo: No temáis, ni os atemoricéis; sed fuertes y valientes, porque así hará
Jehová a todos vuestros enemigos contra los cuales peleáis. 26 Y después de esto
Josué los hirió y los mató, y los hizo colgar en cinco maderos; y quedaron
colgados en los maderos hasta caer la noche. 27 Y cuando el sol se iba a poner,
mandó Josué que los quitasen de los maderos, y los echasen en la cueva donde se
habían escondido; y pusieron grandes piedras a la entrada de la cueva, las
cuales permanecen hasta hoy.
28 En aquel mismo día tomó Josué a Maceda, y la hirió a filo de espada, y mató a
su rey; por completo los destruyó, con todo lo que en ella tenía vida, sin dejar
nada; e hizo al rey de Maceda como había hecho al rey de Jericó.
29 Y de Maceda pasó Josué, y todo Israel con él, a Libna; y peleó contra Libna;
30 y Jehová la entregó también a ella y a su rey en manos de Israel; y la hirió
a filo de espada, con todo lo que en ella tenía vida, sin dejar nada; e hizo a
su rey de la manera como había hecho al rey de Jericó.
31 Y Josué, y todo Israel con él, pasó de Libna a Laquis, y acampó cerca de
ella, y la combatió; 32 y Jehová entregó a Laquis en mano de Israel, y la tomó
al día siguiente, y la hirió a filo de espada, con todo lo que en ella tenía
vida, así como había hecho en Libna.
33 Entonces Horam rey de Gezer subió en ayuda de Laquis; mas a él y a su pueblo
destruyó Josué, hasta no dejar a ninguno de ellos.
34 De Laquis pasó Josué, y todo Israel con él, a Eglón; y acamparon cerca de
ella, y la combatieron; 35 y la tomaron el mismo día, y la hirieron a filo de
espada; y aquel día mató a todo lo que en ella tenía vida, como había hecho en
Laquis.
36 Subió luego Josué, y todo Israel con él, de Eglón a Hebrón, y la combatieron.
37 Y tomándola, la hirieron a filo de espada, a su rey y a todas sus ciudades,
con todo lo que en ella tenía vida, sin dejar nada; como había hecho a Eglón,
así la destruyeron con todo lo que en ella tenía vida.
38 Después volvió Josué, y todo Israel con él, sobre Debir, y combatió contra
ella; 39 y la tomó, y a su rey, y a todas sus ciudades; y las hirieron a filo de
espada, y destruyeron todo lo que allí dentro tenía vida, sin dejar nada; como
había hecho a Hebrón, y como había hecho a Libna y a su rey, así hizo a Debir y
a su rey.
40 Hirió, pues, Josué toda la región de las montañas, del Neguev, de los llanos
y de las laderas, y a todos sus reyes, sin dejar nada; todo lo que tenía vida lo
mató, como Jehová Dios de Israel se lo había mandado. 41 Y los hirió Josué desde
Cades-barnea hasta Gaza, y toda la tierra de Gosén hasta Gabaón. 42 Todos estos
reyes y sus tierras los tomó Josué de una vez; porque Jehová el Dios de Israel
peleaba por Israel. 43 Y volvió Josué, y todo Israel con él, al campamento en
Gilgal.
Derrota de la alianza de Jabín
JOSUÉ 11
1 Cuando oyó esto Jabín rey de Hazor, envió mensaje a Jobab rey de Madón, al rey
de Simrón, al rey de Acsaf, 2 y a los reyes que estaban en la región del norte
en las montañas, y en el Arabá al sur de Cineret, en los llanos, y en las
regiones de Dor al occidente; 3 y al cananeo que estaba al oriente y al
occidente, al amorreo, al heteo, al ferezeo, al jebuseo en las montañas, y al
heveo al pie de Hermón en tierra de Mizpa. 4 Estos salieron, y con ellos todos
sus ejércitos, mucha gente, como la arena que está a la orilla del mar en
multitud, con muchísimos caballos y carros de guerra. 5 Todos estos reyes se
unieron, y vinieron y acamparon unidos junto a las aguas de Merom, para pelear
contra Israel.
6 Mas Jehová dijo a Josué: No tengas temor de ellos, porque mañana a esta hora
yo entregaré a todos ellos muertos delante de Israel; desjarretarás sus
caballos, y sus carros quemarás a fuego. 7 Y Josué, y toda la gente de guerra
con él, vino de repente contra ellos junto a las aguas de Merom. 8 Y los entregó
Jehová en manos de Israel, y los hirieron y los siguieron hasta Sidón la grande
y hasta Misrefotmaim, y hasta el llano de Mizpa al oriente, hiriéndolos hasta
que no les dejaron ninguno. 9 Y Josué hizo con ellos como Jehová le había
mandado: desjarretó sus caballos, y sus carros quemó a fuego.
10 Y volviendo Josué, tomó en el mismo tiempo a Hazor, y mató a espada a su rey;
pues Hazor había sido antes cabeza de todos estos reinos. 11 Y mataron a espada
todo cuanto en ella tenía vida, destruyéndolo por completo, sin quedar nada que
respirase; y a Hazor pusieron fuego. 12 Asimismo tomó Josué todas las ciudades
de aquellos reyes, y a todos los reyes de ellas, y los hirió a filo de espada, y
los destruyó, como Moisés siervo de Jehová lo había mandado. 13 Pero a todas las
ciudades que estaban sobre colinas, no las quemó Israel; únicamente a Hazor
quemó Josué. 14 Y los hijos de Israel tomaron para sí todo el botín y las
bestias de aquellas ciudades; mas a todos los hombres hirieron a filo de espada
hasta destruirlos, sin dejar alguno con vida. 15 De la manera que Jehová lo
había mandado a Moisés su siervo, así Moisés lo mandó a Josué; y así Josué lo
hizo, sin quitar palabra de todo lo que Jehová había mandado a Moisés.
Josué se apodera de toda la tierra
16 Tomó, pues, Josué toda aquella tierra, las montañas, todo el Neguev, toda la
tierra de Gosén, los llanos, el Arabá, las montañas de Israel y sus valles. 17
Desde el monte Halac, que sube hacia Seir, hasta Baal-gad en la llanura del
Líbano, a la falda del monte Hermón; tomó asimismo a todos sus reyes, y los
hirió y mató. 18 Por mucho tiempo tuvo guerra Josué con estos reyes. 19 No hubo
ciudad que hiciese paz con los hijos de Israel, salvo los heveos que moraban en
Gabaón; todo lo tomaron en guerra. 20 Porque esto vino de Jehová, que endurecía
el corazón de ellos para que resistiesen con guerra a Israel, para destruirlos,
y que no les fuese hecha misericordia, sino que fuesen desarraigados, como
Jehová lo había mandado a Moisés.
21 También en aquel tiempo vino Josué y destruyó a los anaceos de los montes de
Hebrón, de Debir, de Anab, de todos los montes de Judá y de todos los montes de
Israel; Josué los destruyó a ellos y a sus ciudades. 22 Ninguno de los anaceos
quedó en la tierra de los hijos de Israel; solamente quedaron en Gaza, en Gat y
en Asdod. 23 Tomó, pues, Josué toda la tierra, conforme a todo lo que Jehová
había dicho a Moisés; y la entregó Josué a los israelitas por herencia conforme
a su distribución según sus tribus; y la tierra descansó de la guerra.
Reyes derrotados por Moisés
JOSUÉ 12
1 Estos son los reyes de la tierra que los hijos de Israel derrotaron y cuya
tierra poseyeron al otro lado del Jordán hacia donde nace el sol, desde el
arroyo de Arnón hasta el monte Hermón, y todo el Arabá al oriente: 2 Sehón rey
de los amorreos, que habitaba en Hesbón, y señoreaba desde Aroer, que está a la
ribera del arroyo de Arnón, y desde en medio del valle, y la mitad de Galaad,
hasta el arroyo de Jaboc, término de los hijos de Amón; 3 y el Arabá hasta el
mar de Cineret, al oriente; y hasta el mar del Arabá, el Mar Salado, al oriente,
por el camino de Bet- jesimot, y desde el sur al pie de las laderas del Pisga. 4
Y el territorio de Og rey de Basán, que había quedado de los refaítas, el cual
habitaba en Astarot y en Edrei, 5 y dominaba en el monte Hermón, en Salca, en
todo Basán hasta los límites de Gesur y de Maaca, y la mitad de Galaad,
territorio de Sehón rey de Hesbón. 6 A éstos derrotaron Moisés siervo de Jehová
y los hijos de Israel; y Moisés siervo de Jehová dio aquella tierra en posesión
a los rubenitas, a los gaditas y a la media tribu de Manasés.
Reyes derrotados por Josué
7 Y estos son los reyes de la tierra que derrotaron Josué y los hijos de Israel,
a este lado del Jordán hacia el occidente, desde Baal-gad en el llano del Líbano
hasta el monte de Halac que sube hacia Seir; y Josué dio la tierra en posesión a
las tribus de Israel, conforme a su distribución; 8 en las montañas, en los
valles, en el Arabá, en las laderas, en el desierto y en el Neguev; el heteo, el
amorreo, el cananeo, el ferezeo, el heveo y el jebuseo. 9 El rey de Jericó, uno;
el rey de Hai, que está al lado de Bet-el, otro; 10 el rey de Jerusalén, otro;
el rey de Hebrón, otro; 11 el rey de Jarmut, otro; el rey de Laquis, otro; 12 el
rey de Eglón, otro; el rey de Gezer, otro; 13 el rey de Debir, otro; el rey de
Geder, otro; 14 el rey de Horma, otro; el rey de Arad, otro; 15 el rey de Libna,
otro; el rey de Adulam, otro; 16 el rey de Maceda, otro; el rey de Bet-el, otro;
17 el rey de Tapúa, otro; el rey de Hefer, otro; 18 el rey de Afec, otro; el rey
de Sarón, otro; 19 el rey de Madón, otro; el rey de Hazor, otro; 20 el rey de
Simron-merón, otro; el rey de Acsaf, otro; 21 el rey de Taanac, otro; el rey de
Meguido, otro; 22 el rey de Cedes, otro; el rey de Jocneam del Carmelo, otro; 23
el rey de Dor, de la provincia de Dor, otro; el rey de Goim en Gilgal, otro; 24
el rey de Tirsa, otro; treinta y un reyes por todos.
Tierra aún sin conquistar
JOSUÉ 13
1 Siendo Josué ya viejo, entrado en años, Jehová le dijo: Tú eres ya viejo, de
edad avanzada, y queda aún mucha tierra por poseer. 2 Esta es la tierra que
queda: todos los territorios de los filisteos, y todos los de los gesureos; 3
desde Sihor, que está al oriente de Egipto, hasta el límite de Ecrón al norte,
que se considera de los cananeos; de los cinco príncipes de los filisteos, el
gazeo, el asdodeo, el ascaloneo, el geteo y el ecroneo; también los aveos; 4 al
sur toda la tierra de los cananeos, y Mehara, que es de los sidonios, hasta
Afec, hasta los límites del amorreo; 5 la tierra de los giblitas, y todo el
Líbano hacia donde sale el sol, desde Baal-gad al pie del monte Hermón, hasta la
entrada de Hamat; 6 todos los que habitan en las montañas desde el Líbano hasta
Misrefotmaim, todos los sidonios; yo los exterminaré delante de los hijos de
Israel; solamente repartirás tú por suerte el país a los israelitas por heredad,
como te he mandado. 7 Reparte, pues, ahora esta tierra en heredad a las nueve
tribus, y a la media tribu de Manasés.
8 Porque los rubenitas y gaditas y la otra mitad de Manasés recibieron ya su
heredad, la cual les dio Moisés al otro lado del Jordán al oriente, según se la
dio Moisés siervo de Jehová; 9 desde Aroer, que está a la orilla del arroyo de
Arnón, y la ciudad que está en medio del valle, y toda la llanura de Medeba,
hasta Dibón; 10 todas las ciudades de Sehón rey de los amorreos, el cual reinó
en Hesbón, hasta los límites de los hijos de Amón; 11 y Galaad, y los
territorios de los gesureos y de los maacateos, y todo el monte Hermón, y toda
la tierra de Basán hasta Salca; 12 todo el reino de Og en Basán, el cual reinó
en Astarot y en Edrei, el cual había quedado del resto de los refaítas; pues
Moisés los derrotó, y los echó. 13 Mas a los gesureos y a los maacateos no los
echaron los hijos de Israel, sino que Gesur y Maaca habitaron entre los
israelitas hasta hoy.
El territorio que distribuyó Moisés
14 Pero a la tribu de Leví no dio heredad; los sacrificios de Jehová Dios de
Israel son su heredad, como él les había dicho.
15 Dio, pues, Moisés a la tribu de los hijos de Rubén conforme a sus familias.
16 Y fue el territorio de ellos desde Aroer, que está a la orilla del arroyo de
Arnón, y la ciudad que está en medio del valle, y toda la llanura hasta Medeba;
17 Hesbón, con todas sus ciudades que están en la llanura; Dibón, Bamot-baal,
Bet-baal-meón, 18 Jahaza, Cademot, Mefaat, 19 Quiriataim, Sibma, Zaret-sahar en
el monte del valle, 20 Bet-peor, las laderas de Pisga, Bet-jesimot, 21 todas las
ciudades de la llanura, y todo el reino de Sehón rey de los amorreos, que reinó
en Hesbón, al cual derrotó Moisés, y a los príncipes de Madián, Evi, Requem,
Zur, Hur y Reba, príncipes de Sehón que habitaban en aquella tierra. 22 También
mataron a espada los hijos de Israel a Balaam el adivino, hijo de Beor, entre
los demás que mataron. 23 Y el Jordán fue el límite del territorio de los hijos
de Rubén. Esta fue la heredad de los hijos de Rubén conforme a sus familias,
estas ciudades con sus aldeas.
24 Dio asimismo Moisés a la tribu de Gad, a los hijos de Gad, conforme a sus
familias. 25 El territorio de ellos fue Jazer, y todas las ciudades de Galaad, y
la mitad de la tierra de los hijos de Amón hasta Aroer, que está enfrente de
Rabá. 26 Y desde Hesbón hasta Ramat-mizpa, y Betonim; y desde Mahanaim hasta el
límite de Debir; 27 y en el valle, Bet-aram, Bet-nimra, Sucot y Zafón, resto del
reino de Sehón rey de Hesbón; el Jordán y su límite hasta el extremo del mar de
Cineret al otro lado del Jordán, al oriente. 28 Esta es la heredad de los hijos
de Gad por sus familias, estas ciudades con sus aldeas.
29 También dio Moisés heredad a la media tribu de Manasés; y fue para la media
tribu de los hijos de Manasés, conforme a sus familias. 30 El territorio de
ellos fue desde Mahanaim, todo Basán, todo el reino de Og rey de Basán, y todas
las aldeas de Jair que están en Basán, sesenta poblaciones, 31 y la mitad de
Galaad, y Astarot y Edrei, ciudades del reino de Og en Basán, para los hijos de
Maquir hijo de Manasés, para la mitad de los hijos de Maquir conforme a sus
familias.
32 Esto es lo que Moisés repartió en heredad en los llanos de Moab, al otro lado
del Jordán de Jericó, al oriente. 33 Mas a la tribu de Leví no dio Moisés
heredad; Jehová Dios de Israel es la heredad de ellos, como él les había dicho.
Canaán repartida por suerte
JOSUÉ 14
1 Esto, pues, es lo que los hijos de Israel tomaron por heredad en la tierra de
Canaán, lo cual les repartieron el sacerdote Eleazar, Josué hijo de Nun, y los
cabezas de los padres de las tribus de los hijos de Israel. 2 Por suerte se les
dio su heredad, como Jehová había mandado a Moisés que se diera a las nueve
tribus y a la media tribu. 3 Porque a las dos tribus y a la media tribu les
había dado Moisés heredad al otro lado del Jordán; mas a los levitas no les dio
heredad entre ellos. 4 Porque los hijos de José fueron dos tribus, Manasés y
Efraín; y no dieron parte a los levitas en la tierra sino ciudades en que
morasen, con los ejidos de ellas para sus ganados y rebaños. 5 De la manera que
Jehová lo había mandado a Moisés, así lo hicieron los hijos de Israel en el
repartimiento de la tierra.
Caleb recibe Hebrón
6 Y los hijos de Judá vinieron a Josué en Gilgal; y Caleb, hijo de Jefone
cenezeo, le dijo: Tú sabes lo que Jehová dijo a Moisés, varón de Dios, en
Cades-barnea, tocante a mí y a ti. 7 Yo era de edad de cuarenta años cuando
Moisés siervo de Jehová me envió de Cades-barnea a reconocer la tierra; y yo le
traje noticias como lo sentía en mi corazón. 8 Y mis hermanos, los que habían
subido conmigo, hicieron desfallecer el corazón del pueblo; pero yo cumplí
siguiendo a Jehová mi Dios. 9 Entonces Moisés juró diciendo: Ciertamente la
tierra que holló tu pie será para ti, y para tus hijos en herencia perpetua, por
cuanto cumpliste siguiendo a Jehová mi Dios. 10 Ahora bien, Jehová me ha hecho
vivir, como él dijo, estos cuarenta y cinco años, desde el tiempo que Jehová
habló estas palabras a Moisés, cuando Israel andaba por el desierto; y ahora, he
aquí, hoy soy de edad de ochenta y cinco años. 11 Todavía estoy tan fuerte como
el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza
para la guerra, y para salir y para entrar. 12 Dame, pues, ahora este monte, del
cual habló Jehová aquel día; porque tú oíste en aquel día que los anaceos están
allí, y que hay ciudades grandes y fortificadas. Quizá Jehová estará conmigo, y
los echaré, como Jehová ha dicho.
13 Josué entonces le bendijo, y dio a Caleb hijo de Jefone a Hebrón por heredad.
14 Por tanto, Hebrón vino a ser heredad de Caleb hijo de Jefone cenezeo, hasta
hoy, por cuanto había seguido cumplidamente a Jehová Dios de Israel. 15 Mas el
nombre de Hebrón fue antes Quiriat-arba; porque Arba fue un hombre grande entre
los anaceos. Y la tierra descansó de la guerra.
El territorio de Judá
JOSUÉ 15
1 La parte que tocó en suerte a la tribu de los hijos de Judá, conforme a sus
familias, llegaba hasta la frontera de Edom, teniendo el desierto de Zin al sur
como extremo meridional. 2 Y su límite por el lado del sur fue desde la costa
del Mar Salado, desde la bahía que mira hacia el sur; 3 y salía hacia el sur de
la subida de Acrabim, pasando hasta Zin; y subiendo por el sur hasta
Cades-barnea, pasaba a Hezrón, y subiendo por Adar daba vuelta a Carca. 4 De
allí pasaba a Asmón, y salía al arroyo de Egipto, y terminaba en el mar. Este,
pues, os será el límite del sur. 5 El límite oriental es el Mar Salado hasta la
desembocadura del Jordán. Y el límite del lado del norte, desde la bahía del mar
en la desembocadura del Jordán; 6 y sube este límite por Bet-hogla, y pasa al
norte de Bet-arabá, y de aquí sube a la piedra de Bohán hijo de Rubén. 7 Luego
sube a Debir desde el valle de Acor; y al norte mira sobre Gilgal, que está
enfrente de la subida de Adumín, que está al sur del arroyo; y pasa hasta las
aguas de En-semes, y sale a la fuente de Rogel. 8 Y sube este límite por el
valle del hijo de Hinom al lado sur del jebuseo, que es Jerusalén. Luego sube
por la cumbre del monte que está enfrente del valle de Hinom hacia el occidente,
el cual está al extremo del valle de Refaim, por el lado del norte. 9 Y rodea
este límite desde la cumbre del monte hasta la fuente de las aguas de Neftoa, y
sale a las ciudades del monte de Efrón, rodeando luego a Baala, que es
Quiriat-jearim. 10 Después gira este límite desde Baala hacia el occidente al
monte de Seir; y pasa al lado del monte de Jearim hacia el norte, el cual es
Quesalón, y desciende a Bet-semes, y pasa a Timna. 11 Sale luego al lado de
Ecrón hacia el norte; y rodea a Sicrón, y pasa por el monte de Baala, y sale a
Jabneel y termina en el mar. 12 El límite del occidente es el Mar Grande. Este
fue el límite de los hijos de Judá, por todo el contorno, conforme a sus
familias.
Caleb conquista Hebrón y Debir
(Jue. 1.10-15)
13 Mas a Caleb hijo de Jefone dio su parte entre los hijos de Judá, conforme al
mandamiento de Jehová a Josué; la ciudad de Quiriat-arba padre de Anac, que es
Hebrón. 14 Y Caleb echó de allí a los tres hijos de Anac, a Sesai, Ahimán y
Talmai, hijos de Anac. 15 De aquí subió contra los que moraban en Debir; y el
nombre de Debir era antes Quiriat-sefer. 16 Y dijo Caleb: Al que atacare a
Quiriat-sefer, y la tomare, yo le daré mi hija Acsa por mujer. 17 Y la tomó
Otoniel, hijo de Cenaz hermano de Caleb; y él le dio su hija Acsa por mujer. 18
Y aconteció que cuando la llevaba, él la persuadió que pidiese a su padre
tierras para labrar. Ella entonces se bajó del asno. Y Caleb le dijo: ¿Qué
tienes? 19 Y ella respondió: Concédeme un don; puesto que me has dado tierra del
Neguev, dame también fuentes de aguas. El entonces le dio las fuentes de arriba,
y las de abajo.
Las ciudades de Judá
20 Esta, pues, es la heredad de la tribu de los hijos de Judá por sus familias.
21 Y fueron las ciudades de la tribu de los hijos de Judá en el extremo sur,
hacia la frontera de Edom: Cabseel, Edar, Jagur, 22 Cina, Dimona, Adada, 23
Cedes, Hazor, Itnán, 24 Zif, Telem, Bealot, 25 Hazor-hadata, Queriot, Hezrón
(que es Hazor), 26 Amam, Sema, Molada, 27 Hazar-gada, Hesmón, Bet-pelet, 28
Hazar-sual, Beerseba, Bizotia, 29 Baala, Iim, Esem, 30 Eltolad, Quesil, Horma,
31 Siclag, Madmana, Sansana, 32 Lebaot, Silhim, Aín y Rimón; por todas
veintinueve ciudades con sus aldeas.
33 En las llanuras, Estaol, Zora, Asena, 34 Zanoa, En-ganim, Tapúa, Enam, 35
Jarmut, Adulam, Soco, Azeca, 36 Saaraim, Aditaim, Gedera y Gederotaim; catorce
ciudades con sus aldeas.
37 Zenán, Hadasa, Migdal-gad, 38 Dileán, Mizpa, Jocteel, 39 Laquis, Boscat,
Eglón, 40 Cabón, Lahmam, Quitlis, 41 Gederot, Bet-dagón, Naama y Maceda;
dieciséis ciudades con sus aldeas.
42 Libna, Eter, Asán, 43 Jifta, Asena, Nezib, 44 Keila, Aczib y Maresa; nueve
ciudades con sus aldeas.
45 Ecrón con sus villas y sus aldeas. 46 Desde Ecrón hasta el mar, todas las que
están cerca de Asdod con sus aldeas.
47 Asdod con sus villas y sus aldeas; Gaza con sus villas y sus aldeas hasta el
río de Egipto, y el Mar Grande con sus costas.
48 Y en las montañas, Samir, Jatir, Soco, 49 Dana, Quiriat-sana (que es Debir);
50 Anab, Estemoa, Anim, 51 Gosén, Holón y Gilo; once ciudades con sus aldeas.
52 Arab, Duma, Esán, 53 Janum, Bet-tapúa, Afeca, 54 Humta, Quiriat-arba (la cual
es Hebrón) y Sior; nueve ciudades con sus aldeas.
55 Maón, Carmel, Zif, Juta, 56 Jezreel, Jocdeam, Zanoa, 57 Caín, Gabaa y Timna;
diez ciudades con sus aldeas.
58 Halhul, Bet-sur, Gedor, 59 Maarat, Bet-anot y Eltecón; seis ciudades con sus
aldeas.
60 Quiriat-baal (que es Quiriat-jearim) y Rabá; dos ciudades con sus aldeas.
61 En el desierto, Bet-arabá, Midín, Secaca, 62 Nibsán, la Ciudad de la Sal y
Engadi; seis ciudades con sus aldeas.
63 Mas a los jebuseos que habitaban en Jerusalén, los hijos de Judá no pudieron
arrojarlos; y ha quedado el jebuseo en Jerusalén con los hijos de Judá hasta
hoy.
Territorio de Efraín y de Manasés
JOSUÉ 16
1 Tocó en suerte a los hijos de José desde el Jordán de Jericó hasta las aguas
de Jericó hacia el oriente, hacia el desierto que sube de Jericó por las
montañas de Bet-el. 2 Y de Bet-el sale a Luz, y pasa a lo largo del territorio
de los arquitas hasta Atarot, 3 y baja hacia el occidente al territorio de los
jafletitas, hasta el límite de Bet-horón la de abajo, y hasta Gezer; y sale al
mar.
4 Recibieron, pues, su heredad los hijos de José, Manasés y Efraín.
5 Y en cuanto al territorio de los hijos de Efraín por sus familias, el límite
de su heredad al lado del oriente fue desde Atarot-adar hasta Bet-horón la de
arriba. 6 Continúa el límite hasta el mar, y hasta Micmetat al norte, y da
vuelta hacia el oriente hasta Taanat-silo, y de aquí pasa a Janoa. 7 De Janoa
desciende a Atarot y a Naarat, y toca Jericó y sale al Jordán. 8 Y de Tapúa se
vuelve hacia el mar, al arroyo de Caná, y sale al mar. Esta es la heredad de la
tribu de los hijos de Efraín por sus familias. 9 Hubo también ciudades que se
apartaron para los hijos de Efraín en medio de la heredad de los hijos de
Manasés, todas ciudades con sus aldeas. 10 Pero no arrojaron al cananeo que
habitaba en Gezer; antes quedó el cananeo en medio de Efraín, hasta hoy, y fue
tributario.
JOSUÉ 17
1 Se echaron también suertes para la tribu de Manasés, porque fue primogénito de
José. Maquir, primogénito de Manasés y padre de Galaad, el cual fue hombre de
guerra, tuvo Galaad y Basán. 2 Se echaron también suertes para los otros hijos
de Manasés conforme a sus familias: los hijos de Abiezer, los hijos de Helec,
los hijos de Asriel, los hijos de Siquem, los hijos de Hefer y los hijos de
Semida; éstos fueron los hijos varones de Manasés hijo de José, por sus
familias.
3 Pero Zelofehad hijo de Hefer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés,
no tuvo hijos sino hijas, los nombres de las cuales son estos: Maala, Noa,
Hogla, Milca y Tirsa. 4 Estas vinieron delante del sacerdote Eleazar y de Josué
hijo de Nun, y de los príncipes, y dijeron: Jehová mandó a Moisés que nos diese
heredad entre nuestros hermanos. Y él les dio heredad entre los hermanos del
padre de ellas, conforme al dicho de Jehová. 5 Y le tocaron a Manasés diez
partes además de la tierra de Galaad y de Basán que está al otro lado del
Jordán, 6 porque las hijas de Manasés tuvieron heredad entre sus hijos; y la
tierra de Galaad fue de los otros hijos de Manasés.
7 Y fue el territorio de Manasés desde Aser hasta Micmetat, que está enfrente de
Siquem; y va al sur, hasta los que habitan en Tapúa. 8 La tierra de Tapúa fue de
Manasés; pero Tapúa misma, que está junto al límite de Manasés, es de los hijos
de Efraín. 9 Desciende este límite al arroyo de Caná, hacia el sur del arroyo.
Estas ciudades de Efraín están entre las ciudades de Manasés; y el límite de
Manasés es desde el norte del mismo arroyo, y sus salidas son al mar. 10 Efraín
al sur, y Manasés al norte, y el mar es su límite; y se encuentra con Aser al
norte, y con Isacar al oriente. 11 Tuvo también Manasés en Isacar y en Aser a
Bet-seán y sus aldeas, a Ibleam y sus aldeas, a los moradores de Dor y sus
aldeas, a los moradores de Endor y sus aldeas, a los moradores de Taanac y sus
aldeas, y a los moradores de Meguido y sus aldeas; tres provincias. 12 Mas los
hijos de Manasés no pudieron arrojar a los de aquellas ciudades; y el cananeo
persistió en habitar en aquella tierra. 13 Pero cuando los hijos de Israel
fueron lo suficientemente fuertes, hicieron tributario al cananeo, mas no lo
arrojaron.
14 Y los hijos de José hablaron a Josué, diciendo: ¿Por qué nos has dado por
heredad una sola suerte y una sola parte, siendo nosotros un pueblo tan grande,
y que Jehová nos ha bendecido hasta ahora? 15 Y Josué les respondió: Si sois
pueblo tan grande, subid al bosque, y haceos desmontes allí en la tierra de los
ferezeos y de los refaítas, ya que el monte de Efraín es estrecho para vosotros.
16 Y los hijos de José dijeron: No nos bastará a nosotros este monte; y todos
los cananeos que habitan la tierra de la llanura, tienen carros herrados; los
que están en Bet-seán y en sus aldeas, y los que están en el valle de Jezreel.
17 Entonces Josué respondió a la casa de José, a Efraín y a Manasés, diciendo:
Tú eres gran pueblo, y tienes grande poder; no tendrás una sola parte, 18 sino
que aquel monte será tuyo; pues aunque es bosque, tú lo desmontarás y lo
poseerás hasta sus límites más lejanos; porque tú arrojarás al cananeo, aunque
tenga carros herrados, y aunque sea fuerte.
Territorios de las demás tribus
JOSUÉ 18
1 Toda la congregación de los hijos de Israel se reunió en Silo, y erigieron
allí el tabernáculo de reunión, después que la tierra les fue sometida.
2 Pero habían quedado de los hijos de Israel siete tribus a las cuales aún no
habían repartido su posesión. 3 Y Josué dijo a los hijos de Israel: ¿Hasta
cuándo seréis negligentes para venir a poseer la tierra que os ha dado Jehová el
Dios de vuestros padres? 4 Señalad tres varones de cada tribu, para que yo los
envíe, y que ellos se levanten y recorran la tierra, y la describan conforme a
sus heredades, y vuelvan a mí. 5 Y la dividirán en siete partes; y Judá quedará
en su territorio al sur, y los de la casa de José en el suyo al norte. 6
Vosotros, pues, delinearéis la tierra en siete partes, y me traeréis la
descripción aquí, y yo os echaré suertes aquí delante de Jehová nuestro Dios. 7
Pero los levitas ninguna parte tienen entre vosotros, porque el sacerdocio de
Jehová es la heredad de ellos; Gad también y Rubén, y la media tribu de Manasés,
ya han recibido su heredad al otro lado del Jordán al oriente, la cual les dio
Moisés siervo de Jehová.
8 Levantándose, pues, aquellos varones, fueron; y mandó Josué a los que iban
para delinear la tierra, diciéndoles: Id, recorred la tierra y delineadla, y
volved a mí, para que yo os eche suertes aquí delante de Jehová en Silo. 9
Fueron, pues, aquellos varones y recorrieron la tierra, delineándola por
ciudades en siete partes en un libro, y volvieron a Josué al campamento en Silo.
10 Y Josué les echó suertes delante de Jehová en Silo; y allí repartió Josué la
tierra a los hijos de Israel por sus porciones.
11 Y se sacó la suerte de la tribu de los hijos de Benjamín conforme a sus
familias; y el territorio adjudicado a ella quedó entre los hijos de Judá y los
hijos de José. 12 Fue el límite de ellos al lado del norte desde el Jordán, y
sube hacia el lado de Jericó al norte; sube después al monte hacia el occidente,
y viene a salir al desierto de Bet-avén. 13 De allí pasa en dirección de Luz, al
lado sur de Luz (que es Bet-el), y desciende de Atarot-adar al monte que está al
sur de Bet-horón la de abajo. 14 Y tuerce hacia el oeste por el lado sur del
monte que está delante de Bet-horón al sur; y viene a salir a Quiriat-baal (que
es Quiriat-jearim), ciudad de los hijos de Judá. Este es el lado del occidente.
15 El lado del sur es desde el extremo de Quiriat-jearim, y sale al occidente, a
la fuente de las aguas de Neftoa; 16 y desciende este límite al extremo del
monte que está delante del valle del hijo de Hinom, que está al norte en el
valle de Refaim; desciende luego al valle de Hinom, al lado sur del jebuseo, y
de allí desciende a la fuente de Rogel. 17 Luego se inclina hacia el norte y
sale a En-semes, y de allí a Gelilot, que está delante de la subida de Adumín, y
desciende a la piedra de Bohán hijo de Rubén, 18 y pasa al lado que está
enfrente del Arabá, y desciende al Arabá. 19 Y pasa el límite al lado norte de
Bet-hogla, y termina en la bahía norte del Mar Salado, a la extremidad sur del
Jordán; este es el límite sur. 20 Y el Jordán era el límite al lado del oriente.
Esta es la heredad de los hijos de Benjamín por sus límites alrededor, conforme
a sus familias.
21 Las ciudades de la tribu de los hijos de Benjamín, por sus familias, fueron
Jericó, Bet-hogla, el valle de Casis, 22 Bet-arabá, Zemaraim, Bet-el, 23 Avim,
Pará, Ofra, 24 Quefar-haamoni, Ofni y Geba; doce ciudades con sus aldeas; 25
Gabaón, Ramá, Beerot, 26 Mizpa, Cafira, Mozah, 27 Requem, Irpeel, Tarala, 28
Zela, Elef, Jebús (que es Jerusalén), Gabaa y Quiriat; catorce ciudades con sus
aldeas. Esta es la heredad de los hijos de Benjamín conforme a sus familias.
JOSUÉ 19
1 La segunda suerte tocó a Simeón, para la tribu de los hijos de Simeón conforme
a sus familias; y su heredad fue en medio de la heredad de los hijos de Judá. 2
Y tuvieron en su heredad a Beerseba, Seba, Molada, 3 Hazar-sual, Bala, Ezem, 4
Eltolad, Betul, Horma, 5 Siclag, Bet-marcabot, Hazar-susa, 6 Bet-lebaot y
Saruhén; trece ciudades con sus aldeas; 7 Aín, Rimón, Eter y Asán; cuatro
ciudades con sus aldeas; 8 y todas las aldeas que estaban alrededor de estas
ciudades hasta Baalat-beer, que es Ramat del Neguev. Esta es la heredad de la
tribu de los hijos de Simeón conforme a sus familias. 9 De la suerte de los
hijos de Judá fue sacada la heredad de los hijos de Simeón, por cuanto la parte
de los hijos de Judá era excesiva para ellos; así que los hijos de Simeón
tuvieron su heredad en medio de la de Judá.
10 La tercera suerte tocó a los hijos de Zabulón conforme a sus familias; y el
territorio de su heredad fue hasta Sarid. 11 Y su límite sube hacia el occidente
a Marala, y llega hasta Dabeset, y de allí hasta el arroyo que está delante de
Jocneam; 12 y gira de Sarid hacia el oriente, hacia donde nace el sol, hasta el
límite de Quislot-tabor, sale a Daberat, y sube a Jafía. 13 Pasando de allí
hacia el lado oriental a Gat-hefer y a Ita- cazín, sale a Rimón rodeando a Nea.
14 Luego, al norte, el límite gira hacia Hanatón, viniendo a salir al valle de
Jefte-el; 15 y abarca Catat, Naalal, Simrón, Idala y Belén; doce ciudades con
sus aldeas. 16 Esta es la heredad de los hijos de Zabulón conforme a sus
familias; estas ciudades con sus aldeas.
17 La cuarta suerte correspondió a Isacar, a los hijos de Isacar conforme a sus
familias. 18 Y fue su territorio Jezreel, Quesulot, Sunem, 19 Hafaraim, Sihón,
Anaharat, 20 Rabit, Quisión, Abez, 21 Remet, En-ganim, En-hada y Bet-pases. 22 Y
llega este límite hasta Tabor, Sahazima y Bet-semes, y termina en el Jordán;
dieciséis ciudades con sus aldeas. 23 Esta es la heredad de la tribu de los
hijos de Isacar conforme a sus familias; estas ciudades con sus aldeas.
24 La quinta suerte correspondió a la tribu de los hijos de Aser conforme a sus
familias. 25 Y su territorio abarcó Helcat, Halí, Betén, Acsaf, 26 Alamelec,
Amad y Miseal; y llega hasta Carmelo al occidente, y a Sihorlibnat. 27 Después
da vuelta hacia el oriente a Bet-dagón y llega a Zabulón, al valle de Jefte-el
al norte, a Bet-emec y a Neiel, y sale a Cabul al norte. 28 Y abarca a Hebrón,
Rehob, Hamón y Caná, hasta la gran Sidón. 29 De allí este límite tuerce hacia
Ramá, y hasta la ciudad fortificada de Tiro, y gira hacia Hosa, y sale al mar
desde el territorio de Aczib. 30 Abarca también Uma, Afec y Rehob; veintidós
ciudades con sus aldeas. 31 Esta es la heredad de la tribu de los hijos de Aser
conforme a sus familias; estas ciudades con sus aldeas.
32 La sexta suerte correspondió a los hijos de Neftalí conforme a sus familias.
33 Y abarcó su territorio desde Helef, Alón-saananim, Adami- neceb y Jabneel,
hasta Lacum, y sale al Jordán. 34 Y giraba el límite hacia el occidente a
Aznot-tabor, y de allí pasaba a Hucoc, y llegaba hasta Zabulón al sur, y al
occidente confinaba con Aser, y con Judá por el Jordán hacia donde nace el sol.
35 Y las ciudades fortificadas son Sidim, Zer, Hamat, Racat, Cineret, 36 Adama,
Ramá, Hazor, 37 Cedes, Edrei, En-hazor, 38 Irón, Migdal-el, Horem, Bet-anat y
Bet-semes; diecinueve ciudades con sus aldeas. 39 Esta es la heredad de la tribu
de los hijos de Neftalí conforme a sus familias; estas ciudades con sus aldeas.
40 La séptima suerte correspondió a la tribu de los hijos de Dan conforme a sus
familias. 41 Y fue el territorio de su heredad, Zora, Estaol, Ir-semes, 42
Saalabín, Ajalón, Jetla, 43 Elón, Timnat, Ecrón, 44 Elteque, Gibetón, Baalat, 45
Jehúd, Bene-berac, Gat-rimón, 46 Mejarcón y Racón, con el territorio que está
delante de Jope. 47 Y les faltó territorio a los hijos de Dan; y subieron los
hijos de Dan y combatieron a Lesem, y tomándola la hirieron a filo de espada, y
tomaron posesión de ella y habitaron en ella; y llamaron a Lesem, Dan, del
nombre de Dan su padre. 48 Esta es la heredad de la tribu de los hijos de Dan
conforme a sus familias; estas ciudades con sus aldeas.
49 Y después que acabaron de repartir la tierra en heredad por sus territorios,
dieron los hijos de Israel heredad a Josué hijo de Nun en medio de ellos; 50
según la palabra de Jehová, le dieron la ciudad que él pidió, Timnat-sera, en el
monte de Efraín; y él reedificó la ciudad y habitó en ella.
51 Estas son las heredades que el sacerdote Eleazar, y Josué hijo de Nun, y los
cabezas de los padres, entregaron por suerte en posesión a las tribus de los
hijos de Israel en Silo, delante de Jehová, a la entrada del tabernáculo de
reunión; y acabaron de repartir la tierra.
Josué señala ciudades de refugio
JOSUÉ 20
1 Habló Jehová a Josué, diciendo: 2 Habla a los hijos de Israel y diles:
Señalaos las ciudades de refugio, de las cuales yo os hablé por medio de Moisés,
3 para que se acoja allí el homicida que matare a alguno por accidente y no a
sabiendas; y os servirán de refugio contra el vengador de la sangre. 4 Y el que
se acogiere a alguna de aquellas ciudades, se presentará a la puerta de la
ciudad, y expondrá sus razones en oídos de los ancianos de aquella ciudad; y
ellos le recibirán consigo dentro de la ciudad, y le darán lugar para que habite
con ellos. 5 Si el vengador de la sangre le siguiere, no entregarán en su mano
al homicida, por cuanto hirió a su prójimo por accidente, y no tuvo con él
ninguna enemistad antes. 6 Y quedará en aquella ciudad hasta que comparezca en
juicio delante de la congregación, y hasta la muerte del que fuere sumo
sacerdote en aquel tiempo; entonces el homicida podrá volver a su ciudad y a su
casa y a la ciudad de donde huyó.
7 Entonces señalaron a Cedes en Galilea, en el monte de Neftalí, Siquem en el
monte de Efraín, y Quiriat-arba (que es Hebrón) en el monte de Judá. 8 Y al otro
lado del Jordán al oriente de Jericó, señalaron a Beser en el desierto, en la
llanura de la tribu de Rubén, Ramot en Galaad de la tribu de Gad, y Golán en
Basán de la tribu de Manasés. 9 Estas fueron las ciudades señaladas para todos
los hijos de Israel, y para el extranjero que morase entre ellos, para que se
acogiese a ellas cualquiera que hiriese a alguno por accidente, a fin de que no
muriese por mano del vengador de la sangre, hasta que compareciese delante de la
congregación.
Ciudades de los levitas
(1 Cr. 6.54-81)
JOSUÉ 21
1 Los jefes de los padres de los levitas vinieron al sacerdote Eleazar, a Josué
hijo de Nun y a los cabezas de los padres de las tribus de los hijos de Israel,
2 y les hablaron en Silo en la tierra de Canaán, diciendo: Jehová mandó por
medio de Moisés que nos fuesen dadas ciudades donde habitar, con sus ejidos para
nuestros ganados. 3 Entonces los hijos de Israel dieron de su propia herencia a
los levitas, conforme al mandato de Jehová, estas ciudades con sus ejidos.
4 Y la suerte cayó sobre las familias de los coatitas; y los hijos de Aarón el
sacerdote, que eran de los levitas, obtuvieron por suerte de la tribu de Judá,
de la tribu de Simeón y de la tribu de Benjamín, trece ciudades.
5 Y los otros hijos de Coat obtuvieron por suerte diez ciudades de las familias
de la tribu de Efraín, de la tribu de Dan y de la media tribu de Manasés.
6 Los hijos de Gersón obtuvieron por suerte, de las familias de la tribu de
Isacar, de la tribu de Aser, de la tribu de Neftalí y de la media tribu de
Manasés en Basán, trece ciudades.
7 Los hijos de Merari según sus familias obtuvieron de la tribu de Rubén, de la
tribu de Gad y de la tribu de Zabulón, doce ciudades.
8 Dieron, pues, los hijos de Israel a los levitas estas ciudades con sus ejidos,
por suertes, como había mandado Jehová por conducto de Moisés.
9 De la tribu de los hijos de Judá, y de la tribu de los hijos de Simeón, dieron
estas ciudades que fueron nombradas, 10 las cuales obtuvieron los hijos de Aarón
de las familias de Coat, de los hijos de Leví; porque para ellos fue la suerte
en primer lugar. 11 Les dieron Quiriat-arba del padre de Anac, la cual es
Hebrón, en el monte de Judá, con sus ejidos en sus contornos. 12 Mas el campo de
la ciudad y sus aldeas dieron a Caleb hijo de Jefone, por posesión suya.
13 Y a los hijos del sacerdote Aarón dieron Hebrón con sus ejidos como ciudad de
refugio para los homicidas; además, Libna con sus ejidos, 14 Jatir con sus
ejidos, Estemoa con sus ejidos, 15 Holón con sus ejidos, Debir con sus ejidos,
16 Aín con sus ejidos, Juta con sus ejidos y Bet-semes con sus ejidos; nueve
ciudades de estas dos tribus; 17 y de la tribu de Benjamín, Gabaón con sus
ejidos, Geba con sus ejidos, 18 Anatot con sus ejidos, Almón con sus ejidos;
cuatro ciudades. 19 Todas las ciudades de los sacerdotes hijos de Aarón son
trece con sus ejidos.
20 Mas las familias de los hijos de Coat, levitas, los que quedaban de los hijos
de Coat, recibieron por suerte ciudades de la tribu de Efraín. 21 Les dieron
Siquem con sus ejidos, en el monte de Efraín, como ciudad de refugio para los
homicidas; además, Gezer con su ejidos, 22 Kibsaim con sus ejidos y Bet-horón
con sus ejidos; cuatro ciudades. 23 De la tribu de Dan, Elteque con sus ejidos,
Gibetón con sus ejidos, 24 Ajalón con sus ejidos y Gat-rimón con sus ejidos;
cuatro ciudades. 25 Y de la media tribu de Manasés, Taanac con sus ejidos y
Gat-rimón con sus ejidos; dos ciudades. 26 Todas las ciudades para el resto de
las familias de los hijos de Coat fueron diez con sus ejidos.
27 A los hijos de Gersón de las familias de los levitas, dieron de la media
tribu de Manasés a Golán en Basán con sus ejidos como ciudad de refugio para los
homicidas, y además, Beestera con sus ejidos; dos ciudades. 28 De la tribu de
Isacar, Cisón con sus ejidos, Daberat con sus ejidos, 29 Jarmut con sus ejidos y
En-ganim con sus ejidos; cuatro ciudades. 30 De la tribu de Aser, Miseal con sus
ejidos, Abdón con sus ejidos, 31 Helcat con sus ejidos y Rehob con sus ejidos;
cuatro ciudades. 32 Y de la tribu de Neftalí, Cedes en Galilea con sus ejidos
como ciudad de refugio para los homicidas, y además, Hamot-dor con sus ejidos y
Cartán con sus ejidos; tres ciudades. 33 Todas las ciudades de los gersonitas
por sus familias fueron trece ciudades con sus ejidos.
34 Y a las familias de los hijos de Merari, levitas que quedaban, se les dio de
la tribu de Zabulón, Jocneam con sus ejidos, Carta con sus ejidos, 35 Dimna con
sus ejidos y Naalal con sus ejidos; cuatro ciudades. 36 Y de la tribu de Rubén,
Beser con sus ejidos, Jahaza con sus ejidos, 37 Cademot con sus ejidos y Mefaat
con sus ejidos; cuatro ciudades. 38 De la tribu de Gad, Ramot de Galaad con sus
ejidos como ciudad de refugio para los homicidas; además, Mahanaim con sus
ejidos, 39 Hesbón con sus ejidos y Jazer con sus ejidos; cuatro ciudades. 40
Todas las ciudades de los hijos de Merari por sus familias, que restaban de las
familias de los levitas, fueron por sus suertes doce ciudades.
41 Y todas las ciudades de los levitas en medio de la posesión de los hijos de
Israel, fueron cuarenta y ocho ciudades con sus ejidos. 42 Y estas ciudades
estaban apartadas la una de la otra, cada cual con sus ejidos alrededor de ella;
así fue con todas estas ciudades.
Israel ocupa la tierra
43 De esta manera dio Jehová a Israel toda la tierra que había jurado dar a sus
padres, y la poseyeron y habitaron en ella. 44 Y Jehová les dio reposo
alrededor, conforme a todo lo que había jurado a sus padres; y ninguno de todos
sus enemigos pudo hacerles frente, porque Jehová entregó en sus manos a todos
sus enemigos. 45 No faltó palabra de todas las buenas promesas que Jehová había
hecho a la casa de Israel; todo se cumplió.
El altar junto al Jordán
JOSUÉ 22
1 Entonces Josué llamó a los rubenitas, a los gaditas, y a la media tribu de
Manasés, 2 y les dijo: Vosotros habéis guardado todo lo que Moisés siervo de
Jehová os mandó, y habéis obedecido a mi voz en todo lo que os he mandado. 3 No
habéis dejado a vuestros hermanos en este largo tiempo hasta el día de hoy, sino
que os habéis cuidado de guardar los mandamientos de Jehová vuestro Dios. 4
Ahora, pues, que Jehová vuestro Dios ha dado reposo a vuestros hermanos, como lo
había prometido, volved, regresad a vuestras tiendas, a la tierra de vuestras
posesiones, que Moisés siervo de Jehová os dio al otro lado del Jordán. 5
Solamente que con diligencia cuidéis de cumplir el mandamiento y la ley que
Moisés siervo de Jehová os ordenó: que améis a Jehová vuestro Dios, y andéis en
todos sus caminos; que guardéis sus mandamientos, y le sigáis a él, y le sirváis
de todo vuestro corazón y de toda vuestra alma. 6 Y bendiciéndolos, Josué los
despidió, y se fueron a sus tiendas.
7 También a la media tribu de Manasés había dado Moisés posesión en Basán; mas a
la otra mitad dio Josué heredad entre sus hermanos a este lado del Jordán, al
occidente; y también a éstos envió Josué a sus tiendas, después de haberlos
bendecido. 8 Y les habló diciendo: Volved a vuestras tiendas con grandes
riquezas, con mucho ganado, con plata, con oro, y bronce, y muchos vestidos;
compartid con vuestros hermanos el botín de vuestros enemigos. 9 Así los hijos
de Rubén y los hijos de Gad y la media tribu de Manasés, se volvieron,
separándose de los hijos de Israel, desde Silo, que está en la tierra de Canaán,
para ir a la tierra de Galaad, a la tierra de sus posesiones, de la cual se
habían posesionado conforme al mandato de Jehová por conducto de Moisés.
10 Y llegando a los límites del Jordán que está en la tierra de Canaán, los
hijos de Rubén y los hijos de Gad y la media tribu de Manasés edificaron allí un
altar junto al Jordán, un altar de grande apariencia. 11 Y los hijos de Israel
oyeron decir que los hijos de Rubén y los hijos de Gad y la media tribu de
Manasés habían edificado un altar frente a la tierra de Canaán, en los límites
del Jordán, del lado de los hijos de Israel. 12 Cuando oyeron esto los hijos de
Israel, se juntó toda la congregación de los hijos de Israel en Silo, para subir
a pelear contra ellos.
13 Y enviaron los hijos de Israel a los hijos de Rubén y a los hijos de Gad y a
la media tribu de Manasés en tierra de Galaad, a Finees hijo del sacerdote
Eleazar, 14 y a diez príncipes con él: un príncipe por cada casa paterna de
todas las tribus de Israel, cada uno de los cuales era jefe de la casa de sus
padres entre los millares de Israel. 15 Los cuales fueron a los hijos de Rubén y
a los hijos de Gad y a la media tribu de Manasés, en la tierra de Galaad, y les
hablaron diciendo: 16 Toda la congregación de Jehová dice así: ¿Qué transgresión
es esta con que prevaricáis contra el Dios de Israel para apartaros hoy de
seguir a Jehová, edificándoos altar para ser rebeldes contra Jehová? 17 ¿No ha
sido bastante la maldad de Peor, de la que no estamos aún limpios hasta este
día, por la cual vino la mortandad en la congregación de Jehová, 18 para que
vosotros os apartéis hoy de seguir a Jehová? Vosotros os rebeláis hoy contra
Jehová, y mañana se airará él contra toda la congregación de Israel. 19 Si os
parece que la tierra de vuestra posesión es inmunda, pasaos a la tierra de la
posesión de Jehová, en la cual está el tabernáculo de Jehová, y tomad posesión
entre nosotros; pero no os rebeléis contra Jehová, ni os rebeléis contra
nosotros, edificándoos altar además del altar de Jehová nuestro Dios. 20 ¿No
cometió Acán hijo de Zera prevaricación en el anatema, y vino ira sobre toda la
congregación de Israel? Y aquel hombre no pereció solo en su iniquidad.
21 Entonces los hijos de Rubén y los hijos de Gad y la media tribu de Manasés
respondieron y dijeron a los cabezas de los millares de Israel: 22 Jehová Dios
de los dioses, Jehová Dios de los dioses, él sabe, y hace saber a Israel: si fue
por rebelión o por prevaricación contra Jehová, no nos salves hoy. 23 Si nos
hemos edificado altar para volvernos de en pos de Jehová, o para sacrificar
holocausto u ofrenda, o para ofrecer sobre él ofrendas de paz, el mismo Jehová
nos lo demande. 24 Lo hicimos más bien por temor de que mañana vuestros hijos
digan a nuestros hijos: ¿Qué tenéis vosotros con Jehová Dios de Israel? 25
Jehová ha puesto por lindero el Jordán entre nosotros y vosotros, oh hijos de
Rubén e hijos de Gad; no tenéis vosotros parte en Jehová; y así vuestros hijos
harían que nuestros hijos dejasen de temer a Jehová. 26 Por esto dijimos:
Edifiquemos ahora un altar, no para holocausto ni para sacrificio, 27 sino para
que sea un testimonio entre nosotros y vosotros, y entre los que vendrán después
de nosotros, de que podemos hacer el servicio de Jehová delante de él con
nuestros holocaustos, con nuestros sacrificios y con nuestras ofrendas de paz; y
no digan mañana vuestros hijos a los nuestros: Vosotros no tenéis parte en
Jehová. 28 Nosotros, pues, dijimos: Si aconteciere que tal digan a nosotros, o a
nuestras generaciones en lo por venir, entonces responderemos: Mirad el símil
del altar de Jehová, el cual hicieron nuestros padres, no para holocaustos o
sacrificios, sino para que fuese testimonio entre nosotros y vosotros. 29 Nunca
tal acontezca que nos rebelemos contra Jehová, o que nos apartemos hoy de seguir
a Jehová, edificando altar para holocaustos, para ofrenda o para sacrificio,
además del altar de Jehová nuestro Dios que está delante de su tabernáculo.
30 Oyendo Finees el sacerdote y los príncipes de la congregación, y los jefes de
los millares de Israel que con él estaban, las palabras que hablaron los hijos
de Rubén y los hijos de Gad y los hijos de Manasés, les pareció bien todo ello.
31 Y dijo Finees hijo del sacerdote Eleazar a los hijos de Rubén, a los hijos de
Gad y a los hijos de Manasés: Hoy hemos entendido que Jehová está entre
nosotros, pues que no habéis intentado esta traición contra Jehová. Ahora habéis
librado a los hijos de Israel de la mano de Jehová.
32 Y Finees hijo del sacerdote Eleazar, y los príncipes, dejaron a los hijos de
Rubén y a los hijos de Gad, y regresaron de la tierra de Galaad a la tierra de
Canaán, a los hijos de Israel, a los cuales dieron la respuesta. 33 Y el asunto
pareció bien a los hijos de Israel, y bendijeron a Dios los hijos de Israel; y
no hablaron más de subir contra ellos en guerra, para destruir la tierra en que
habitaban los hijos de Rubén y los hijos de Gad. 34 Y los hijos de Rubén y los
hijos de Gad pusieron por nombre al altar Ed; porque testimonio es entre
nosotros que Jehová es Dios.
Exhortación de Josué al pueblo
JOSUÉ 23
1 Aconteció, muchos días después que Jehová diera reposo a Israel de todos sus
enemigos alrededor, que Josué, siendo ya viejo y avanzado en años, 2 llamó a
todo Israel, a sus ancianos, sus príncipes, sus jueces y sus oficiales, y les
dijo: Yo ya soy viejo y avanzado en años. 3 Y vosotros habéis visto todo lo que
Jehová vuestro Dios ha hecho con todas estas naciones por vuestra causa; porque
Jehová vuestro Dios es quien ha peleado por vosotros. 4 He aquí os he repartido
por suerte, en herencia para vuestras tribus, estas naciones, así las destruidas
como las que quedan, desde el Jordán hasta el Mar Grande, hacia donde se pone el
sol. 5 Y Jehová vuestro Dios las echará de delante de vosotros, y las arrojará
de vuestra presencia; y vosotros poseeréis sus tierras, como Jehová vuestro Dios
os ha dicho. 6 Esforzaos, pues, mucho en guardar y hacer todo lo que está
escrito en el libro de la ley de Moisés, sin apartaros de ello ni a diestra ni a
siniestra; 7 para que no os mezcléis con estas naciones que han quedado con
vosotros, ni hagáis mención ni juréis por el nombre de sus dioses, ni los
sirváis, ni os inclinéis a ellos. 8 Mas a Jehová vuestro Dios seguiréis, como
habéis hecho hasta hoy. 9 Pues ha arrojado Jehová delante de vosotros grandes y
fuertes naciones, y hasta hoy nadie ha podido resistir delante de vuestro
rostro. 10 Un varón de vosotros perseguirá a mil; porque Jehová vuestro Dios es
quien pelea por vosotros, como él os dijo. 11 Guardad, pues, con diligencia
vuestras almas, para que améis a Jehová vuestro Dios. 12 Porque si os
apartareis, y os uniereis a lo que resta de estas naciones que han quedado con
vosotros, y si concertareis con ellas matrimonios, mezclándoos con ellas, y
ellas con vosotros, 13 sabed que Jehová vuestro Dios no arrojará más a estas
naciones delante de vosotros, sino que os serán por lazo, por tropiezo, por
azote para vuestros costados y por espinas para vuestros ojos, hasta que
perezcáis de esta buena tierra que Jehová vuestro Dios os ha dado.
14 Y he aquí que yo estoy para entrar hoy por el camino de toda la tierra;
reconoced, pues, con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, que no ha
faltado una palabra de todas las buenas palabras que Jehová vuestro Dios había
dicho de vosotros; todas os han acontecido, no ha faltado ninguna de ellas. 15
Pero así como ha venido sobre vosotros toda palabra buena que Jehová vuestro
Dios os había dicho, también traerá Jehová sobre vosotros toda palabra mala,
hasta destruiros de sobre la buena tierra que Jehová vuestro Dios os ha dado, 16
si traspasareis el pacto de Jehová vuestro Dios que él os ha mandado, yendo y
honrando a dioses ajenos, e inclinándoos a ellos. Entonces la ira de Jehová se
encenderá contra vosotros, y pereceréis prontamente de esta buena tierra que él
os ha dado.
Discurso de despedida de Josué
JOSUÉ 24
1 Reunió Josué a todas las tribus de Israel en Siquem, y llamó a los ancianos de
Israel, sus príncipes, sus jueces y sus oficiales; y se presentaron delante de
Dios. 2 Y dijo Josué a todo el pueblo: Así dice Jehová, Dios de Israel: Vuestros
padres habitaron antiguamente al otro lado del río, esto es, Taré, padre de
Abraham y de Nacor; y servían a dioses extraños. 3 Y yo tomé a vuestro padre
Abraham del otro lado del río, y lo traje por toda la tierra de Canaán, y
aumenté su descendencia, y le di Isaac. 4 A Isaac di Jacob y Esaú. Y a Esaú di
el monte de Seir, para que lo poseyese; pero Jacob y sus hijos descendieron a
Egipto. 5 Y yo envié a Moisés y a Aarón, y herí a Egipto, conforme a lo que hice
en medio de él, y después os saqué. 6 Saqué a vuestros padres de Egipto; y
cuando llegaron al mar, los egipcios siguieron a vuestros padres hasta el Mar
Rojo con carros y caballería. 7 Y cuando ellos clamaron a Jehová, él puso
oscuridad entre vosotros y los egipcios, e hizo venir sobre ellos el mar, el
cual los cubrió; y vuestros ojos vieron lo que hice en Egipto. Después
estuvisteis muchos días en el desierto. 8 Yo os introduje en la tierra de los
amorreos, que habitaban al otro lado del Jordán, los cuales pelearon contra
vosotros; mas yo los entregué en vuestras manos, y poseísteis su tierra, y los
destruí de delante de vosotros. 9 Después se levantó Balac hijo de Zipor, rey de
los moabitas, y peleó contra Israel; y envió a llamar a Balaam hijo de Beor,
para que os maldijese. 10 Mas yo no quise escuchar a Balaam, por lo cual os
bendijo repetidamente, y os libré de sus manos. 11 Pasasteis el Jordán, y
vinisteis a Jericó, y los moradores de Jericó pelearon contra vosotros: los
amorreos, ferezeos, cananeos, heteos, gergeseos, heveos y jebuseos, y yo los
entregué en vuestras manos. 12 Y envié delante de vosotros tábanos, los cuales
los arrojaron de delante de vosotros, esto es, a los dos reyes de los amorreos;
no con tu espada, ni con tu arco. 13 Y os di la tierra por la cual nada
trabajasteis, y las ciudades que no edificasteis, en las cuales moráis; y de las
viñas y olivares que no plantasteis, coméis.
14 Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad
de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado
del río, y en Egipto; y servid a Jehová. 15 Y si mal os parece servir a Jehová,
escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros
padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos
en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.
16 Entonces el pueblo respondió y dijo: Nunca tal acontezca, que dejemos a
Jehová para servir a otros dioses; 17 porque Jehová nuestro Dios es el que nos
sacó a nosotros y a nuestros padres de la tierra de Egipto, de la casa de
servidumbre; el que ha hecho estas grandes señales, y nos ha guardado por todo
el camino por donde hemos andado, y en todos los pueblos por entre los cuales
pasamos. 18 Y Jehová arrojó de delante de nosotros a todos los pueblos, y al
amorreo que habitaba en la tierra; nosotros, pues, también serviremos a Jehová,
porque él es nuestro Dios.
19 Entonces Josué dijo al pueblo: No podréis servir a Jehová, porque él es Dios
santo, y Dios celoso; no sufrirá vuestras rebeliones y vuestros pecados. 20 Si
dejareis a Jehová y sirviereis a dioses ajenos, él se volverá y os hará mal, y
os consumirá, después que os ha hecho bien. 21 El pueblo entonces dijo a Josué:
No, sino que a Jehová serviremos. 22 Y Josué respondió al pueblo: Vosotros sois
testigos contra vosotros mismos, de que habéis elegido a Jehová para servirle. Y
ellos respondieron: Testigos somos. 23 Quitad, pues, ahora los dioses ajenos que
están entre vosotros, e inclinad vuestro corazón a Jehová Dios de Israel. 24 Y
el pueblo respondió a Josué: A Jehová nuestro Dios serviremos, y a su voz
obedeceremos. 25 Entonces Josué hizo pacto con el pueblo el mismo día, y les dio
estatutos y leyes en Siquem. 26 Y escribió Josué estas palabras en el libro de
la ley de Dios; y tomando una gran piedra, la levantó allí debajo de la encina
que estaba junto al santuario de Jehová. 27 Y dijo Josué a todo el pueblo: He
aquí esta piedra nos servirá de testigo, porque ella ha oído todas las palabras
que Jehová nos ha hablado; será, pues, testigo contra vosotros, para que no
mintáis contra vuestro Dios. 28 Y envió Josué al pueblo, cada uno a su posesión.
Muerte de Josué
(Jue. 2.6-10)
29 Después de estas cosas murió Josué hijo de Nun, siervo de Jehová, siendo de
ciento diez años. 30 Y le sepultaron en su heredad en Timnat-sera, que está en
el monte de Efraín, al norte del monte de Gaas.
31 Y sirvió Israel a Jehová todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los
ancianos que sobrevivieron a Josué y que sabían todas las obras que Jehová había
hecho por Israel.
Sepultura de los huesos de José en Siquem
32 Y enterraron en Siquem los huesos de José, que los hijos de Israel habían
traído de Egipto, en la parte del campo que Jacob compró de los hijos de Hamor
padre de Siquem, por cien piezas de dinero; y fue posesión de los hijos de José.
Muerte de Eleazar
33 También murió Eleazar hijo de Aarón, y lo enterraron en el collado de Finees
su hijo, que le fue dado en el monte de Efraín.